miércoles, julio 10, 2019

EN MEMORIA DE HERMAN LEJTER

HERMAN LEJTER

La última vez fue hace cuatro meses. Era la tarde de un día cualquiera en la estación “Los dos caminos” mientras él esperaba el Metro que lo llevaría a Petare. Hablamos poco y caímos en el recuerdo conjunto del Gran Ausente, el argentino aquel que le cambió el camino y la ruta a muchos de nuestros artistas.
Hoy sabemos que tenía planes para un gran montaje, pero ya no se podrá porque Herman Lejter, una de las principales figuras de la dirección, producción y docencia teatral en Venezuela, así como célebre organizador y promotor de eventos ligados al histrionismo, ingresó a la historia de las artes venezolanas por la  puerta grande de los que cumplieron su misión.
 Nació en Santa Teresa del Tuy el 26 de julio de 1935, debiendo residenciarse en Caracas, para estudiar Sociología y Antropología en la Universidad Central de Venezuela. Comenzó su actividad teatral con quienes luego conformarían la generación más importante de dramaturgos, actores y directores teatrales de la historia venezolana: la “Santísima Trinidad”: Isaac Chocrón, Román Chalbaud y José Ignacio Cabrujas, en los años sesenta. Irá también a la Universidad de la Sorbona en Francia a aprobar un doctorado, trabajando también en teatro, cine y televisión, cuenta amenamente Isaac Morales Fernández.
 De regreso en Venezuela, Herman conoce y trabaja con importantes figuras del quehacer teatral del momento en Caracas como Enrique Izaguirre, Rubén Monasterios, Elizabeth Schön, Leonardo Azpárren Giménez, entre otros. Está tras bastidores y en ficha técnica de diferentes montajes, pero su gran aporte al teatro venezolano comienza el 6 de junio de 1972 cuando estrena bajo su dirección la obra Los criminales del también mirandino Rodolfo Santana. Luego, en 1974 llevó a escena bajo su dirección Las torres y el viento de César Rengifo, en el teatro Municipal, espectáculo que disfrutamos.
 Perteneció luego a la junta directiva del Teatro Profesional de Venezuela. Más tarde, en 1978, en compañía de Rubén Monasterios, recopila diferentes materiales de trabajo e informes de grupos teatrales y, con criterio reflexivo, publica el libro Formación para un teatro del tercer mundo, auspiciado por el CONAC. En 1983 dirige Souflé para dos voces de Salvador Garmendia e Ídolos encontrados de Carlos Fraga. En 1984 dirige Whisky & cocaína de Thaís Erminy. Dirige telenovelas en VTV y RCTV, y filma para VTV El día que se acabó el petróleo, escrita por Cabrujas e Íbsen Martínez, con la que gana el Premio Iberoamericano de Televisión. Se encarga de la dirección general y luego de la dirección sectorial de teatro del CONAC, entre 1985 y 1996.
Fue director de cultura de la UCV y dirigió el Teatro Universitario de allí y el de Maracay. En 1993, la edición especial de la paradigmática obra teatral Triángulo de Chalbaud, Cabrujas y Chocrón, fue dedicada a él como Maestro del teatro venezolano. Ese mismo año trabaja en la fundación de la Compañía Regional de Teatro de Miranda, centralizada en Santa Teresa del Tuy, y que lamentablemente desapareció a los pocos años. En 1995 organiza con gran éxito el 1er Festival Municipal de Compañías Regionales de Teatro en su pueblo natal Santa Teresa del Tuy, con grupos de toda Venezuela, en donde no hubo sala que no se llenara, evento que marcó un hito en la historia cultural de nuestro pueblo. Esta actividad fue parte de su gestión como funcionario del CONAC, cargo que aprovechó para intentar desarrollar el teatro en las provincias y pueblos venezolanos y, por supuesto, empezando por su terruño. También a su gestión se debió la fundación del Instituto Universitario de Teatro (IUDET).
 En 1996, sale del CONAC. En 1999 trabajó en la oficina de Planificación, Desarrollo y Presupuesto del sector Cultura. Hoy, desde 2006, trabajaba en la oficina de Asuntos Culturales de la Cancillería General de la República Bolivariana de Venezuela, y siempre, desde su cercana lejanía, mantiene comunicación y relación (y preocupación) con el lamentablemente cada vez más decaído ámbito teatral en el Municipio Independencia.
Cabe destacar que en Guanare, capital del estado Portuguesa, el Centro Teatral de Occidente lleva el epónimo de “Herman Lejter”, donde este año se realizara otra edición de su Festival Internacional, a mediados el venidero noviembre.
La semilla sembrada por Herman ha dado y seguirá dando sus frutos. Hay gente que sigue sus huellas.

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