Un espectaculo que merece verse por su recreación histórica y su puesta en escena. |
Derrotándose a sí mismo, Johnny Gavlovski (Caracas, 1960) logró
pergeñar el texto y dirigir su espectáculo Orquesta de señoritas en Macuto,
exquisita comedia muy venezolana que hizo temporada en el Auditorio Comunitario
Jaime Zighelboim de CSCD Hebraica.
Se
trata de un depurado divertimento que Gavlovski pudo crear para El Nuevo Grupo de Teatro de Hebraica durante
los últimos ocho meses, trabajando a partir
de textos de Jean Anouil y Oscar Yánez
y con relatos de su mamá Inda Epelboim. Ambientó a sus personajes
en el Hotel Miramar de Macuto, precisamente
durante el aciago febrero de 1942, cuando una escuadra de submarinos nazis hundió cinco tanqueros
estadounidenses y uno criollo, en el Golfo de Venezuela, con lamentable saldo de
numerosos muertos y heridos.
Y ahí plasmó un diestro elenco de actrices y actores
quienes dan vida a “una orquesta compuesta
por señoritas” y un diestro pianista; pero toda la vivaz agrupación es engañada por un famoso ladrón de las 100 caras, quien llega a
robar y enamorar a las mujeres, abusando de su
indetectable disfraz de travestido.
Con
esta obra, bien estructurada en sus básicos mecanismos de acción e intriga,
Gavlovski demuestra que no es un autor amargado, sino un escritor diestro, que
necesita tiempo y, por supuesto, apoyo financiero para escenificar sus
invenciones, para lo cual contó, en este caso, con el soporte de Dita Cohen, la
gran mecenas del teatro venezolano. Hay que felicitarlo por rescatar esas
páginas casi ocultas del pasado, precisamente en la siniestra Segunda Guerra
Mundial, y recordar el peligro en que estuvo este país, a pesar del paraguas
gringo.
Del
amplio elenco hay que resaltar los trabajos de Nissim Cojocaru, Abraham Jaifón,
Morella Biaggini e Irene Russo; así como los acabados de la escenografía,
maquillaje y diseño de vestuario, todos a cargo de Oscar Briceño, y la impecable producción artística de Andrés
Vásquez. ¡Ojalá que puedan hacer una temporada
más larga!
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