Indira Paez lo cuenta todo de su trabajo |
La escritora
venezolana Indira Páez trabaja en Miami desde
2008 pero no desaparece de los escenarios caraqueños y como muestra está el plausible hecho de que sendas obras suyas, prototipos del
llamado microteatro – Vidas cruzadas
y La
audición - participan en el Festival de Teatro ¼ en Urban Cuplé, el cual
culminará el próximo 21 de septiembre.
Conocí al
microteatro en Miami, puntualiza Indira, “gracias a Jorge Monge (que lo dirige
acá para el Centro Cultural Español), además de Manuel Mendoza (que fue quien primero me habló
del formato) y a Esmeralda Velásquez, actriz argentina que produjo Armadas
hasta los dientes , una adaptación de uno de los cuadros de mi texto Locas,
trasnochadas y melancólicas . Ese primer trabajo para el microteatro
de acá lo dirigió Leandro Fernández y lo
interpretaron Esmeralda y Sandra Velasco. Me encantó el resultado y seguí
escribiendo para la franquicia. Cuando Dairo Piñeres me dijo que lo haría
en Venezuela, me alegré muchísimo. El formato es muy dinámico, y sé que de la
mano de un genio como Dairo, será un éxito siempre. Claro que el microteatro no
es un invento reciente... Recuerdo el Festival de Teatro Breve César Rengifo
que se hacía en Petare, por ejemplo, y en el cual participé como actriz hace
muchos años, en una pieza de César Rojas... y más atrás, la dramaturgia siempre
ha ofrecido alternativas cortas. Basta echar un ojo a los entremeses de
Cervantes”.
-¿Le gusta ese formato?
-Me encanta. Para
mí, que escribo por cuadros, es ideal. Como tú bien lo sabes, mis obras suelen
ser "collages" de textos hilvanados por una temática común. Así que
escribir una pieza de 15 minutos se me hace una delicia. Me cuesta mucho
escribir largo.
-¿Qué exige
el microteatro?
-Capacidad de
síntesis. El reto es construir una buena historia, con introducción, nudo y
desenlace, en 15 minutos. Ver un viaje de los personajes, una transformación,
un conflicto sólido que sea realmente teatral. No puede haber desperdicio. Hay
que enganchar desde el primer parlamento. El formato es un honor a la velocidad
de nuestros tiempos.
-¿Qué limites impone y cómo superarlos?
-Yo no veo
límites. Veo posibilidades. Veo una experiencia con el espectador. Recuerdo que
durante los años 80, Elio Palencia convirtió
al apartamento modelo del actual Parque
Central, donde funciona ahora el Laboratorio Teatral Anna Julia Rojas, que
comanda ahora Carmen “La Negra” Jiménez, en una gran fiesta teatral que se
llamó City Tour en noche de estrellas, donde en cada cuarto había una
pieza escrita y dirigida por alguien distinto, la gente podía verlas todas o lo
que quisiera, mientras bebían y compartían. Eran los tiempos de Carlos Giménez y su
Rajatabla. El espacio escénico era otro protagonista. Eso me encanta.
-¿Cuál es su característica especial?
-La velocidad, la
variedad, la posibilidad de convocar un público distinto... ¡Eso es casi
una revolución para estos tiempos!
-¿Tiene futuro ese formato o es pura moda?
-No sólo tiene
futuro, tiene pasado, que es más importante... por lo tanto, no, no es pura
moda.
-¿Hay espectadores que prefieren algo más extenso?
--Hay para todos
los gustos...
-¿Qué ha pasado con su otro teatro?
-Este año se
estrenó acá, en Miami, Ni tan divas, ni tan muertas , con
Sandra Velasco, Rosalinda Rodríguez y Pedro Pablo Porras. La dirección estuvo a
cargo de Osvaldo Strongoli y la producción de Teatro Para Todos... la obra
estuvo unas diez semanas en cartelera, con gran éxito de público y crítica,
gracias a Dios. Es una comedia de enredos, que habla de las relaciones entre
una madre y una hija que tienen mucho que reclamarse... y lo hacen después de
muertas. Dairo tiene los derechos para hacerla en Caracas, espero que
pronto lo haga.
-¿La televisión donde se quedó?
-Gracias a Dios,
sigo en Telemundo, de la mano de mis amados Roberto Stopello, Perla Farías y
Juan Marcos Blanco. Feliz y con mucho trabajo, preparada para el estreno de la
nueva novela de Stopello: Señora Acero . Cruzando los dedos!
-¿Con su vida privada cómo van las cosas?
-Contenta con mis
hijos, con mis afectos, con la bonita familia elegida que tengo en este país
que me ha tratado tan bien... dando gracias a Dios cada día por las lecciones
aprendidas y viviendo un día a la vez.
-¿Y el regreso?
-Pero…Edgard,
recién estoy llegando, amo a mi país, a mis padres…pero por ahora no.
Brama desde
Florida
Indira Páez (Puerto Cabello, 19 de febrero de
1968), casada dos veces y divorciada otras tantas, con dos hijos. Durante los últimos años ha tenido que reinventarse,
reconstruirse y reaprenderse. No le ha sido difícil insertarse en el mundo
mayamero, porque “afortunadamente, Beatriz Urgüelles montó acá, hace un par de
años, mi obra Crónicas desquiciadas,
bajo la dirección de Manuel Mendoza para el Festival de Teatro Hispano, en
representación de Venezuela y como una producción de Venevisión. Así mi nombre
se dio a conocer en la comunidad artística, que es mínima. Luego el mismo
Mendoza hizo Esperanza inútil,
pieza que escribí con Dairo Piñeres. También la produjo Beatriz y la
protagonizó Alicia Plaza. Ambos espectáculos fueron bien recibidos, entonces
cuando me mudé, ya la gente me conocía, porque esta ciudad de veintipico de
millones de habitantes, es en realidad un pueblito de cuatro calles en donde
todo el mundo se conoce, especialmente la comunidad hispana, bohemia, teatrera
y hedonista. Así…que nada, los escritores no tenemos geografía, ni direcciones
postales, y mucho menos nuestros afectos no desaparecen”, brama desde Florida.
Teatros
Aspira poder llevar al papel la totalidad de sus
textos teatrales, por ahora los tiene en Word, una buena parte, y hasta quiere
incursionar en los libros electrónicos, pensando en la mayor difusión. Mientras
tanto aquí tiene una relación, no muy actualizada, sin contar los plagios que
hacen de sus obras: La princesa triste (1996).
Había una vez un teatro (1997). Primero muerta que bañada en sangre (1998). Esperanza inútil (1998). Fabricantes de sueños (1999). Oriana en la Luna (2001). Crónicas
desquiciadas (2002). Amanecí
como con ganas de morirme (2003).
Locas, trasnochadas y melancólicas
(2003). De velo y corona (2007). Angustias de la mediana edad (2007). Mujeres de par en par,
recopilación de textos” (Miami, 2009). Sonrisa
vertical (Miami, 2010). Hombres de bar en bar (Miami, 2012).
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