Jan Vidal, Julie Restifo y Javier Vidal |
Un grupo de actores se citan en un escenario para contar y cantar una
fábula sobre un país llamado Asia y el lejano oriente , cuyos
habitantes han decido venderlo y luego repartirse la ganancia entre todos
ellos. Ese espectáculo, escrito por
Isaac Chocrón (Maracay, 1930/Caracas, 2011) se estrenó el pasado 26 de
septiembre en el Teatro Trasnocho, bajo la dirección de Javier Vidal.
Vidal explica que la idea de representar ese texto partió de Carlos
Scoffio (Image Producciones), “cuando nos pidió a la Fundación Isaac Chocrón los derechos de autor para su montaje. Me
propuso que la dirigiera, acepté y contrapuse la realización de una versión
para teatro musical que la obra asomó en su tiempo tímidamente. Su vigencia y
compromiso político son más comprometidos y el vigor juvenil no cesa. He
asumido el reto de montar un clásico del teatro criollo”.
-¿Tiene vigencia?
-En una entrevista con la periodista Miyó Vestrini, Chocrón confesaba que sus obras
quizás se entenderán pasados los años. No sé si tenía razón, pero medio siglo
después de haberla escrito Asia y el lejano oriente se convierte en un arma cultural que moverá
algo más que las consciencias y donde
“tirios y troyanos” se verán retratados. La pieza es una fábula contada por
unos actores que dramatizan cómo un pueblo vende a su país para después
repartirse la paga. El desamor, la reacción de una guerrilla urbana, la
burguesía nostálgica de que todo pasará para volver a lo mismo, la inutilidad
de la inteligentzia, la paquidérmica
burocracia… y todos felices porque van a vender la patria para tener unos
churupitos y ¿marcharse? ¿exiliarse? ¿A quién se le vende el país? ¿Quién lo
compra? ¿Quién lo quiere? ¿Dónde va a parar la Patria? ¿Se convierte el pueblo
en un apátrida? Claro, advierte el autor, es una fábula que ocurre en un país
lejano ¿Tiene vigencia? Pregunto yo ahora.
-¿Chocrón visionario o como
economista quiso hacer una tormenta de cerebros?
-Chocrón era economista y sefardita. Escribió una obra que causó
sorpresa en el 1966 cuando se adelantó a los movimientos juveniles como el del
Rajatabla con su Tu país está feliz y en su
montaje del 1985 fue más nostálgico que político. Ahora, en este 2014, es la
concreción de una visión. Chocrón activó, como buen artista, sus antenas parabólicas
y podía leer el futuro mejor que un cartomántico. Llegó a decir que Venezuela
era un “clima” pero más adelante afirmó que era un supermercado. Todo se vende,
se compra… un país o un hombre (como en OK). Posiblemente en estos momentos
nuestros gobernantes (con la vista gorda de la oposición) estén vendiendo el
alma, y parte del cuerpo, de nuestro país sin pasar por un plebiscito y sin
siquiera repartírnoslo entre todos. Reitero que Asia y
el lejano oriente es una fábula y
eso no pasa ni está pasando en Venezuela.
- ¿Qué hizo con el texto?
-Visitarlo. Lo traté a como a un clásico. Con respeto. No quise darle
una lectura simple (como las de 1966 y 1985 que hizo Román Chalbaud) ni
alterativa. Busqué una lectura “alternativa” que convoque al contexto y a un
público que desconoce a sus clásicos. Absorbí el espíritu de la obra y elaboré
algunos líricos que terminaron reconstruyéndose en las manos de los
compositores Federico Ruiz y Santos Palazzi. Ya en el montaje del 1985 hubo
bailes firmados por Vicente Nebrada, en esta oportunidad hay 16 números
musicales bajo la coreografía de Luz Urdaneta. No hay localismos ni giros
urbanos. Apenas se apunta el término “mototaxi” como guiño del caos urbano de
las megalópolis. Abrimos con un oppening de
sandunga balcánica… siguen
impertérritos los burgueses que añoran un tiempo pasado que se les fue cantando
un vals andino; una pareja de
enamorados se despide de sus nubes, sus rocas y su bucólico amor en una balada romántica; gente de a pie que ríe
a barriga llena y sufre al ritmo de bolero;
asaltantes de parque que dejan de robar en cha
cha cha; oficinistas que dejan de trabajar por un país que desaparecerá a
ritmo de jazz/Fosse; intelectuales que redactan manifiestos de inútil protesta
en salsa casino bajo el slogan muy de
los sesenta: “¡El cambio va!” (¿se acuerdan cuando ganó Caldera I en 1968?);
estudiantes que se orientan por el No (a la venta) dinamitando puentes que
explotan en sus caras en reguee con
algo de ska; el tango sureño de la resistencia bélica; los gritos del Aleluya de un
godspell al único Ser Supremo que
ahora los regirá como ciudadanos sin patria o el son de los taxis y mototaxis que invaden la oriental ciudad de Asia
hasta la bachata final de un saludo
coral: “¿Cuánto vale tu país?” que es el único lírico compuesto fuera del texto
pero con el espíritu de la totalidad de la obra escrita del maestro
Chocrón.
-¿Satisfecho?
-Completamente. Ha sido un trabajo duro y precioso como un diamante. Un
equipo muy trabajador que en las actuales condiciones que vive el teatro
privado e independiente se hacen cuesta arriba. Pero todo el equipo, los diez
actores y asistentes han realizado un esfuerzo titánico impagable. Son unos
artistas que aman su profesión y su patria. Mi agradecimiento a Image
Producciones por rastrearse con tamaña aventura en las personas de Chepita
Gómez Sigala, Marbella Molina y Carlos Scoffio. Y mi incondicionalidad a mis
adorados, mis románticos, mis amados actores.
Ficha técnica
En Asia y el lejano oriente hay
actores de primera línea que comparten con jóvenes talentosos que se inician en
la aventura de teatralizar un país. El veterano Gonzalo Velutini (lo estrenó
Enrique Benshimol) es Pepe; la actriz y directora Julie Restifo como Mati (en
su estreno Hilda Breer, actriz y cantante lírica residenciada en Alemania); el
brillante y privilegiado Gerardo Soto es Goyo; la dulce Gladys Seco, la
preciosa Bella; el joven actor, director y actor Oswaldo Maccio es Ángel; la
portentosa Natalia Román es Titi (la estrenó Doris Wells); el recién premiado
como dramaturgo Fernando Azpúrua es Bobo, la más joven del equipo Fabiola Arace
es Ana; el energizante Jan Vidal-Restifo, Rudy, y la novata Marla Flores
interpreta a Beba. Asistentes de escena: Sergio Malpica y Stephanie Bor. Federico
Ruiz & Santos Palazzi compositores. Luz Urdaneta, coreografía. Vestuario de
Silvia Vidal; ambientación Carlos Medina y luces de Martin Flores. Producción
de María Eugenia Romero y Carlos Scoffio para Image Producciones.
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