La presencia
pública, notoria y profesional del grupo Theja comenzó con el espectáculo Fulgor y muerte de Joaquín Murrieta,
basado en la pieza homónima de Pablo Neruda, en el teatro del Ateneo de Caracas
(cuando existía la quinta Ramia) en mayo de 1974. Para festejar los 40 años de
ese rumboso y exitoso viaje teatral, su director-fundador José Simón Escalona
Acosta ha escrito y montado su pieza Rumberas,
la cual será estrenada el 26 de septiembre en el Espacio Plural del Trasnocho
Cultural.
CONTRA EL EMBUSTE
Escalona
subraya que “somos nuestra historia, nuestras vivencias, y como dramaturgo,
parafraseando a García Márquez, nos hace escritor la forma como las contamos,
no la realidad de las experiencias. Pienso que cuando nos revisamos, en la
historia particular, nacional y/o universal, nos reencontramos con nosotros
mismos, descubrimos mucho de lo que somos, como individuo, como sociedad, como
parte de una minoría o mayoría social. Nos visitamos como pueblo y como gente.
Hablar de la juventud del inicio de los 80, en este país, es apostar a no
olvidar, a que nadie nos cambie nuestra propia historia. Adverso esa “cultura”
del embuste, de la mentira repetida muchas veces para inventar nuevas verdades
que encubren una burla a los que tenemos memoria. Mi historia es la que yo viví
y vivo, la que sentí y siento, la que me hice en la lectura y el estudio metódico,
en el ejercicio de vivir. No me quedaré callado avalando una historia falseada”.
VISTA AL PASADO CERCANO
Puntualiza
Escalona que los personajes de su Rumberas son jóvenes marginados por su condición, no
solo sexual sino por la diáspora de la inmigración que conformó nuestra
cultura, recordando a José Ignacio Cabrujas, “nuestra identidad consiste en no
tener identidad”, el maestro nos recordaba que somos, al menos en ese tiempo,
una mezcla de identidades. “La democracia venezolana fue generosa con todos los
pueblos pobres de Latinoamérica, y antes acogió la inmigración europea que
buscaba esperanza después de las guerras mundiales del siglo pasado. Aquí se
asentaron, aquí tuvieron oportunidades de desarrollarse y en compensación
colaboraron con engrandecer al país. Por supuesto que no me olvido de los
pobres y desplazados que vinieron a Venezuela en la deslumbrante democracia
ejemplo para el continente que se inició en los 60, colapsando la estructura
sanitaria, educativa, de vivienda y trabajo del país. Tuvimos que cargar con la
pobreza circunvecina. La democracia no podía cerrar las fronteras a esa
inmigración depauperada y tampoco tuvo la destreza política y económica para
incluirlos en el desarrollo nacional, no tenían educación ni oficio y
acrecentaron la miseria social. También fuimos refugio de los perseguidos
políticos por dictaduras de la región. Recuerdo como recibimos en el teatro a
artistas chilenos, argentinos, uruguayos. Ellos encontraron en el teatro, en
los periódicos, en la cultura, una manera de ganarse la vida. Rumberas
no es una tesis sobre esa realidad
social, pero respira el país a inicio de la década de los 80. Jóvenes con
sueños, algunos sin el talento ni la preparación para alcanzar la realización
profesional, pero el espíritu, el impulso de ser mejores, aspiracional, es algo
que tenía la juventud de ese entonces de una manera más “inocente”. Creo que
hoy día hay un materialismo y ambición de riquezas que superan las barreras
éticas. Creo que Rumberas intenta repasar
algo de eso que fuimos en contraste con lo que somos hoy día”.
TEATRO IRREVERENTE
Escalona
pretende que la gente presente en Rumberas
se entretenga y que al mismo tiempo
pueda discutir una posible lectura de la obra. “Vivimos una rumba, ilusoria, y
en ese sentido creo que ambas épocas tienen un signo que necesita de
reflexiones y acciones.
Comenta que “al inicio de los años 80 cierta crítica
nos tildo de homófilos perversos, porque
le descubrimos al público una cara menos divertida de la vida gay. Lo
sorprendimos revelándole un aspecto amargo, transgresor para las miradas
superficiales sobre la homosexualidad y sus consecuencias. Hoy día soy más
benigno con el público, quizás, y por supuesto con los personajes. Son
entrañables y creo que conmoverán al público pero al mismo tiempo lo
incomodaran. Nuestro teatro siempre es irreverente y Rumberas
lo es”.
NACHO HUETT
El elenco de
Rumberas lo encabeza Nacho Huett, un actor emblema del Theja, no solo por su
brillo y reconocida calidad, sino porque es un ejemplo del actor-performista
Theja. “Iniciamos los ensayos sin su presencia, con un grupo de actores
seleccionados entre los nuevos profesionales, todos egresados de talleres y con
alto nivel de estudios teatrales, algunos con más experiencia que otros. Fue
una manera de introducirlos en un taller-montaje a nuestro estilo. Lo hicimos
de un modo distinto al de los Talleres de Jóvenes Artistas, pero bajo los
mismos lineamientos artísticos. Cerca del estreno, integramos a Nacho, que ha
sido una luz, una guía, un ejemplo del trabajo del actor de nuestra agrupación.
Me siento agradecido de tenerlo en este espectáculo, y también a cada uno de los
jóvenes talentos que nos acompañan como son Kelvis Martínez, Juan Guzmán, Gerardo Lugo,
Omar Salas y Carlos H. Pérez”, puntualiza
Escalona.
15 de 34
Rumberas, reconoce Escalona, es su pieza original número 15 llevada a escena,
pero tiene obras sin estrenar como Alzao,
Ejecutivas, Burdel y Marineros; además de los monólogos La
Jefa y La Viuda , que conforman el espectáculo Tipo Tipas . Tampoco cuenta sus
versiones, algunas muy libres, sobre autores clásicos que suman 12. Siempre esa
escribiendo, en este momento también desarrolla otra obra, la numero 34. Cree
que por primera vez saca la cuenta. “Siempre me obligas a hacer tareas y
memoria. Es posible que me olvide de algunas”, comenta.
CABARET
Rumberas
es un espectáculo de cabaret, con canciones de las grandes divas o rumberas
tropicales de los años 40 del cine mexicano. Son seis personajes, todos
masculinos, a inicios de los años 80 y en un bar de Sabana Grande, quienes se
empeñan en revivir el brillo de la época de las rumberas, como un homenaje, con
pretensiones culturales, pero que al mismo tiempo les sirva para inaugurar un
Cabaret Teatro. Los personajes se travisten en María Antonieta Pons, Meche
Barba, Ninón Sevilla, Amalia Aguilar y Rosa Carmina, rememorando también a
Carmen Miranda y Tongolele. La música disco de inicios de los 80 como Fame
de Irene Cara, los boleros de Los
Panchos y los Mambos de Pérez Prados completan la banda musical del
espectáculo.
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