La
agrupación Agoteatro viaja a Florida, United States of America, para
presentarse con su espectáculo Memoria
del silencio, versión escénica de la novela de Uva de Aragón, los días 3, 4 y 5 del próximo octubre.
Virginia
Aponte, directora y autora de la versión escénica, comenta que Agoteatro hacia el estado de Florida el 2 de
octubre, donde se presentan en el Koubek Center del Miami Dade
College. “En esta ocasión estamos
promoviendo una obra de autora cubana, montada por venezolanos, porque queremos
estrechar lazos de encuentro y reconciliación en la esperanza que esa decisión
nuestra se vuelva un camino para abrir diálogos necesarios. La idea es
encontrarnos con las posibilidades del teatro latino en Miami donde se han
radicado mucho venezolanos y desde hace más de medio siglo es la mayor y más
importante colonia cubana en el exilio. Tenemos pendiente viajar a Chile,
a finales de enero del 2015, porque estamos
invitados al Festival Internacional de Teatro Popular que organiza
ENTEPOLAChile. Y por último para noviembre del 2015 estamos proyectando viajar
al Festival de teatro en La Habana”.
-¿Cómo organizaron esta gira?
-Esta gira a Miami
está organizada principalmente por Uva de Aragón, autora de la pieza que nace
de su novela del mismo nombre, Memoria del silencio; ella es
una mujer incansable en su quehacer por recuperar la memoria pérdida de nuestra
patria, Cuba, y la gira ha contado con el apoyo de miembros de la colonia
cubana radicada en Miami y los estudiantes venezolanos de la FIU (Universidad
Internacional de la Florida). Siendo Agoteatro un grupo nacido de la
Universidad Católica Andrés Bello, nuestros lazos con otras universidades es
algo permanente.
-¿Qué siente ahora
al viajar para contar una historia donde hay sangre de su sangre?
-Si Edgard, tienes
razón al decir que es una historia que es parte de "mi sangre",
porque nací en Cuba y tuve que salir de mi patria a la edad de 14 años y
llegar a Venezuela a hacer de este país mi segunda patria. Me toca muy cerca la
historia que narramos porque es el relato de quienes hemos sufrido la
separación y la pérdida de afectos y nuestras raíces han
sido cortadas y hemos caminado con la memoria silenciada. porque
está queda en suspenso desde el momento en que te ves obligado a dejar "tu
casa". Hay una pregunta que se hace una de las protagonistas en
la obra que me golpéa siempre que la escucho: “¿Qué es una casa para el que no tiene
país? Yo no tengo patria…Yo
quiero a Cuba pero Cuba no me quiere a mí...”
-¿Nostalgia?
-Cuando has
salido exilado de tu país, hay un espacio que no puedes recuperar en tu
vida y en mi caso, aunque Venezuela ha sido mi patria igualmente querida,
existe ese vació con el cual se vive en la nostalgia y el dolor de lo perdido.
Por eso el volver a Cuba con esta pieza es quizás la posibilidad de darle
respuesta a esa pregunta que me persigue...y que se resume en la respuesta a
la pregunta que yo necesito responderme: ¿Cuba no me quiere a mí...?
Canción de Navidad
Al
regresar de Miami y antes de viajar a
Chile, AGOteatro celebrará los 15 años de haber estrenado, Canción de Navidad. Virginia comenta que “este año logramos una
meta invaluable para todos, como grupo teatral y como fundación, que es la
permanencia en un público que cada año nos recibe con la misma ilusión
del día que la estrenamos en 1999. Agoteatro, Teatro UCAB y Medatia
consiguen este logro como resultado del esfuerzo común de
sostener un trabajo de pedagogía teatral y de trabajo comunitario que camina
hacia los 20 años de iniciado. Esta pieza ha sido el principal sostén
económico de la Fundación Medatia y muchos de ese público lo saben y nos
apoyan. Y es por eso que desde hace 15 años nos reunimos año tras
año para dejar un mensaje de encuentro, reconciliación y de paz que
no vamos a dejar de compartir especialmente en este 2014. Es curioso
como las razones motivadoras de nuestro trabajo se reúnen también en,
Memoria
del silencio, y nos lleva a la idea y al mensaje que se vuelve uno: "Encuentro,
reconciliación y paz para todos
Memoria del silencio
Virginia Aponte y su AGOteatro, veinteañera agrupación profesional de
exalumnos de la Universidad Católica Andrés Bello, insisten en mostrar en
Estados Unidos su espectáculo, bien actuado y de amargo rotulo
poético. Memoria del silencio es vital e importante para el ahora de Venezuela y
América entera, porque replantea un descarnado análisis desde la razón,
la sinrazón y los sentimientos de las existencias de quienes viven o
vivieron el proceso revolucionario de Cuba, iniciado aquel 1 de enero de 1959. Memoria del silencio es el testimonio de las hermanas
Lauri y Menchu, separadas por la revolución. Una, a los 18 años, va a Estados
Unidos para seguir a su amado Robertico, y la otra se queda en La Habana por
estar con su adorado Lázaro. Después de 40 años, cuando ya no disfrutan sus
caballeros, se reúnen y materializan sus historias vividas desde
experiencias tan distintas que podrían parecer irreconciliables. Tal
reencuentro les permite soltar fantasmas creados durante cuatro
décadas de silencios y martirios, y es así cuando se preguntan si conocieron la
felicidad, o si todos fueron sueños o espejismos fugaces. Y cuando
despiertan deben proseguir su ruta hacia la salida, tras admitir que fue
engaño o equivocación, pero al menos vivieron y conocieron ramalazos del amor. Memoria del silencio es una estrujante versión,
adelantada por Virginia, de la novela homónima de Uva de Aragón sobre
hechos que ella vivió y sufrió, quien además la puso en escena para que la
encarnaran Soraya Siverio, Lucrecia Baldassarre, Carlos Domínguez y Unai
Amenabar, todos patéticamente entregados a sus pensados y sentidos roles humanos.
Hacía muchos años que no veíamos el húmedo sudor de cuatro seres,
empeñados en enseñar con sus personajes dos amargas historias de
soledades y desatinos, donde la realidad solo se recupera en pocos momentos:
cuando devoran sendos helados de chocolate en platillos metálicos, o bailan los
ritmos cubanos. Con Memoria
del silencio continúa Virginia Aponte suscitando y proponiendo urgentes reflexiones sobre
temas trascendentales para la comunidad caraqueña, como son la necesidad del
encuentro y el afecto. Ninguna otra artista adelanta tal proeza y Venezuela se
dará cuenta de tan valiosa acción cultural cuando sus artífices se marchen a
otros destinos. Este espectáculo, que no es exaltación ni anatema, sino
dolorosos y lacrimógenos testimonios de dos hembras que se descubren abusadas y
solitarias.
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