Isaac Chocrón (Maracay,1930/Caracas,2011) |
A tres años del mutis de Isaac Chocrón, su
familia elegida (los amigos) lo recuerdan con su teatro y premian a los mejores que siguen en la brega por el arte
venezolano, tal es el caso del director y actor Javier Vidal quien exhibe -en
la sala Trasnocho- su pieza Asia y el
lejano oriente, la cual muestra
como un pueblo puede ser capaz de vender a su país.
LUCHADOR
Vidal
puntualiza que Chocrón es la gran referencia dramatúrgica nacional
contemporánea. “No hay otro. Ni sus cercanas deidades triangulizantes. Ya les
tocará a los preceptores teatrólogos darme la razón de este axioma tan alejado
de la postmodernidad donde el todo vale
triunfa sobre el esfuerzo, el intelecto
y la belleza. Chocrón fue un perfeccionista que jamás se paralizó en un país
donde la laxitud se imponía como vergonzante característica. Luchó toda la vida
por conseguir la oración perfecta,
sin saber que escribía piezas irreprensibles. Magras, agridulces, sesgadas,
jamás directas, de soslayo político e ideológico. Su trayecto fue el espejo de
una época que iba transparentando un país y una mirada no exenta de cinismo y
compasión. Su última pieza Los navegaos
(2006) es el resumen de toda esa vigencia, todo ese recorrido y de todo ese
país al cual siempre le escribió y en el cual siempre encontró su caja de
resonancias”.
Insiste
que Chocrón no sólo triunfó en el drama
y la comedia, sino en el teatro en todas sus artesanías. La que quizás logró
con mayor éxito o igualdad a su dramaturgia fue en la gerencia. Como Santa
Teresa, -su musa católica-, fue un fundador: El Nuevo Grupo; la Asociación
Venezolana de Profesionales del Teatro (AVEPROTE); la colección Teatro de Monte
Ávila, La Compañía Nacional de Teatro, las unidades curriculares de “Shakespeare”
y “norteamericano” de la Escuela de Arte de la U.C.V.; las cátedras de Teatro
latinoamericano del Post-Grado de Humanidades de la misma Alma Mater.
VODEVIL
Enfatiza
que Mónica y el florentino es la pieza teatral que escribe después de
ver en las estanterías de las cultas librerías de la ciudad caraqueña su
fundacional relato narrativo Pasaje (1956)
que firmara por primera y única vez como I.E. Chocrón. “Fue a instancias del
director franco-venezolano, de origen rumano Romeo Costea, que este joven Isaac
de 28 años de edad presentara a la
sociedad venezolana la primera pieza de un autor que con el paso del tiempo se
convertiría en el referente de la dramaturgia contemporánea venezolana de
trascendencia global”.
“En Asia y el lejano oriente (1965) se coloca dentro de la dramaturgia
más sólida y su respeto como tal lo lleva a fundar El Nuevo Grupo al lado de
Román Chalbaud y tiempo después José Ignacio Cabrujas. Teniendo la pieza casi el medio
cupón, la sumimos como clásico y sin apenas tocarla, y le dimos el empujón que
buscaba Isaac cuando nos advertía en su acotación inicial el deber de ser
interpretada como un vodevil. Pieza
fragmentada, lúdica y hasta juvenil, va armando un rompecabezas que el
espectador va a completar para visualizar el país que dejará de serlo porque
sus habitantes deciden venderlo y repartirse la ganancia entre todos. Pero lo
hermoso de la pieza de Chocrón es que todo esto se hilvana bajo las sábanas,
como todos sus conflictos: velados. En esta oportunidad la catarsis se da por medio de la catástasis:
la purificación en el espectador, por medio del humor, al observar la
catástrofe del anti-héroe. Estamos, pues, leyendo una comedia que Chocrón, con
sus artísticas parabólicas, nos lo anunciaba medio siglo antes de su
consumación… ¿Fábula? ¿Crónica? ¿Comedia? ¿Tragedia?”
Comenta que después de Asia y el lejano oriente de
la forma se desprenderá Tric-Trac y
del fondo OK, donde ya no se vende
un país sino una persona, cheque en mano. “Con esta pieza Chocrón renuncia a
sus compromisos de cancillería que le deparó su carrera de economista y se
dedicará exclusivamente al teatro hasta el final de sus días. Todo un
privilegio. Todo un compromiso”.
Manifiesta que a partir de ese
inicio de los años 70 y superando el mayo francés, Chocrón nos sorprende con
una incomprendida revolución escénica con La revolución de dos homosexuales en una
sociedad políticamente correcta, servida escénicamente por Rafael Briceño
y José Ignacio Cabrujas, y el director
Chalbaud. “Cada dos años una pieza, un festín de la palabra, una obra que
indaga en su interiorismo con la reiterada fórmula de la familia heredada y la familia
elegida”.
LA FICH
La Fundación Isaac Chocrón (FICH)
nace de esa elección que Chocrón escogió como hijos. “Su legado es su obra y la
Fundación que presido está para estimular la nueva dramaturgia y para
incentivar las nuevas lecturas de la obra chocroniana. Al conmemorarse tres años
de su partida recién premiamos a un joven de 26 años, Fernando Azpúrua, que
como el Chocrón de Mónica y el
florentino está presto a ser un chocroniano sin Chocrón”.
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