Perla,la callejera sigue en su deambular por los teatros caraqueños |
Mientras
en el Vaticano, el Sínodo de Obispos pretende reconocer los "dones" y
"cualidades" de los homosexuales y aceptar los aspectos positivos de las parejas gais,
por los teatros venezolanos deambula un estremecedor espectáculo sobre la
callejera Perla, conmovedora saga de un adolescente travesti, asesinado en el
patio de su liceo, según la obra y la excelente actuación performántica de Luis
Vicente González, bien dirigido y generosamente producido por Carlos Díaz y
Dairo Piñeres, respectivamente.
Callejera, como se llama este auténtico y asombroso montaje sobre la homofobia y el travestismo, se estrenó
hace cuatro meses en el Celarg y de ahí
pasó a la sala Rajatabla, de donde saldrá para los festivales de Occidente y
Oriente u otros espacios donde lo permitan. Largo e inconmensurable es su
derrotero, lo aseguran sus artífices artistas.
Es un unipersonal que plasma la historia de Perla (así se
llama el personaje), un muchacho que se trasviste para ir al liceo, donde se
enamora y lo asesina un compañero de clases. Pero lo novedoso del espectáculo,
la forma en que es actuado por González
y la violencia teatral del mismo, ya que el personaje es un jugador de básquet
que se viste y se desviste, se baña y así, en esa constante transformación,
actúa o narra las vicisitudes del muchacho hasta que lo matan y el mismo reseña
su funeral.
El argumento está basado
en un hecho real, ocurrido en Estados Unidos de América, cuando un joven es
asesinado por un compañero de clases en plena fiesta de San Valentín, delante
de todos. El muerto solía travestirse ocasionalmente para ir al liceo y lo
hacía con vestidos que una profesora le regalaba. Este chico se enamora de su
asesino, a quién le pide que sea su acompañante en el baile de los enamorados
que se celebrará en el claustro, petición que le hace públicamente días antes
de la fiesta.
El autor-actor se apropió
de tal suceso para su Callejera y en el proceso de creación fue incorporándole
anécdotas y personajes que pertenecen al mundo de su niñez, en el pueblo donde nació
y creció, ficcionándolos para construir la vida familiar y callejera de Perla, al
igual que su interioridad.
El Perla teatral es un
delgado jugador que corretea, salta, se tira al piso, durante 70 minutos, dentro
del desnudo espacio escénico y con mínimos elementos de utilería va mostrado
todas sus etapas. Todo es tan rápido y tan violento que no hay tiempo para
seleccionar y regodearse con las estéticas imágenes que compone sino para verlo
en su performance destinada a gritarle al mundo que la homofobia en el hogar y
en el liceo lo llevaron al final: un disparo por la espalda, cuando aún no
había cumplido 15 años.
El guión de Callejera está
constituido por 29 cuadros, de manera que al leerlo fácilmente se le pudiera
inscribir dentro del teatro de texto, pero como lo han demostrado, usaron una
variedad de lenguajes para la elaboración del exquisito discurso teatral.
Estamos ante un trabajo que marca una ruptura estética
ante algo tan inhumano como es la homofobia, eso que ahora preocupa a los
pastores católicos y los convoca a la reflexión y al amor.
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