Federico García Lorca y
su melodrama La casa de Bernarda Alba (1936) son entes
conspicuos del mejor teatro venezolano antifascista desde hace 60 años. Alberto
de Paz y Mateos lo estrena el 23 y 24 de octubre de 1954 en el Municipal de Caracas, después que Margarita Xirgú lo hace el 8 de
marzo de 1945 en el Avenida de Buenos Aires. Y ahora Vladimir Vera
presenta audaz, respetuosa y minimalista versión para festejar los 43 años de la
fundación Rajatabla, a partir del 13 de noviembre de 2014.
Los teatreros Horacio Peterson,
Ibrahim Guerra, José Ignacio Cabrujas, Iraida Tapias, Orlando Arocha y hasta
Javier Vidal exhibieron versiones de La casa
de Bernarda Alba donde se abordan temas que para la sociedad del siglo XXI
son cotidianos: represión y libertad, abuso de poder, prejuicios sociales frente a la mujer para
negarles el libre albedrío y la violencia frente a la disensión.
Esta obra es la saga de
cinco damas condenadas a no conocer varón, quienes obedecen a una madre tirana
encerrada en su casona y prisionera del qué dirán. Un hombre, no visible, es el
verdugo de las pasiones de esas mujeres que se consumen por la envidia, el
deseo, el odio, y las ansias del poder, todo en medio de una atmosfera de
agonía y muerte. Es la fábula de Bernarda Alba y sus hijas enamoradas de Pepe
el romano. Una madre que no cree si no en lo que ve y dispuesta a sacrificar
incluso a sus hijas con tal que se respete el código del honor español,
consecuencia de medievales conductas de comportamientos sexuales, normados por
la hipócrita moral del catolicismo.
El dramaturgo usa el realismo escénico y lo utiliza para plantear metáforas sobre su España, espejo de la crispada República Española, amenazada por un golpe de Estado que trata de impedir cualquier cambio, pero donde Adela, una joven lucha contra una sociedad basada en apariencias y en superioridad jurídica de los machos sobre las féminas, al tiempo que reivindica su derecho a la libertad sexual. La pieza denuncia el abuso de poder, la represión, a la libertad de ser y/o de expresarse, maltrato a la mujer, el temor al Eros, de los seres castradores, la autodestrucción de la soberbia, el fracaso de la desesperanza, el accionar contra la propia esperanza y la de los otros.
Vera se ciñó al texto y recreó didascalias para mostrar a hombres y mujeres con torsos desnudos en coros alegres y funerarios que acompañan a todo el espectáculo y crean así una atmósfera viscosa que atrapa a las hijas de Bernarda y su servidumbre; este, además del ritmo siempre creciente del espectáculo, son aportes del director, quien logra el montaje con cinco sillas Thonet y una mesita como únicos elementos escenográficos, además usa un espacio en blanco y negro, carcelario, donde se desarrolla el melodrama de cinco mujeres o de un país.
Imposible dejar de nombrar al valioso elenco actoral integrado por Francis Rueda, Nyrma Prieto y Fedora Freites en los roles básicos de Bernarda Alba, La Poncia y Martirio, además de Myriam Pareja, Adriana Bustamante, Graziella Mazzone, Daniela Leal y Valentina Garrido en las caracterizaciones de la abuela María Josefa, Angustias, Magdalena, Amelia y la enamoradiza y suicida Adela. Un elenco bien apuntalado con Evelia Di Genaro, Mayra Santos, Katya Ramos y un grupete de alumnos y alumnas de los talleres de la Fundación Rajatabla. Un trabajo global valioso y entregado de lleno a reproducir la atmósfera de lo que legó Federico García Lorca contra el fascismo, ese que lo mató físicamente, más nada, hace 78 años.
Este espectáculo sale de cartelera este domingo y será en enero o febrero de 2015 que volverá a escena.
El dramaturgo usa el realismo escénico y lo utiliza para plantear metáforas sobre su España, espejo de la crispada República Española, amenazada por un golpe de Estado que trata de impedir cualquier cambio, pero donde Adela, una joven lucha contra una sociedad basada en apariencias y en superioridad jurídica de los machos sobre las féminas, al tiempo que reivindica su derecho a la libertad sexual. La pieza denuncia el abuso de poder, la represión, a la libertad de ser y/o de expresarse, maltrato a la mujer, el temor al Eros, de los seres castradores, la autodestrucción de la soberbia, el fracaso de la desesperanza, el accionar contra la propia esperanza y la de los otros.
Vera se ciñó al texto y recreó didascalias para mostrar a hombres y mujeres con torsos desnudos en coros alegres y funerarios que acompañan a todo el espectáculo y crean así una atmósfera viscosa que atrapa a las hijas de Bernarda y su servidumbre; este, además del ritmo siempre creciente del espectáculo, son aportes del director, quien logra el montaje con cinco sillas Thonet y una mesita como únicos elementos escenográficos, además usa un espacio en blanco y negro, carcelario, donde se desarrolla el melodrama de cinco mujeres o de un país.
Imposible dejar de nombrar al valioso elenco actoral integrado por Francis Rueda, Nyrma Prieto y Fedora Freites en los roles básicos de Bernarda Alba, La Poncia y Martirio, además de Myriam Pareja, Adriana Bustamante, Graziella Mazzone, Daniela Leal y Valentina Garrido en las caracterizaciones de la abuela María Josefa, Angustias, Magdalena, Amelia y la enamoradiza y suicida Adela. Un elenco bien apuntalado con Evelia Di Genaro, Mayra Santos, Katya Ramos y un grupete de alumnos y alumnas de los talleres de la Fundación Rajatabla. Un trabajo global valioso y entregado de lleno a reproducir la atmósfera de lo que legó Federico García Lorca contra el fascismo, ese que lo mató físicamente, más nada, hace 78 años.
Este espectáculo sale de cartelera este domingo y será en enero o febrero de 2015 que volverá a escena.
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