Siete actores para una historia de fantasmas con final feliz |
El productor es la
estrella del teatro. Así lo dice Carlos
Giménez ante las nuevas generaciones de teatreros, en 1991: “el productor debe ser el soporte
principal de la acción artística, generador de proyectos, el que más necesita y
espera la comunidad del espectáculo, finalmente el alter
ego del artista”.
A 23 años de esas
palabras, el teatro venezolano ha cambiado en cantidad, calidad y hasta sus
financiamientos son diversos, porque se solidificó el teatro comercial y brotaron
varios productores, dentro de los cuales destacan los caraqueños Carlos Scoffio
(en un año de trabajo lleva siete producciones) y Eduardo Fermín, con ocho años
de labores para una quincena de montajes.
Y es precisamente de
Fermín (33 años) el espectáculo El
espíritu burlón (Blithe Spirit) que hace temporada en Teatro Trasnocho,
dirigido por Basilio Álvarez. El cual muestra al exitoso novelista Carlos
(Rafael Romero), aprendiendo ciencias ocultas por una novela que escribe, para
lo que organiza una sesión de
espiritismo, en su casa, con la Madame Arcanos (Amanda Gutiérrez);ella inesperadamente convoca al ánima de Elvira
(Nohely Arteaga), la primera esposa del escritor, fallecida siete años atrás. La
médium abandona la residencia sin saber lo ocurrido, porque solo Carlos puede
ver y escuchar a Elvira, y su segunda esposa, Ruth
(Catherina Cardozo), sólo cree lo que pasa cuando comienza a ver eventos extraños en el
hogar. Para complicar más las cosas, a la acción se suman el Dr. Bradman (Alejo Felipe), la
Sra. Bradman (Virginia Urdaneta) y la torpe criada Edith (Sandra Yajure),
ocasionando disparatados enredos con los espíritus que ahí aparecen,
visualizados también por el público.
Y con respeto a El espíritu burlón, original del
británico Nöel Coward (16.12.1899/ 26.03.1973), versión de Julio
Quintanilla, debemos afirmar que es una obra teatralmente perfecta y desde que
se estrenó en 1941 ha
contado con el aplauso del público y la crítica mundial. Su estructura, una
muestra de la mejor carpintería teatral, como diría José Monleón, va plasmando sus
situaciones en el plano real y en el mágico, hasta que se dan todos los desenlaces
deseados. Es, pues, un buen cuento, con fantasmas, bien realizado y con finas actuaciones
desopilantes, especialmente Amanda Gutiérrez y Nohely Arteaga por sus rocambolescos
personajes. Todo eso ayuda a la buena digestión del montaje que busca entretener
con las más añejas tradiciones del mundo mítico religioso.
Fermín asegura que el teatro tiene futuro y espera que se
haga cada día más y mejor teatro, y que más gente se meta en el negocio y se
abran más salas. “Para mí todo espectáculo para el cual se venda un boleto es
comercial. Lo que distingue uno del otro son las propuestas, el enfoque que se
le dé, la promoción y la publicidad, además de un manejo inteligente de las
redes sociales”.
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