Vidal muestra el vodevil "Asia y el lejano oriente" |
A
tres años del mutis de Isaac Chocrón, su familia elegida (los amigos) lo recuerdan
con su teatro y premian a los mejores
que siguen en la brega por el arte venezolano, tal es el caso del director y actor
Javier Vidal quien exhibe -en la sala Trasnocho- su pieza Asia y el lejano oriente, la
cual muestra como un pueblo puede ser capaz de vender a su país.
LUCHADOR
Vidal
predica que Chocrón es nuestra gran referencia dramatúrgica contemporánea. No
hay otro. Ya les tocará a los teatrólogos darle la razón a su axioma tan
alejado de esa postmodernidad donde “el todo vale” triunfa sobre el esfuerzo, el intelecto y la
belleza. “Un perfeccionista que jamás se paralizó en un país donde la laxitud
se imponía como vergonzante característica. Luchó por conseguir la oración
perfecta, sin saber que escribía piezas irreprensibles. Magras, agridulces,
sesgadas, jamás directas, de soslayo político e ideológico. Su trayecto fue el
espejo de una época que iba transparentando un país y una mirada no exenta de
cinismo y compasión. Los navegaos
(2006), su última pieza, es el resumen de toda esa vigencia, ese recorrido y
ese país al cual siempre le escribió y en donde siempre encontró su caja de
resonancias”.
FUNDADOR
Chocrón
no sólo triunfó en el teatro sino en todas sus artesanías, enfatiza Vidal,
pero lo que quizá logró con mayor éxito
o igualdad a su dramaturgia fue la gerencia. Como Santa Teresa -su musa católica- fue un fundador: El Nuevo
Grupo; la Asociación Venezolana de Profesionales del Teatro; la colección
Teatro de Monte Ávila, La Compañía Nacional de Teatro; las unidades
curriculares de “Shakespeare” y “norteamericano” de la Escuela de Arte de la UCV.;
las cátedras de Teatro latinoamericano del Post-Grado de Humanidades de la
misma Alma Mater.
VODEVIL
Aclara
Vidal que Mónica y el florentino (1959)
es la pieza teatral que Chocrón escribe después de ver en las librerías su
fundacional texto narrativo Pasaje (1956)
que firmara por primera y única vez como I.E. Chocrón. “Fue a instancias del
director Romeo Costea que este joven Isaac de 29 años de edad revelara a los
caraqueños la primera obra de quien con el paso del tiempo se convertiría en el
referente de la dramaturgia contemporánea venezolana de trascendencia global”.
Subraya que con Asia y el lejano oriente (1965) se coloca dentro de la dramaturgia más sólida y su respeto como tal
lo lleva a fundar El Nuevo Grupo al lado de Chalbaud y Cabrujas. “Teniendo la
pieza casi el medio cupón, la sumimos como clásico y sin apenas tocarla, y le
dimos ese empujón que buscaba cuando nos advertía en su acotación inicial el
deber de ser interpretada como un vodevil. Pieza fragmentada, lúdica y hasta
juvenil, va armando un rompecabezas que el espectador va a completar para
visualizar el país que dejará de serlo porque sus habitantes deciden venderlo y
repartirse la ganancia entre todos. Pero lo hermoso de este texto de Chocrón es
que todo esto se hilvana bajo las sábanas, como todos sus conflictos: velados. En
esta ocasión la catarsis se da por
medio de la catástasis: la
purificación en el espectador, por medio del humor, al observar la catástrofe
del anti-héroe. Estamos, pues, viendo una comedia que Chocrón, con sus
artísticas parabólicas, nos lo anunciaba medio siglo antes de su consumación”.
“Después de Asia y el lejano oriente viene OK donde ya no se vende un país sino un hombre,
cheque en mano. Con esta pieza renuncia a su carrera de economista y se dedicará
exclusivamente al teatro hasta el final de sus días. Todo un privilegio. Todo un
compromiso”.
LA FICH
Isaac Chocrón jamás entregó
testigo en la larga carrera de fondo que trazó como proyecto y trayectoria de
vida. Un dramaturgo de fondo, no de springs
de 100 metros. Jamás abandonó la pista y siguió jugando el juego que todos
jugamos, recorriendo con la rebeldía sensual y sin estridencias, a paso de
transeúnte civil, hasta que entró a la inmortalidad con sus obras el 6 de
noviembre de 2011. Su legado lo integran casi 30 textos y la Fundación Isaac
Chocrón (FICH), que preside Vidal, está para estimular la nueva dramaturgia e
incentivar nuevas lecturas de la obra
chocroniana. Al conmemorarse tres años de su partida premia al joven (26 años),
Fernando Azpúrua, que, como el autor de Mónica y el florentino, está presto a ser un chocroniano sin
Chocrón.
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