Luigi Pirandello, en versión caribeña,inauguro la muestra de nuevos directores. |
Luigi Pirandello y
August Strindberg inauguraron el Festival de Jóvenes Directores del Trasnocho
Cultural, el cual culmina el 15 de marzo en su Sala Alterna. Sus piezas Seis personajes en busca de autor (1925) y La señorita Julia (1888)
fueron razonablemente versionadas por Wilfrido Sierra y Jorge Souki y
exhibidas por variopintos elencos, durante seis funciones. ¡Ya hay apuestas!
Seis personajes… es considerada la mejor pieza de Pirandello, quien
ahí hace filosofía sobre el teatro y propone innovaciones dramatúrgicas,
llegando incluso a ser un auténtico instigador de la absurdidad teatral. La
anécdota se centra en cómo los personajes de la pieza El
juego de los papeles asaltan un ensayo teatral e imponen todas sus
necesidades y así consiguen los actores para que se conozca la saga de esa obra
que el mismo Pirandello escribió. En su versión, Sierra reduce el texto para
tropicalizar y hacer lúdico el montaje, utilizando temas musicales de Dámaso
Pérez Prado, La Lupe, Gregorio García Segura, Susana Rinaldi y Chavela Vargas.
Se destacan todos los comediantes, pero resaltamos las performances
de José Antonio Barrios y Ángel Pájaro. La escenografía es mínima pero
satisface. ¡Estética magra!
Strindberg nunca ocultó su
misoginia y es por eso que La señorita Julia, además de su
feroz crítica contra la sociedad sueca de su época, enfatiza el rol de la mujer
que no se asume como revolucionaria o rebelde y trata de mantener las
tradiciones heredadas. La versión de Souki se ubica en la Caracas actual y la
ambienta en una fiesta de estudiantes, donde Julia se enamora locamente del
motorizado Juan y pretende comprarlo con joyas y dinero para llevárselo al
exterior. Es una inteligente versión apuntalada esencialmente con pantallas de
televisión y videos alusivos al romance de la pareja. Pero la fatalidad se
impone y ella se suicida, dejando a Juan con su novia Cristina.
La versión es audaz y hasta
novedosa, dentro de una ambientación realista, y tiene abundantes escenas
eróticas, bien ensayadas por los actores José Ramón Barreto y Vanessa Morr,
además de un importante rol secundario resuelto correctamente por María
Fernanda Meléndez como Cristina. ¡Aplausos!
Una vez más el teatro propone
al público mensajes moralizantes sobre la descomposición social de la familia
burguesa por excesos moralistas de sus miembros y subraya cómo las conductas
sexuales y los prejuicios conspiran contra la felicidad y la vida misma de los
seres humanos. ¡Problemas en la escalera!
Así ha comenzado este plausible experimento del
Trasnocho Cultural para aupar a otra generación de directores de escena.
Quedan, pues, por verse seis montajes más durante las semanas venidera.¡Hay futuro en el teatro venezolano!
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