El trío de comediantes venezolanos encarnando a personajes de la India |
Aura Rivas, Citlalli Godoy y Rafael Gil, bajo
la dirección del autor Elio Palencia (Maracay, 1963), crearon convincentemente el aleccionador espectáculo Aru,
amador de las mujeres, inspirado en un hecho acaecido en una modesta población
del sur de La India, un país de milenarias culturas, con 1249 millones de habitantes en 3, 3 millones de
kilómetros cuadrados, y además tiene un arsenal nuclear.
Su metáfora artística, a buena hora, se transforma en una
didáctica y tierna saga de amor, preñada de humor, ternura y poesía. Un montaje
mínimo, descarnado, muestra ejemplar del necesario teatro pobre, por aquello de la
economía de recursos materiales, pero sumamente grato por su contenido y el
trabajo actoral ahí materializados.
Aru -apócope
de Arunachalam Murugananthan- por el demasiado amor que tiene y manifiesta
hacia Shanti, su esposa, se dedica a materializar un sueño: crear una máquina
para fabricar toallas sanitarias, caseramente, a bajo costo y así ayudar a millones de mujeres para que dejen de usar
trapos, barro o ceniza, durante el lapso de sus menstruaciones, ya que solo el 12% de las féminas indias usan compresas, las
cuales son costosas e imposibles de adquirí por sus bajos ingresos.
La argumentación de Aru, amador de las mujeres se
fundamenta en un artículo de prensa que el escritor leyó, "como en enero del año pasado", cuenta Palencia. "¡Me
pareció tan bonita! Y es bello compartirla con otras personas”. De ahí brotó el
cuento teatral, dentro de lineamientos brechtianos, de cómo se creó la única
maquina en el mundo para elaborar compresas sanitarias a bajo costo y mejorar la calidad de vida de muchas mujeres. Óptimo trabajo, sin lugar a
dudas, que nos recuerda aquello de "inventamos o erramos", muy acordo con las tiempos que vivimos.
No sorprende que Palencia
haya plasmado en el teatro Bolívar una
argumentación de tales características “transgresoras de la convencionalidad”,
como es el empoderamientos de las damas indias para solucionar modernamente sus problemas higiénicos; porque
él, precisamente, ha escrito varias
piezas esclarecedoras sobre la diversidad sexual, como Penitentes, y especialmente la transexualidad con La
quinta de Dayana, llevada al cine con el actor transexual colombiano
Endry Cermeño, bajo el titulo Cheila, una casa p´maíta, dirigida por Eduardo Barberena. Este es un dramaturgo que sí está con el tiempo que le ha correspondido vivir y ha de llegar lejos, si Dios quiere.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario