Diana Volpe en un papel histórico |
Gratísima
sorpresa recibimos al ver Las noches celestiales de la señorita Rasch, con lo que La caja de Fósforos cerró su temporada 2015. Un ácido
monólogo existencialista sobre la soledad y la vejez combinadas, resuelto brillantemente
por Diana Volpe, gracias a la creativa dirección de Orlando Arocha, quien
trabajó a partir del texto original de Franz Xavier Kroetz.
Conviene subrayar que durante la temporada
1979 de El Nuevo Grupo, bajo la
dirección de Ugo Ulive y con la performance de América Alonso, vimos una
lectura escénica de ese texto de Kroetz, pero titulado Corazón solitario,
y dentro de un espacio no convencional que simulaba un anfiteatro. No hay puntos
de comparación entre esos montajes, concebidos en otros tiempos y espacios, sobre
el drama de la vejez y la soledad; nosotros optamos resaltar al actual,
particularmente por los matices románticos decadentes del personaje y dentro de
lograda atmosfera hiperrealista, además
de la utilización de cuatro actores cantantes, vistos solo por los espectadores
voyeristas.
Las noches celestiales de la señorita Rasch plasma a una mujer sola en su mínimo apartamento,
entregada a labores domésticas básicas, mientras le llega la hora de dormir, quien
además teje un tapete para cubrir un sofá, escucha un programa radial con boleros y consejos para radioescuchas
solitarios, además de un programa de televisión sobre la historia de las
viviendas humanas. Y todo culmina con el suicidio de la mujer o con la tarea
desesperada de ella al consumir somníferos.
Hay,
pues, muchas tareas escénicas para disfrutar y soportar la soledad de la
señorita Rasch, gracias al montaje, verdadero lujo de producción, que recuerda
a la audiencia la soledad, mal existencial de los humanos, para lo cual la
única solución, a medias, es la compañía humana o de una mascota… o soportarla
hasta que llega el mutis final, a sabiendas que es perjudicial para la salud.
No es para deprimidos o preocupados por la soledad.
Y
si reflexionamos sobre ancianos solitarios que terminan suicidándose o falleciendo antes
de tiempo, como lo evoca el estrujante espectáculo de Diana Volpe, conviene recordar esta
información de carácter científico:
La soledad puede
aumentar 14% el riesgo de muerte prematura en los adultos mayores, según un
estudio que postula una base fisiológica para este fenómeno. Los peligros del aislamiento social se
conocen desde hace tiempo, pero no se entendía hasta el momento, con exactitud,
cuáles eran sus efectos en el cuerpo, señaló una investigación publicada en las
Actas de la Academia Nacional de las Ciencias (Pnas).
El equipo de investigadores, dirigidos por el
psicólogo de la Universidad de Chicago John Cacioppo, había ya identificado un
vínculo entre la soledad y un aumento de actividad de los genes involucrados en
las inflamaciones y una disminución de la actividad de otros genes que cumplen
un papel crucial en las respuestas antivirales del cuerpo. El resultado es un
sistema inmunológico debilitado que vuelve a las personas más vulnerables a la
enfermedad. En su última investigación, los científicos analizaron los leucocitos,
que son células blancas en la sangre utilizadas por el sistema inmunológico
para proteger al cuerpo de virus y bacterias. Hallaron este mismo cambio de
expresión genética en los leucocitos de las personas que viven solas y aisladas
socialmente.
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