martes, febrero 25, 2020

¿Nadie quiere las películas de Curiel?

Miguel Curiel se queja y lo argumenta.
"Memorias del sub-desarrollo de Titón es una de las películas “faro” del cine latinoamericano, yo mismo me he propuesto “continuarla” en un proyecto parte “3” que se sucede en Venezuela (segundas partes son peligrosas y ya hubo intentos de ella), y por ello me permito parafrasear este extraordinario film (así como toda la obra de Titón) para la “reflexión” sobre mi “guerra” para lograr convertir mis historias en imágenes (decir cinematográfico ya no pertenece al  ahora a si no a un pre-digital que ya no se impone) en él/este “sub-desarrollo” continuado que vivimos actualmente”, informa el cineasta venezolano Miguel Curiel.
“Me niego a lloriquear (como todos los compañeros cineastas) con “reclamos personales”, de hecho el principal enemigo del cine nacional, a mi entender, son los propios cineastas, sus criterios y sus egos, salvo raras excepciones de “trincheras” personales que se siguen debatiéndose contras los “molinos de viento” (véase “ideologías” tal y como así las concibió el manco de Lepanto)”.
“El sub-desarrollo es una condición mental, a mi manera de entender, enfermedad ideológica de parte de los “políticos” (cuarta y quinta) y de los propios “cineastas” y sus proyectos. Condición que está muy clara en el film de Titón. Incapaces todos ellos de ver la diferencia entre política (política país), política cinematográfica (imágenes del  país), y política cultural (imagen país)”.

“Cuando monté “Latinoamericana de Cine” (quizás la productora de creadores de cine más importante de nuestra cinematográfica), para mi estaba claro que había que establecer productoras de cine, no productoras de “tu” cine. No puedes apostar a un solo caballo, si uno no gana el otro si, y otros quedan tablas. “El poder” se opuso a esa idea, quería “atomizar” la producción para dominarla, lo mismo sucede ahora, directamente pretende que sea “propaganda” de logros (dudosos todos) de una “política” (política país).cuando los países “desarrollados” están muy claros en que “más abierto” es la reflexión imagen, más “abierta” das la idea del “desarrollo” del país, cultura que representas. Más respeto, turismo, industrias, apoyos, etcétera. Ni Bergman, ni Titón, ni Godard, ni Cassavettes, etcétera, ellos no vendían una ideología, representaban “la reflexión” de una sociedad capaz de verse a sí misma, paraíso de todos los logros de un destino país. Véase los suecos y daneses que han logrado penetrar el mercado internacional”.
“¿Que tiene esto que ver conmigo, mi país y sus “cineastas”?, creo no redundar cuando me parece que ninguno, ni gobierno y asociaciones incluidas, se pasean por esta reflexión, reflexión de Titón, Bergman, Cassavettes, Tarantino, etcétera. Los que le han dado. Sentido a la imagen de “una cultura” y de un respeto y se abre a todas las opciones de ella misma”.
Hay que mostrar las heridas como Coriolano, mi proyecto Al Son de Don Juan (primer musical película latinoamericana) que “latiniza musicalmente” la ópera de Mozart - han buscado todas las zancadillas para no darle apoyo, a pesar del tener Ibermedia y fundación orquestas nacionales, Conga de Dos Lunas que reflexiona sobre una sociedad venezolana sin petróleo y dominada por la violencia, estilo cómic, “No me lo vas a creer”, filmada y editada, sobre las fantasías del sexo venezolano (negada su postproducción por el Cnac), ¿Y tú cómo ves la vaina? un acercamiento con humor de que “caramba pasa en Venezuela” ahora, etcétera. Todas negadas, a pesar de sus premios de guión, aportes internacionales en todos los casos, e interés por las proposiciones”.
“Esto dicho, no se trata solamente de la incomprensión de mis compañeros cineastas y sus egos, sino de la completa y absoluta incomprensión cultural del destino de una política para ello, bien sea de las adiciones privadas como  si fuese un gobierno sordo, ciego y mudo ante sus obligaciones culturales”.

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