Edgar Borges es como el rayo del Catatumbo, no cesa y ahora lo hace en actividades conunitarias |
El escritor Edgar Borges vive en España
desde hace varios años, donde ha publicado una siempre creciente colección de
relatos y novelas. Ahora informa que en Madrid realiza un taller de creación literaria para enfermos de Alzheimer.
“Es algo de lo que no he hablado públicamente porque más que méritos me
interesa hablar de los resultados”, comenta. “Las psicólogas que me acompañan
dicen que no conocían otra experiencia igual. Se había trabajado el tema con
pintura y música pero no con literatura porque se entiende que es una actividad
intelectual y estas personas tienen problemas con la memoria. Son instituciones
madrileñas donde hago este trabajo: Maria Wolff Alzheimer y Asociación de
Familiares de Enfermos de Alzheimer de Valdemoro. Por otra parte, creo que la literatura es trascendencia, es la memoria
imaginaria de la humanidad. Qué mejor manera de aliviar una enfermedad de la
memoria que con literatura”.
¿En qué consiste este
trabajo?
Es
un trabajo desprovisto del intelecto entendido como un asunto exclusivo del academicismo.
Aunque parezca paradójico, pues el acto creativo se relaciona directamente con
lo intelectual, la dinámica de este taller me ha llevado a derribar paradigmas
que yo mismo arrastraba por un asunto de aprendizaje cultural. Las personas que
padecen de Alzheimer tienen un mal de memoria, ya de entrada esa pareciera una
limitante para poder crear literatura. De hecho, creadores de otras artes, como
la música y la pintura, han trabajado con enfermos de Alzheimer, pero las
psicólogas que me acompañan no tienen registro que se haya realizado con el
acto literario. El trabajo consiste en invitar a los participantes a crear
desde las sensaciones. Por ello el taller se titula “Crear desde lo sensitivo”.
Las personas que tenemos sanas nuestras facultades poco equilibramos lo
intelectual con lo sensitivo, no sólo a la hora de crear sino en la vida
cotidiana. Con frecuencia nos vamos a los extremos, como si el pensar y el
sentir no formaran parte de una misma unidad. Las personas que padecen Alzheimer
tienen la única opción de acudir a las sensaciones para ubicar su lugar en la
existencia. De ahí que es viable que se acerquen a la creación literaria como
una forma vital de expresar su necesidad de sentirse presentes.
¿Cómo surgió?
A
partir de mi trabajo con grupos a quienes normalmente se les dicta talleres
literarios, en un momento siento la necesidad de compartir la creación
literaria con personas en situaciones especiales. Para ello inicio un ciclo de
talleres que por etapas llevo a centros de pensionistas, centros de jóvenes con
problemas de conducta, centros de atención a las adicciones y centros
penitenciarios. En cada experiencia me quedaba presente una idea: las personas
consideradas “normales”, en su mayoría, se acercan al arte por un asunto
exclusivo de entretenimiento, mientras las personas que, por conducta o por
enfermedad, forman parte de grupos especiales, necesitan del arte para cambiar
su realidad. En un momento del camino,
mientras trabajaba con personas mayores, comencé a desarrollar el proyecto de creación
literaria para enfermos de Alzheimer. Hoy es una realidad en desarrollo. La
sola posibilidad de pensar en el arte como una necesidad de vida me ha
involucrado en el tema.
¿Quiénes lo patrocinan?
Más
que patrocinio es un trabajo que vengo desarrollando en centros especializados
de Madrid. Ya me han cursado invitaciones de centros ubicados en diversas
regiones de España. En cada taller me acompaña una psicóloga o una trabajadora
social. En noviembre estoy invitado a un centro de Alzheimer de Nueva York.
¿A cuántos pacientes
beneficia y cómo es el procedimiento teniendo en cuenta tal dolencia?
En
cada taller participan 10 personas, esto para tener capacidad de asumir una
atención personalizada. El procedimiento es la no teoría, el poder asumir mi
lado sensitivo como el punto vinculante con el grupo. La palabra no es la única
vía de creación literaria; todos los sentidos pueden ser un aporte para crear
una historia o un recuerdo. En el taller
hasta una mirada es necesaria para entre todos componer una historia. La
palabra es una forma de expresión pero no es la única; también es necesario
asumir que las formas son vías para representar un contenido. Mi reto es lograr
que los pacientes expongan, en libertad, ese contenido que llevan inmerso en
sus sensaciones. La literatura, vinculada a la vida como un todo integral, es
un hilo conductor que a estas personas las conecta con su niñez, con los otros y
con la alegría de saberse vivos. Es complejo de explicar con las palabras,
habría que vivirlo.
¿Hay antecedentes de
trabajos o terapias similares?
Como
expresé antes, las psicólogas que me acompañan me dicen que no conocen
antecedentes de trabajos de creación literaria con personas enfermas de Alzheimer.
¿Qué dicen los médicos?
Hay
sorpresa ante los resultados, no es fácil comprobar que enfermos leves y
avanzados puedan crear una narrativa, un relato que conecta con un recuerdo. La
lluvia, un juego, una risa, todo aquello que se cuenta termina conectando con
formas de vida que nos vinculan. Yo también me he sorprendido. Para hacerle un
seguimiento a los resultados, me acompañan profesionales de la salud mental.
Estamos ante una enfermedad en crecimiento y que aún no tiene cura. La sociedad
desvive encerrada en dilemas inventados por el poder de turno, pocas veces
despejamos la mirada para comprometernos con problemas inherentes al ser
humano. El Alzheimer es un problema que tiene que ver con el recurso que nos
identifica a todos: la memoria. De mi parte, este es un asunto al que me quiero
dedicar cada vez con mayor fuerza. La literatura no es una simple abstracción,
no es una idea que vuela sin que podamos sostenerla. La literatura también es
una forma concreta de obtener nuevas realidades. Este trabajo está en
desarrollo, aún es pronto para tener un análisis científico. En lo referente a
esta pequeña participación, se podría decir que a las personas enfermas de Alzheimer
la literatura les ayuda a reafirmar la vida.
Demencia senil
La enfermedad de Alzheimer (EA), también conocida como demencia
senil de tipo Alzheimer (DSTA) o simplemente Alzheimer, es una
enfermedad neurodegenerativa. Se
manifiesta por la pérdida de la memoria inmediata y de otras capacidades
mentales, a medida que mueren las células nerviosas o neuronas y se atrofian
diferentes zonas del cerebro. La enfermedad suele tener una duración media
aproximada, después del diagnóstico, de 10 años, aunque puede variar en proporción
directa con la severidad de la afección al momento del diagnóstico.
Novelista
Edgar Borges (Caracas,
1966), autor de novelas como ¿Quién
mató a mi madre? (2008); La
contemplación (2010) y El hombre no mediático que leía a Peter
Handke (2012), ha creado su obra más ambiciosa: La ciclista de las soluciones imaginarias
(2014), donde lo imaginado se convierte en un espejo que transforma lo real,
porque es una fábula sobre
el condicionamiento de la imaginación de los adultos.
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