La realidad siempre será superior a la ficción escenica. |
El director Francisco Denis, artista con grados
universitarios bien ganados y aplicados, rompe reglas tradicionales del
espectáculo teatral y lo demuestra, fehacientemente, con su montaje Ubú, el cual exhibe en la Sala Rajatabla.
Este Ubú,
cuya versión literaria y escénica suscribe Denis, mantiene el humor grotesco y
vitriólico del autor Alfred Jarry (Francia, Laval, 1873/ París, 1907), respeta la esencia
del original Ubú rey (1896) y plasma para los venezolanos esa visión
grotesca, descarada y satírica del poder
político y de quienes lo ejercen o conspiran
para poseerlo, como el artista advertía
para los tiempos modernos. Es una versión libérrima de la novela 1984 de George Orwell, pero haciendo hincapié
en las corruptelas del poder corrupto y corruptor.
Denis
recuerda que el primer Ubú rey fue
materializado por colegiales para mofarse de uno de sus profesores, y él ahora
logra conservar ese desparpajo y desenfadada burla juveníl, ya que su protagonista
mantiene esa gran explosión anárquica
que provocó un caos en la crítica y el público de aquellos tiempos. ¿Será igual
ahora?
El Ubú
de Denis es más impactante porque el director utiliza coordinados movimientos
del solido telón de boca y así parcela y
muestra aquellas imágenes que se lograrían con tomas de cámaras de filmación, como
la aproximación, encuadre y alejamiento. Esto, que no es frecuente en el teatro
venezolano, permite acentuar el efecto visual de las vulgaridades cotidianas
del todopoderoso Ubú; muestra detalle a detalle, con rigor fulminante, todas las
insaciables maneras de una grosera marioneta, un magnifico estúpido, un todopoderoso
de nuestra historia latinoamericana reciente.
Es una laudable producción de Sathya
Rengifo para la agrupación Río Teatro Caribe y cuenta con acertado elenco integrado
con Luis Domingo González, Jesús
Carreño, Dixon Dacosta, Francisco Denis, Wahari Meléndez, Carlos Novella y Julio
Saavedra; donde además participan: Joaquín Nandez con el vestuario, Yvo
Hernández en la ambientación y decoración,
y la música original de Waharí Meléndez.
Por supuesto que la realidad siempre
supera la ficción y que Jarry nunca se imaginó las utilizaciones que los teatreros
harían de su Ubú rey.
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