domingo, noviembre 01, 2015

Carlos Márquez es Premio Nacional de Teatro 2015

Carlos Márquez, primer actor del teatro, el cine y la televisión de Venezuela
Carlos Márquez Capecchi, quien el próximo 19 de abril cumplirá 90 años, es el ganador del Premio Nacional de Teatro 2015, según el jurado integrado por Román Chalbaud, Bruno Mateo y  Nicolás Curiel. Él admite que no se arrepiente de nada de lo hecho. Y para cuando le llegue la hora del mutis definitivo quiere tener las botas puestas, como lo hicieron varios de los personajes teatrales que ha encarnado desde la década de los 40, aunque aclara que no hay final ni principio, sino que todo se transforma tal como la aprendió con sus hermanos rosacruces.Así lo piensa y lo cuenta este primer actor del teatro, el cine y la televisión, quien regresó a la pantalla de RCTV Internacional gracias al unitario La pensión Amalia, basado en la telenovela original de Salvador Garmendia, en la temporada del 2008
La memoria le permite hilvanar su saga actoral, la cual arranca a los 17 años, cuando conoció los secretos del teatro en el viejo Ateneo de Caracas, en la otrora casa de Andrés Bello, en la esquina Las Mercedes; Manuel Rivas Lázaro lo inició y continuó su aprendizaje en el Centro Venezolano Soviético, donde estaba César Henríquez, y después en el Taller Libre de Arte con Elías Marcheli, durante el montaje de El paquebote de Charles Vitrac.
Pero su deambular se detuvo al vincularse a la escuela de Juana Sujo, en los años 50. Ahí conoció a la legendaria actriz argentina, después se desposaron y vivieron felices hasta que ella “se fue de gira”, el 11 de julio de 1962, a los 44 años. “La conocí porque un amigo, Elisaúl Peraza, me encontró en la plaza de San Jacinto y me dijo que fuese a los estudios de Bolívar Films, donde para ese entonces funcionaba la escuela de Juana, porque la italiana Mara Poeta ensayaba la pieza Detective history. Y así ocurrió y ahí encontré a Fernando Gómez, Paul Antillano, Esteban Herrera y Alberto Castillo Arráez, quienes también participaban, pero nunca se estrenó ese espectáculo; me quedé ahí y dos años más tarde debuté, como profesional, en el Teatro Municipal con Los muertos sin sepultura de Jean Paul Sartre. Lo he dicho siempre y lo repito ahora, que Juana me formó en lo humano, en lo intelectual y en lo artístico”.
 Reconoce que no lo aprovechó todo por su inmadurez, pero sería años más tarde, cuando se vinculó al rosacrucismo, que pudo comprenderlo todo y aprehender otros estadios del conocimiento.
Como su memoria lo puede traicionar y para que la historia de su marcha artística no se pierda y se cuenten cosas que él no hizo, tiene lista la publicación de su autobiografía, Lo me toco vivir, donde está toda la información sobre su dilatada carrera profesional, desde 1952 hasta 2008, inclusive.
 Ahí figuran las fichas técnicas de la pieza de Sartre hasta el monólogo de José Antonio Rial, Un hombre de otros tiempos; no menos 40 espectáculos teatrales; también lo caracterizado en televisión y cine, decenas y decenas de trabajos. Ese libro tiene unas 220 páginas y en la portada hay una fotografía suya, tomada en el Teatro Los Cedros, durante el montaje de la pieza Ha llegado el inspector de John B. Priestley. Una autobiografía, con abundantes gráficas, sobre una vida artística de lujo, además con datos fieles, no tan conocidos, como sus dos primeros matrimonios (Juana Sujo y Adilia Castillo) y el tercero con la cantante Dolores Beltrán , ya fallecida
 De esas tres bodas no tiene descendencia, aunque sí procreó una hija que ya lo hizo abuelo en tres oportunidades. "Mi nieto mayor tiene varios años en París”.
Lamenta que ahora no pueda estar al mismo tiempo en un escenario teatral y en un set de televisión, como antes, y además acudir a la universidad, como lo hizo a los 60 años para estudiar en la UCV y obtener una licenciatura en artes escénicas. Se cansa, como es natural, pero lo que nunca olvida es acudir a una edificación en la parroquia Candelaria, donde están sus hermanos rosacruces, a quienes conoció, hace más o menos unos 40 años, gracias al cantante Rafa Galindo. “Estoy feliz de todo lo hecho y de lo que todavía puedo hacer”.
FILOSOFIA DE VIDA
Carlos, nacido en Guanoco, estado Sucre, y caraqueño desde los nueve años, no reveló las claves de las enseñanzas rosacruces, porque no es su vocero autorizado, aunque recordó que se trata de una filosofía de vida, la cual permite el desarrollo interior del hombre y al mismo tiempo enseña al desprendimiento de lo material. No propone temas meramente especulativos que no tengan una aplicación práctica para el mejoramiento de la vida de sus practicantes y también para ayudar a otros como vivir mejor. Revela cómo los seres humanos tienen un caudal inmenso de energía y de potencialidades que habitualmente desconocen. Y recomienda aprovechar el inmenso potencial de la mente para librarse de las tensiones, conceptos erróneos y enfermedades mentales. La orden Rosacruz fue fundada, hacia el siglo XV, por Christian Rosenkreuz. Para algunos estudiosos el rosacrucismo suele denominársele como cristianismo esotérico.
INOLVIDABLE
Pero Carlos no se ha retirado ni tampoco reposa en un chinchorro. Recorre a Venezuela con su hermoso e instructivo monólogo Inolvidableescrito por José Gabriel Núñez a partir de la biografía Lo que me tocó vivir del comediante, desde aquel 20 septiembre de 2013, en la sala de conciertos de Unearte.
Márquez está consciente de que “a los 87 ya no se está para actuar, sino para esperar la muerte en la tranquilidad del hogar”, pero, mientras le llega el último mutis  hace su espectáculo, el cual avanza desde Guanoco a la eternidad de la cultura criolla, haciendo escala a lo largo de 60 años en numerosos escenarios, sets y platós de Caracas donde hizo su vida artística.
 Lo obtenido es una deliciosa recreación, a partir del monólogo El canto del cisne (1886) de Antón Chejov, enriquecido con anécdotas del artista, como sus desencantos por los personajes que anheló hacer y nunca se los dieron, como aquellos legendarios príncipes Hamlet y Segismundo, de  Shakespeare y Calderón, metas consagratorias para muchísimos  comediantes en etapa cruciales de sus profesiones.
Tal como lo plantea Chejov, Márquez encarna el anciano cómico Vasili Vasílievich que termina la función con la cual finaliza su carrera teatral y  se queda  viendo desde el escenario la sala vacía para iniciar un melancólico viaje a través de sus recuerdos.
Inolvidable es un gran tributo a la nostalgia que ha acompañado a este comediante, quien luchó denodadamente para llegar a ser lo que es: primera figura en el arte de la interpretación, la cual es la actividad más arraigada, genéticamente, en todo ser viviente, y más, si a este lo complementa el intelecto, tal es el caso de  Carlos Márquez.
Aristóteles pide en todo acto teatral un conflicto para la expiación de la audiencia y  Márquez lo obtiene con su  saga de amor, sus luchas y el amargo  final, tal como ocurrió con la pionera Juana Sujo, su  primera esposa, insigne actriz y productora del mejor teatro de arte de los 50 y 60. Desaparecen las risas y el silencio es elocuente, pero el público estalla minutos después cuando interpreta el tango Cuesta abajo y el bolero Inolvidable. ¡Cae el telón!


1 comentario:

José Gregorio Cabello dijo...

Recuerdo un montaje que se hizo en la Salita Juana Sujo del Nuevo grupo dé la obra NUESTRO PADRE DRACULA dé RODOLFO SANTANA. Allí vimos Carlos Márquez junto a Rebeca González. Dos actores dé la tv., prestados para el teatro