jueves, noviembre 30, 2006

"La revolución" de Chocrón será para el 2007

El dramaturgo Isaac Chocrón festeja los tres premios otorgados a Los Navegaos, su mas reciente pieza estrenada. Inicialmente no lo podía creer y reiteró que tenía que ver “eso impreso en El Mundo” para aceptarlo, pero al final creyó que la noticia que le daba el reportero era cierta. ”Yo creía que esos galardones habían desaparecido y que las nuevas autoridades municipales de Caracas se habían olvidado del teatro, pero ahora me entero que no es así, que la semilla teatral sembrada hace siglos en esta ciudad sigue germinando y que además obtiene distinciones”, dijo este consagrado autor teatral y novelista, nacido hace 76 años en Maracay.
-¿Por qué usted no se puede ganar un Premio Municipal de Teatro de la temporada 2005-2006 por Los navegaos?
-Es que su noticia me sorprende por los tiempos que vivimos. Los navegaos subió a escena porque una gente joven maravillosa, como es la que integra la productora Palo de Agua, se enamoró de mi texto, buscaron al elenco, donde estaban Javier Vidal, Juan Carlos Gardié, Juan Carlos Alarcón y Annabella Brun, y después hicieron la temporada en el Teatro Trasnocho Cultural.
-Usted en su larga carrera como autor ha ganado muchos premios ¿Por qué la sorpresa?
-Sí, me he ganado miles de premios, pero este de ahora por Los Navegaos me emociona por las circunstancias en que fue escrita y el preciso montaje obtenido. A l premiarme a mí están exaltando, como dije antes, a la gente que hizo posible que mi texto se hiciera teatro y fuera vista por centenares de espectadores. Todos ganamos. Eso es lo hermoso de la cultura.
- Las sorpresas no terminan ahí, porque los actores secundarios de Los Navegaos, Juan Carlos Alarcón y Annabella Brun, también obtuvieron sendos galardones en sus categorías. ¿Qué tal?
-Ah, no, pero que maravilla, nunca imaginé que mis personajes secundarios fuesen tan convincentes según las creaciones de Juan Carlos y Annabella y además obtuvieran premios.¡Pero quienes más ganaron ? ¿Me lo puedes decir o esperamos leerlo en El Mundo? ¿Y Michel Hausmann, el director del espectáculo, ganó algo?
-¿Y usted que otro texto teatral prepara?
-Estoy releyendo a William Shakespeare y creo que algo nuevo escribiré.
-Para la temporada del 2007 nos hemos enterado que el Grupo Actoral 80, montará su obra La revolución. ¿Usted ya les dio los derechos?
- Claro que sí, Héctor Manrique y su gente del Grupo Actoral 80 son unos trabajadores muy serios del nuevo teatro venezolano. Creo que Basilio Álvarez y el mismo Manrique serán los protagonistas. Ahí se verá la gran vigencia de mi texto, de eso si estoy seguro.
-¿La revolución, según Chocrón, también podrá ganar premios?
-Ah, no, eso no depende de mí, sino de usted los periodistas y los críticos. Creo, eso si, que La revolución impactará al publico de este siglo XXI, como lo hizo en su estreno, por allá en los años 70 del siglo pasado, cuando la hicieron Rafael Briceño y José Ignacio Cabrujas. Será, creo yo, un buen espectáculo de la próxima temporada.
PREMIO MUNICIPAL DE TEATRO
El jurado, integrado por Douglas Palumbo, Juan Antonio González y este periodista, seleccionó a los ganadores del Premio Municipal de Teatro 2005-2006 del Municipio Libertador, en los siguientes rubros:
Producción: Copenhague (Grupo Actoral 80).
Dirección: Dairo Piñeres (Caricias).
Teatro Académico: Pinocho (Teatro Universitario de la UCV).
Texto de autor venezolano:Isaac Chocrón ( Los Navegaos).
Actriz: María Cristina Losada (Copenhague).
Actor: Roberto Moll (Príncipe azul).
Escenografía: Susana Mundaraín (Autorretrato de artista con barba y pumpá ).
Vestuario:_Evelyn Villegas (El violinista sobre el tejado).
Música: Gaélica (Retablo jovial).
Musicalización: Dairo Piñeres y Lester Arena (Caricias).
Actriz de reparto: Anabella Brun (Los Navegaos).
Actor de reparto: Juan Carlos Alarcón (Los navegaos).
Menciones especiales: al programa Haciendo publico lo privado, del Teatro Trasnocho, a cargo del director Moisés Guevara, y al grupo Altosf por sus 30 años de actividades en pro del desarrollo del teatro experimental venezolano.



miércoles, noviembre 29, 2006

Septimo Piso, el mejor grupo joven venezolano

A 13 años de la desaparición del director y promotor teatral Carlos Giménez, ya se puede decir que si hay una generación de relevo, la cual, tímidamente, está ocupando las carteleras, bien sea con espectáculos comerciales, como Brujas, o de atrevida búsqueda artística, tal es el caso de Caricias. Destaca en ese selecto conjunto de nuevos creadores la agrupación Séptimo Piso, liderizada por Dairo Piñeres (Caracas, 20 de febrero de 1975).
Hemos visto todos los espectáculos de Séptimo Piso y podemos dar fe que es un colectivo de jóvenes ambiciosos y en tránsito hacia su capacitación artística. Sus miembros estudiaron o aún están en el Instituto Universitario de Teatro o en otras escuelas. Es una camada de teatreros que sí descubrió y aceptó la importancia de la academia para adquirir y ordenar conocimientos, pero al mismo tiempo se ha volcado a la práctica escénica, como la única vía para el aprendizaje perpetuo.
Desde que comenzó, Piñeres ha demostrado talento como director de escena y de actores, y una especial conducta para aglutinar en su entorno a una siempre fresca juventud ambiciosa de trabajar en roles atrevidos. Así ha sido desde que debutó la agrupación Séptimo Piso (22 de junio de 1995) con sus espectáculos Golpes a mi puerta y Credit-Bill. Se convirtió en la solitaria cabeza de un entusiasta movimiento juvenil integrado por estudiantes de los diversos institutos actorales caraqueños. Todos ellos, y los que se agregaron después, se propusieron una meta: llegar a las salas del Ateneo de Caracas, por ser escenarios respetables, gracias a toda la performance creativa de Giménez y otros grandes directores de los años 70, 80 y 90 del siglo XX. Y es ahora, cuando llevan una veintena de producciones y han sorteado insólitos obstáculos o alcabalas creadas por “la verde envidia”, que pueden saborean las mieles del éxito, como lo lograron con su espectáculo Caricias.
Personaje
Piñeres es fundamentalmente un creador escénico, pero sin descuidar a los actores. No utiliza maquinas ni siquiera las parrillas de una sala convencional de teatro. Lo suyo es un actor o una actriz y el movimiento que él logre asignarle a sus tareas escénicas exteriores e interiores también. Es de los que dirige o ayuda a que estos obtengan los personajes marcados. Logra materializar atmósferas con un mínimo de luces y compone escenas a partir del ritmo interno de textos y personajes. Sí se apuntala en las didascalias originales, pero las altera, las recrea o las mejora. Tiene un toque de gourmet, por así decirlo, para las rupturas de la situaciones, y consigue, siempre, un endemoniado ritmo escénico general, llegando incluso a exagerar con los desplazamientos veloces, cual si fuese un espectáculo eminentemente coreográfico. ¡Así está desarrollando su poética, que lo diferencia de los demás!
Es tal la frecuencia y el éxito de público con sus espectáculos, que sus colegas se han molestado públicamente porque exhibe más de tres producciones al año, cual si fuese un fabricante de salchichas.
Él no rechaza las ofertas que le hacen otras agrupaciones o actores, quienes lo buscan porque les gusta lo que él hace y porque demuestra calidad y, además, no hay otro como él para crear y conseguir un montaje màs que digno.
Su definitivo arranque, cuando de verdad atrapó las miradas del público y distrajo el aburrimiento de los críticos, fue cuando se dedicó de lleno a montar una trilogía de Enrique Jardiel Poncela (Madrid, 15 de octubre de 1901-18 de febrero de 1952). Se propuso rescatar para la cultura teatral venezolana los valores de ese comediógrafo, inventor de la nueva comedia hispana, pero que fue aplastado por los años obscuros del franquismo porque su teatro no era nada complaciente ni cantaba a las supuestas glorias de una sociedad que no se quería ver en el espejo.
Se propuso hacerle un homenaje con el montaje de una trilogía que él mismo se impuso. Y por eso escogió y escenificó a Tú y yo somos tres, la saga de un matrimonio a distancia y el problema que se arma cuando descubren que el marido está unido a su hermano, son siameses; después hizo Los ladrones somos gente honrada, picante parábola sobre los disfraces internos y externos de una sociedad, y cerró Usted tiene ojos de mujer fatal..., un espectáculo muy audaz pero que no estuvo a la altura de los dos anteriores, por cansancio del elenco.
Piñeres hizo ese singular homenaje para el escritor español, porque el amor constituye el tema ineludible en sus obras. “Amor y humor sirven a Jardiel Poncela para comunicar su visión pesimista del mundo, la amargura de las relaciones amorosas, su desilusión ante la vida. El resultado es una creación literaria única y singular en la literatura española. Y como reza su epitafio: Si queréis los mayores elogios, moríos”, nos dijo en una conversación.
Ahora, al cumplir sus primeros 11 años de labores sin parar, Séptimo Piso se dedicó de lleno a su montajes Caricias, sin lugar a dudas es el màs depurado trabajo que le hayamos visto jamás, y dentro de la misma línea de creación que reveló cuando escenificó Hombres, en la temporada del 2000.Otro momento clave para la institución.
DE GENÉ A BELBEL
En 11 años de labores, Séptimo piso ha escenificado estos textos:
- Golpes a mi puerta, de Juan Carlos Gene; Los entremeses, de Cervantes; Credit Bill, versión libre de Los intereses creados, de Jacinto Benavente; La lección, de Eugene Ionesco; El burgués gentilhombre, de Moliere; Las criadas, de Jean Genet; Tristán y Margarita, de Rubén Martínez; Bufonerías, de Alfonso Zurro; En la cama con Darío, de Darío Fo y Franca Rama; Hombres, de Sergi Belbel; La Zurrada, selección de piezas cortas de A. Zurro. Crónicas desquiciadas, de Indira Páez; Noche de mambo, versión libre de Noche de Reyes, de Shakespeare; La cantante calva, de Eugene Ionesco; Tu y yo somos tres, Usted tiene ojos de mujer fatal y Los ladrones somos gente honrada, de Enrique Jardiel Poncela; Primero muerta que bañada en sangre, de Indira Páez; Los crímenes, de Edgar Allan Poe; Juntos pero separados, de Darío Fo; Los dos hidalgos de Verona, de Shakespeare ; El Quijote está en la calle, de Humberto Orsini; Crónicas desquiciadas 2005 y durante el 2006 presentaron Caricias, de Sergi Belbel.
Y para el 2007 se preparan con Esperando a Godot.

Las 60 Caricias a la venezolana

Dairo Piñeres ha necesitado 11 años de prácticas y de estudios para ir definiendo su ya envidiable estilo, el cual le permite transformar un texto dramático en un evento teatral dentro de un espacio convencional o en la calle. Pero ahora ha mostrado su maduración como puestista con la pieza Caricias, de Sergi Belbel, la cual exhibió a lo largo de este año 2006 en tres temporadas. Comenzó en el Celarg en enero y la llevó en dos ocasiones a la sala Horacio Peterson. Hizo 60 funciones y cree, porque todavía no ha hecho las respectivas sumas, que unas cuatro mil personas se la aplaudieron.
¿Que hizo con Caricias? Magia y de la buena, ya que mantuvo sobre la cuerda floja el equilibrio estético de un impactante teatro erótico -que no es pornográfico- dirigido a las libidos de espectadores y espectadoras, pero sin caer en los preciosismos estéticos de utilizar actores y actrices de fibrosos cuerpos y otros detalles visuales. Se atrevió además a mostrar una versión teatral de un texto que se llevó al cine, con gran factura, gracias al director Ventura Pons.
Piñeres partió del texto original y se propuso trabajar con seis actores y cinco actrices vestidos (o desvestidos) con interiores, pantaletas y sostenes blancos (de esos que no dejan nada a la imaginación de la audiencia), para demostrar el valor y el placer de las caricias entre los seres humanos, algunas cargadas de sensualidad y otras solamente el mero contacto físico afectuoso que dice más que mil palabras.
Caricias, pues, es el coherente desfile de 11 desconsolados y solitarios personajes diversos, habitantes de una urbe, atrapados en sus rutinas monótonas o anodinas. Pero no dejan de ser personas, con emociones en el closet o no aún descubiertas, pero con urgentes necesidades de amar, aunque sin saber cómo ni dónde ni con quien. No buscan amor, ese que se expresa a través del sexo, aunque también lo anhelan. No tiene por qué darse sólo entre hombres y mujeres. De hecho, puede ser el de madre o padre e hijo o hija, la amistad, el de hombre y hombre o mujer y mujer. Y, en algún caso, hasta mezclan, sin nunca caer en la complacencia ni apuntar al escándalo, varios de los elementos en liza, incluido el incesto sugerido. ¡Nada adecuado para pacatos!
Bien, todo eso, y mucho más gracias a la calidez de los intérpretes criollos, se materializa en una caja escénica a la italiana, vestida de blanco. Lo que ahí se muestra le revuelve el alma a cualquier espectador por la dureza de las palabras y la violencia de las situaciones. Nadie debe olvidar que es una representación teatral con jóvenes venezolanos que se han superado a si mismos y ellos también reclaman su derecho a exhibirse, tal como son, por dentro y por fuera.
No es, un montaje artificioso, pero sí es un espectáculo netamente actoral, donde se logra no sólo desnudar la esencia de una realidad muy dura, pero a la vez muy cotidiana y natural, y mostrarla con una metáfora poética sobre la fragilidad de los humanos, especialmente cuando están desnudos y ante decenas de pares de ojos. ¡Bravo!

viernes, noviembre 24, 2006

El teatro infantil es delicioso

No hay otro actor venezolano con ese nombre y tampoco es un seudónimo. Su progenitor, alemán, y su madre, venezolana, así lo decidieron. Nació en Caracas hacia 1965 y por eso se llama Karl Heinrich Hoffmann Malpica.
Este Karl Hoffmann y miles de profesionales de la actuación tienen un sueño en común: ser dueños de una sala de teatro, de una planta de televisión o de un estudio de cine. Y como eso no es tan fácil, pues luchan, de día y de noche, para materializar esos anhelos. Algunos lo consiguen, mientras otros soñaran hasta segundos antes del mutis final.
Este Hoffmann , alemán venezolanizado, tiene una carrera importante en la televisión y por eso le preguntamos:
-¿Y la televisión?
- Uno no se puede quedar esperando una llamada desde la planta televisora para encarnar tal o cual personaje, porque se pierde un tiempo precioso para la creación y para la vida misma. Y todo eso lo aprendí gracias a mi pasantía por el grupo Rajatabla, la cual va desde 1985 a 1989, además de una serie de trabajos actorales especiales para el “capo” Carlos Giménez.
Para Karl Hoffmann la televisión es maravillosa y hay que defenderla a capa y espada. Reitera que es además un mecanismo que tienen los actores para vivir decentemente con sus sueldos. Ha sufrido variantes y de repente la calidad de los libretos de los años 80 ya no se tienen para estos tiempos. Afirma que además el país ha sufrido cambios.Y como es obvio, la televisión está bajo todas esas influencias y ha terminado por proponer parámetros que la población observa y hasta repite. Cree que los libreto deberían tener otras intenciones y otros contenidos y dirigidos hacia una comunidad que lo necesita. Él ahora pregunta: ¿es Venezuela la que ha hecho cambiar a la televisión o es esta la que ha alterado a nuestro país?
-¿Giménez lo formó?
- No totalmente. Giménez y Rajatabla fueron mis grandes maestros, porque yo me inicié en la Escuela de Arte Escénico Juana Sujo, donde fui alumno de Gilberto Pinto, Orlando Betancourt y Orlando Rodríguez, entre otros. Además quise capacitarme y por eso leía e investigaba. También trabajé con Carmelo Castro, pero el haber conocido a Giménez me influenció notablemente y me marcó. Es por eso que yo no estoy esperando una llamada telefónica desde un canal de televisión, ya que artística y creativamente puedo ser un productor independiente. Y eso lo que he venido haciendo.
-¿Por qué teatro comercial?
- Hubiese querido hacer solamente piezas de arte, pero ni en lo social ni en lo económico tengo la plataforma servida. Tuve la suerte de vivir una época en que era factible hacer teatro de arte, como fueron los años de Giménez, pero ahora hay que hacer unos espectáculos que lleguen a los espectadores y podamos percibir una compensación económica y logremos así vivir de nuestro teatro. O sea que hacemos eso que llaman teatro comercial. Pero yo si puedo hacer un teatro que divierta al público y que le deje una enseñanza o un mensaje. Y si a eso lo llaman teatro comercial, pues lo haré.
Se graduó de bachiller en 1981 y en nueve meses ya era piloto comercial e intento estudiar ingeniería aeronáutica, pero se topó con Aníbal Grunn y lo abandonó todo por el teatro. No se arrepiente de ese cambio. Se quedó en tierra, aunque ya había volado 672 horas.
-¿Cómo llega al teatro comercial?
- Encontré en mi camino a Jorgita Rodríguez y así formamos una dupla de trabajo muy interesante, ya que a ella le faltaba lo que yo tengo, y ella tiene lo que me hacía falta. Hemos logrado una unión matrimonial artística perfecta. Y como consecuencia estamos ya organizando los proyectos para el año 2008. Eso me permitió producir, versionar, dirigir y actuar, acompañado de Carlos Montilla, a Entiéndeme tú a mi, del español Eloy Arenas. Se trata de una pieza maravillosa que lleva seis meses en cartelera, en el Teatro Trasnocho, y que ya contabilizamos los 12 mil espectadores que nos han visto, y ahí estaremos hasta el 10 de diciembre. Y también decidimos montar una pieza infantil, Una novia para el capitán, de Silvia Tommarello y María José Turner. Jorgita nunca había producido un espectáculo de ese genero, pero yo ya tenía 23 en mi haber.
-¿Por qué el teatro infantil?
-Porque es delicioso, porque nosotros los actores nos divertimos muchísimo y porque tuve el apoyo profesional y entusiasta de gente como Rolando Padilla, Mónica Pasqualotto, Violeta Alemán, César Bencid y el primer actor Franklin Virgüez. Nuestro espectáculo, el cual yo dirijo, no es sólo para los niños, sino que también busca entretener a sus acompañantes.
-¿Cómo distribuye su tiempo para ser padre, actuar, dirigir y otras actividades?
- Aprendí a trabajar con agenda y la cumplo a cabalidad. Si no estoy haciendo televisión la cumplo a cabalidad, tengo bastante tiempo para invertir en la agencia de publicidad que tengo con mi esposa, escribir, producir, dirigir, actuar y estudiar en el Instituto Universitario de Teatro, donde estoy haciendo la especialidad de gerencia y producción; además atiendo a mi madre de 86 años, la señora Malpica, quien está enferma. Atiendo a mis hijas, unas morochas de 20 meses, a mi hogar y me doy un tanto de tiempo para mí.
-¿Qué es lo que escribe?
-Tengo cuatro libros. Desde mis inicios trabajé con el profesor Orlando Rodríguez e hice dos investigaciones: el teatro de los años 50; y el teatro desde la Colonia hasta el siglo XX, y ahora estoy revisando, antes de que vaya a la imprenta, un texto sobre voz, dicción y actuación. Y estoy rematando una investigación sobre el teatro comercial en Venezuela. Son cuatro libros que aporto a las artes escénicas de mi país, para romper esa tradición de que los actores nunca escribimos. Además hago las versiones de las obras que llevo a la escena. Yo considero que los actores debemos ser artistas integrales y tratar de conocer todo lo relacionado con mi oficio. Cuando estaba en Radio Caracas Televisión pedí permiso para hacer cursos de iluminación, de dirección, de cámaras, todo para la televisión. Lo que me permite decir que lo sé todo en ese ámbito.
-¿ Después qué viene?
- La agenda del 2007 tiene al autor venezolano Gustavo Ott y su obra más internacional: Evangélicas, divorciadas y vegetarianas.

jueves, noviembre 23, 2006

Susanita Pons aún no se rinde

Dos actores venezolanos libran una singular lucha desde los escenarios para reivindicar a sus realistas personajes y además abogar por el respeto de la sociedad a los derechos humanos. Mimí Lazo es Valeria y defiende a las mujeres cuarentonas que luchan por conseguir un amor serio y caminar acompañadas hacia sus horizontes existenciales. Mientras que Franklin Virgüez hace a Susanita Pons, estridente travesti que actúa su historia en los botiquines caraqueños, y también los mexicanos , y además de confesar su pulcro amor hacia el bolerista ecuatoriano Julio Jaramillo, pide conmiseración para su tipo de vida.
Valeria y Susanita Pons son los protagonistas de los monólogos o unipersonales El aplauso va por dentro y Mister Juramento / Homenaje a Julio Jaramillo, sendas y auténticas creaciones teatrales venezolanas que ya han trascendido las fronteras
ACTOR Y PERIODISTA
Virgüez (Barquisimeto, 1953) se instaló en Caracas, al principio en el 23 de Enero, cuando cumplió 14 años. Fue office boy y fotógrafo en la Cadena Capriles hasta que decidió saltar a los escenarios, paras lo cual se preparó en la Escuela de Arte Escénico Juana Sujo, donde debutó en la comedia La decente, de Miguel Mihura, dirigido por Marcos Reyes, y hacia 1978 se le vio en la telenovela Rafaela, de Delia Fiallo, que transmitió Venevisión. Desde entonces nunca más abandonó los escenarios, los platós ni los sets televisivos.
Pero Virgüez no es sólo actor. Se graduó como comunicador social en la Universidad Central de Venezuela, hacia 1990, con la tesis En la televisión a colores el negro no se ve: Discriminación y autodiscriminación artística del negro en la televisión venezolana. Un tema que él ha vivido o sentido en su piel morena.
Trató que José Ignacio Cabrujas le escribiera un unipersonal a partir de una serie de sucesos que conocía, pero fue, finalmente, Néstor Caballero quien lo hizo. Emergió así Mister Juramento / Homenaje a Julio Jaramillo.
Virgüez no escribió ese monologo porque le dio miedo y no tenía la experiencia literaria. Se lo contó todo a Caballero, en especial su experiencia con el actor Manuel Poblete. Pero el espectáculo no es la historia de ese comediante, pero si le impactó o inspiró “la soledad en que vivía, porque era homosexual y tenía sus normas de vida, sus sufrimientos y otras confidencias que él me hizo. Él me decía que era muy duro ser marico y no tener plata, porque sin dinero nadie le daba un beso, nadie se lo hacía de gratis”.
Él insiste que Mister Juramento es una amarga historia de la soledad de un homosexual, pero es también la soledad de cualquier otro ser humano que no tenga afectos sinceros y que además tenga que pagar por esos afectos. “La estoy montando desde 1996 y ha sido un éxito donde la he exhibido. Cuando la mostré en Miami, me escribieron notas hermosas en la prensa. Aquí también ha sido así. El público se ha manifestado también”.
Reitera que “Mister Juramento es también una advertencia sobre lo que es llegar a viejo sin tener una vida organizada, cuando se vive en una sociedad sin una verdadera seguridad social. Pero mi obra también es una advertencia o denuncia sobre el rechazo social, sobre la violencia que hay contra la pobreza, contra la marginalidad, y sobre el rechazo a los homosexuales, rechazo contra el cual yo he combatido. Soy amigo de muchos de ellos. En este mundo del arte no puedes ignorarlos, porque están ahí y en todas partes”.
PEDRO O SUSANITA
Virgüez explica que “Mister Juramento puede aceptarse como un homenaje a Julio Jaramillo, pero es una comedia, donde se enfoca a la soledad, como tema central, a partir de la historia de Pedro Maldonado, nombre del único personaje de la obra, quien nació en el Guarataro, Parroquia San Juan, y desde muy pequeño manifestó tendencias a la homosexualidad. Siempre quiso ser artista, y aunque cantaba muy mal, llegó a transformarse en Susanita Pons, apodo que adoptó por su admiración a dos grandes divas de los años 50”.

Mister Juramento 2006

Hay espectáculos que, como el buen vino, se añejan, se hacen más convincentes y repotencian la transgresión o la denuncia de su anécdota, además de exhibir a sus actores más en la piel de sus personajes. Eso lo decimos por Franklin Virgüez, en ruta hacia los primeros diez años con su unipersonal Mister Juramento / Un homenaje a Julio Jaramillo, de Néstor Caballero. Este comediante y su ente escénico son otros, y de eso damos fe, desde que los mostró, con cierta timidez a mediados de la última década.
Lo afirmamos porque hemos vuelto a ponderar a ese Mister Juramento, descarado y descarnado lamento del travesti Susanita Pons empeñado en homenajear a su mentor, amigo y salvador: el ecuatoriano Julio Jaramillo (1935.1978), a quien sus fanáticos rebautizaron “Mister Juramento” por su interpretación de “Nuestro Juramento”, letra de Mario de Jesús , canción que dice cosas como estas: “Si tu mueres primero, yo te prometo, escribiré la historia de nuestro amor con toda el alma llena de sentimiento, la escribiré con tinta sangre del corazón”.
El personaje propuesto por Caballero y creado o agigantado por Virgüez es el travesti Susanita Pons, en perenne ruta hacia la transexualidad, cosa que nunca consigue por su pobreza, además de otras desgracias personales. Viene a ser uno de esos fantásticos seres de la larga e irredenta nocturnidad latinoamericana, de esos que consumieron sus vidas en bares, discotecas, burdeles o “estudios”, o en calles o avenidas de las urbes. Seres mitológicos que no fueron redimidos por ninguna sociedad y que nunca lo serán hasta que no los miren más como objetos de supuestas perversiones, sino que los acepten como seres humanos transgresores que exigen su derecho a vivir o malvivir como les plazca o deseen.
Son esos miles de “Susanita Pons” que pululan en las noches, unos seres rebosantes de teatralidad, porque a su vez se cargan con las modas y las costumbres de otros, como ellos, que viven en Europa y Estados Unidos, los espectaculares drag-queens. Jean Genet predijo que un día cualquiera, ellos, junto a prostitutas y obreros irredentos, serán la vanguardia de una gran revolución social.
El personaje creado por Virgüez oscila entre los grotesco, lo patético y lo cómico. Exige gran trabajo físico y logra asumir a un ser que con su travestismo está cuestionando al sistema cultural que no admite divergencias en conductas sexuales ni sociales, porque las castiga con el ostracismo o con la mofa permanente a quien se asume o se atreve.
A medida que Virgüez vaya envejeciendo, su personaje será más estremecedor, mientras que otros, como el, iniciarán su proceloso camino por las calles de unos países que no aceptan retos ni divergencias de ninguna índole. Correcta nos lució la puesta en escena adelantada ahora por Daniel Uribe.

miércoles, noviembre 15, 2006

Crimen en el Vaticano

La cúpula dirigente de la Iglesia Católica Apostólica Romana tiene una larga “historia negra”, una saga de humanos excesos cometidos por sus pastores, obispos y Papas, pero también hay una nítida crónica sobre aquellos religiosos que han muerto en olor de santidad y quienes incluso hasta hacen milagros. Pero el dramaturgo Antonio Álamo tuvo la idea y la materializó de un Sumo Pontífice moderno y dispuesto a cambiar a la milenaria iglesia de Jesús de Nazaret, con lo cual desata una crisis de graves proporciones en el Vaticano, porque los otros jerarcas que acompañan al Obispo de Roma se oponen a esas novedades y creen que hay que frenarlo o darle un no definitivo, o incluso eliminarlo. Pero antes se buscan a un monje exorcista para que visite al Vicario de Cristo en la Tierra y lo convenza de que el Maligno o el Diablo lo puede tentar y hacerle cometer una serie de enormes faltas que podrían derrumbar a la Iglesia del apóstol Pedro.
Bajo esa idea nació la novela Nata soy (2001) y esta se transformó en obra de teatro hacia el año 2005, cuando la estrenaron en Madrid bajo el titulazo de Yo, Satán, especie de thriller teológico o comedia vaticana.Leímos, con especial interés la novela de 308 páginas en tamaño pocketbook, y quedamos fascinados por el especial manejo del idioma castellano por parte de Álamo, quién, antes de cumplir los 50 años, ya es un escritor reconocido y premiado, por su estilo y la facilidad de su pluma no exenta de originalidad.
Confesamos que nos gustó más la pieza teatral Yo, Satán, que ahora hace temporada en Caracas, gracias a la alianza entre el Teatro del Contrajuego y el Centro de Creación Artístico TET, bajo la dirección de Juan José Martín y con un elenco de lujo, encabezado por Omar Gonzalo. En menos de dos horas, gracias a los códigos de la comedia, se materializó y repotenció todo lo que le escribió Álamo, pero, además, el final es apocalíptico, por así decirlo, ya que el angelical fraile exorcista, Gaspar Olivares (felizmente encarnado por el joven intérprete Markel Méndez), asumido como monseñor en ruta hacia el cardenalato y convertido en el secretario privado del Papa, hace una labor definitiva: envenena al Pontífice progresistas y moderno, pero que ante los otros cardenales está posesionado por el propio Satanás. ¡Muerto el perro se acabó la rabia!
En síntesis: Álamo ha recogido todas las malas historias que pululan sobre el Vaticano y lo ha convertido en teatro delicioso, en una comedia que le advierte al espectador que los religiosos todos, con mínimos excepciones, son corruptibles y que algunos han convertido el ministerio sagrado en un en un pingüe negocio. ¡Excelente comedia y valiente actitud la de este intelectual hispano!
La dirección es solvente, con buen ritmo y una profesional plantilla de actores, donde Omar Gonzalo hace un pontífice demasiado humano, a quien no identificamos aquí, pero que los espectadores lo verán ahí: luchando para que la Iglesia no sucumba y esté hasta el final de los tiempos. ¡Bravo!

El diablo tienta al Papa

Antonio Álamo por tercera vez hizo una visita fugaz a Caracas y es por eso que ahora, desde Sevilla, prepara otro retorno con el pretexto de dictar un taller para jóvenes dramaturgos o un simple encuentro con escritores. Así descubrirá que tiene esta urbe que lo ha casi hechizado. En esta ocasión vino para presenciar el estreno de su pieza Yo, Satán, la cual hace temporada en la Sala Luis Peraza, en el sótano de la Iglesia de San Pedro, en Los Chaguaramos.
-¿Es la primera vez que le montan una obra en Caracas?
- No, es la segunda. Antes me escenificaron Pasos, precisamente el mismo director de Yo, Satán, Juan José Martín. También Orlando Arocha hizo una lectura dramatizada de mi Deseos no deseados, pero como montaje teatral es el segundo.
-¿Como anda el teatro en España?
- Bien, yo lo veo bien. Además tengo una visión privilegiada como observador: soy el director del Teatro Lope de Vega, de Sevilla. Ahí se monta un teatro muy ecléctico y su columna vertebral es el teatro de texto, tanto clásico como contemporáneo, aunque los clásicos se escenifican con una mirada hacia la contemporaneidad. En España hacemos teatro de todo tipo: bien de arte o comercial, pero siempre está apoyado financieramente por los gobiernos, por supuesto no con el ciento por ciento: esa ayuda cubre una parte de la producción y el resto lo hacen las compañías, que, por lo general, son sólidas; además hay autores que escriben con mucha frecuencia y tiene éxito de taquilla. En el teatro que yo dirijo pasan un promedio de cien mil espectadores al año, y hacemos unas taquillas que superan al millón de euros, al año; eso quiere decir que mi sala se mantiene gracias a la taquilla.
-¿Por qué está en el teatro?
- Desde adolescente, y nací en Córdoba hacia 1964, quería ser escritor y de hecho lo primero que escribí fueron cuentos, por lo que mi primer libro fue de esos relatos cortos. Cuando fui a la Universidad de Sevilla, para estudiar Derecho, me metí en un grupo de teatro y empecé, como tantos otros, a dirigir, a actuar y escribir textos para el grupo. Pero no estudié nunca teatro; mi escuela ha sido la práctica escénica, aunque hice un curso de dramaturgia en el Royal Court Theatre de Londres y después he tenido unos cuantos talleres con dramaturgos calificados, pero lo que verdaderamente me ha servido es que mis obras se montan y yo he podido además participar en los ensayos, en donde se aprende mucho más. Yo, Satán se estrenó en Madrid en el otoño de 2005 y he tenido la fortuna que también la llevará a México y Argentina. Ahora Caracas la disfruta
-¿Cómo surge Yo, Satán?
- Mi obra surge de un momento cuando yo estaba viviendo en La India, en Benarés, y me acerqué por pura curiosidad a una congregación de budistas y en aquello ocasión el Dalai Lama ponía en duda uno de los dogmas del budismo. Eso me impacto muchísimo y me impactó más la naturalidad con que las dudas del maestro espiritual del Tibet eran tomadas con naturalidad por sus fieles. A mí se me ocurrió pensar que sucedería si eso ocurriese en el contexto religioso católico, si el Papa dudara y quisiera imponer unos cambios en la Iglesia. Se me dio por crear así un Sumo Pontífice que dudaba de unos cuantos dogmas católicos y trata de cambiar la organización y de limpiar esa corruptela que existe en el Vaticano, utilizado para ello su facilidad de comunicación con el Espíritu Santo. Total que me fui a Roma y estuve ahí cuatro meses tratado de conocer a varios personajes del círculo papal. Primero tuvo una forma novelada y se publicó en el 2001 con el titulo Nata soy, que es un palíndromo que al leerlo al revés dice Yo, Satán, que es el mundo del diablo. Me salió un texto irónico sobre la mayor transnacional que existe en el mundo: la Iglesia Católica Apostólica Romana.
- ¿Qué reacciones hubo en España?
- Ante la novela hubo algunas reacciones y hasta unos “silencios” en los periódicos, a lo que yo no estaba acostumbrado y contra la obra de teatro pues se hizo verdad aquello de que la palabra en voz alta es menos inocente o más dura, y si hubo algunas concentraciones frente al teatro Bellas Artes de Madrid, que queda en la Gran Vía, pero no fue nada grave. Mis padres que son católicos fueron a verla y se divirtieron.
- ¿No lo han amenazado con excomulgarlo?
- No, pero si lo anuncian y lo hacen yo no me opongo, quiero decir que se los agradezco. A mí me parece una paradoja que esta obra se haya estrenado aquí en Caracas en una sala que está en el sótano de una iglesia, Pero está claro y lo he dicho antes: ahí no se habla de Dios en ningún momento. Es una obra sobre los hombres que dicen que hablan con Dios o que negocian con las creencias que tienen otros hombres sobre Dios, pero creo que Dios es lo que menos se pronuncia. Y lo mismo se puede decir de Cristo. Y esto es importante que el espectador lo entienda y por eso se ríe bastante y con su risa demuestra que si lo afecta, que sí comparte lo que ahí se dice.
-¿Cómo definiría al teatro?
- Como escritor para mi el teatro es la posibilidad de compartir mi trabajo con otros creadores. Cuando uno esta escribiendo una novela se le pasan dos o tres años encerrado y en medio de una gran soledad hasta que se culmina la pieza. Pero con el teatro llega un momento en que uno sale del escritorio y se enfrenta a las salas de ensayo, las cuales son unas autenticas salas de fiestas, donde se puede compartir con mucha gente y escuchar opiniones, lo cual para un escritor es un auténtico lujo

jueves, noviembre 09, 2006

Potestad regresó a escenarios venezolanos

De las dictaduras no queda nada bueno, salvo unas cuantas obras públicas, erigidas además como obvios monumentos a la corrupción, y miles de desaparecidos. Pero cruelmente, diríamos nosotros, incitan a que las artes se desarrollen para que no desaparezca la memoria y después con la historiografía se exhiba el ejemplo de lo que no se deberá hacerse nunca jamás.
Recordamos esto porque como consecuencia del último régimen tiránico argentino (1976-1983) quedó una sólida dramaturgia que sí explica los errores de los “milicos” que pretendían gobernar para siempre. Una de esas piezas es Potestad (1987) del gran dramaturgo Eduardo “Tato” Pavlovsky, la cual se ha estado exhibiendo aquí en Venezuela, desde 2004, durante varias temporadas, gracias al grupo Teatro del Secadero, de la ciudad Mar del Plata.
No es un panfleto contra las dictaduras o todas aquellas democracias fuertes que violan los derechos humanos y desaparecen a sus rivales. No. Es más que eso. Es un inteligente alegato, utilizando la metáfora del suceso argentino, para proponerle a los espectadores una profunda reflexión sobre los males que sufren nuestras sociedades, como lo son la hipocresía, la falta de solidaridad y el egoísmo de todos los seres humanos. Se trata de un impactante espectáculo que, en sólo 55 minutos, da una clase magistral sobre el tema de la represión, la tortura y la desaparición de personas en Argentina, desde la óptica de un ex represor.
Es la saga de Eduardo, médico militar, que se llevó la bebita de una pareja de “terroristas” masacrados y la crió, con su esposa, haciéndola pasar como si fuese hija propia. Pero un día, los verdaderos familiares vinieron por ella y en el “hogar feliz” se instauró la culpa y la desazón del amor filial perdido, y vino la ruina de una patria potestad ilegítima que lleva lentamente a la locura o la muerte adelantada a ese matrimonio que no pudo engendrar a sus hijos. Es una advertencia de que eso no debe repetirse por ninguna razón, que a los niños se respeta y que la semilla no se toca, porque no tienen culpa de los aciertos o los desatinos de los padres.
Ahí se muestra al ser humano desnudo, tratando de pasarla bien en su duro camino hacia la muerte. No es un espectáculo que abra debates ideológicos como tal ni tampoco pretende ser una pieza que, pese a la temática que aborda. No hace análisis de la patología social ni acusa a ciertos sectores políticos argentinos bien identificados y con mucho poder.
Potestad exhibe al represor sufriendo tanto o igual como lo que sufrieron sus rivales ideológicos. Y podríamos escribir muchas cosas más pensando en el espectador venezolano joven, ese que debe estar al tanto, porque la “bestia humana” anda suelta y cualquier día puede dar sus zarpazos.
Potestad, con la excelente y militante perfomance de Mario González, dirigido por Mónica Marchini, se despide mañana, a las siete de la noche, desde la Casa del Artista. Pero irá al Festival Internacional de Teatro de Occidente, en Guanare, para dar una lección sobre ese horror que no debe materializarse nunca más en este continente.

El teatro terapéutico de Luis Fernández

Mimí Lazo lleva diez años recorriendo a Venezuela yotros países con su unipersonal El aplauso va por dentro, escrito por Mónica Montañés, dirigido a las cuarentonas que están tratando de darle un cambio a sus vidas, tras un divorcio y unas cuantas relaciones fracasadas. Su esposo Luis Fernández está por el mismo camino: mostrar un "teatro terapéutico" destinado a mujeres y hombres de menor o mayor edad, para que se rían de si mismos y puedan, si quieren, reflexionar y hasta cambiar un tanto las rutas de sus existencias.
NO ERES TÚ ! SOY YO !
Luis (con 37 años de edad, 20 de ellos dedicados a las lides actorales) hasta el pasado fin de semana había realizado 121 funciones de su No eres tú ! Soy yo!, lo cual le contabiliza unas 33 mil personas, en el penthouse de la Torre Corp Banca. Según sus cálculos más conservadores podría llegar hasta el primer trimestre del año 2007. El actor advierte que realiza su trabajo escénico a partir de cinco puntos o cinco ciclos, de diez o quince minutos, cada uno.
"Son ejes temáticos que están íntimamente interconectados. Lo bueno de esta estructura es que puedo hacer el espectáculo de 15 minutos o de hora y media, dependiendo de los diferentes temas que quiera o del evento mismo. Trato de hacerlo siempre igual, pero la idea es hacerlo lo más flexible posible, que no sea teatro, sino un stand up comedy. No tengo mas pretensión que entretener y divertir con un contenido reflexivo, porque la gente se puede quedar en la superficie del chiste o ahondar y ver que eso de lo se están riendo es un reflejo de lo que ellos son y cómo a a través de la risa, que es una de las formas de mostrar la vida real, la cual de por sí es demasiado dura, se puede reflexionar y hasta modificar algunas cosas para no seguir cometiendo los mismos errores".
Puntualiza que en la temática de su show alude siempre al hecho, desesperado, que las mujeres pretenden o anhelan que las quieran o amen, "pero su desesperación parte del hecho de que como ellas no se quieren a sí mismas, pues es imposible que los demás las quieran. Si uno no se quiere es imposible querer a los demás y que los demás te quieran. Nos queremos muy poco los venezolanos y por eso tenemos relaciones disfuncionales.Nos relacionamos a partir de máscaras que hacemos de nosotros mismos, pero nunca de lo que somos realmente. Nos encanta decir y creer que tenemos el país de las mujeres más bellas del mundo, cosa que es totalmente falsa porque se trata de una etiqueta para estresarle la vida a las mismas mujeres y para obligarlas a entrar en esa loca carrera contra sí mismas de ser bellas, cosa que no es cierta. Tienen como meta ser bellas porque creen que con eso se puede obtener la vida perfecta o el amor de tu vida o el hombre ideal o eso que algunos llaman `la felicidad’. La belleza es muy perecedera y si eso se utiliza para la felicidad o la búsqueda de la felicidad, se está partiendo de una situación que pronto pasará y comenzarán entonces los más crueles padecimientos, porque eso además va unido con la juventud -que no es unvalor, sino una circunstancia por la cual transitan casi todos los seres humanos- y los sufrimientos serán mayores".
-¿Usted no toca o alude al tema de la juventud como tal?
–No, por ahora no. Hay demasiada angustia ante el envejecimiento, pero eso es un tema para espectáculos futuros. Especialmente por la desesperada búsqueda de la juventud externa, una búsqueda destinada a fracasar, pero lo mejor es la búsqueda de la juventud interna que es otra cosa. Es la persecución de un sueño, el cual le permitirá al ser humano verse como verdaderamente es.
TÉCNICAS Y MÉTODOS
No eres tú! Soy yo!
dura unos 65 o 70 minutos sin intervalos. Su origen está en el programa radiofónico Sexo sentido que Luis Fernández hace desde hace varios años. De esas entrevistas a mujeres y hombres con problemas, sentimentales y eróticos salió la idea del montaje, cuyo guión básico lo hizo a partir de sus libros Sexo Sentido, donde ha compilado tales entrevistas. "Es un teatro que se hace sobre la marcha, como lo hacen los humoristas, que siempre son unos maravillosos actores", reitera Luis Fernández. "Lo mío es una especie de recorrido sobre las diversas maneras de vincularnos afectivamente, cómo llegamos a las relaciones y de ahí al matrimonio, que se supone que es para toda la vida, pero con unas infidelidades de por medio y al final un divorcio, un despecho y una vuelta a empezar. En ese ciclo hay una serie de cosas que suceden y no es bueno ni malo que uno pase por todas las etapas. Esa es la vida. Y lo importante es que cada vez que se pase por ese ciclo, pues que se vayan cometiendo errores diferentes a los cometidos anteriormente".
-¿Por qué insiste en que es teatro terapéutico?
–Es terapéutico, porque todo lo que es reflexivo ayuda a proseguir en el camino de la vida. Resulta terapéutico por consecuencia, pero ese no es el objetivo, ya que mi objetivo inicial es decirle al público: esta es la vida y vamos a reírnos de ella y de nosotros mismos, y de ahí en adelante lo que tu hagas con esto es problema tuyo.
"El público siempre sorprende por sus reacciones. A veces hago preguntas que son respondidas con entusiasmo, pero en ocasiones el público, especialmente las mujeres, se quedan calladas.La gente que no tenga sentido del humor se puede ofender, o porque se ven reflejadas ahí, y por eso no les gusta".

martes, noviembre 07, 2006

No hay una formula para el éxito en el cine

En la Asociación Nacional de Autores Cinematográficos (Anac) hay un "ruido" o un "disgusto" o una "crisis" en las relaciones con el Estado venezolano.Y es Iván Zambrano, presidente de dicha organización gremial, quien lo explica de esta manera:
–Realmente se trata de una situación diferente, es una crisis nueva en donde el asunto no es la negativa del gobierno a asignarle recursos al cine nacional.Más bien se trata de concepciones diferentes en cuanto a la gestión del sector cinematográfico. Por una parte, ciertamente, hay más recursos invertidos y contamos ahora con el aporte que los sectores privados hacen a Fonprocine. Para algunos funcionarios públicos el centralizar decisiones y desconcentrar los recursos es la mejor vía para impulsar el cine, mientras que para los gremios profundizar la participación y la cogestión, estableciendo normas claras y equitativas que permitan la transparencia en la asignación de los recursos, es mejor que la discrecionalidad del funcionario.
Agrega que le parece bien bueno que ahora tengan la oportunidad algunos cineastas de hacer cine como lo hacían las grandes casas de Hollywood, con un gran productor, (en nuestro caso el Estado) y una gran estudio (La Villa del Cine). "Eso con seguridad será un cine diferente al que hasta ahora se ha hecho en el país: un cine de autor-productor, un cine de calle, un cine sin recursos. Para lo que están proponiendo con laVilla del Cine, tendríamos que conocer mejor acerca de los derechos y las formas de asociación para producir en ese sistema, porque lo que sabemos hasta ahora es que todavía no se ha terminado de dotar y están trabajando en diversos proyectos del gobierno".
NO HAY CENSURA
-¿Hay más dinero pero se complica el procedimiento para la distribución del dinero? ¿El Estado censura los guiones o pone obstáculos al creador?
–No ha habido hasta ahora censura de algún guión, proyecto o película. Lo que hay es un proyecto de Reglamento de la Ley de Cine, elaborado por un funcionario contratado por el anterior presidente del Cnac, en el cual se modifica la composición de las comisiones de estudio de proyecto. Hasta ahora las comisiones estaban integradas por una mayoría del sector cinematográfico privado y en esta propuesta se invierte la correlación con cuatro funcionarios y tres representantes de la comunidad cinematográfica organizada. Eso nos preocupa y por eso pedimos que no se apruebe así. Pero hay que ser muy claros en esto, en la convocatoria de este año, la comisión que está estudiando los proyectos sigue siendo bajo el esquema de siempre, con una mayoría de los sectores que representan los gremios e integrada por conocedores de la materia (guionistas, directores, productores, críticos, etcétera).
-¿Si la botija del Estado se pone alta o difícil, queda como alternativa el sector privado?
–Hemos estado procurando la reglamentación de dos artículos que favorecen la inversión del sector privado en el cine venezolano y la creación de una serie de incentivos para hacer atractiva esa participación, como exoneraciones de impuestos, etcétera.Lo que sucede es que otras prioridades han ocupado el tiempo de la dirección del Cnac y no hemos podido adelantar los pasos para que entren en vigencia esas regulaciones. Asimismo, al detenerse las mesas de trabajo para la discusión del reglamento, no se ha podido aprobar éste, para darle el piso legal necesario. El sector privado de todos modos está participando al aportar a Fonprocine, más ahora que en el primer trimestre del 2007 la televisión deberá cancelar su cuota-parte.
-¿Hasta dónde es negocio hacer cine en Venezuela si se tiene en cuenta el número de salas, el número de espectadores, la piratería y el poco o nada apoyo de las televisoras? ¿En pocas palabras, cómo hacer para que aumente la audiencia al cine nacional, si se tiene en cuenta que el cine foráneo barre a las producciones endógenas?
–Lo principal, y aunque suene contradictorio, es tener más películas. Todas las cinematografías exitosas tienen una variedad de productos y así el público tiene de donde escoger. Pero si tú no puedes ver películas por años o apenas se producen tres o cuatro, la gente no adquiere el hábito, ni se acostumbra, y siendo el gran porcentaje de cine en las pantallas ajeno al país, el espectador se acostumbra a una mirada alejada de su realidad, de su imaginario y de sus propias fantasías. Para que tengamos más público debemos garantizar la continuidad de la producción.Eso se logrará cuando tengamos seguridad en cuanto a los fondos dedicados a la producción y se diversifiquen las posibilidades para producir.
-¿Para el actual Estado o Gobierno el cine es una arma de culturización estratégica y por eso quiere un cine menos violento o un cine historicista al estilo de la primera época del cine cubano?
–Para cualquier gobierno suena muy atractivo eso del poder de los medios. Y hemos tenido muchos momentos en que funcionarios públicos han querido un cine lleno de pajaritos y cascadas, sin la presencia del venezolano con todos sus conflictos.Pero la realidad es más fuerte que la ficción y no hay manera de sacarla de las pantallas. Por más que traten de desviarnos el foco, de voltear la cámara a otro lado, siempre se te van a colear las imágenes de esas calles llenas de insatisfacciones, de penurias. Entre las sabanas surgirá un diálogo para decirte que algo anda mal en la sociedad, en el país o entre la gente. Así hagas películas en cualquier iglesia, o aísles los actores en un estudio, hay un país al cual pertenece ese director, ese guionista, esos creadores que quieren expresarlo. Y ojalá tengamos la oportunidad de ver películas venezolanas como las de la primera época del cine cubano, sobre todo como La muerte de un burócrata o Memorias del subdesarrollo.
-¿El objetivo de hacer cine en Venezuela es crematístico?
–Si por crematístico hablas de lo que llamamos meramente comercial, bueno, eso es lo que mueve a algunos que se meten en el cine como negocio y han hecho eso que los brasileños llaman "pornochanchadas". Pero aun esas que intentan ser negocio se enfrentan a una ruleta, porque nadie tiene asegurado el éxito en el cine. Lo que queremos es que se garantice la posibilidad de producción y el creador, el autor, tenga la posibilidad de seguir haciendo cine y no que al terminar su película y pasarla por los diversos circuitos de difusión, se encuentre arruinado y comenzando de cero. Las cinematografías de nuestros países sólo se garantizan con un apoyo firme y continuado del Estado y lo reitero aquí.
-¿Cuál es el cine que deben hacer ustedes o el cine que quieren ver los venezolanos, o cuál es el cine criollo que puede competir con lo foráneo?
–Ya lo dije: mientras más variedad y más libremente se produzca más posibilidades tendrá el público de escoger lo que quiera.

miércoles, noviembre 01, 2006

Voltea pa' que te enamores de Mónica Montañés

Mónica Montañés perdió nuevamente el sueño porque su primer guión que Carlos Azpurúa hizo cine inicia desde hoy su cita con el público venezolano. El importante ciclo de exhibiciones de Mi vida por Sharon comienza sus presentaciones ante ese crítico de las mil cabezas que decidirá el éxito de ese nuevo esfuerzo que hace la modesta, pero talentosa, industria del cine venezolano.
-¿Por fin, llegó al cine?
-Así es. Luego de más de diez años metida de cabeza en el teatro y la televisión, y de mis dos romances con la literatura, se filma un guión escrito por mí. Y es cómico, porque cuando estudiaba Comunicación Social, escogí la mención Audiovisual precisamente porque creía que mi pasión era el cine. De hecho, los cursos que hice fueron para guión cinematográfico, porque yo estudié con David Suárez (quien aparte de gran guionista era un extraordinario y generoso profesor), y con Jean Claude Carriere, en talleres de la Anac. Pero la vida le tiene a uno el camino como trazadito, y suele ser el camino correcto. Porque estoy muy orgullosa del guión de Mi vida por Sharon, y es sin duda el resultado de todo lo que aprendí echando cuentos que iban a ser vistos sobre las tablas o en la pantalla de los televisores.
-¿Qué hizo?
- David Suárez me decía que yo tenía madera, pero que los guionistas tenían que patear mucha calle con su guioncito debajo del brazo hasta conseguir un director que se los quisiera filmar, que jamás un director le tocaba la puerta a uno. Y Azpúrua tocó a mi puerta a pedirme que le escribiera esta historia, que es en rigor de su vida real. Lo que yo escribí es una versión de algo que a él le pasó. Claro, él me lo contó como algo trágico, profundo, incluso político, y yo no paraba de reírme, porque veía en su cuento una gran comedia. Y eso fue lo que le escribí una comedia detrás de la cual se dibuja una tragedia personal y nacional, profunda pero divertida, política pero absurda, muy parecida a lo que somos los venezolanos, que tendemos a reírnos de las tragedias que nos ocurren cotidianamente, como única manera de sobrevivir.
-¿Cómo se escribe para cine?
-Pues con muchas ganas de hacerlo. El trabajo del guionista es muy particular, extraordinariamente solitario e increíblemente desligado del resultado final que es la película. Al menos aquí en Venezuela, que una escribe en un momento, pero la película se filma años más tarde y se exhibe otros años más tarde aún. Además, es duro porque tienes que saber o aprender, que eres sólo una herramienta del director. Una herramienta imprescindible porque sin guión no hay manera de arrancar el proyecto ni de conseguir el financiamiento, pero luego la película es del director, solamente de él, y el guión es sólo eso, una base, nada más. Muy distinto del teatro o la televisión donde el texto es lo primordial y el escritor es el Autor con A mayúscula. Ahora, Mi vida por Sharon, fue para mí una experiencia maravillosa, de crecimiento, donde pude inventar unos personajes creíbles y queribles y escribirles un cuento que a mí me encanta, por lo que cuenta y por cómo está contado. Pero repito, lo que van a ver es de Azpúrua, su película, así es el cine.
-¿Cuáles son las premisas del guión?
- Mi vida por Sharon es una sabrosa comedia del absurdo, basada en la más estricta realidad venezolana. El protagonista Carlitos López, (Carlos Mata) es un héroe insólito, héroe porque es capaz de arriesgar su vida por lo que más quiere, insólito porque lo que más quiere en el mundo es su camioneta. Sharon no es una mujer sino una camioneta. Carlitos era el doctor López hace unos años, reconocido ingeniero, esposo de Pastora (Mimí Lazo) con quien tiene dos hijos. Pero lo va perdiendo todo, el trabajo, el estatus, la esposa, la familia y queda sólo con la camioneta, como único símbolo de lo que un día fue. Por eso cuando lo atracan es capaz de arriesgar su vida y el amor que le queda de sus seres querido, con tal de recuperar a Sharon… Carlitos es parecidísimo a una cantidad de hombres venezolanos y lo que aquí le pasa nos puede pasar a todos. Creo que la gente va a gozar un mundo por verse reflejada en ese espejo.
-¿Cómo se trabaja con un director como Carlos Azpúrua?
-A puños, jijiji… Con él uno nunca sabe si quererlo o matarlo. Es imposible trabajar con él sin quererlo mucho, y sin querer asesinarlo. En mi caso particular resulta que mí mamá lo quiere como a un hijo y por lo tanto vendría siendo como mi hermano mayor, uno de esos hermanos que te dicen gorda y tu le dices enano pero que se quieren mucho. Él confió en mí a pesar de que nunca había trabajado la comedia y yo no sé escribir sino comedias. Y yo me siento profundamente honrada de que un director al cual admiro como él, me haya pedido un guión. En definitiva fue maravilloso y terrible.
¿Qué pasó con el guión de El aplauso va por dentro,su exitoso monólogo que lleva diez años en escena?
-Pues lo que te digo. Que este año nuevamente Román Chalbaud lo introdujo en el CNAC a ver si esta vez el jurado lo aprueba. De ser así se filmaría en el 2007. Yo tengo esperanzas de que así sea, basadas en el éxito de la pieza original, en el talento extraordinario de Chalbaud y de la Lazo, quien por supuesto sería Valeria, y en el amor y la fidelidad del público por este texto que, diez años más tarde Mimí sigue representando a sala llena. Es realmente insólito que haya costado tanto que el CNAC nos apruebe esta película pero El aplauso va por dentro es así, Mimí y yo tuvimos que pasar por el rechazo de cuatro directores hasta que apareció Gerardo Blanco que lo montó y pasó lo que pasó y sigue pasando. A lo mejor con la película es igual, la rechazaron cuatro jurados del CNAC en años anteriores y a lo mejor este es el que le da el sí y pasa… por fin. Ojalá.
-¿Quiénes son sus cineastas favoritos en Venezuela y por qué los admira?
-Por razones obvias mi respuesta lógica sería Chalbaud y Azpúrua, pero la respuesta real es que yo admiro a todos los cineastas venezolanos por la tenacidad que tienen de ver sus sueños hechos realidad. Eso no es de ahora sino de siempre, desde el año 90 cuando cubría la fuente de cine nacional para el extinto El Diario de Caracas, los entrevisté a todos y aprendí a quererlos y admirarlos a todos, sentimiento que en mí sigue igual.
-¿Quienes son sus cineastas mundiales y por qué?
-Pues, mis cineastas favoritos del mundo son Frank Capra y Billy Wilder, cada vez que puedo vuelvo a ver Sucedió una noche de Capra, y El apartamento, La picazón del séptimo año y Some like it hut de Billy Wilder, para gozar un mundo ante tamaño talento y para seguir intentando aprender algo de esos maestros de la comedia, de la creación de personajes únicos e inmortales, y sobre todo de la ternura. Me sigo admirando, conmoviendo y riendo con sus obras de arte.
-¿La telenovela, por dónde va?
-Pues va de maravilla. Aquí me tienes, fajada las 24 horas del día escribiendo Voltea pa que te enamores, feliz porque volteó y se enamoró un gentío. Es un trabajo delicioso porque me encanta lo que estoy contando, me fascina la dirección de Claudio Callao, la producción de Manuel Federico Grijalba y el elenco extraordinario con el que cuento.
-¿Dónde está su nueva pieza teatral?
-Pues en mí cabeza, esperando un huequito de tiempo para salirse. Pero estoy muy contenta porque el 15 de noviembre empieza en el Celarg mi taller “¿Cómo echar un cuento que va a ser visto?”, ya en su quinta edición. Como tú bien sabes es un taller eminentemente práctico, pues la idea es que los talleristas salgan con una obra debajo del brazo que compiten entre sí por un premio fabuloso que es el montaje. Este año les voy a proponer, en vez de una obra larga cada uno, obras cortas de 10 o 15 minutos cada una, para que con las mejores de ellos y una mía hacer un montaje conjunto, todas con el tema de la pareja en común. Lo hicimos hace tres años y el resultado fue excelente.