miércoles, abril 30, 2008

Los ríos profundos de Arguedas

La cultura peruana vale no sólo un viaje sino muchos más para aprehenderla. En tres días disfrutamos tres espectáculos centrados en la identidad de ese pueblo, donde ha coexistido lo aborigen con lo hispánico y ha brotado algo tan maravilloso, especie de sincretismo aleccionador, el cual reitera, una vez más, que los latinoamericanos sí tenemos algo que los otros continentes deben conocer y gozar además.
Vimos los montajes de las agrupaciones Cuatrotablas, Yuyachkani y el Centro Cultural Británico. Hoy nos detenemos en el espectáculo de Mario Delgado, creado a partir de la novela Los ríos profundos, de José María Arguedas (1911-1969), etnólogo, profesor y escritor que se inmoló al no recibir apoyo para una revolución cultural a la peruana. Un científico social que aplicó el rigor del ensayo y la ficción narrativa para utilizar la lengua quechua del indio y la del español. Leerlo es detectar las raíces del realismo mágico del cubano Alejo Carpentier, el guatemalteco Miguel Ángel Asturias, el venezolano Arturo Úslar y el colombiano Gabriel García Márquez. Leerlo es comprender porque su novela es lírica y hermosa, y además constituye el mejor instrumento de propaganda por el mundo andino, porque lirismo y realidad coexisten sin deformar o alterar la imagen del mundo andino, como puntualiza Marie-Madeleine Gladieu.
Presenciamos el estreno de Arguedas, los ríos profundos, en el Teatro Municipal de Lima, producido por Delgado y Cuatrotablas, durante dos años de investigación y otros dos de presentaciones e improvisaciones, a lo largo del Perú, en la periferia de Lima y en su centro piloto en Chorrillos. Nos deleitamos con el primer episodio de la trilogía que hicieron sobre su novela. Por ahora “El viejo”, “El viaje” y “La despedida” son los primeros capítulos utilizados para el guión de ese montaje, el 34, con el que festejan sus 36 años de vida útil.
Reconocemos que disfrutamos una inolvidable y conmovedora fiesta teatral, capaz de manosear los sentimientos más íntimos del público, gracias a las peripecias y narraciones del protagonista, Ernesto, niño de 13 años que tiene la facultad de sentir y sufrir al Perú, con su olfato, tacto y mirada, con esa sensibilidad prodigiosa “como sólo los niños pueden ver”. José Carlos Urteaga, Flor Castillo, Fernando Fernández y Juan Maldonado son el coro arguediano que interpreta a Ernesto y a todos los personajes de ese fantástico ritual iniciático, entre los griegos, Eugenio Barba y Jerzy Grotoswki, comparable con Tu país esta feliz de Antonio Miranda y Carlos Giménez y los primeros montajes del grupo Altosf en esta Caracas la horrible.
Delgado fue fiel al texto original y por eso llevó a escena ese mestizaje cultural presente en Los ríos profundos y particularmente en Ernesto, que, como dicen los especialistas, es un mestizo cultural.
Sin lugar a dudas, este teatro es peruano por donde se le mire y por eso es valioso donde se le presente, no sólo por lo dice sino también como se hace y por las repercusiones que tiene en su comunidad, a la cual refleja y además se retroalimenta de ella.
Ver al Cuatrotablas es lamentar el mutis de Carlos Giménez, porque dejó al teatro venezolano sin líder y sin los sucesores que se requerían.

martes, abril 29, 2008

"Al pie del Támesis" es un exorcismo por la libertad

El encuentro inesperado entre Guillermo Cabrera Infante y Esdras Parra en Londres, ocurrido hace más de siete años, tras una castradora “cirugía de reasignación de sexo” a que se sometió el poeta venezolano, no es más que la fuente de inspiración o motivación para crear Al pie del Támesis, obra de Mario Vargas Losa estrenada en el Teatro Británico, bajo la conducción de Luis Peirano. Así lo concluímos después de verla en Lima.
Eso le ha permitido al célebre intelectual peruano abordar con prudente elegancia en un mismo espectáculo la temática de la homosexualidad combinada con la transexualidad, un “ruidoso cóctel” informático que está de moda no sólo en el ámbito del showbussines sino especialmente en congresos de psicólogos y psiquiatras. No es un secreto que hay una revisión a fondo de los derroteros de la sexualidad en el siglo XXI y desde ya se estimula una necesaria investigación científica ante el incremento de dichas conductas o comportamientos sociales nada convencionales y totalmente trasgresores para la moral y la ética burguesas, sin contar el rechazo que hay en las naciones socialistas y en regímenes teocráticos a todo aquello que pueda interpretarse como “desviaciones de la normalidad” o cual otra manifestación de la libertad humana.
En pocas palabras, sin temblarle el pulso y rompiendo con la pacata burguesía, para Mario Vargas Llosa (Arequipa,72 años) ese “encuentro inesperado” le permitió abrir la escena para mostrar una historia ficionada sobre “Chispas” Bellatin, un adolescente de la rancia sociedad limeña que mató a su compañerito de estudios “Pirulo” Saavedra, porque este intentó darle un beso en la boca mientras se entretenían en el gimnasio. Treinta y cinco años después, “Chispas” (encarnado por Alberto Isola) revela una de sus más lacerantes pesadillas, mientras descansa en una suite del hotel Savoy de Londres: “Pirulo” se le presenta convertido en su “hermana” Raquel Saavedra (Bertha Pancorvo) tras una compleja operación en Casablanca, y lo invita a vivir lo que no pudieron antes, cuando eran jóvenes: amor, matrimonio y feliz vida de pareja.
PELIGROSAS PESADILLAS
“Chispas” en esa prolongada situación onírica, porque así es la técnica doble que usa el dramaturgo, desnuda su vida intima frustrada, su desastre físico-psicológico con las mujeres (lleva tres divorcios en fila) y asoma que es un homosexual que no se asume, lo cual queda materializado al final, porque otro “Pirulo” con toda la carga que ese personaje tiene, lo despierta para llevarlo a una importante reunión de negocios, que es el único ámbito donde “Chispas” ha triunfado y ganado fortuna. El sueño del irredento asesino finaliza con un estrujante monólogo que recuerda al Willy Loman de La muerte de un viajante de Arthur Miller, pero que no conduce al suicidio de “Chispas”, sino que lo lanza a proseguir con su vida del disimulo y su desenfrenada carrera por más riquezas, aunque sea infeliz en su privacidad.
Dicho de otra manera, Mario Vargas Llosa usó el caso Esdras Parra como pretexto para plasmar en la escena limeña otro lamentable suceso de homofobia no asumida y la solución que “Chispas” sueña dentro de su sueño: un cambio de sexo para que todo sea simulado. Pero nosotros creemos - el teatro tiene razón de ser por las metáforas que encierra- que el autor de La casa verde va más allá. Abofetea a la sociedad peruana y a sus similares en el resto del continente americano, porque juegan a la indefinición en la política como en el sexo, se traicionan a sí mismas con tal de ganar unos dólares más, aunque desgracien a las clases más pobres de sus republicas. ¡Ya Moliere lo hizo antes!
Hay, pues, una lectura política muy obvia en Al pie del Támesis, porque sus personajes son símbolos, aunque el escándalo del sexo sea más sugerente, estridente y muy directo, y puede que asuste a unos cuantos mojigatos que aún quedan aquí o allá, a los que moran en sus closets de dia y de noche salen cual lobos de cacería.
MONTAJE MINIMALISTA
El espectáculo, logrado gracias a la paciencia y al talento del elenco ahí reunido y al rigor del director Peirano, es una muestra depurada de esa tendencia del contemporáneo teatro estadounidense donde lo que se busca es la materialización de los personajes por encima de adornos y elementos escenográficos. Convertir al escenario en verdadera “caja negra”, donde el espectador pueda disfrutar del desarrollo de las psiquis de los personajes, con todas esas pulsiones, como acota el puestista, ”que cada uno puede eventualmente reconocer en si mismo” y permitir así la expiación, ese estado de animo que tanto anhelaban los clásicos griegos. Hay un especial cuidado con los ritmos de los personajes y un rigor para obtener y mantener la dramática atmósfera donde ellos se mueven cual si fuesen peces en un acuario de culpas propias y ajenas. Es un espectáculo intelectual para quienes pretendan reflexionar sobre lo que está pasando más allá de las apariencias, en Lima y el resto del planeta, cuando los seres humanos pretendan vivir por encima de lo normado, que pretendan tener libertad para escoger.
Los actores son conmovedores por lo que encarnan y como lo muestran. No hay desperdicio sino exceso de talento y pasión, fundamentales para esos buenos 80 minutos de teatralidad. Ahí todos ganan, pero el único que pierde es Esdras Parra a quien casi nadie recuerda a pesar de ser un personaje único para el teatro por su periplo vital. Esa es una deuda que la intelectualidad venezolana no ha asumido.
!Ahora se espera que Caracas pueda verla pronto, ante todo por los antecedentes que ya se conocen¡

lunes, abril 28, 2008

Navidad en abril caraqueño

La gente que integra la caraqueña agrupación Producciones Pequeño Grupo no se rinde ante las dificultades que les impida mostrar sus legítimos y estéticos productos culturales. Desde el año 2000 han exhibido seis espectáculos, siempre con depurada calidad, y ahora estrenan El ladrón está aquí, en la Sala Horacio Peterson, donde participan Aura D´Arthenay y Raúl Blanco, acompañados de Mireya Duarte, con la dirección técnica y el diseño de iluminación de Arnovi Parra y la dirección general de su autor Paúl Salazar Rivas.
El ladrón está aquí, “basada en una mentira”, es otra pieza donde Salazar Rivas utiliza la comedia y el drama para escenificar esos conflictos humanos, como los que acosan a la protagonista, la afamada publicista Silvina, no menor de 30 años, precisamente un 24 de diciembre, fecha trágica para ella porque cuando tenía 9 años perdió a su madre en un accidente automovilístico y sólo sobrevivió su papá, a quien ella desprecia porque cree que él fue el culpable de todo.
Pero, por la magia del dramaturgo convertido en taumaturgo, recurre a la fábula popular del San Nicolás, o Papá Noel o el Niño Jesús, como símbolos de la Navidad, y lo mete de manera rocambolesca en el apartamento de Silvina para consolarla y hacerle ver que la vida continúa, que tiene que darle una tregua y proseguir viviendo, amando y cuidando de su padre. El hechizo se da y la ex desconsolada mujer hace las paces con su pasado, llama a su progenitor y hasta consigue un novio para juntos soñar un proyecto de vida con horizonte en la vejez.
La metáfora, sustentada en la trágica historia de Silvina, es bonita, más nada. Es un canto a la esperanza o a la resignación antes aquellos hechos que le recuerdan a los seres humanos que se viene al mundo sin consentimiento alguna y que es el desesperado acto cotidiano de vivir que puede explicar el para qué o el porqué se vive. Por eso el autor reitera que su comedia se inspira en una mentira pero que la misma puede ayudar en algo.
Paúl Salazar Rivas no será un Samuel Beckett, el irlandés aquel que le recordó a la humanidad la sinrazón de la existencia, pero sí es un venezolano de oro, de esos que dibujan el perfil humano a través de historias que se entretejen para llevar al público profundas reflexiones sobre vida. Como este teatro donde enseña como superar la tragedia de perder a un ser querido.
Paúl y Aura, su esposa, y otra gente que los acompaña, son una muestra de que el teatro criollo está vivo y dando dolores de cabeza a todos por lo que dice y hace.

domingo, abril 27, 2008

Ligia Tapias apasionada

Dama altiva pero humilde y no es contradictorio. Como no le gusta ahondar en detalles sobre su vida hubo que convencerla y prometerle que se respetarían sus memorias y sus criterios. Fue así como conocimos que nació en el estado Táchira, en el hogar de Luis Augusto Tapias y Ana Francisca Dueñas, a mediados de los años treinta. Aquí en Caracas, al despuntar la década de los 50, cuando aún estudiaba en el liceo Andrés Bello, se escapó de clases para ir a buscar, en los estudios de Cine Bolívar a la actriz argentina Juana Sujo, “quien había organizando unos talleres de teatro y para lo cual sacó avisos en la prensa solicitando alumnas. Conocí a esa señora y ella quedó muy satisfecha porque era la primera chica que acudía a su llamado”.
Tomó el curso vespertino, desde las seis y media de la tarde, y por supuesto al tercer día su papá descubrió todo porque llegaba tarde a la casa y aquello era preocupante para esos tiempos."Pero como él era culto y muy liberal pues pude continuar. Mi grado, que se escenificó en al Museo de Bellas Artes, en lo que se conoce ahora como Galería de Arte Nacional, fue catastrófico, porque tuve un accidente con unos zapatos con tacones que estrené y llegué a la ceremonia cargada, en una especie de silla de mano, por unos gentiles ingenieros agrónomos, muy teatral aquello, ya que no podía caminar por mi pie estaba fracturado. De todos modos hice mi presentación con unas escenas de Peer Gynt de Ibsen y La doncella de Orleáns de Ahiller”.
Así se inició la vinculación de Ligia Tapias con las artes escénicas criollas y ahí ha desplegado más de media siglo de importantes actividades en todos sus ámbitos. Desde 1992 es la directora de la Escuela Nacional de Artes Escénicas César Rengifo, en la esquina El Cuño, a cuyas instalaciones llega al medio dia y se retira hacia las nueve o diez de la noche, ”cuando no haya nada que hacer y se marche todo el mundo”. Es una apasionada de su oficio de teatrera y admite que sólo lo dejará con el mutis final.
No se conformó con la inicial instrucción recibida de Juana y más tarde, ”tras superar algunos asuntos personales, una de esas crisis que nos dan a nosotras”, reanudó su capacitación en la Escuela de Teatro del Ateneo, cuando se instalaron en la Quinta Ramia, con Horacio Peterson. Estudió actuación y dirección con Alberto de Paz y Mateos y Arisca Holguín, y se graduó con el montaje de El largo viaje del dia hacia la noche de O`Neil. Se dedicó de lleno a la docencia e ingresó a la “César Rengifo” en 1984 como profesora de Interpretación e Historia del Teatro. No recuerda el número exacto de promociones que ha graduado, pero promete hacerlas conocer porque es su aporte a esta “patria que tanto quiero”.
Como actriz sus cuentas están muy claras: más de 40 piezas, entre ellas Amoroso de Chocrón y Marat-Sade, el último gran montaje bajo la égida de Peterson. Dirigió unos 25 espectáculos y hasta como productora tuvo trabajos importantes.
Pero no el teatro no es lo único que ha hecho, además de criar a sus dos hijas: Iraida y Ana, destacadas profesionales en las artes escénicas y las artes plásticas. Fue secretaria del despacho del ministro de Fomento a lo largo de 29 años y así conoció a 17 titulares de ese importante despacho. ”Éramos dos secretarias y cada que había relevo y llegaba el nuevo funcionario renunciábamos, pero ninguno las aceptaba. Al final nos fuimos. Y yo me entregué de lleno a mi pasión teatral y mi familia”.
Recomendación
Al cabo de más de medio siglo de estar y participar en el teatro criollo, Ligia Tapia considera que la actividad actual ya no es tan tradicional, sino libertaria e irreverente con las tradiciones y las técnicas artísticas. Hay poco respeto hacia la profesión y las ideas. Se hace un teatro más liviano en la mayoría de los casos y menos congruente con la realidad del país y con la misma historia de nuestro teatro. Insiste en que la mejor historia de un país, “como ésta Venezuela querida”, está en su teatro, por eso pide que se monten más y mejores obras criollas y menos frívolas. “No creo que el teatro clásico o el de ideas o de propuestas ideológicas no le guste al público. Nosotros llevamos muy buen teatro a zonas remotas de nuestra geografía y la respuesta que recibimos del público fue hermosa y demostró que le habíamos conmovido. No creo que haya que abaratar los textos para atraer al público por razones económicas. Sé que hay pocos espacios teatrales y que los montajes son costosos, pero de esa situación vamos a salir. Mientras tanto las escuelas de teatro y las universidades están en la obligación de mostrar esas obras que no hacen los otros teatreros”.


martes, abril 22, 2008

La loca de la casa hizo posible esa Venezia

Si lo que pasa en el escenario y esa mágica relación de lo que ahí transcurre con el público es parte el trabajo del crítico, lo que está por detrás, lo que se hace para conseguir una obra, montarla y exhibirla es tan importante como el espectáculo mismo. Son varias historias en una, son el acto carnal, la germinación, el desarrollo y el parto de la criatura. Por eso se afirma que el teatro es la vida, pero nunca la vida es un teatro, sino algo más complejo. Así pensamos nosotros. Por ahora no ahondamos en “el cómo” sino en “lo que hicieron” bien.
Eso nos ha pasado con Venezia, deliciosa creación escénica de Aníbal Grunn a partir del texto original de Jorge Accame (Buenos Aires, 1956), la cual hace temporada en el Teatro Escena 8 con las impactantes participaciones actorales de Elisa Stella, Virginia Urdaneta, la “Beba” Rojas y Adriana Romero y Marco Alcalá.
Venezia no se estrena en Venezuela. Durante el Festival Internacional de Caracas 2001 vimos la agrupación argentina Teatro de la Ciudad con Venecia de Jorge Acame, dirigida por Helena Trikek. Ese montaje, creado en 1998, era dramático y pesimista. Con la versión de Grunn, su Venezia (lo de la z es por Venezuela, como ha comentado) es un canto a la amistad, la solidaridad y los sueños o las creaciones de “la loca de la casa”, la imaginación de los seres humanos, esa que nos puede proporcionar las más gratas satisfacciones o amargas decepciones cuando era sólo fantasía lo creado. ¿Quién no se ha estremecido por situaciones así?
Venezia, producida por César Sierra, se desarrolla en Fundación La Clemencia, un pueblo al sur de las llanuras venezolanas, donde hay una casa de lenocinio cuyas únicas tres mujeres atienden a los ocasionales clientes: camioneros, algún ardiente viajero perdido y también a los pocos hombres que aún habitan ese caserío. Pero tambien-ahí está la diferencia con otras piezas burdeleras-las meretrices cuidan a la ciega Tana, anciana madama o dueña del prostíbulo, quien además de no tener recursos económicos lleva sobre su jorobada espalda el peso de una mala jugada que le hizo a un italiano que confío en ella, su enamorado minero que retornó a Venecia.
Las tres prostitutas y el chulo de turno montan una tramoya teatral y convencen a la vieja puta de que sí la van llevar a la urbe italiana para que pida perdón al enamorado que timó. Organizan su tinglado, teatro dentro del teatro, habilidoso juego cómplice que captura al espectador, pero la pecadora arrepentida se les muere cuando han llegado a la imaginaria ciudad de calles acuáticas. ¡Y la Tana descansa en paz porque cumplió parte de su anhelo!
Hay un delicado trabajo del versionista y del director, que es el mismo Grunn, ayudado por las estremecedoras caracterizaciones del trío de “bichas bien intencionadas”, de la veterana Elisa Stella y del erotómano bobito del pueblo, quienes hacen posible ese hermoso canto a las solidarias y buenas intenciones para hacer feliz a un ser humano y al público, por si fuera poco.

Poeta venezolano inspiró teatro de Vargas Llosa

Con 72 años recién cumplidos, Mario Vargas Llosa está de nuevo en el centro de una polémica cultural sobre la identidad sexual en Lima. Desde el pasado 29 de marzo se presenta su melodrama Al pie del Támesis, dirigido por Luis Peirano, en el Teatro Británico. Ahí, ambientados en una suite del hotel Savoy de Londres, dos peruanos: “El chispas”, exitoso hombre de negocios encarnado por Alberto Isola, y una supuesta antigua amiga Raquel, asumida por Bertha Poncorvo, se reencuentran después de 35 años.
Para escribir Al pie del Támesis -hasta ahora tenía cinco obras estrenadas- Mario hizo el borrador en dos semanas y necesitó cinco años para culminarlo.“Nunca dejará de maravillarme la manera como nacen en mi cabeza las historias. Brotó de una conversación en Londres con Guillermo Cabrera Infante, hará unos seis años. Él me preguntó: ¿Te acuerdas del poeta venezolano Esdras Parra? Me acordaba bastante bien. Era un muchacho delgado, algo tímido, al que había conocido en los años sesenta, en Caracas, cuando él dirigía o codirigìa la revista literaria Imagen. Habíamos conversado algunas veces y, durante algún tiempo, tuvo la gentileza de enviarme a Londres la publicación que dirigía y con la cual colaboré algunas veces. ¿Por qué me preguntaba Cabrera Infante si me acordaba de aquel venezolano? Él lo había vuelto a ver pero ahora convertido en una señora. Se había hecho una operación: había cambiado de sexo, de voz, de atuendo. A mí me impresionó esa imagen y de ahí partí para mi obra”.
De esa anécdota, como lo reiteró ante los periodistas de los diarios Correo y La República en Lima, emergió Al pie del Támesis, la cual está vinculada con su novela Los cachorros, según los críticos, pues en ambas los protagonistas sufrieron de niños unas terribles experiencias sexuales que los marcarían para toda la vida. En una hay una castración real, mientras que en el teatro hay algo más simbólico, pues “El chispas”, de 13 años, reacciona violentamente cuando Pirulo Saavedra, su mejor amigo, vecino y compañero de estudio, intenta besarlo en los labios.
Ese episodio, contado 50 años después por “El Chispas” a Raquel, es clave en la trama, porque él no recuerda que Pirulo tuviese una hermana y finalmente deduce que ella sólo puede ser su otrora amigo, después de un radical cambio de sexo. La conversación de los dos personajes desemboca en las fantasías de las que pudieron ser sus vidas de haber tomado aquel incidente de otra manera. La obra culmina de forma inesperada: Raquel no existe, es una fantasía de “El Chispas”, quien sí mató a Pirulo décadas atrás, y ahora carga una culpa, entre otras cosas
INTOLERANCIA
Mario, que no usó otros detalles de la compleja historia de Esdras para su pieza, admite que la transexualidad es el tema de Al pie del Támesis al llevar al escenario un problema de identidad. ”Es la identidad sexual sí, pero digamos es la identidad. Creo que es un tema muy fascinante porque es un tema que tiene que ver con la libertad humana. Creo que la verdadera libertad humana significa para un individuo poder elegir totalmente su identidad. Es decir, en qué dioses cree o no cree, dentro de qué cultura va a vivir, qué lenguaje va a ser fundamentalmente el suyo, qué convicciones, qué principios, qué valores van a ser los que normen su vida y cuál va a ser su sexo. Eso en el pasado no se elegía, eso venía impuesto por tu pertenencia a una comunidad. No podías ser otra cosa. Pero a medida que avanza la civilización el individuo se va desprendiendo mucho de esa comunidad y va eligiendo de acuerdo con su vocación, de acuerdo a sus convicciones, de acuerdo a sus instintos, lo que realmente quiere ser. Ese es el tema, yo creo, profundo de mi obra”.
Además Mario ha dicho que “lo más humano que existe es el cambio, que hace que la vida sea una aventura; bueno, hay gentes que no cambian, es la vida de los animales, de las piedras. A mí la homosexualidad nunca me tentó, pero si me hubiera tentado la hubiera asumido con dignidad”.
Reconoce, y de ahí la polémica y el escándalo soterrado generado en la capital peruana que han servido para agotar la boletería, que su obra “va contra la intolerancia de nuestra sociedad, porque el Perú, aunque ha avanzado bastante, todavía es una sociedad muy machista y muy llena de prejuicios. Sobre Esdras Parra, me enteré después que regresó a Venezuela, siguió escribiendo, recibió apoyo de su familia. Se convirtió en una persona pública, digamos su caso lo utilizó para promover un poco la idea de la libertad sexual. Murió de 65 años. Yo me pregunto qué pasaría en el Perú con un caso así. Hasta qué punto encontraría comprensión y hasta qué punto se convertiría en un personaje más bien marginado”.
VOCACIÓN
Mario comenta que su primera vocación artística fue el teatro. “Si en Lima hubiera habido un movimiento teatral y la posibilidad de montar mis obras, yo habría sido más dramaturgo que novelista. Aunque nunca abandoné la afición por el teatro y, en los 70, volví otra vez a ese viejo amor. Creo que en el teatro cabe todo, el teatro es la vida. En realidad no depende de los temas sino de lo que hace el autor, en qué convierte esos temas sobre un escenario. El tema más rico, más importante puede ser banalizado terriblemente por un autor que no tiene talento y el tema más tonto de pronto convertirse en un tema fundamental sobre la condición humana si es que pasa por las manos de un gran creador, de un gran escritor.
Mario conoció al teatro en su infancia, cuando vio Muerte de un viajante, de Arthur Miller, montada por una compañía argentina que era dirigida por Francisco Petrone, en el Teatro Segura. “Y para mí ha sido una de las grandes experiencias como espectador de mi vida. A mí esa obra me revolucionó, y me impresionó sobre todo que en una obra de teatro ocurrieran las cosas con esa misma libertad que ocurrían en las novelas modernas: saltos en el tiempo o saltos en el espacio. Y creo que lo primero que escribí más o menos en serio fue una obrita de teatro entusiasmado por la experiencia de haber visto esa obra, y desde entonces el teatro ha sido un amor paralelo, a veces muy interrumpido por muchos años, pero siempre he tenido el teatro cerca”.
“El teatro es una de las formas de la ficción y lo que me gusta del teatro es que se viven historias, historias que son ficciones. Y de todos los géneros literarios el que simula mejor la vida es el teatro. En ningún otro género una historia se encarna en seres de carne y hueso. Ahí, en el escenario, una historia se vive como se vive en la vida. Es una vida simulada, pero simulada sólo hasta cierto punto porque quienes encarnan a los personajes son de carne y hueso. Además el teatro posee la característica esencial de la vida que es la fugacidad: aquello ocurre y deja de ocurrir y desaparece como en el mundo real. Entonces, yo siendo un novelista que ama profundamente la novela, en el teatro esa ilusión de vida me parece más intensa, es el género que llega realmente a tocar la vida: máxima ilusión de un escritor de ficciones”.

lunes, abril 21, 2008

El venezolano Edgar Borges gana en España

¿Quién mato a mi madre? del venezolano Edgar Borges llego de segunda finalista en el concurso III Premio Nacional de Novela Ciudad Ducal de Loeches, que auspicia la editorial Ediciones Irreverentes, en Madrid, España.
Círculos concéntricos, de Carmen Matutes, ganó la competencia mientras que La sangre de las marionetas, de Fernando Claudín, y la novela de Edgar Borges, fueron las finalistas de este concurso donde hubo 184 participantes de 16 países. El jurado de esta III edición estuvo compuesto por los escritores Luis Alberto de Cuenca y Antonio López del Moral; el crítico Eduardo Campos; Vera Kukharava, en representación de Ediciones Irreverentes, y presidido por el escritor Miguel Ángel de Rus.
Borges (Caracas, 1966), que además es periodista y está residenciado en la Península Ibérica, donde vive de dictar talleres de literatura y de radio en colegios y centros literarios, informa que su novela ¿Quién mató a mi madre? es la historia de unas personas que creían que estaban viviendo la vida, pero en realidad estaban viviendo la trama de una novela que ya alguien había escrito. “El crimen de una madre es el punto de partida de esta historia; en el medio ronda la sospecha de que el asesino pudo haber sido el esposo o uno de sus dos hijos; al final, los dos detectives que investigan el caso tropezarán con un círculo de situaciones indetenibles”.
Cuenta que su novela, la cual tiene 182 páginas, divididas en un prólogo, tres capítulos y un epílogo, aparecerá editada en mayo y será presentada en la famosa Semana de la Novela Negra de Gijón, en julio, además se organizó una gira por toda España para promocionarla. “Eso me hará ganar los respectivos derechos de autor, un asunto que aquí en España se respeta mucho. Yo espero que muy pronto se pueda conocer en Venezuela por intermedio de El Perro y la Rana, la prestigiosa editorial del Estado”.
—¿Por qué ese título?
—Porque es la pregunta que se hacen los dos hijos de la víctima. Ellos, con una cínica inocencia se preguntan “ ¿quién mató a mi madre?”, pero, más allá de la pregunta de ellos, también está la pregunta que desde el silencio ellos mismos gritan, y que también podría ser la pregunta de los detectives que investigan el crimen, o las preguntas que se hacen los lectores: ¿Quién mató a la madre? ¿Quién mató a mi madre? ¿Será la madre mujer o la madre Tierra? ¿Qué muerte estamos lamentando? ¿La muerte de la madre hembra o la muerte de la madre naturaleza? Y sobre todo, si ha muerto nuestra madre y todos callamos, ¿será acaso que nosotros también somos cómplices de ese crimen? Por ahí va la interrogante que plantea esta historia contada en clave de novela negra. En el apartamento de la familia Rivera, la madre ha aparecido muerta; dos detectives llegan para determinar quién es el asesino; los sospechosos son el esposo, la hija y el hijo, pero también la víctima pudo haberse suicidado. Todos expresan, de modo simulado o directo, motivos para haber cometido el crimen, pero en la pared de la sala de aquel apartamento hay dibujada la imagen de la Tierra dentro de una cabeza femenina, ¿esconde ese dibujo el plan de este crimen? ¿quién es el autor de este dibujo? Por otra parte, los detectives descubren que en los libros de la biblioteca de los Rivera hay muchas claves que pudieran ayudar a resolver este caso. Poco a poco los detectives se encontrarán prisioneros de un libro que están viviendo, la historia que investigan ya ha sido escrita y por más que lo intenten no podrán hacer nada para detener los acontecimientos. Lo que al comienzo parecía un caso fácil de resolver, termina enredándole la existencia a los dos detectives.
Con respecto al lenguaje utilizado en su “novela negra”, explica que es sencillo, hay muchas interrogantes, se podría decir que son más las preguntas que las respuestas, hay un debate entre todos los personajes, es un duelo entre ellos a ver quién puede confundir más. La hija de la familia es una gran lectora y con el recurso de los libros les dejará a los detectives las pistas más complejas que ellos jamás imaginaron encontrar. Mi novela también es un homenaje a la literatura, aparecen claves que sólo podrá resolver quién haya leído a Cervantes, a Kafka, a Cortázar, a Jorge Luis Borges, a Paul Auster y a muchos otros”.
SOBREVIVENCIA
Borges, a quien conocemos desde hace varios por sus labores periodísticas y literarias, en Caracas, ahora nos cuenta que vive en España de dictar talleres de literatura y de radio. “Desarrollo varios proyectos en paralelo en este tema. Ahora ando recorriendo colegios dictando talleres y también en centros literarios. Me han llamado desde Madrid, Barcelona y Asturias, ando por esos tres lugares, pero mañana puedo estar en cualquier otro punto que quiera escuchar historias y divertirse con esos otros mundos que no siempre vemos y que están en la ficción. No sé hasta cuándo permanezca fuera de Venezuela. Regresaré cuando sienta que he sembrado mi obra en muchos lectores, sin olvidar nunca a los venezolanos que aspiro encontrar todos los días. Estoy viviendo una etapa que me hacía falta y por ahora no pienso renunciar a ella, es la etapa de difundir el trabajo a nivel internacional, con la fuerza necesaria que permita llegar a las personas, a la gente que anda por la calle, a la gente que le gusta disfrutar de relatos. En el fondo a todos nos gusta que nos cuenten relatos, lo que ocurre es que la realidad social nos satura y muchas veces nos agobiamos con la cotidianidad, por eso, la misión de los artistas es dibujar otras posibilidades de esa realidad”.
Advierte que reconoce influencia en su trabajo de muchos escritores que van desde Frank Kafka hasta Paul Auster, “pero también lo alimento de la música de Rubén Blades o de Fito Páez, y del teatro, del cine o incluso de la ciencia. No me limito, me interesan muchas situaciones que me rodean. Este 2008 ha sido de especial importancia para mi trabajo literario, además de quedar como finalista del III Premio Nacional de Novela Ciudad Ducal de Loeche, con todo lo que eso significa en el mercado español, donde se le da mucha importancia a las novelas finalistas de esta clase de premios, la Red Mundial de Escritores en Español, me ha incluido en su directorio de escritores, destacando mi obra. Por otra parte, escritores muy importantes en este mercado, como Andreu Martín, Rosa Montero y Antonio Gómez Rufo, me han brindado un respaldo con sus opiniones. En la web también ha ocurrido un fenómeno importante con mi trabajo, hecho que me ha sorprendido al comprobar que páginas y blogs de países como México, Argentina, Uruguay, Colombia, Puerto Rico, Estados Unidos y España, incluyen mis cuentos y referencias de mis obras. Mis libros se encuentran en los catálogos de las bibliotecas de las principales universidades de Estados Unidos, Canadá, España y Alemania. La Biblioteca Pública de Nueva York, la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos (una de las más importantes bibliotecas del mundo) incluyen mis libros en su catalogo, hecho que se puede comprobar en la web de estos centros. Asimismo, el Instituto de Literatura de Berlín dispone de mis obras en su catalogo. Esto es parte del trabajo que se ha expandido de manera espontánea y, que ahora, encauso promocionando mi trabajo en un lugar tan estratégico para los escritores como España. Uno no puede más que lamentar que por aquí suena mucho el trabajo de venezolanos como Boris Izaguirre, Carlos Baute y Frank Espano, pero en Venezuela es poco lo que se dice de ellos. Sin embargo, en cada una de las declaraciones de ellos, me doy cuenta de que nunca se olvidan de nombrar a Venezuela como la madre de todos sus logros. Siento que esa es la razón de quienes hacemos trabajo artístico fuera de nuestro país, demostrar que somos muchas cosas, pero también somos creadores. América Latina necesita marcar una presencia en el mundo y una de las mejores formas de hacerlo es con sus artistas y con sus científicos. No soporto que se pretenda sostener en el tiempo un estigma sobre la forma de ser de los latinoamericanos, nosotros, como todos los seres de la tierra, somos de muchas formas, en nuestros países también nació Carlos Gardel, Gabriel García Márquez, Maradona, Rubén Blades y Oscar D´León. El mundo debe saber que en América Latina se encuentra la Raza Cósmica".
DON QUIJOTE IZQUIERDISTA
El relato La fuga de Don Quijote, también de Edgar Borges, quedó de segundo en III el Certamen de Relatos Cortos Valentín Palacio, organizado por el partido político Izquierda Unida, de Siero, Asturias. “Es una ficción que plantea qué ocurriría con el Quijote si existiera un mundo futuro dominado por la vida virtual, en el cual los seres ya no seríamos humanos sino robots de un sistema de mercado mundial. La conclusión del relato es que seguramente ese Quijote reivindicaría el derecho a la locura para defender la libertad”, explica el feliz escritor venezolano.

domingo, abril 20, 2008

María se hizo América

La vida de María Golajovski no es la vivida sino la que recuerda para contarla, como enseña Gabriel García Márquez. Escribe de a poquito sus memorias, para estar activa y escaparse hacia ese pasado donde siempre estuvo rodeada de gente, aunque ahora no está sola, porque tiene muchos recuerdos. Para ese trabajo cuenta con centenares de recortes de prensa, además de su memoria que esta nítida cuando transita hacia los 72 años. “No será autobiografía, con detalles de meses y días. Son momentos que vivimos en la Segunda Guerra Mundial y otras cosas más, entrelazadas con mis remembranzas de niña. No será un diario, jamás”.
Llegó a Caracas con su mamá Natacha, procedente de Europa, dejando atrás los horrores de una conflagración y las sórdidas pasantías por los campos de concentración, el 18 de septiembre de 1948. Aquí se quedó para hacer una impresionante carrera en todos los rubros de las artes escénicas, por lo cual mereció el Premio Nacional de Teatro de 1991, y sigue vigente. Ni la retiran ni se retira, a pesar que desde 1984 sufre de torticolis cervical severa, dolencia de origen genético que la hace consumir fármacos prescritos con récipes morados y usar un collarín, especie de gorguera de acero, permanente. Sin embargo, sale a la calle, maneja su carro y colabora con el director Daniel Uribe Osío en los interminables ensayos de algunas de sus espectáculos. "El monta y yo atiendo a los actores y actrices. Es una maravilla este trabajo, precisamente cuando el teatro venezolano perdió la guerra o tocó fondo en los años 90 por la muerte de un grupo valioso de teatreros. Ahora empieza a resurgir porque hay una nueva generación con gente como Héctor Manrique, que nos mantiene al día con las obras importantes que se muestran en Europa o el resto de América. Y también hay artistas creativos como Natalia Martínez, nieta de Lily Álvarez Sierra que hace estupendos espectáculos para niños”.
Por ahora no reaparece en escena. No quiere incrementar “la monologuitis”, que ella empezó en 1977 cuando exhibió Adiós, pues, Caracas, recopilación de textos costumbristas que hizo José Gabriel Núñez, y se paseó por Estados Unidos, México y Europa.
Su debut teatral (1952) fue con la pieza Nuestra Natacha, de Alejandro Casona, tras un largo curso con Juana Sujo, su madrina que le enseñó a pronunciar el castellano y le dio las bases para destacar en la actuación. La llamaron de la naciente Televisora Nacional de Venezuela, pero antes trabajó en el Teatro del Pueblo, que dirigía Eduardo Calcaño, y actuó en El árbol que anda, de Juan Pablo Sojo, donde firmó su primer contrato por 800 bolívares mensuales. Participó en el lanzamiento de Radio Caracas Televisión (1953) con la zarzuela Los gavilanes, “era un papelito de extra”.
Ahí le recomendaron trocar su María por América, continente donde renació, y su apellido yugoslavo por el de la bailarina Alicia Alonso. Desde entonces su nombre es marca de calidad en todo lo hizo, desde producciones cómicas hasta publicitarias, pero sin descuidar el teatro y el cine. El asombroso récord de sus trabajos los tiene en su archivo y será un indispensable documento de consulta.
Sólo recuerda lo último que hizo en los años 80, cuando su enfermedad la obligó a disminuir la marcha.”En Bogotá, cuando hacia la comedia Yo me bajo en la próxima y ¿usted? De Adolfo Marsillach, comenzaron mis dolores infernales, pero en Caracas logré actuar en la obra Lo que dejo la tempestad de César Rengifo y me despedí con la ópera prima del cineasta Miguel Curiel, Una noche oriental .En los 90, durante un breve mejoría, pude trabajar en la miniserie Sara, de Venevisión”.
De su vida privada no revela nada que no se conozca. De su primer matrimonio (1959), con Mario Bertoul, procrearon a Roberto y Alejandro. “Hoy en día son profesionales, uno vive en Caracas y el otro en Santiago de Chile. Ya me hicieron cuatro veces abuela y eso me estimula a seguir viviendo porque son unas niñas adorables y entregadas a sus estudios”.
Vino el divorcio y se casó con Daniel Farias, con quien se dedicó a fondo al arte teatral, contando además con el apoyo de Carlos Giménez, “mi gran amigo, en las buenas y en las malas”.
Sin pasaporte
Divorciada dos veces, María Golajovski, venezolana con cédula 1.862.948, confiesa que no es millonaria. “Recibo sendas pensiones del Estado: la del Premio Nacional de Teatro 1991 y la del IVSS, y cuento con el apoyo de mis hijos. Revelo esos ingresos porque no puedo pagar a la mafia de gestores que se dedican a ofrecer los pasaportes bolivarianos. Necesito con urgencia ese documento. Me ha sido imposible ingresar a la página Internet de la Onidex y tampoco he logrado que me atiendan en sus oficinas de El Silencio. Alguien tiene que ayudarme. Ni puedo ni pienso pagar intermediarios. Lo necesito para viajar a Chile, donde están dos de mis nietas y mi hijo Alejandro. ¿Quién se acuerda de America Alonso todavía?, por favor”.

jueves, abril 17, 2008

Los productores en Caracas

Las comedias musicales en Londres (West End) y Nueva York (Broadway) son la suma de los mejores talentos posibles, desde dramaturgos hasta iluminadores, pasando por directores, actores, cantantes, bailarines, vestuaristas, escenógrafos y publicistas. Los productores, cultos gestores de los dólares o las libras esterlinas que financian ese fantástico aparato lúdico cultural, son los motores de esos espectáculos. Detrás de todos ellos hay otro monumental tinglado de universidades, talleres, estudios y maestros que sí apuntala el desarrollo del talento y capacita a las nuevas generaciones de artistas y espectadores, además del abierto apoyo de las alcaldías que exoneran de impuestos y otras leguleyadas, para que las inversiones millonarias no den perdidas catastróficas cuando el público, terrible crítico de las mil cabezas, repudie alguno de los espectáculos y los saque de escena en cuestión de días. Hay una comunidad preocupada en que se hagan los mejores espectáculos del mundo. Además, esos artísticos montajes son atractivos turísticos para la audiencia foránea. ¡El negocio suele ser redondo en esas naciones imperiales!
Quien muestre una comedia al estilo Broadway en Caracas tiene una audacia artística sin límites y una asombrosa visión humanista del crematístico negocio que hacen en Estados Unidos de América y el Reino Unido. Aquí difícilmente se recupera la inversión y mucho menos se lucra, ya que no hay espacios teatrales adecuados en lo técnico y con capacidad, ni disponibles para largas temporadas. El otro aspecto vital, como es el artístico, tiene que desafiar las trampas todos los ancestrales subdesarrollos formativos, esa ausencia de escuelas rigurosas que en vez de frustrar a sus educandos los catapulte al estrellato, por lo que los elencos siempre llevan el amargo rótulo “Es lo que hay”.
Esta introducción es porque, en el Aula Magna, Michel Hausmann y su empresa Producciones Palo de Agua, después de cinco meses de trabajo constante, han podido estrenar y hacer temporada con, aceptable calidad artística, Los productores, comedia que Mel Brooks llevó el cine y al circuito Broadway para burlarse de algunos deshonestos productores y además hacer bromas, gracias al teatro dentro del teatro, con las ambiguas conductas sexuales del nazismo y especialmente de su Fuhrer, quien por avatares del destino termina siendo afeminado, por la gracia de la estética y la condición del director-actor que lo encarna en la comedia Primavera de Hitler.
Los productores es para reírse de las vivezas de dos desalmados productores y de la estética gay del siniestro líder y toda su pandilla nazi, y además permite disfrutar del buen talento que exhiben los actores Roque Valero y Rafael Monsalve (verdaderos vocalistas), Luigi Sciamanna, Armando Cabrera y la talentosa, además de bella, Fabiola Colmenares. Hay una lista de comediantes y bailarines, como Luque Grande y Gerardo Soto, que destacan. ¡Los caraqueños tienen cuatro fines de semana para gozarla o ignorarla!
En cuanto al desempeño del director y empresario o productor Michel Hausmann (27 años) hay que exaltar su pasión por la comedias musicales al estilo Broadway (lleva tres hasta ahora) y su honesto afán por mostrarlas, versionadas como es obvio, ante sus compatriotas. Ese es un gesto que lo enaltece, a pesar que debe perder dólares, bien habidos, en semejante empresa. Con respecto a lo artístico, pues trabajó con un equipo de profesionales, que le ayudan en la tarea de la dirección. Poco a poco ha ido aprendiendo y creando a partir de los modelos. Sería interesante, para favorecer a los autores nacionales, que incursionara en comedias venezolanas inéditas, porque así gastaría menos y el talento artístico empleado sería menos exigente y más apegado a lo que aquí se tiene, el cual crecerá poco a poco.¡Hay que mirar hacia el talento dramatúrgico nacional, ya que afuera lo están montando!


miércoles, abril 16, 2008

Los días felices de la CNT

En Venezuela y el resto del planeta el teatro del absurdo mantiene su actualidad. Solamente podrá ser superado cuando la humanidad cambie, cuando hombres y mujeres acepten que sí son felices y lo puedan demostrar y que no lo expresen por un mero formalismo. Esto lo decimos porque la Compañía Nacional de Teatro (CNT), puesta en marcha por el dramaturgo Isaac Chocrón desde 1984, sigue indetenible a pesar de etapas apocalípticas y ahora incursiona en proyectos que la harán nacional y para que sea vista por un mayor número de habitantes de este país, donde además participan más artistas criollos o asimilados. Actualmente, bajo la égida del teatrero Eduardo Gil, borda un plan para producir y exhibir 24 espectáculos creados por un tinglado de directores y actores procedentes de las regiones que componen el mapa de Venezuela.
Y mientras llega el momento de ese gran banquete cocinado por histriones y dramaturgos, hay que continuar con la historia del teatro mismo, ya que la CNT produce y exhibe, en la Casa del Artista, una obra señalada como “de las más importantes del mundo”. Nos referimos a Días felices, escrita en Francia hacia 1960 por Samuel Beckett (Dublín, 13 de abril de 1906 /París, 22 de diciembre de 1989) y estrenada en Nueva York al año siguiente.
No es fácil ni cómodo el teatro de Beckett, especialmente para los que no reflexionan sobre el sin sentido de la vida y los significados de la condición humana en el siglo XX, amenazada de extinción por una ciencia anexada al arsenal militar o por un inenarrable consumismo que hace peligrar al planeta. Toda su narrativa y su dramaturgia deja una desazón o una alerta ante lo que pueda venir o está en camino. Es por eso que algunos teatristas y espectadores prefieren a otros autores, quienes no niegan a Beckett pero sí ayudan a mantener la parafernalia hacia el precipicio final con su "teatro avestruz", pero ese no es nuestro tema por ahora.
Días felices -con las correctas actuaciones de Diana Volpe y Salomón Adames, bajo la exploratoria conducción de Dairo Piñeres- se puede explicar como el drama de una señora burguesa que es devorada por la roca del consumismo de su contexto social, mientras que ella sólo se preocupa por su exterior y lo festeja, porque no hay nada que hacer sino vivir hasta el final. No es gratuito ni simbolista lo que propone Beckett. Es totalmente real y el que no lo entienda así, pues espere que la casera nevera un día lo engulla o que el automóvil que conduce se lance contra un muro y quede únicamente un amasijo de sangre y metales, como lo advierte la metáfora beckettiana. Eso no es divertido, pero sí la cosa mas cómica del mundo, según lo enseña el mismo autor.
Para el teólogo José de Segovia, la vigencia del teatro de Samuel Beckett está sin duda en ese “humano-eterno”, que representa la expresión más profunda del hombre, como un ser alienado, en un grito desesperanzado de muerte. El vacío terrible que llega desde la escena amarra al espectador en su asiento, ante un espectáculo que no es nada más que ese inmenso teatro que supone la vida, donde todos nos escondemos con mascaras como seres alienados, tanto de Dios como de sí mismo y sus semejantes.
No es muy frecuente que la cartelera teatral caraqueña oferte una obra de tales densidades temáticas,ya que la gran parte de sus espectáculos son banales o selectos aportes del "teatro avestruz".

martes, abril 15, 2008

El teatro no es el mejor ni el peor de los negocios

El Teatro Trasnocho, con seis o siete espectáculos por semana, se ha convertido en eje de la actividad escénica de la capital venezolana. Lo ha logrado por la razón y la fuerza de su programación, la óptima gerencia y la afluencia del público hacia ese Ateneo del Siglo XX.
Al frente de la dirección artística del Teatro Trasnocho está el teatrero Moisés Guevara. Él evade hablar de “teatro comercial” y lo hace reiterando que “no sé a que llaman teatro comercial; para mí, como para muchos otros, hay teatro bueno y malo, y esto es para las cuatro formas del drama griego, pasando por el sainete, el drama histórico, la comedia brillante, el absurdo, la sátira, el grotesco, el vodeville, etcétera, sencillamente es bueno o es malo. ¿Quién dice que la comedia no es arte? La generalización, como en todo, no es buena, lo que sucede es que desde los romanos hasta nuestros tiempos la tendencia a lo ’grafico’ nos persigue. La platea grita ‘quiero esto’ o ‘aquello’ y es el creador el que decide que está dispuesto a dar. Hay entonces el teatro con concesiones, que con seguridad tiene éxito”.
Ante nuestra insistencia, él admite que hay salas comerciales para la compraventa del producto artístico, espacios que están obligados a mantener una relación comercial, porque fueron creados para ello. “Así como hay museos y hay galerías, pero nadie evalúa o etiqueta el trabajo de ningún artista por presentar su trabajo en una galería, las clasificaciones son de orden estético y no comercial. Una vez fui al Teatro Chacaíto y no volví porque no me gustó lo que vi, no lo clasifico; pero muchas veces asistí a los teatros Las Palmas, Los Ruices y Cadafe, donde se generaron grandes experiencias de teatro independiente que estaban obligando a revisar la relación compraventa”.
-¿Hay teatro comercial?
-Hay salas independientes prestadoras de un servicio y dependen de la taquilla. En ellas se presenta de todo y permanece en cartelera lo que se puede sostener, evaluado con los criterios de cada uno de los gerentes de esos espacios y con el apoyo del público. A mí me gustaría que se dejase de hablar de teatro comercial y comenzáramos a hablar de teatro independiente y de salas comerciales.
-¿Se gana con el teatro comercial?
-Yo acuñe, en una entrevista tuya, una frase que me encanta “el teatro no es el mejor de los negocios pero tampoco es el peor de los negocios”. El teatro se sostiene con el formato de producción que tenemos en este momento. En un país, con alto índice, el teatro continúa siendo muy económico. No llega a 40 dólares una entrada de teatro en Caracas. Estoy seguro que cuando tengamos más público, más apoyo de la empresa privada y un boleto con un precio acorde con el gasto y la inversión, volveremos a disfrutar de grandes producciones y por supuesto de los clásicos. Dejaremos de hacer lecturas dramatizadas de las obras que queremos hacer y simplemente las montaremos.
-¿Cuánto ganan los actores y las salas?
-El 100% de las producciones que manejo información están estructuradas como cooperativas. Eso no es nuevo y yo lo estoy haciendo desde hace 25 años. La primera vez que lo hice fue junto a Iraida Tapias y José Ignacio Cabrujas para la producción de El día que me quieras en Las Palmas, con el elenco original: ahí todos recibíamos efectivo en unos sobres que preparábamos con la taquilla diaria. La relación con todas las salas de teatro es a división de porcentaje en taquilla, en algunos casos 60% y 40%, en otros 50% y50%. Aquí se hace teatro de grupos. Todos tienen uno o inventan una sociedad de palabra.
-¿De qué depende el éxito de una pieza?
-No lo sé. Hay elementos: el elenco, la historia, la promoción. Además, la prestación de un buen servicio es parte de la clave, pero fundamentalmente es la calidad del espectáculo, porque nadie compra lo que no le gusta. Creo que el público se volvió a reencontrar con el teatro y el teatro se volvió a reencontrar con su sociedad. Falta mucho por hacer, pero creo que estamos en buen camino a pesar de la falta de políticas coherentes.
-¿La temática gay atrae público?
-Creo que eso pasó de moda. Nunca fue un criterio que privara al estudiar la programación en ninguno de los espacios que programo o programé. La burla del otro siempre produce hilaridad y hasta empatía en algunos casos, pero creo que nuestra sociedad creció en este sentido y somos respetuosos de las decisiones o preferencias de cada ser humano.
-¿Qué pasa con Ay Carmela y el Teatro Trasnocho?
-Es un nuevo éxito y lo disfrutamos junto al público. Hablar de la guerra, de la muerte, de la defensa de los principios éticos y morales, de la vida de dos actores en una coyuntura política nefasta como el periodo franquista habla de lo humano. Tiene mucho éxito porque es humana, es cercana y además está muy bien actuada y dirigida. Todos los montajes de esta pieza son exitosos y eso sorprendió hasta al dramaturgo que la escribió.
-¿Atraen público los actores de la televisión?
-Sí, por supuesto. La televisión es una gran pantalla y la gente quiere y admira lo que ve en ella. Y eso pasa con la televisión y el cine y pasa en Venezuela y pasa en el mundo entero. La gente viaja a Nueva York o a Londres para ver una determinada obra con un determinado actor.
-¿Cuantos espectadores pueden disfrutar del teatro comercial en Caracas?
-Mis cuentas hablan de aproximadamente 5 mil espectadores que asisten por fin de semana entre cuatro salas y seguramente me quedo corto porque casi todas tienen varias programaciones en un día.
-¿Qué futuro le espera al teatro?
-Creo que le espera un buen futuro. No puedo pensar distinto. No practico ninguna religión pero tengo esperanzas.
-¿Qué futuro sueña Moisés Guevara?
-Yo quiero seguir haciendo teatro, sueño con un país mejor y el teatro es su espejo, por eso me empecino en ello, en el buen teatro. En lo personal estoy planificando volver a dirigir.


lunes, abril 14, 2008

¿Cuáles son las culpas de los venezolanos?

No es el momento para evaluar el largo viaje, cual versión criolla de Peer Gynt, que ha emprendido Gustavo Ott (Caracas, 1965) con su dramaturguia y su gerencia cultural, pero quien pretenda conocerla y ponderarla puede haberlo hecho o estar entregado a ello, sin mucho esfuerzo, a lo largo de los cuatro primeros meses de este 2008, gracias a que él mismo la ha producido o dirigido desde el escenario del Teatro San Martín, espacio abierto para la comunidad del suroeste desde hace 15 años. Ahí se mostraron: Comegato, 120 vidas x por minuto y ahora hace temporada con 80 dientes, 4 metros y 200 kilos. Todas centradas en lo mismo: poetizar la vida de los venezolanos, mostrarlos de carne y hueso, aunque en ese acto haya desgarramientos y muchos dolores. Materializarlos en la escena e invitar al público para que se vean, se contemplen y tomen decisiones. Ese es el principio. y el fin.
En el caso de 80 dientes, 4 metros y 200 kilos, titulo kilométrico que se queda corto para lo que el dramaturgo propone, es la historia de cuatro venezolanos, tres varones y una hembra, que va desde los años 70 hasta finales del siglo XX, en medio de una sociedad competitiva y deshumanizada, donde lo importante es el fin y no los medios. Es una pieza simple pero de una complejidad temática que asusta, porque más allá del mensaje de una sana moral no religiosa, Ott le está diciendo al país que tiene que parar o cambiar, porque de lo contrario va directo al abismo o al infierno para algunos.
Es la historia de un crimen y de las consecuencias del mismo. Es el premio y el castigo de tres criollos que crecieron con un horizonte: ser famosos y tener plata, dólares en este caso. El trío participa o acepta la muerte de la hermana de uno de ellos, después del uso de un droga peligrosa y una violación, y de ahí en adelante se van huyéndole al terruño, pero con el indescriptible monstruo de la culpa pegado a sus espaldas, un animal, por así llamarlo de 80 dientes, 4 metros y 200 kilos, el cual terminara por devorarlos más tarde, dejándolos como muestra de lo que no se debe hacer jamás
Hay en esta pieza una reflexión sobre como el juego del béisbol puede ser dañino o nocivo para una sociedad, sino se le toma como lo que es: un juego, pero que ahora es una disciplina lúdica que se transforma en una maquina de moler gente y de lo que solo se publicitan los éxitos y no los fracasos humanos.
En 80 dientes, 4 metros y 200 dientes, como analiza el hispano Santiago Martín Bermúdez, Ott desarrolla temas y argumentos con los que ha sido recurrente, eso no es malo, sino que indica una pasión. Por eso ahí hay un crimen no admitido, un homicidio fortuito, una situación irreal en la que tres muchachos no parecen dispuestos a asumir su responsabilidad. A falta de ella, aparece el monstruo, ese fantástico ser que es la culpa, una presencia a modo de personaje ausente, que a su vez es una carga para toda la vida.
Para Ott, en medio de los rezagos de ideología cristiana que aún le quedan, las ilusiones se perdieron por una culpa o porque una generación escribe su destino no como sabría, sino como puede. Están Ángel, Cachito, y Cándido, y ausente, pero presente, la hermana de Ángel, Mari Carmen, el cadáver que en otras familias está en el anuario, y que en esta generación esta a la intemperie, o en un saco. Es evidente que los cuatro, incluida la muerta, proporcionan una especial dimensión de su tiempo y de su pueblo, son una especie de metáfora de lo malogrado. Todo eso a lo largo de tres décadas de vidas personales y de desarrollo o atraso social de una comunidad.
Hay muchos elementos del imaginario iberoamericano, ese que integra o compone el emigrante-aventurero-buscavidas, y donde está el béisbol como trampolín a la gloria o a la desdicha, dentro del imaginario venezolano.
Y cómo de toda buena de teatro brotan o manan interrogantes, el público se interrogará sobre asuntos cómo: ¿Es la violencia algo que se puede cometer y acometer con la irresponsabilidad, el olvido, el guiño, la distracción con que se da muerte a Mari Carmen, y por ello viene todo lo demás? ¿Y el béisbol, metáfora o verdadera ilusión, sería una de las maneras que adopta la alienación y la adhesión al imaginario de nuestro tiempo? ¿El capitalismo o el socialismo son las salidas?
Por supuesto que todo es posible de ver en la escena por el justo montaje expresionista de Luis Domingo González y las buenas actuaciones de José Gregorio Martínez, David Villegas, Leonardo Gibbs, Carolina Torres y Rubén León. Un buen conjunto de jóvenes comediantes que se la juegan el todo por el todo con tal de mostrar y convencer con su estrujante drama venezolano, porque eso es esta pieza.




domingo, abril 13, 2008

Zamora vuelve con Torrence

Otra vez cabalga en su rocinante para combatir a los oligarcas. Pero ahora no será desde la pantalla de cine, porque aún el cineasta Román Chalbaud no culmina el rodaje de un millonario filme sobre sus hazañas. Luchará desde el Teatro Arlequín de Valencia, a partir del próximo mes de julio, cuando el autor y director Miguel Torrence estrene una creación escénica sobre el Abel criollo, el primer caudillo social del siglo XIX, “el general del pueblo soberano” Ezequiel Zamora.
El Zamora que Torrence ensaya, con 20 actores, se desarrolla en un solo acto, dividido en 13 unidades. Ahí muestra a un grupo de estudiantes universitarios muy contrariados por lo que una profesora expone sobre el líder popular, la increpan y le piden permiso para hacer una exposición que ellos han preparado sobre los orígenes y las batallas que se dieron durante la guerra federal o la guerra de los cinco años, haciendo hincapié en la importancia de aquel pulpero de Villa de Cura, quien que se alza el 7 de septiembre de septiembre de 1846 y lanza sus consignas: “Tierra y hombres libres”, “Respeto al campesino” y “Desaparición de los godos”. Si ellos no logran convencerla, están dispuestos a abandonar la universidad. “El epílogo y el colofón no se cuentan”, puntualiza Torrence, quien ya sueña con una gira nacional de su Zamora.
Así de simple, pero cargado de sólidos conceptos políticos, es el teatro zamorano que el quinto hijo de Aracelys Estrada de Torrence y Miguel Ángel Torrence, promete sobre ese “gran estratega militar, malogrado por la traición de algunos de sus seguidores, mientras sitiaba a la población de San Carlos, aquel 10 de enero de 1860.Una conjura que hundió a la más profunda rebelión popular y cuyas consecuencias las estamos pagando todavía, porque son muy graves los daños causados a las luchas reivindicativas”.
Estudió teatro en la Escuela Ramón Zapata con el maestro Eduardo Moreno y debutó como actor hacia el 11 de octubre de 1960, en un doble espectáculo con los textos Petición de mano y El aniversario de Anton Chejov. Se dedicó de lleno a la dramaturgia y la dirección de espectáculos y es por eso que, hasta ahora, tiene más de 300 montajes y unas 60 obras escritas.
Como puestista debutó en 1961 y admite que “la fecha se me ha borrado, pero no puedo olvidar que fue en un espacio abierto en Naguanagua, donde hasta el ejército tuvo que intervenir para controlar al público alborotado o entusiasmado por lo que les estaba mostrando: una versión libre de la popular fábula La bella durmiente del bosque encantado”.
Reconoce que una de sus grandes pasiones ha sido la historia y por su amor hacia el país ha utilizado el teatro para hacer diversas versiones historiográficas como Apogeo y caída del 18 Benemérito, donde que alude al general Páez, “el más grande los traidores que ha tenido la república sobre Páez, el felón más grande que ha tenido la república”. Tiene un tríptico sobre las heroínas Joaquina Sánchez, Josefa Herrera y Manuela Sáenz. Además cuenta con Bolívar y Manuela, amor amor, Épica y muerte de Sucre, Las mocedades de Bolívar, Bolívar joven, y ahora monta Zamora.
Torrence ha sido clave para el desarrollo del teatro de varias regiones, ya que formó notables generaciones de comediantes, como Aroldo Betancourt, Kiddio España y Grecia Colmenares, entre otros, y logró apuntalar el Departamento de Artes Escénicas de la Universidad de Carabobo con la creación del TU, agrupación que incluso obtuvo premios internacionales. También ha estado al frente del Compañía Regional de Teatro de Carabobo y, por si fuera poco, es el líder del Teatro Arlequín, con casi 48 años de labores, consecuente institución que desde 1993 dispone de un espacio teatral propio para 300 personas, un verdadero centro polivalente para las artes escénicas.
Este artista, que ha enfrentado infortunios de toda índole, “porque los enemigos no duermen”, asegura que desde 1960 no ha dejado de teatralizar la cotidianidad y ahora solo espera editar su libro donde compilará todas sus creencias estéticas, para iniciar después así una severa revisión de todas sus piezas teatrales, antes de proceder a editarlas. “No he querido editar y después corregir. Reviso y después imprimo”.
Mascota
Miguel Torrence (Valencia, 22 de marzo de 1940) comenzó a trabajar a los 11 años porque tenia que ayudar a mantener su familia, pero sin descuidar su formación política y cultural, para lo cual tenia como padrinos a los intelectuales y políticos Evaristo y Cayetano Ramírez. “A los siete años yo era la mascota del comité carabobeño del Partido Comunista de Venezuela. Cuando crecí participé en las actividades partidistas y hasta fui guerrillero. Después me distancié por el dogmatismo de su dirigencia, pero soy un izquierdista irreductible, marxista humanista. Mi formación fue, fundamentalmente autodidacta, y comenzó muy temprano, aunque mis padres me quemaron una biblioteca porque me estaba enfermando de tanto leer. Han pasado los años y además dejo como legado mis dos nietos y mis cuatro hijos. Los Torrence continúan”.


martes, abril 08, 2008

Un héroe estafador en el Panteón Nacional

A mala hora murió el caraqueño José Ignacio Cabrujas aquel 21 de octubre de 1995. Dejó inacabada su gran obra sobre Venezuela, su teatro idiosincrásico, integrado por Profundo (1971), Acto Cultural (1976), El día que me quieras (1979) y especialmente El americano ilustrado (1986), quedó inconcluso, como lo analizó y criticó Francisco Rojas Pozo. El dramaturgo apuntaba sus “cañones” hacia varios héroes, algunos que esperan el Juicio Final desde el Panteón Nacional.
Él quería demostrar que no siempre la historia tiene que ser escrita por los vencedores y que las victimas pueden hacerse justicia y demostrar que las cosas no fueron como están descritas. Quería sacarlos de sus tumbas, enjuiciarlos y mostrar a los venezolanos contemporáneos las falsedades en que vivieron y los honores que se otorgaron después de sus apestosas sagas. Así pretendía evitar que ese ejemplo prosiguiera.
Pero, y ahí está el buen detalle, Lupe Gehrenbeck, alumna de Cabrujas, sí investigó exhaustivamente y al final escribió para llevar a escena su espectáculo Gregor Mac Gregor, rey de Los Mosquitos, donde con los actores Elba Escobar, Adolfo Cubas y Anabella Troconis, además del grupo musical Herencia, logró mostrar un teatro centrado en diversos aspectos históricos y no una biografía teatralizada.
Porque se trata nada más y nada menos que del general Gregor Mac Gregor, héroe de Venezuela, que además de estar enterrado en el Panteón Nacional, tuvo un increíble periplo como estafador internacional y durante sus correrías tropicales hasta inventó un país, Poyais, en lo que ahora es Nicaragua, cuyas tierras, bondades y mentiras vendió a los europeos, embaucando hasta a la mismísima Bolsa de Londres. En el Reino Unido se le cita en los estudios de economía por sus rimbombantes estafas; en Venezuela aparece en todos los libros de historia y son muchas las calles que llevan su nombre.
El relato escénico sobre Gregor Mac Gregor (Edimburgo, 24 de diciembre de 1786/ Caracas 3 de diciembre de 1845), dividido en 11 escenas se hilvana por intermedio de dos mujeres: la prima del Libertador, Josefa Antonia Lovera, su esposa, con quien procreó tres hijos y la otra es una supuesta amante parisina, Marie Rossette, periodista y simpatizante de las ideas revolucionarias suramericanas.
El espectáculo, donde hay un correcto equilibrio entre los contenidos de tesitura periodística y las formas minimalistas, presenta al estafador que abusa de su fama heroica ganada en las Américas y urde una serie de trampas creíbles para aquellos tiempos. El relato escénico se desenvuelve gracias al virtuosismo actoral de Elba y Adolfo, y es más grato a oídos y ojos por las cortinas musicales y los bailes del grupo Herencia, que deja testimonio de cómo la Venezuela negra ayudó al desarrollo de la actual nación, después de aquel siglo XIX.
Hay que reiterar que Lupe maneja el humor criollo en gran parte de sus textos, lo cual hace más placentero el espectáculo como tal, que es minimalista y centrado en los roles histriónicos.¡Qué falta hace Cabrujas por lo que no pudo hacer!

"Los días felices" contra el teatro banal

Una roca rojiza ha devorado hasta la cintura a Winnie, mujer de mediana edad, quien, en medio de una atmósfera cálida, despierta al ruido de un timbre para exclamar, muy alegre, “¡Otro dia celestial!”, e iniciar así, quizás su última jornada sobre el planeta, de unos 80 minutos destinados a recordar o inventar recuerdos sobre su vida, acompañada, de manera casi tangencial, por Willie. Al finalizar, ella es engullida por esa misteriosa piedra, mientras ha estado reiterando, cual inmisericorde letanía, la felicidad de todos sus días.
Así se resume la sinopsis del espectáculo Los días felices, de Samuel Beckett, que la Compañía Nacional de Teatro (CNT) presenta desde este viernes 12, a las siete de la noche, en la Sala Juana Sujo de la Casa del Artista, con la participación de los actores Diana Volpe, y Salomón Adames, como Winnie y Willie, bajo al dirección de Dairo Piñeres.
PARADIGMA
Samuel Becket (Dublín, 13 de abril de 1906/París, 22 de diciembre de 1989), en entrevista concedida a Lauwrence Shainberg (1981) sugiere, tal vez sin saberlo, el origen de su texto. “Es una paradoja pero con la vejez, que es cuando más disminuyen las posibilidades, tanto más aumentan los chances. Con la capacidad de concentración disminuida, la pérdida de la memoria y la inteligencia oscurecida, aumentan las posibilidades de decir algo más relacionado con lo que uno realmente es. Aunque todo parece inexpresable, la necesidad de expresar subsiste. Un niño necesita hacer un castillo de arena, aunque no tenga sentido, En la vejez con sólo unos granos de arena, uno tiene la posibilidad mayor”.
Los días felices, escrito en 1960 para la legendaria actriz Madeleine Renaud y estrenado en Nueva York durante la temporada de 1961, es considerado como el paradigma del teatro del absurdo y además es rotulado como “la tragedia de la orfandad”
DEBUTANTES
Para Piñeres (33 años) es la primera vez que aborda la dirección de un texto becketiano, aunque tiene en su “hoja de vida profesional” no menos de 60 montajes. Aceptó este reto que la ofreció el actual director de la CNT, Eduardo Gil, ya que el otro espectáculo posible, Homenaje a Brecht, un reconocimiento a la larga carrera profesional de Nicolás Curiel, había sido adjudicado al director Miguel Issa. “No pude escoger, sino que me dijeron ‘esto es lo que hay’ o ‘lo que tenemos para ti’. Y lo acepté porque es un reto, ya que es muy importante lo que Beckett expresa con esta pieza y toda su obra. Es un profeta sobre lo que nos espera a los seres humanos ante la perdida de la palabra y del movimiento, no sólo en lo filosófico sino en la realidad, precisamente cuando, cada vez más, la libertad va siendo constreñida por las sociedades y hasta por la misma ciencia. Un teatro sobre la marcha inexorable de la humanidad hacia la no existencia, hacia la muerte de las conciencias individuales”.
Tambien aceptó Los días felices porque es un reto para su “línea tradicional como puestista”, ya que es una obra donde “la actriz esta enterrada en esa especie de montaña del consumismo y va siendo devorada lentamente. El público podrá juzgar lo que hice, gracias a la gran cooperación de Diana y Salomón, además del equipo de la CNT que me ha acompañado”.
Diana Volpe dice que es el primer Beckett en su carrera actoral, la cual comenzó hace 25 años con el director Costa Palamides en el espectáculo La farsa salsa. Y comenta que su personaje Winnie “es una mujer sola, pero casada y en ese orden. No sabe dónde está, aunque eso no es lo importante, porque lo que Becktt hizo fue tomar una situación domestica y quitarle todos los adornos para que quedara el hueso y finalmente la entierra. Winnie es una mujer casada y tiene un marido, porque, como muchos seres casados, sus compañeros o compañeras no los escuchan, no participan en sus actividades. Es un matrimonio que ha durado demasiado y que, pesar de todo, ella reconoce que está bien y que es por lo tanto una mujer feliz”.
La Winnie venezolana comenta que la obra la atrapó desde la primera lectura, a pesar que se acercó con gran angustia, “pero después de la primera lectura, me di cuenta que era una obra del absurdo teatral. Ella salta de una situación a otra sin ninguna relación, pero cuando más le leo me doy cuenta que si hay una coherencia en todo lo que mi personaje dice y hace. En este montaje hay una dificultad que es memorizar el texto porque no hay una guía que la lleve a una, de una frase se salta a la otra y así hasta el final, aparentemente sin relación alguna. Para memorizarla tuve que empezar a buscarle que es lo que me lleva a decirla desde la a hasta la p y cuando empecé ese ejercicio me di cuenta de que si hay una coherencia con todo lo que ahí se dice”.
Salomón Adames, que debutó en el teatro con La misa del esclavo, de Luis Brito Garcia, dirigida por Nicolás Curiel, en 1979, dice que su Willie es un personaje de apoyo. Es parte de los utensilios que tiene Winnie. Es un recuerdo y no existe como tal. Es la misma indefinición en que ha sido creado. Es una especie de símbolo activo, que ella, Winnie, al final lo puede ver.
Comenta el Willie criollo que le gustan más otras piezas de Beckett, en lo literario, especialmente Esperando a Godot, la cual leyó en la Escuela de Artes de la UCV, en un taller con el profesor Ugo Ulive.”Los días felices es un teatro sobre la desolación o sobre la desesperanza. Ahí todo es simbólico. Pero me gusta que se haya montado porque en estos tiempos la mayoría del teatro se ha banalizado y esta obra invita a pensar, porque no se le pueda dar todo masticado al público”.

lunes, abril 07, 2008

Venezuela fabrica el cine que se merece

Juan Carlos Lossada, presidente del Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (CNAC), analizó la situación de tan importante industria cultural y se mostró esperazandor con los logros de la gestión que él realiza actualmente.
—¿Tiene Venezuela el cine que se merece?
—Creo que estamos empezando a tener el cine que se merece el pueblo venezolano. Es decir, estamos empezando a producir más cine, más variedad y estamos obteniendo más aceptación por parte de la audiencia venezolana hacia sus propias películas. Creo que esas condiciones apuntan hacia un camino importante de búsqueda estética o artística, porque también habría que preguntarse: ¿Cuál es el cine qué se merecen los venezolanos? Me da la impresión de que la respuesta la debe dar nuestro público. Si me remito a las cifras que dejan las taquillas y otros controles, esos importantes datos nos señalan que, durante el 2006, unos 700 mil venezolanos fueron a las salas para ver las producciones nacionales, y que durante el 2007 esa cifra se duplicó, y que de acuerdo a las tendencias actuales estamos seguros de que durante este 2008 se puede duplicar esa audiencia que está viendo su cine nacional o criollo. Todo eso me reafirma la percepción que tengo de que, al menos, hay una mejor o mayor receptividad por parte de la audiencia con respecto a su cinematografía. Eso es un buen logro. Y es por eso que para este año esperamos exhibir o producir no menos de 40 películas con sello venezolano.
—El Estado venezolano está obligado por ley a dar apoyo financiero al desarrollo de la cinematografía. ¿Es suficiente ese presupuesto que le otorga por intermedio del CNAC y el cual está ahora por orden de los 50 millones de bolívares fuertes?
—Hay que aclarar que producir cine es muy costoso. En Hollywood una película está por el orden de los 200 millones de dólares, como mínimo. Una película de los productores independientes en Estados Unidos debe estar por el orden de los cuatro millones de dólares. Un largometraje en Europa, de factura moderada, debe costar tres millones de euros o cinco millones de dólares. En América Latina esos números varían de acuerdo al tamaño de la industria y la capacidad de producción en escala.
—¿Cuánto cuesta una película en Venezuela?
—En Venezuela estamos produciendo a un costo aproximado de tres millones de bolívares fuertes. En Ecuador y Perú es distinto porque sus costos están por el orden de los 500 mil dólares; y en el caso de Argentina vale no menos de los 800 mil dólares, pero en México las cifras son mayores.Enfatizó que actualmente en Venezuela “estamos empezando a cambiar una importante situación, tanto en lo social como en lo reivindicativo, ya que el mayor costo de las producciones está asociado, en este momento, al pago de rubros que hasta ahora se hacían, para decirlo en términos coloquiales, entre panas. Es decir, que nadie cobraba nada o cobraba muy poco, no se hacía con criterio industrialista o en progresión hacia la industria —porque el cine es arte e industria—, sino que se hacia como un acto de entrega absoluta, porque de lo contrario no se producía cine”.
Insistió en que la escalada de los costos del cine en Venezuela tiene mucho que ver con un proceso de sinceración social de pagos. “Y es porque ahora sí se le puede pagar a un camarógrafo, al guionista o al director de arte, ahora sí se le puede paga a profesionales que antes no cobraban por su trabajo”.
—¿Qué pasa con el alquiler de los equipos?
—Los costos por los alquileres de los equipos necesarios se cargan en los costos de producción y no superan el 2% o el 3% de los costos totales. Igual que los gastos del laboratorio que debe estar por debajo del 3%.
—¿Qué otros rubros elevan los presupuestos?
—Los otros rubros que elevan los costos tienen que ver con los gastos de alimentación, la transportación del personal artístico a las locaciones fundamentales para el rodaje, además del hospedaje cuando los rodajes se realizan en el interior del país. Y por otra parte están los costos asociados a los procesos de postproducción, porque se aplican algunas tecnologías que no se tienen en el país y eso conlleva al pago en divisas. Pero creo que estamos llegando a sincerar considerablemente los costos. Y por eso el directorio del CNAC fijo un costo promedio de tres millones de bolívares para un largometraje, lo cual no puede ser interpretado como un costo demasiado elevado, sino simplemente que se esta haciendo justicia en cuanto a los pagos que antes no se realizaban. Quiero decir con esto que empezamos a tener razones para pensar que en Venezuela podemos ir caminando hacia la consolidación de una industria propia que pueda generar sus propios flujos internos y que pueda derivar en un mayor desarrollo cinematográfico que favorecerá a todos.
—¿Las películas se hacen cien por cien en el país?
—Las cosas están cambiando, pues hasta unos dos años en Venezuela no era posible hacer transferencias de imagen. Es decir, si se hacían registros en video, que es lo que más se hace en estos tiempos, eso había que transferirlo al formato de cine y obligaba a que el Estado venezolano gastara inmensas cantidades de divisas en ese proceso de cambio de formato que se hacía en Europa, en Estados Unidos o en alguna nación latinoamericana, como Argentina o Chile. Pero los tiempos cambiaron y ahora se hacen en tres sitios de Venezuela. Uno es La Villa del Cine, donde hay un equipo de transferencia de altísima calidad; los otros son dos laboratorios privadas favorecidos por créditos blandos para la adquisición de esos instrumentos. Hay, pues, capacidad para servir al mercado venezolano y también a productores del resto del continente. Hemos avanzado.
—Román Chalbaud se queja porque las salas de exhibición o las pantallas son insuficientes e inadecuadas para exhibir el cine nacional, ya que el Estado no tiene circuitos propios para mostrarlo y debe recurrir o negociar con el sector privado. ¿Qué se hace desde el CNAC para solucionar o matizar esa compleja situación?
—La Ley del Cine le da competencia al CNAC para actuar en la supervisión de la calidad de servicio de las salas de cine. Es decir, no se abre un cinematógrafo en Venezuela sin la autorización del CNAC y, además, el CNAC tiene la atribución de cerrar aquellos establecimientos que no cumplan con las normativas técnicas o incumplan con el proceso de liquidación de los ingresos por taquilla que están destinados al apoyo del cine nacional. Y aquí debo recordar que durante la temporada del 2007 hubo tres películas venezolanas cuyos altos ingresos por taquilla fueron la consecuencia del millón de espectadores que lograron convocar.
—¿Un millón de espectadores cada una? ¿Cuáles películas?
—No, las tres sumaron ese millón de espectadores y eso es considerado un alto promedio. Fueron La abuela virgen, de Olegario Barrera; 13 segundos, de Freddy Fadel, y Puras joyitas, de César Oropeza. Y todo eso lo constatamos porque mantuvimos una supervisión constante de nuestros inspectores de sala, un equipo adiestrado que enviamos a revisar si se estaban cumpliendo los promedios de audiencia de las salas.
—¿Cuáles son los promedios en las salas donde se muestra el cine nacional?
—Debo recordar que hace tres años hicimos algo que nos parecía justo y que aún lo sostenemos y lo aplicamos, a pesar de que nos han amenazado con llevarnos ante los respectivos tribunales. Exigimos que toda película venezolana tenga derecho por ley ha permanecer por lo menos dos semanas en cartelera, así haya dos espectadores promedio en cada función o proyección. Tiene derecho a ser conocida por el público criollo durante dos semanas continuas, como mínimo. Y puede, incluso, llegar a permanecer una tercera semana siempre y cuando cumpla con ese “promedio”, el cual es una medida aritmética que resulta del rendimiento de las salas comerciales. Para nadie es un secreto que en Venezuela y en el resto del mundo el cine de Hollywood es avasallante y además viene empaquetado con una presentación global y una feroz promoción contra la cual todavía no podemos competir. Como eso, en términos comerciales, se llama dumping, entonces nosotros en el CNAC sostuvimos y sostenemos que una obra nacional es incapaz de poder competir en condiciones licitas y justas con ese promedio comercial. Fue por eso que sacamos una providencia administrativa de tal manera que una obra nacional solo tiene que cumplir el 60% de ese “promedio” para permanecer una tercera semana. Como consecuencia, el promedio de permanencia de una película criolla en pantalla en este momento es de ocho o nueve semanas. Antes sacaban a nuestro cine a las dos semanas de proyección, pero ahora su promedio se incrementó a ocho o nueve semanas. Lo cual es una cifra récord en America Latina, porque no lo han logrado ni los argentinos, ni los colombianos, ni tampoco los mexicanos.
Bastión criollo
Juan Carlos Lossada (1970), casado y padre de una bebita de un año, recuerda que el CNAC fue creado por el Estado venezolano por ley del año 1993, pero inició sus actividades el 1° de agosto de 1994, para ser el ente rector de la cinematografía nacional. Tiene una directiva integrada por siete directores: tres son designados por el sector privado y tres por el Gobierno; el séptimo es el presidente designado por el Poder Ejecutivo. Sus decisiones son colegiadas, pero siempre se busca el acuerdo final sin recurrir a la severidad de los estatutos. Entre sus atribuciones se encuentra la selección de la película que representará a Venezuela en premios internacionales como los Oscar o los Premios Goya de España. Con la reforma de Ley de Cine, en noviembre del 2005, pasó a encargarse del Registro de la Cinematografía Nacional, en el cual se lleva el control de las personas naturales y jurídicas relacionadas con el quehacer cinematográfico, así como producciones audiovisuales realizadas en Venezuela. El CNAC tiene entre sus proyectos especiales el nacimiento del Laboratorio del Cine y el Audiovisual, el cual realiza talleres de diversas áreas cinematográficas. Otro proyecto especial es la creación de Amazonia Films, una compañía de distribución cinematográfica que se encarga de exhibir películas producidas fuera del sistema de los grandes estudios de Hollywood. Lossada es también el presidente de la Plataforma de Cine y Audiovisuales del Ministerio del Poder Popular para la Cultura, que esta integrada, además del CNAC, por la Villa del Cine, Amazonia Films, la Cinemateca Nacional y el Centro Nacional del Disco.
Financiamiento para largometrajes
El CNAC ajustó el marcador de referencia para cuantificar el presupuesto promedio de obra cinematográfica nacional de largometraje, el cual ha sido llevado a tres millones de bolívares fuertes. Este valor en ningún caso significa que el costo de las películas se sitúa en ese monto, sino que es un sistema de referencia para la consideración de los proyectos y del otorgamiento de financiamientos. Con esto se busca hacer posible el otorgamiento de una mayor cantidad de recursos a los productores cinematográficos, lo que permite emprender la producción con mayor holgura y menores dificultades, además de sincerar los niveles de remuneración a los distintos talentos técnicos y artísticos que forman parte de una producción cinematográfica. Se aplicará para dos vertientes: la primera para los realizadores que ya tienen al menos un largometraje, quienes pueden aspirar hasta el 50% de este marcador (Bs. F. 1,5 millones). La otra vertiente es válida para los directores debutantes, quienes podrán obtener hasta el 100% del presupuesto de producción para su película.

El teatro comercial no gana pero sobrevive

El teatro criollo no está muerto ni agónico. Responde a la realidad social donde lo producen y es consecuencia de la intensa pasión de sus hacedores y del público que lo disfruta. Podría ser más abundante y de mayor calidad, pero “eso es lo que hay” por ahora. Aunque algunos consideran que el país si tiene el arte teatral que se merece.
Mientras esas discusiones bizantinas se escenifican en los medios de comunicación, la realidad es que el domingo 23 de abril, el Día de la Resurrección, la prensa caraqueña “vendía” 15 espectáculos, sin contar los que se ofrecían gratis al espectador. Y no menos de 10 mil personas los degustaron. Y precisamente, entre las que se “ofertaban” estaba, y aun sigue en cartelera, la comedia Venezia, versionada y dirigida por Aníbal Grunn, en el Teatro Escena 8, es un canto a la amistad, a la solidaridad y a los sueños inalcanzables del ser humano. ¡Temas necesarios y de actualidad!
Y es precisamente Aníbal Grunn quien comenta que si Juana Sujo y Horacio Peterson, sin hablar de Carlos Giménez, hicieron teatro comercial, ¿por qué ahora hay tanta rabia o envidia contra el teatro comercial? “Eso me lo han preguntado muchas veces. Y siempre he respondido lo mismo: desde que cobramos una entrada, el teatro es comercial. El costo no está reñido con la calidad. Creo que los detractores del teatro comercial también son detractores del teatro en general”.
Y agrega que para él, el teatro es teatro, mas nada. “La única calificación que le podemos colocar es si es bueno o es malo. Y eso depende de cada cual, pues son calificaciones subjetivas. Y el arte lo es. Lo que es bueno para uno, no necesariamente lo es para otro. Si hacer teatro comercial es tener artistas de reconocida trayectoria y atractivos para el público, pues eso es lo que toda la vida se ha hecho. Es lógico que la gente acuda a ver figuras reconocidas, que a los que aún no conocen. Los mismos que hacemos teatro, trabajamos en televisión y últimamente en el cine”.
-¿Venezia es comercial?
-Si, muy comercial, cobramos entrada, trabajamos en cooperativa, hace reír y hace llorar. Conmueve y distrae. Informa, cuenta y sobre todo es una obra de arte, hecha con el mayor amor del mundo y con todo el talento en vivo, puesto de viernes a domingo al servicio de nuestra ciudad y de nuestro público. Venezia, nosotros la escribimos en italiano con zeta, es una maravillosa pieza que nos conduce por los caminos de la solidaridad a cumplir con los sueños. Estamos en la cuarta semana de temporada y muy contentos, el público, el único con poder, ha decidido verla.
-¿Qué decide el éxito de una pieza?
-El éxito es muy efímero. Que una obra se mantenga más o menos tiempo en cartelera fundamentalmente depende de la calidad con que esté hecha, en principio, y que sea del gusto del público, que, repito, es quien hace el éxito y la permanencia. Si el público decide que una obra le gusta, va a donde sea a verla.
-¿Qué gusta al público del teatro comercial?
-A la gente, lo he oído de sus propias bocas, le gusta pasarla bien. No quiere decir reírse solamente. También le gusta, y eso también es con todos los públicos del mundo, ir a ver a sus artistas favoritos, ya sean de televisión, de cine o de teatro.
-¿Cual es la verdad del teatro comercial?
-Cada vez estemos haciendo menos autores universales y más contemporáneos. Es posible que haya más comedias que dramas. Eso obedece a las necesidades de cada cual. Yo me siento mucho mejor dirigiendo comedias, haciendo reír al público. ¿Y eso es malo? ¿Eso es comercial? No, es mi camino. No quiere decir que nos volvamos banales. El verdadero soberano, el público decide qué quiere ver, dónde acudir y qué salas llenar.
-¿Gana mucha plata el teatro comercial?
- No gana ni mucha ni poca. Nunca gana. Sé que hay quienes dicen que viven del teatro. Yo vivo de mi profesión, pero no de lo que me dejan las producciones teatrales. Vivo de hacer teatro, cine, televisión, dar clases y algunos comerciales. Todavía Caracas, porque decir Venezuela es demasiado ambicioso, no tiene un sistema teatral que permita la aparición de empresarios que apuesten a ganar y dignificar la profesión. En otros países si existen. Creo que eso va a llegar, tengo fe. Hay algunos que lo han hecho y otros que se están arriesgando. El teatro no es un buen negocio para nadie. El arte no da dinero. Eso no quiere decir que sea malo. Yo no escogí ser artista para tener apartamentos, carros, yates, viajes alrededor del mundo. Escogí esta profesión para ser feliz. Porque si me hubiese dedicado a la veterinaria, que era lo que querían mis padres, no hubiera sido feliz. Nadie hace teatro para ganar dinero. En este momento, los artistas trabajamos en cooperativa, es decir, la taquilla la repartimos en partes iguales entre actores, asistentes, técnicos y directores. Y no es una novedad, esto se viene haciendo desde que el mundo es mundo. Los únicos que cobran un sueldo fijo son los que pertenecen a las compañías del Estado.
-¿Qué futuro le espera al teatro comercial?
-Mucho, mucho. Porque mientras haya artistas habrá teatro, mientras existe un espectador con deseos de verlo habrá teatro. Mientras haya un espacio para mostrar las representaciones, habrá teatro. Cuando la Iglesia como Institución hizo desaparecer las salas de representación, los artistas se reunían en los portales de los templos, en las plazas, en los corrales y hacían teatro. El arte forma parte de la esencia del hombre, no se puede quitar.
-¿Las obras sobre temáticas gays atraen público?
-Sobre esto hay mucha tela que cortar. Esas obras donde el gay era el atractivo cómico, el que se movía como una mariposa y hablaba con voz aflautada, eso está desapareciendo del teatro en general. Todavía hay salas donde utilizan al homosexual como centro de bromas y de mal gusto. Indudablemente atraen mucho público, porque son temas que aún llaman la atención, de la misma forma que atraen los desnudos.
-¿Ya se acostumbró el público a la realidad del Teatro Escena 8?
-No es una cuestión de costumbre. Durante los dos últimos años, el Teatro Escena 8 logró colocarse entre los caraqueños. Ya es una sala de referencia.
-¿Cuantos espectadores pueden disfrutar del teatro comercial en Caracas, si se tiene en cuenta el número de butacas en cada una de las cuatro salas, dejando afuera el caso del Ateneo?
-El número de espectadores depende de la calidad de las obras. Hay temporadas donde asisten más y temporadas donde asisten menos. Antes te decían que hacer teatro en carnavales o en Semana Santa era una locura, hoy te digo dejar de hacerlo es el error. Son fechas claves. Nosotros en Escena 8 durante el 2007 no cerramos en diciembre, Navidad y Año Nuevo hicimos funciones y tuvimos mucho público y un público que lo agradeció pues no tenían donde ir y estaban hartos de los centros comerciales.
-¿Qué pasó con el teatro de arte?
- El teatro siempre es una obra de arte. Lo que sucede es que es muy difícil montar a Chejov, a Ibsen, a Williams o Miller, en este momento, porque los costos de producción son altos. Tampoco las pocas agrupaciones subsidiadas pueden montar textos de Brecht o de O'Neill, porque el subsidio sólo les da para pequeñas producciones. Los montos asignados no están acordes con la época. Como tampoco está acorde lo que se les paga a los artistas.
-¿Qué futuro sueña el actor, el director y el productor Aníbal Grunn?
-Necesito mucha salud, mucha energía para no dejar de hacer lo que estoy haciendo desde hace cuarenta y tres años. Mi futuro es ese, escribir, actuar, dirigir, dar clases, no quiero hacer otra cosa ni tampoco lo sé hacer.
-¿Es necesario el apoyo del gobierno? ¿Cómo enamorar al gobierno para apoye generosamente al arte teatral?
-Es necesario el apoyo, claro que sí. Es necesario que el gobierno escuche menos a los zánganos y se meta más entre las flores para poder recoger mucha miel. Es necesario que resurja la Compañía Nacional de Teatro, que resurjan las compañías regionales de teatro. Que se abran más salas, que seamos menos dogmáticos, más solidarios, y nos demos cuenta que la cultura es del pueblo cuando es el pueblo quien la hace y quien decide cómo hacerla. La libertad es hacer y dejar hacer, libertad es ayudar desde el poder a los que lo necesitan. Libertad es mirar siempre hacia adelante y no bajar nunca la cabeza. Libertad es saber oír, comprometerte con tus ideas y con tus principios.
-¿Cuántas salas, sin apoyo del Gobierno o del Estado, trabajan en Caracas?
-Muy pocas. Me sobrarían los dedos de una mano. Eso si es lamentable. Y lo lamentable es que el gobierno no subsidie más salas. Y ese subsidio debería estar reflejado los costos de las carteleras en los periódicos, eliminación de impuestos municipales, exoneración en la promoción de las obras. Hace dos años nos dieron la posibilidad de colocar como una especie de cuñas en los canales de televisión, de forma gratuita, no sólo en los canales del estado, que ya sería bueno, porque son muchos, sino también en los canales privados. Pero de golpe las eliminaron, porque había que usar ese espacio para la campaña electoral. Y nuevamente el arte fue el golpeado. Si subsidiaran las entradas, podríamos bajar los costos de las mismas, por ejemplo.