lunes, diciembre 29, 2008

Marat-Sade y Penitentes,los mejores de 2008

Nadie duda que el teatro que se exhibe en las salas caraqueñas está saliendo del hueco negro en que cayó, durante la década de los noventa, como consecuencia de las muertes de artistas claves para su desarrollo. Enrique Porte, Carlos Giménez, José Ignacio Cabrujas, Fausto Verdial y la productora Clara Rosa Otero Silva, además de una amplia gama de intérpretes, dramaturgos y trabajadores de las artes escénicas, desaparecieron sin previo aviso en ese lapso. ¡Tampoco se puede negar que “la peste rosa” se encargó de diezmar al sector artístico. Y lo recordamos porque aún continúa causando estragos!
Tras ese inmenso hueco que dejaron los ausentes, quienes no brotaron de la nada y requirieron muchos años de sacrificios para llegar hasta su máximo nivel, no ha sido fácil para nadie esta primera década del siglo XXI. Todo se agudizó porque los tiempos revolucionarios generaron cambios en las relaciones entre los creadores independientes y las autoridades de la actividad cultural en general. Tarde o temprano esa ruptura de las dos Venezuelas tenía que darse, pero algunos artistas no lograron superar esas transiciones y sufrieron algunos reveses porque pretendieron patear al aguijón y no salir lastimados, mientras que la mayoría sí acentuaron sus labores creativas y otros buscaron las formulas más expeditas para el financiamiento de sus productos. Hay, pues, al concluir este 2008, espectáculos que se expenden en las taquillas y otro que son gratuitos para sus espectadores. En ambas manifestaciones del teatro, creado dentro de esos dos sistemas, gana el público y el arte como tal. La historia dirá que quedó de esta década, la cual no ha concluido.
MEJOR ESPECTACULO
No menos de 60 espectáculos vimos a lo largo de 2008, pero solamente nos detendremos en resaltar al mejor montaje y la mejor obra de autor venezolano. También reseñamos los otros buenos trabajos que presenciamos y evaluamos en su momento. ¡No hay memoria para lo deficiente!
El mejor, el más completo, el que suscitó esperanzas de próximos cambios renovadores, fue la espectacular creación que Ibrahim Guerra alcanzó con su guión de Persecución y asesinato de Jean Paul Marat, tal y como fue representado en el sanatorio de Charenton por el marqués de Sade o simplemente Marat-Sade, basado en la pieza de Peter Weiss, en la adaptación y el guión cinematográfico de Peter Brook y, además, en la traducción al español de Alfonso Sastre.
Ambientado durante el 13 de julio de 1808, utilizó las sagas de Marat y la revolución francesa, además de la rocambolesca saga del Marqués de Sade, para hacer teatro dentro del teatro. Inventó una representación sobre el asesinato de “el amigo del pueblo” y la exhibió utilizando a los locos de Charenton, cuando precisamente Sade hacia de la suyas para no desaparecer como intelectual y entretener a la nueva burguesía que había creado Napoleón.
Guerra manipuló el espacio de la Sala Rajatabla para involucrar la acción escénica y el público, colocado de manera bifrontal ante el espectáculo. La planta de movimientos, perfecta en su sincronía, logró crear una sórdida atmósfera orgiástica que golpeaba los sentidos de la audiencia que miraba el impactante “juego de tenis” entre el delirante Marat en su bañera o la monstruosa guillotina entregada a su “labor depurativa”, al tiempo que los directivos del asilo y Sade disfrutaban, coordinaban o censuraban el rumboso ritual de los locos, que en este caso era uno diestro conjunto de actores venezolanos. Marat Sade fue una excelente producción de la Universidad Nacional Experimental de las Artes y únicamente se mostró en 16 funciones. Se espera que en el 2009 vuelva a escena.
MEJOR OBRA CRIOLLA
La pieza venezolana memorable fue Penitentes, de Elio Palencia, llevada a escena por Costa Palamides. Es una obra destinada a suscitar polémica por su tema corrosivo y desgarrador, inspirado en el caso de la muerte de un alto mando eclesiástico, ligada a una clandestina vida homosexual y a circunstancias criminales que motivaron un enfrentamiento entre el gobierno y la iglesia del país. Ahí se revisa crudamente la intolerancia y la indiferencia de la sociedad venezolana.
Teniendo como punto de partida a tres perspectivas de homosexualidad que se entrecruzan por la fuerza de sus pasiones, al autor pone sobre el tapete a sendos personajes (un cura, un estudiante y un buscavidas) cuyos destinos se atarán un sábado por la noche en un discoteca gay de Caracas. A partir de ese momento, la fuerza de la acción dramática se remite a una historia de revelaciones y confesiones de alta tensión que vuelven añicos una cantidad de tabúes y falsas morales.
Si la obra es audaz en sus planteamientos y en su estructura, la puesta en escena también obtiene un equilibrio visual al aplicar el concepto del teatro arena para mostrar a sus personajes en la cama del hotel o en la discoteca o en la cárcel. Están encerrados y espiados por ese crítico de las mil cabezas, todo eso con un acelerado ritmo escénico y llevando el compás de la música de una estruendosa discoteca, porque es ahí donde esos tres hombres sellaron sus destinos, un espacio donde la palabra es desplazada por el ruido de sus infiernitos particulares. En ese espacio escénico y con la entrega desenfadada de su tripleta de actores se materializa una angustiosa y aleccionadora metáfora capaz de conmover a su audiencia y advertirle los riesgos que conlleva vivir en una comunidad donde los prejuicios impiden no sólo la libertad sino la existencia misma.¡Elio Palencia se posesiona como el gran autor de esta década!
LOS MEJORES
Aquí en Caracas destacaron, además de los excelentes Marat-Sade y Penitentes, los montajes del GA-80 logrados con Final de partida de Beckett y Al pie del Támesis de Vargas Llosa, bajo la conducción de Héctor Manrique. También fueron gratas las versiones que Dairo Piñeres y Humberto Ortiz hicieron de Días felices de Beckett.
Imposible negar la importancia del multisápido espectáculo El eco de los ciruelos, creación de Miguel Issa con textos de Bertold Brecht y producción de la Compañía Nacional de Teatro. Experimento de teatro, música y danza, con original concepción y feliz realización de su puesta en escena.
Sin aspavientos y pasando más trabajos que un ratón en ferretería, el grupo Teatro del Laberinto escribió, produjo y escenificó, en varias salas, su montaje Bolívar vs. San Martín.La revancha, centrado en el encuentro histórico de esos héroes americanos y las consecuencias de tal hecho. Todo un derroche de habilidad para teatralizar, con humor rampante, a esas figuras y mostrarlas como ciudadanos del siglo XXI en medio de un ring side y peleando cual aprendices de boxeo. Ignacio Márquez y Arnaldo Mendoza demostraron así que el teatro criollo no se ha estancado, a pesar de la debacle de los años noventa.
Y la sorpresa del 2008 fue San Marcos de Venecia, un ritual creado, dirigido y actuado por Julio Cesar Alfonso, con el apoyo de William Cuao, que alude al drama existencial y humano de los discapacitados. Una historia elíptica sobre los dos tonticos de un pueblo, pero su metáfora es una bofetada para una sociedad que rueda sin rumbo. La pureza de la anécdota y la ejemplar solución actoral hicieron el milagro de conmover a un auditorio acostumbrado a temas mundanales.
El Centro de Directores para el Nuevo Teatro no quiere desaparecer y lo demostró con Hollywood Style, de Marcos Purroy, sólido montaje del director Daniel Uribe con un elenco reforzado por Javier Valcárcel y Gustavo Velutini, el cual sirvió para recordar el flagelo del narcotráfico que utiliza como “mulas” a jóvenes desesperados por emigrar. Una reiterada denuncia que debe ser atendida por las autoridades del país.
Otra grata sorpresa dio el monólogo Allende, la muerte de un presidente, de Rodolfo Quebleen, encarnado por Roberto Moll, bajo la dirección de Luis Fernández y producido por Mimí Lazo.
No se puede evaluar del teatro criollo del 2008 sin destacar la presencia de autores y otros artistas nacionales en Estados Unidos. En la sala neoyorquina de Repertorio Español ponderamos la desgarradora versión de Escrito y sellado de Isaac Chocrón, dirigida por René Buch y con el compatriota Fernando Then en la asistencia de dirección. Dejamos para el 2009 la reseña de Carta a una madre, que marca el debut dramatúrgico de Marcelo Rodríguez, en esa sala de Manhattan. En Washington presenciamos el estreno de Tu ternura Molotov, estrujante pieza de Gustavo Ott, con puesta en escena de Hugo Medrano, tragicomedia sobre el desarraigo de los latinos en ese país norteamericano.

domingo, diciembre 28, 2008

Los Victorinos de Rajatabla

Carlos Giménez nos confesó, tras estrenar su versión teatral de la novela Oficina No.1, en julio de 1992, nueve meses antes de su dolorosa muerte, que el más grande escritor de Venezuela, quien sí había logrado captar la totalidad de la esencia de su pueblo y fue capaz de vertirla en sus obras literarias, era Miguel Otero Silva (MOS). Soñaba, cuando se recuperara de su extrañas dolencias –fiebres vespertinas acompañadas de intensos dolores de cabeza- trabajar con urgencia narraciones como La muerte de Honorio y Cuando quiero llorar no lloro para subirlas a la escena, como ya lo había logrado antes con Fiebre y Casas muertas, porque ahí estaban las claves de la moderna Venezuela, esa que pedía cambios a gritos antes de comenzar el siglo XXI. Él quería ver otra Venezuela, lo presentía.
También Giménez comentaba, porque era un ser agradecido, que MOS (26 de octubre de 1908/28 de agosto de 1985) fue quien lo trajo desde Buenos Aires para que montara su versión del astracán La venganza de Don Mendo, del autor español Pedro Muñoz Seca, convertida en Don Mendo 71, deliciosa comedia humorística a la venezolana, cuya heroína era América Alonso. Todo eso lo atrapó, le permitió conocer al grande y único amor de su vida y se quedó para siempre , pero antes fundó e hizo debutar al grupo Rajatabla (27 de febrero de 1971), con el show músico-poético-teatral Tu país esta feliz, y después convertirlo en la institución que ha apuntalado los cambios irreversibles del teatro criollo.
Muerto Carlos Giménez el 28 de marzo de 1993, a consecuencia del Sida, el actor y gerente Francisco Alfaro asumió la dirección general de Rajatabla y desde entonces ha mantenido tenido a flote la nao teatral, sorteando todo tipo de conflictos, desde las muertes anunciadas hasta el olvido de los que eran “amigos”. Y es por eso que para la temporada 2009, dentro de los festejos por el centenario de MOS, ha seleccionado el montaje de una versión de Cuando quiero llorar no lloro, para lo cual ha pedido y pide colaboración de varios escritores, entre ellos Vicente Lira, ya que en abril del 2009 comenzarán los ensayos finales en la sala Anna Julia Rojas del Ateneo de Caracas, conducidos por José Domínguez. Será una producción donde se invertirán no menos de 200 mil bolívares.
Precisamente, el dramaturgo Vicente Lira nos dice, con unos cuantos croquis y diversos papeles en mano, consecuencia de su esmerado trabajo de versionista, que una teatralización de Cuando quiero llorar no lloro, tal como èl la ha trabajado, debe ser un espectáculo que aborde los sueños frustrados en una sociedad que gira alrededor de sus errores humanos. Tres Victorinos (Peralta, Perdomo y Pérez) que son representaciones humanas y símbolos sociales, son definidos o utilizados por MOS para mostrar una historia que los enlaza sin permitirles conocerse, nacen y mueren un 8 de noviembre, día remarcado por una conducta humana, animalizada por la política. Se conmemora la muerte de los mártires coronados, militares fieles a Roma, que después de martirizados fueron arrojados a una gran cantidad de perros, para que los devoraran. Y aunque los romanos se salvaron milagrosamente de morir a dentelladas no sobrevivieron al daño infringido por los romanos.
El caso de los Victorinos venezolanos, símbolos de clases sociales que son sacrificados en los tumultuosos años sesenta, mantiene el paralelismo con la historia romana. Cada uno de estos personajes persisten en una sociedad que siente que los anula, y la mejor forma que encuentran para resaltarla, es llevarle la contraria a ese sueño corporizado por sus madres, que simbolizan a una Venezuela deseosa de sueños, y a sus amantes, que son los amores inalcanzables, no sólo por el alcance físico, sino espiritual y social .Una Venezuela que quiere recibir, pero es obviada ante la realidad que asalta a los protagonistas de esta historia.
Por supuesto que todo se definirá en la escena, tras largos estudios de mesa y los precisos ensayos, según la partitura del director José Domínguez, quien viene de mostrar su novedoso espectáculo Plenilunio, donde además destacaron jóvenes actores, una generación más formada y que tratará de superar el trágico destino de los Victorinos de MOS o de Rajatabla.
¿Qué estaría haciendo ahora Carlos Giménez?
Planes
Según Francisco Alfaro, Rajatabla vive de su trabajo artístico y de los aportes que recibe del Estado venezolano –nunca más de 140 mil bolívares-además de la caja chica que les depara el cafetín Rajatabla, donde, a punta de vender cervezas y pastelitos de queso, brota un circulante básico. “Tenemos una nómina de 25 personas y debemos además cubrir los gastos de mantenimiento de la sala. No es nada fácil, pero durante 2009 haremos una temporada en el Celarg con José Amindra, la creación de Roberto Azuaje sobre el generalísimo Francisco de Miranda, y con Trastos viejos, de Javier Vidal, en el Teatro Trasnocho. Además hay otros eventos con nuestras piezas de repertorio, con las cuales recorreremos la geografía nacional”.


martes, diciembre 23, 2008

"De todo corazón" ahora se trasnocha

Lista la segunda etapa de la historia de la agrupación teatral Theja. Abandona la sala Alberto de Paz y Mateos, donde ha estado durante los últimos 20 años, y el viernes 16 de enero de 2009 abre temporada, en la sala Trasnocho, con la comedia dramática De todo corazón, escrita y dirigida por José Simón Escalona, y con la participación actoral de Nacarid Escalona y Alfonso Medina.
Escalona comenta que su De todo corazón es una obra sobre la amistad y la sincera y auténtica capacidad que tenemos los seres humanos para sobreponernos a las pequeñas y grandes frustraciones, a las expectativas no satisfechas, a la soledad, al miedo a envejecer, al miedo a no alcanzar la felicidad; y de cómo la amistad puede ayudarnos en un momento crucial, hasta en esos instantes desesperados donde lo que necesitamos más que amor, es solo sexo, como una forma de “entrar en circulación”, como dice ELLA (Nacarid), de volver a sentirse atractivos, de romper con el dolor y disfrutar del ejercicio amatorio como una manera de entrenarse para continuar vivo.
“Es una pieza sobre las decepciones y cómo superarlas. Es comedia porque los venezolanos tenemos la maravillosa capacidad de reírnos aún en los peores momentos de nuestra existencia, o en los que consideramos los puntos de quiebre de nuestras expectativas. Trata sobre dos seres humanos, ELLA (Nacarid) y EL (Alfonso), que pertenecen a la generación que reconoce a los 40 años que está desencantada, engañada, burlada, pero que con la fuerza de la amistad, como con el auxilio de un amigo o amiga, pueden trazar de nuevo otros comienzos, porque no pueden quedarse de brazos cruzados y dejar que destruyan todas sus ilusiones, sus ideales, su empeño por alcanzar la felicidad y la alegría”.
-¿Por qué con estos actores?
-Nacarid se ha convertido, tras largos 20 años de labores en la agrupación, en uno de sus pilares fundamentales, en una muestra de lo que es la actriz Theja, gracias a su gran capacidad escénica, su destreza histriónica, su experiencia sobre las tablas, su versatilidad como actriz, su ejemplar manera de abordar el trabajo actoral bajo la disciplina del Theja, que le dan el aval para llevar el peso de esta obra. La acompaña Alfonso, actor que ha vivido la experiencia Theja con anterioridad, cuando estrenamos Cinko, obra de Javier Vidal, en aquel momento una comedia negra, pensamos en Alfonso por su gran carisma y su maravillosa capacidad para manejar la comedia. Es la pareja ideal para Nacarid. Ellos además, han sido pareja en muchas oportunidades en la televisión, son actores de la misma generación y con gran respeto y disciplina para trabajar. Conforman un dueto de comediantes, profesionales, comprometidos, auténticos y brillantes sobre el escenario.
-¿Para cuánto tiempo se proyecta este montaje?
-Pensamos superar los tres meses en cartelera, pero va mucho más allá, pues arrancamos la temporada en el interior y pretendemos continuarla una vez que salgamos del Teatro Trasnocho. Pretendemos además, en algún momento, presentar la trilogía dramatúrgica Escalona, haciendo, a las 6:00 PM, De todo corazón; las 8:00 PM, De todos modos, y a las 10:00 PM vamos con De todas todas, para mostrar la trilogía de las expectativas no satisfechas. Es una experiencia que queremos realizar no sólo en algún momento en Caracas, sino también en otras partes de Venezuela.
-¿Cuál es el origen de esta pieza?
-Esta pieza se escribió para Javier Vidal y Julie Restifo en el año 1994 y la estrenamos al año siguiente. Su origen tiene que ver mucho con aquello de “escribe una obra para mí y para Julie”. Yo la dediqué además a nuestra amiga Pilar Romero, porque con ella, Javier y yo creamos en los setenta, la agrupación “Tablas 70”. Así que como generación y teatreros venimos juntos desde hace mucho. Su origen es un homenaje a nuestra amistad.
-¿No ha envejecido?
-Indudablemente revisé la original, pero los cambios son apenas perceptibles, básicamente hay la inclusión de una nueva realidad que no existía en aquella época de comienzo de los noventa, las pastillas “azules, es decir, las que se toman “para… amar”. El personaje de EL sufre una impotencia temporal por el despecho y la decepción, como consecuencia de la traición de su mujer, de los deshonrosos “cachos” que destruyen su matrimonio, y fue el propio Vidal quien me dijo: “pero hoy en día eso se resuelve con tomar una pastilla”, así que tuve que justificar el por qué el personaje no se toma una pastilla y ya. Pero fue apenas un reacomodo o nueva justificación de una acción que tiene que ver con la arquitectura dramatúrgica pero no con el fondo de la obra. Creo más que nunca, que la generación de diez o quince años siguientes a la original se enfrenta a los mismos problemas, al desengaño y frustración que tiene que ver, no solo con un asunto íntimo conjugado con la entrada a la madurez de los personajes sino, y muy importante, lo que eso se parece al entorno en el cual han terminado por aliarse sus expectativas personales y las sociales igualmente frustradas o como yo prefiero llamarlas, expectativas no cumplidas.
-¿Que hará Theja, cuando entregue su sala?
-He dicho muchas veces que el Theja no es la Sala Alberto de Paz y Mateos. No es la primera vez en 20 años que nos proponemos una temporada fuera de nuestra sala, pero por fortuna el Theja hace giras nacionales todos los años, así que estamos acostumbrados a montar y recoger nuestros peroles en el tiempo que corresponda a la demanda. Seguiremos con nuestros cachivaches dando vueltas, como lo hicimos los 15 años anteriores, y volveremos a tener una sala para el teatro experimental, para el inicio profesional de las nuevas generaciones, para el público joven, de estudiantes y nuevos profesionales.
¿Le parece bien?
Acepto las circunstancias y entiendo que tenemos un papel, una responsabilidad. Ella es la de luchar por nuestros ideales, no importa el costo que ello tenga. Nosotros no vendemos nuestra alma, no vendemos nuestra dignidad ni nuestra manera de expresarnos. Nadie nos puede imponer líneas de acción. El Theja es un ente vivo donde los órganos somos todos sus miembros, sus integrantes. Algunos tomamos el lugar del corazón o el cerebro, a veces nos toca ser brazo y en otras el puño, pero desde el lugar que sea, el corpus del Theja es gente, viva, apasionada, feroz, embravecida. Todo está bien, pero necesitamos el consuelo que nos brinda entregarle nuestro trabajo al público.
-¿Dónde quedan tus otras piezas?
-He tenido la suerte de que mis obras despiertan nuevamente el interés de los nuevos directores, así he visto sobre escena Jav y Jos en un extraordinario montaje y con actores excelentes. Recién me han solicitado Señoras y también, son obras muy intimas y que parecieran propicias para los tiempos del teatro que se está haciendo ahora. Cuando nosotros hicimos De todo corazón algunos críticos pensaron que era “demasiado comercial”, hoy día ya no lo parece. Nosotros vislumbramos el teatro que está actualmente en boga, esta obra fue el inicio de un teatro íntimo, de comedias dramáticas intensas y retadoras para los actores y los directores, para el gusto actual del público que se pregunta, más que nunca, como enfrentar en la intimidad todo este agobio social, la crisis económica mundial, la crisis política nacional, los cambios que amerita la nueva sociedad del siglo XXI. También es importante señalar que cuando escribí esta obra estaba muy entusiasmado con la dramaturgia de Isaac Chocrón. Él es el dramaturgo, junto a José Ignacio Cabrujas y Román Chalbaud, que más admiro del teatro moderno venezolano. Yo siempre he tenido en Chocrón una guía para mi dramaturgia.

Vuelve Salvador Allende a escena

El actor Roberto Moll, nacido en Lima en 1948 y vinculado al teatro venezolano desde los años setenta, ha estado trabajando, sin parar, desde el pasado octubre, cuando aceptó encarnar al primer presidente socialista americano que pereció el martes 11 de septiembre de 1973 en medio de un cruento ataque a la casa de gobierno. Durante estos meses se ha encargado de presentar ante los venezolanos al derrocado mandatario Salvador Allende, en un unipersonal que relata sus últimas horas de vida. Y, según sus declaraciones, abre la temporada 2009 del Celarg, a partir del 15 de enero, donde permanecerá hasta finales de febrero, con del monólogo Allende, la muerte de un presidente, del periodista Rodolfo Quebleen, producido sin pobreza por Mimí Lazo y dirigido con humildad por Luis Fernández.
La austera representación teatral se basa en anécdotas y pasajes verídicos de la vida de Allende. Los recuerdos de su juventud, sus estudios de medicina, su esposa Tencha, sus tres hijas y su secretaria Payita, con quien mantuvo una relación más allá del ámbito laboral, vuelan a su mente mientras decide su destino final, pues por encima de todas las cosas sabe que los traidores nunca serán dueños de su verdad y su destino.
La saga moderna latinoamericana tiene un antes y un después en la figura del chileno Salvador Allende, el mandatario que murió de manera abrupta y misteriosa aquel 11 de septiembre, mientras La Moneda, palacio de gobierno de ese país, era bombardeado por una rebelión armada dirigida por el general Augusto Pinochet, traidor a sus juramentos de lealtad a la Constitución de la República de Chile.
El texto, original de Quebleen, nacido en Argentina hace 70 años y residente en Nueva York durante las últimas cuatro décadas, está dirigido especialmente a las nuevas generaciones, para que puedan acercarse un poco más a la historia y el pensamiento de esa figura tan relevante de la saga americana y conocer así un poco más acerca de los últimos instantes de su vida.
La primera temporada de Allende, la muerte de un presidente se realizó en Nueva York 16 de abril de 2006, con una acogida nunca esperada. Vino a Caracas para el Tercer Festival Internacional de Monólogos y pese a ser presentado en inglés con teleprompter, tuvo buena aceptación en la Sala Juan Bautista Plaza.
En Chile se conoció Allende, la muerte de un presidente y el director de cine Fernando Valenzuela y el productor Eduardo Larraín viajaron a Nueva York y filmaron parte del monólogo con enfoque cinematográfico. La película se estrenó el 19 de junio de 2007 con buena aceptación del público y el crítico Ascanio Cavallo, escribió: "La pieza teatral es un esfuerzo de estilización sorprendente. Notable funcionamiento de textos clásicos en contextos nuevos e inesperados. Notable idea dramática y fílmica. Sin embargo, a pesar de todo, la mejor pregunta la formula Allende sobre un escenario oscuro: 'Los presidentes pueden ser desplazados. Pero, ¿cómo puede ser desplazado el pueblo?' La pregunta es triste. La respuesta, todavía más".

domingo, diciembre 21, 2008

Seis valiosos histriones y un productor ambicioso

El viejo amo Hamm está ciego y atado a una silla de ruedas, mientras discute desesperadamente con su sirviente Clov, quien no puede detenerse jamás. Al tiempo que esta escena se desarrolla entre ritmos de estridente composición circense o de patetismo cercano al horror, los padres de Hamm, Nagg y Neil rumian los achaques característicos de sus edades centenarias, mientras intentan reposar entre los depósitos de basura donde los han recluido. Se trata de una especie de desolador número de circo trágico entre el todopoderoso venido a menos y su sirviente que se dispone a abandonarlo para que muera en compañía de sus agónicos progenitores.
Esa truculenta escena sobre una filosofía de la muerte se diluye por el hiperkinético juego de sus personajes y las verdades de sus líneas, porque de otra manera sería un “ladrillo” intragable y capaz de escaldar al más paciente de los espectadores.
Así se puede resumir el estremecedor espectáculo Final de partida, basado en el texto original de Samuel Beckett, montaje, que el director Héctor Manrique ha exhibido a lo largo de la temporada 2008, con una duración escénica no mayor de 60 minutos, y con el cual, además, hizo una gira por varias salas españolas, para festejar, entre otras cosas, los 25 años de vida útil del Grupo Actoral 80. Una institución que no ha dejado perecer al teatro de búsqueda.
Dos años después del centenario del natalicio de Beckett se montó la versión caraqueña de Final de partida, la segunda pieza del más controversial autor del siglo XX, ese que puso a repensar a la humanidad en las prédicas filosóficas de San Agustín, Aristóteles y Platón. Y todo eso es porque Héctor Manrique se apoderó de la cartelera teatral con su ejemplar triple rol de productor, director y actor. Ha llenado el espacio que dejaron José Ignacio Cabrujas, Fausto Verdial, Juan Carlos Gené y el mismo Carlos Giménez, quienes enriquecieron las temporadas de los años 70, 80 y 90 del siglo pasado. Él solito empuja ahora el carromato, contando con la complicidad de algunos teatreros en tan singular tarea.
Este Manrique, venezolano nacido en Madrid el 14 de enero de 1963, aunque no es filósofo de academia, tiene una asombrosa pasión por la sabiduría progresista, adquirida al calor del cigarrillo, el café con leche y las buenas lecturas, además de las sanas influencias de sus maestros. Eso lo llevó a montar, en 1996, Esperando a Godot, pieza cimera del irlandés Beckett sobre el sin sentido y la desolación de la vida humana.
Ahora, para reiterar esa filosofía esencialista, la cual niega la libertad del ser humano y la imposibilidad de cambiar su destino, ha escenificado, con gran acierto y ejemplar cuarteto de actores, Final de partida, además de haber exhibido una polémica pieza sobre la identidad sexual.
Se puede digerir Final de partida como prédica filosófica de advertencia para una sociedad amenazada por las guerras y los holocaustos y la incapacidad de los seres humanos para alterar su destino o al menos procurarse otro mejor. También se puede leer como el derrumbe de una dictadura y la huida de los sirvientes que abandonan al tirano, dejando a la sociedad en una ruina total pero con deseos de reiniciar la marcha.
Beckett tiene fundamentos para sus desoladores mensajes teatrales, pues vivió la Segunda Guerra Mundial y después el peligro del hongo nuclear en manos de las Cinco Potencias. El riesgo de una conflagración atómica y otro tipo de destrucciones no están conjurados, lo cual hace que la vida sea una aventura. Pero aunque se eliminaran todos esos artefactos de destrucción la vida humana no tiene mayores explicaciones. Está todavía el ciudadano en condiciones de acelerar su fin o disfrutar de lo que tenga a su alcance.
Hay por supuesto algunas filosofías que sin negar la sin razón de la existencia humana ofrecen otros destinos o soluciones. Hay alternativas en la despensa cultural, pero el día a día no tiene tregua, devora sin miramientos teatrales. ¿Cierto o falso?Por ahora hay que reconocer que Daniel Rodríguez, Juan Vielma, Juan Vicente Peláez y Melisa Wolfdam se lucieron en escena con su trágico Final de partida, dándole verdad a sus personajes, primero en la sala Horacio Peterson y después en el Teatro Trasnocho. Son, sin lugar a dudas, un valioso cuarteto de nuevos histriones, como se los escribieron en España.
La identidad
Otro espectáculo memorable de Héctor Manrique, presentado en la Sala Trasnocho, fue Al pie del Támesis, logrado con la pieza homónima de Mario Vargas Llosa y con las ejemplares participaciones actorales de Carlota Sosa e Iván Tamayo. Un montaje nada frecuente que puso en escena la decisión existencial de un ser humano nacido varón que eligió ser como las hembras, tras someterse a “una invasiva cirugía de reasignación”. Todo porque la identidad sexual es clave para la libertad humana, como lo hizo y por lo cual luchó el poeta venezolano Esdras Parra, quien inspiro esa obra que duró seis meses en cartelera.




jueves, diciembre 18, 2008

Ecos de un premio venezolano

Nadie discute la originalidad y la calidad de la obra teatral Las lunas de Maisanta que le mereció el primer premio del II Concurso Nacional de Creación Contemporánea y Dramaturgia Innovadora 2008 al dramaturgo Néstor Caballero (Aragua de Barcelona, 1953). Ahora hay que esperar que ese texto sea convertido en espectáculo y así su metáfora apasione al público especialmente. Esa es la verdadera prueba de fuego, cuando la palabra se hace carne y sangre, además de sonido y movimiento desde un escenario.
También se espera que los otros dos textos que llegaron en el segundo y tercer renglón, sean publicados y representados, nos referimos a Tengo que admitir que mi madre es una vieja abominable de Guillermo Urdaneta y Loco Santo de Alocha de Ángela Marina López.
Mientras tanto, gracias al razonado veredicto del jurado que presidió Gilberto Agüero —y en el cual participaron Tomás Jurado Zabala, Rubén Pinto, Carlos Herrera, y José Daniel Suárez Hermoso— hemos querido hacer públicas algunas de las opiniones que ahí se vertieron, las cuales juzgamos importantes porque radiografían una realidad que hay que analizar posteriormente.
Llama la atención el poco interés mostrado por la mayoría de los participantes (92 en total) en abordar temas ligados a la realidad latinoamericana o nacional, ya que el grueso de los concursantes recurrieron a argumentos intimistas o banales, o tomaron como fuente de inspiración historias, mitos o leyendas y personajes del teatro clásico, que fusionaron con personajes de la novelística y otros creados por ellos mismos.
Apenas 13 autores ubicaron las tramas en nuestro país. Nueve tocaron temas de la vida cotidiana y los cuatro restantes trataron de reflejar la Venezuela de la época independentista y de los primeros años del siglo XX. Dos de esas cuatro piezas están muy bien documentadas históricamente, no así las restantes.
Apenas dos dramaturgos fijaron su mirada en Latinoamérica; el primero lo hizo a través de una comedia mordaz y satírica que ridiculiza la figura de Eva Perón; el segundo nos presenta de una manera sesgada y a través de la figura de Jorge Eliécer Gaitán, una Colombia desdibujada a la cual oculta bajo un falso nombre.
Muchas de las obras son de contenido escapista, superficial y en algunos casos pretenciosos. Los textos reflexivos, emplazadores, revolucionarios, de carácter social, reinan por su ausencia; tal vez dos de las piezas calificadas se podrían ubicar en esa categoría.
Asimismo, un segmento de los autores reveló cierto grado de descuido en el uso del lenguaje. Las deficiencias más notables están centradas en problemas de sintaxis y deficiencia en la orquestación idiomática y en algunos casos se detecto el desconocimiento de los rudimentos de las técnicas del drama.
Ahora, los autores ganadores y los que no lo fueron, deben arrancar para la otra entrega, que será en el 2010. Un lapso verdaderamente importante por aquello del bicentenario de la primera independencia latinoamericana.
Y no podíamos cerrar estos comentarios sin repetir el chisme sobre el colmo del despiste, protagonizado por un reputado autor criollo, recién premiado, quien envió su obra al concurso…. pero no le quitó o no le retiró la firma, se le olvidó sustituirla por el seudónimo respectivo , y el jurado de marras, con mucho dolor y hasta con preocupación, pues optó por retirarlo de la competencia , porque no cumplía con esa elemental norma del concurso, que es el anonimato formal, ya que a los autores de postín se les conoce por sus temáticas y por el estilo, pero siempre hay que guardar las apariencias.

martes, diciembre 16, 2008

El general Maisanta ahora pelea en el teatro

"Hoy es el año de 1930, en una Venezuela de emboscada, caída y epitafio. Hoy estamos aquí para velar a un guerrero. Hoy estamos aquí para velar que su nombre no sea olvidado por la historia de los siglos. Desamparo histórico hasta hoy ha tenido él, quien fue quemadura del sueño hasta la rabia para todos aquellos que sólo impusieron muerte y yugo. Tenía 44 años cuando lo sacrificaron”.
Así comienza el texto Las lunas de Maisanta con el que Néstor Caballero (Aragua de Barcelona, 1953) ganó el II Concurso Nacional de Creación Contemporánea y Dramaturgia Innovadora 2008, que adjudica el Instituto de Artes Escénicas y Musicales, el cual consiste en 30 mil bolívares, un pergamino y derecho a la publicación.
Caballero, todo un dramaturgo profesional, que además se le conoce por su novela Naranjas dulces, reconoce que hasta ahora ha ganado 34 premios por sus habilidades como escritor de dramas. Advierte que el teatro es una manifestación que por su complejidad requiere de una gran inversión pues en ella concurren todas las demás artes para poder expresarse.
-¿Satisfecho con los concursos?
-Un concurso significa que, por lo menos, en su esencia, en la dramaturgia, podrá manifestarse al ser leído. Un concurso es una manera en que lo escrito se confronte. Ahora bien, en el fondo, lo que hace que un premio sea tal, es que amigos, amigas, compañeras y compañeros de este noble oficio que es el teatro, se acercan con su afecto y te recuerden. Un premio es un saludo de quienes nos quieren. Al fin y al cabo uno crea, uno escribe, uno hace teatro, uno hace arte para que lo quieran”.
-¿Qué hará con los 30 mil bolívares del premio?
- No lo sé. No los esperaba. Me imagino que invertirlos en libros y en material para seguir escribiendo.
-¿Qué aborda Las lunas de Maisanta?
- El tema de fondo de mi obra es el de los principios. Eso la rige de principio a fin. ¿Se puede cambiar de principios, si las circunstancias históricas cambian y no van a nuestro favor? ¿Se puede, enfrentados y derrotados por la realidad objetiva, modificar nuestras convicciones que son las de que nuestro entorno social y político se modifique en beneficio de todos, cuando nos vemos perdidos, asediados, cuando vemos que esos ideales no pueden ser alcanzados en un momento de derrota? ¿Se puede, dado que no es el tiempo histórico, acomodarnos, agachar la cabeza y ajustarnos a un poder abusivo y absoluto para obtener prebendas? ¿Se puede, por intereses individuales, cambiar de principios para beneficiarnos política y económicamente, en detrimento de los intereses colectivos?
El protagonista de su obra, Pedro Pérez Delgado, llamado también Maisanta, un aguerrido general de los de antes, “no renuncia a sus principios y se ve enfrentado no sólo al poder económico de ese momento, no sólo a los distintos gobernantes y al despotismo de Juan Vicente Gómez, sino a lo que es más terrible, más doloroso, al de sus propios compañeros de revolución que lo venden y terminan siendo leguleyos del dictador y hasta brazo armado del mismo para reprimir a quienes luchan por un estado de equidad y justicia social. Por ello es que, conservando sus principios, Maisanta va a pasar ocho años en la cárcel, en el Castillo de Puerto Cabello. Estando en ella es envenenado por órdenes del dictador al constatar que Maisanta no renunciará a sus principios. Mientras que aquellos que lo acompañaron en sus luchas, se ajustaron a Gómez y a las oligarquías económicas del momento que a su vez representaban los intereses foráneos”.
-¿Cómo es su Maisanta?
- El hombre siempre tiene una relación mágica, religiosa, con sus cielos. Así como el hombre de la costa la tiene con sus nubes y las descifra para la pesca, el hombre del llano la tiene con sus lunas, con sus diferentes lunas que le iluminan la sabana en su cabalgar solitario de las noches. En mi obra, Maisanta, el último de los generales a caballo, ya muerto, va descifrando sus lunas para ir inventariando su vida. En esa interpretación, recorre sus circunstancias vitales, su relación con su familia, con el amor, con la soledad, con ser gobernante (recordemos que él fue gobernador del estado Apure). De igual manera, trae a su memoria los eventos históricos y se hacen presentes los personajes que le tocó conocer, como el Mocho Hernández, los generales Arévalo Cedeño y Ortega Martínez, y hasta su conversación, engrillado y preso, con el general Gómez. Es una obra épica pero donde lo humano, el sentir, el pulso doloroso de una vida con sus sueños se destaca, así como el imaginario colectivo y esos seres sensibles que sin ser protagonistas de la historia están presentes. Sí, el colectivo de un pueblo también es protagonista en esta obra.
-¿Cómo fue el proceso de creación de la pieza?
-El estudio, la lectura, la meditación y muchos borradores que fueron a dar al cesto de la basura. Al ser una obra que parte de situaciones históricas, te obliga a ir a las fuentes, a las entrevistas, a esos espacios, como también a los libros y subrayar, estudiar, conocer los hitos históricos, económicos, sociales, políticos y las costumbres de esa época. Se llenan cientos de páginas con esos datos, pues un escritor jamás puede crear sobre lo que no conoce hasta la base. Es un reto fatigante, pero siempre atractivo y asombroso, pues, como la escena en el teatro no miente, como la escena es una especia de radiografía donde salen todas las contradicciones, uno deja de sorprenderse que haya en los libros de historia hechos tergiversados y ocultos.
-¿Tiene "un método Caballero" para escribir teatro?
- No. ¡Qué me libren los dioses del teatro de tener un método! Un artista que desarrolla un método para crear, está muerto. Nunca sé si lograré terminar la obra que estoy escribiendo. Cada obra es un desafío y una lucha que conlleva a explorar distintos e inéditos caminos. Eso es lo maravilloso de la creación, seguir con nuestro pesado fardo cuesta arriba hasta encontrar el camino, en un transitar sin brújula y agobiado de enigmas, de desconciertos. Lo que si tengo es disciplina. Una disciplina de monje trapense donde de lunes a sábado, por seis horas, me encierro a luchar con las palabras, a descifrar el conflicto, la incógnita que siempre son los personajes.
-¿Tiene su obra un compromiso político o es una pieza neutra, algo difícil además por el personaje Maisanta?
-Yo soy producto de un sistema educativo donde la historia de Venezuela se nos daba solamente como un cúmulo de fechas y de acciones históricas que, al sistema, le convenía que supiéramos. Con respecto a la historia, esa educación que nos dieron, nunca fue investigativa, crítica, analítica y mucho menos dialéctica. Desde que comencé a escribir me formé un plan creativo para desentrañarla. Me propuse, estudiándola, teatralizarla y con un plan bien definido. Si se estudian mis obras se encontrarán con Longanizo (basada en Simón Bolívar), con Toñito (Sucre) y Dados (Rafael Urdaneta) Es a través de nuestros padres fundacionales, de su vivir, de sus conflictos, que estudio y reflejo esa época. También tengo en mi haber El rey de los araguatos sobre la Guerra Federal y cuyo personaje latente es Ezequiel Zamora. También Pecios que parte de la apostasía del general Falcón a esa guerra, a esa revolución traicionada. Luego están Los taxistas también tienen su corazoncito que abarca el período de Medina Angarita, su derrocamiento por militares felones en complicidad con Acción Democrática y la entronización de Pérez Jiménez en el poder. Luego, saliendo apenas de Pérez Jiménez, vendría mi obra La semana de la patria sobre el período de la seudodemocracia de Rómulo Betancourt. De ahí vendría luego Chocolat Gourmet que abarca Caldera, Pérez y Lusinchi. Esta obra, Las lunas de Maisanta forma parte de otra trilogía, que aún estoy trabajando, y que está ubicada en la época de Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez. Ahora, en mi historia como creador, ahora que recibo este premio, viene a mi memoria que exactamente un 15 de diciembre de 1978, hace 30 años, me era otorgado mi primer premio de dramaturgia, el del Nuevo Grupo, por mi obra El rey de los Araguatos. El personaje latente en esa obra era Ezequiel Zamora, la época, la Guerra Federal. Es como si se estuviera cerrando un ciclo.

Todo a su tiempo en Margarita

No está solo José Salas, o Salitas, en la isla Margarita para programar al Pequeño Teatro de Los Robles. Ahora también participa, activamente, el teatrero Julio Bouley, quien, tras residir en Francia desde 2005, donde realizó varias puestas en escena de autores universales, aparece al frente de las agrupaciones neoespartanas “Sospechosos del Teatro” y “Círculo Vertical” para presentar el espectáculo Todo a su tiempo, compuesto por cuatro piezas cortas de David Ives (Chicago, 1950), durante los días 19 y 20 de diciembre a las 8:00 PM y el 26 y 27 de diciembre a las 5:00 PM.
El humor extraño y extremo de David Ives -vive y trabaja en Nueva York- confronta a la sociedad estadounidense a través de situaciones que parecen surrealistas, pero que son abordadas como si fueran situaciones cotidianas. Genialidad, sátira, poesía o simple divertimento son los elementos del lenguaje de sus obras en las que temas como el amor, la soledad, la creación literaria y hasta el sentido de la vida adquieren una espontaneidad y contemporaneidad que no son extrañas en la sociedad venezolana. Sólo cada margariteño sabrá qué parte de su ser íntimo será tocado por la risa cuando disfrute de esas comedias.
Las cuatro comedias de Todo a su tiempo son independientes entre sí, aunque su hilaridad, su contenido, su forma directa de acercarse al espectador y su clima general las unen. Una profunda reflexión sobre la humanidad y su condición le sirve al autor para plantear la profunda crisis en la cual se encuentra inmersa la sociedad del país más poderoso del planeta y, con ella, la sociedad planetaria. Estos cuatro textos están entrelazados por grabaciones de piezas musicales de Tom Waits, gracias a la versión y la dirección lograda por Julio Bouley, quien ahora cuenta con actores y actrices como Deyanira Mujica, Ingrid Ross, Erick Álvarez, Paramaconi Castillo y Héctor Marín.
Sobre los contenidos de las cuatro comedias diremos que Palabras, palabras, palabras es un experimento donde tres monos encerrados escriben a máquina infinitamente. Un tipo muy particular muestra a un joven que revela su secreto más profundo y existencial a una mujer de quien se enamoró. Sí, claro es una comedia clásica sobre una pareja en un café que trata de conocerse al establecer una conversación simple y cotidiana, pero deben vencer un obstáculo: una campana los interrumpe cada vez que dicen algo que les impide llegar a enamorarse, y Maracaibo plasma a un joven perdido en una especie de zona desconocida donde es imposible obtener lo que se desea.
David Ives, quien estudió en la Universidad Northwestern y en la Escuela de Drama de la Universidad de Yale, mantuvo su obra Todo a su tiempo dos años en la cartelera de Off-Broadway y así ganó varios premios y prestigio. Ha escrito otras piezas como Don Juan en Chicago, Variaciones sobre la muerte de Trosky, Historia antigua, Telenovela, y El idioma universal. También ha entregado otros libretos para Broadway.

domingo, diciembre 14, 2008

Marat au revoir

El tiempo se llevó las siniestras imágenes del semidesnudo Marat asesinado a puñaladas dentro de su bañera por una fanática empeñada en detener el proceso revolucionario que él liderizaba. Eso provocó una hecatombe social que desembocó en el cuartelazo del general Napoleón Bonaparte, empeñado además en ser emperador de Europa.
La magia teatral reconstruyó esos patéticos hechos históricos que alteraron para siempre el destino de Francia y ahora durante 16 noches los exhibieron en la sala Rajatabla, gracias al director Ibrahim Guerra y la profesional participación de un conjunto de actores empeñados en obtener su licenciatura de teatro de la Universidad Nacional Experimental de las Artes, y además mostrar un montaje que hiciera historia en las artes escénicas criollas. Lo cual consiguieron tras largos meses de ensayos y sacrificios con el espectáculo Persecución y asesinato de Jean Paul Marat, tal y como fue representado en el sanatorio de Charenton por el marques de Sade o simplemente Marat-Sade, basado en el texto original (1963) de Peter Weiss, en la adaptación y el guión cinematográfico (1965) de Peter Brook y, además, en la traducción al español de Alfonso Sastre.
Ambientado durante el 13 de julio de 1808, Weiss utiliza las historias de Marat y la revolución francesa, además de la rocambolesca saga del Marqués de Sade, para hacer teatro dentro del teatro. Inventa una representación sobre el asesinato de “el amigo del pueblo” y la exhibe utilizando a los locos de Charenton, cuando precisamente Sade hacia de la suyas para no desaparecer como intelectual y entretener a la nueva burguesía que había creado el emperador Napoleón.
Reiteró Weiss las innegables contradicciones del neocapitalismo, donde conviven la violencia establecida y la violencia revolucionaria; donde el individuo lucha para que no lo devore un colectivismo impuesto a la fuerza; donde el arte es mercancía y sólo queda hacer otra revolución pero con compromisos, con libertad de mercados y tantos otros lemas que apestan por su vetustez.
Guerra utilizó el espacio de la Sala Rajatabla para involucrar la acción escénica y el público, colocado de manera bifrontal ante el espectáculo. La planta de movimientos, perfecta en su sincronía, logró crear una sórdida atmósfera orgiástica que golpeaba los sentidos de la audiencia que miraba el impactante “juego de tenis” entre el delirante Marat en su bañera o la monstruosa guillotina entregada a su “labor depurativa”, al tiempo que los directivos del asilo y Sade disfrutaban, coordinaban o censuraban el rumboso ritual de los locos, que en este caso era uno diestro conjunto de actores venezolanos.
“Mi versión es en prosa, lo cual me permite tratar los planteamientos políticos sin artificios poéticos y métricos, más allá de lo que la prosa abierta permite para procesar de manera cruda y directa los diferentes criterios conceptuales que componen la pieza”, puntualiza Guerra.
Marat-Sade es una metáfora de Weiss para cuestionar revoluciones, regimenes democráticos y totalitarios surgidos de sangrientos procesos de cambios sociales y económicos, los cuales culminan por arrinconar o restringir las libertades individuales especialmente de todos los que no detentan el poder. Él, perseguido por nazis y comunistas, terminó pendulando entre un anarquismo recalcitrante y un existencialismo extremo, al reconocer que las sociedades modernas sí habían inventado las revoluciones para derrotar al oscurantismo, pero no sabían después que hacer con ellas, se desgastaban y terminaban por autoconsumirse, para dar puerta franca a otros sistemas tan autoritarios y sangrientos como los derrocados. Y lo decía por todo lo que había ocurrido en los primeros 60 años del siglo XX, cuando ya la Cortina de Hierro empezaba su derrumbe.
Tanto la versión literaria como el montaje, hacen dos preguntas para que las responda el público: ¿Fue Marat un dictador o un dirigente que solo buscaba el bienestar social a través de la igualdad de todos los ciudadanos? Y ¿por qué fueron los que lo acompañaron en el proceso revolucionario, que liquidó a todos los viejos esquemas de gobierno e instauró un nuevo orden social, quienes procuraron su muerte?
16 funciones
El grupo que presentó las 16 funciones de la primera temporada de Marat-Sade, la cual culmina hoy, lo componen Robert Alberto Álvarez Castro, Yurahy Castro Cáceres, Dora Farias Zamora, Demis Gutiérrez, Rossana Hernández, Rolando Jiménez, Israel Moreno, Fabiola Pinto, María Elena Prieto, Jean Carlos Rodríguez, Ulrike Sánchez, Alonso Santana, Roselyn Sosa y Daniel Suárez. Y el equipo de producción reúne a Carlos del Castillo, Carmelo Castro, Ruffino Dorta, Inna López, Maigualida Gamero, Frank Silva y Durwin Vicentelli. En los diseños y realización se encuentran Jorge Marcelino Hernández, Jorge Martínez, Armando Zullo, Andrés Izarra y Ioana Bunescu. Imposible olvidar las actuaciones de Rolando e Israel en los roles del revolucionario Marat y el excéntrico Marques de Sade.



martes, diciembre 09, 2008

Marcelo Rodriguez estrena melodrama en Nueva York

El venezolano Marcelo Rodríguez trabaja desde hace dos décadas en Nueva York para demostrar que esa metrópoli no siempre es una quimera. Él, nacido el 22 de julio de 1964, periodista y actor, se especializó en las comedias musicales al estilo Broadway e ingresó al exigente mercado del show bussines de Estados Unidos, y, ahora, para cruzar una meta que se había propuesto, vio estrenada su ópera prima Cartas a una madre (Letters to a Mother), el pasado sábado en la sala de Repertorio Español, la más destacada institución teatral hispana de Manhattan.
PRIMERA TRILOGIA
Dirigida por José Zayas y con la protagonización de Miriam Cruz, Rosie Berrido, Ernesto de Villa Bejjani, Mariangélica Ayala y Bárbara Jiménez, el espectáculo Cartas a una madre está basado en hechos reales que, como apunta Marcelo, siempre le gustaron escribir, desde la escuela y en la Universidad. “Me interesa contar historias o que me las cuenten y después sacarles provecho para convertirlas en mis propios textos. De ahí nace Cartas a una madre, que antes se titulaba Bestalia, como parte de una trilogía de historias sobre personas de la tercera edad, las cuales viví o viví a través de otros, y que me parecieron dignas de hacerlas públicas desde la escena. La segunda es La papaya dulce, originalmente Liberato, y la tercera Los superhéroes del abuelo o Felo y Gela. Los títulos fueron cambiados porque, como me decía una profesora, soy demasiado romántico con los nombres y ahora debo pensar cómo vender mis obras o cómo llegar al público. Creo que tenía razón. Mi primera pieza ganó el Concurso de Obras Nuevas MetLife Nuestras Voces, en 2005”.
ESPECTÁCULO BILINGUE
Cartas a una madre es la historia de una adolescente venezolana cuya familia la manda a Estados Unidos para ocultar una metida de pata o una preñez no deseada o no conveniente. Pasan los años y ella, tras desempeñar todos los oficios posibles, se casa con un veterano de la guerra de Vietnam y se convierte en Vicky Bauer. Transcurren las décadas –el montaje dura 105 minutos- y la señora Bauer está enferma y recibe sus fantasmas del pasado, del presente y del futuro.
Marcelo advierte que todos los inmigrantes hemos dejado algo en nuestros países. Familiares, amigos, seres queridos, la casita en la playa o en el campo y los recuerdos, buenos o malos, que siempre nos acompañarán. Esta pieza es una puerta hacia su exploración dentro del vasto mundo teatral. Estará en cartelera hasta que la gente lo decida. En Repertorio Español existen piezas que llevan más de una década en exhibición y todavía tienen público. Así que será la audiencia la que determine su camino. Actualmente esta en conversaciones con una agrupación de España que quiere montarla también, pero no le gusta apresurarse. “Pisando firme, lentamente, da mejor resultado. Mi obra puede ser vista en español con traducción simultánea al inglés, gracias a una versión hermosa que hizo la escritora Heather Mckay y ahora estoy maravillado por lo bien que ella entendió e interpretó mi trabajo. ¡Gracias, Heather Mckay! Además conté con el apoyo de Fernando Then, venezolano como yo, y actual gerente de producción de Repertorio Español, quien hizo los contactos precisos y profesionales”.
OTRA HISTORIA
Después de la producción de Mozart, brillante espectáculo que montó Carlos Giménez en el Teatro Teresa Carreño, Marcelo Rodríguez se marchó a Nueva York, en los años noventa. Tuvo que trabajar duramente para culminar sus estudios de teatro musical, porque la beca del Conac “duró poco tiempo”. Laboró en la escuela donde estudiaba, “hasta limpiando los pisos de la biblioteca y me gradué, carajo, con honores. Gracias a la liquidación que me dio Venevisión, cuando renuncié para venirme, y Repertorio Español que, en ese ínterin, me dio una oportunidad para trabajar como actor, pude sobrevivir”.
Su vida en Nueva York ha sido fascinante. “¿Qué más se podría esperar de una urbe como esta? He tenido oportunidades... o porque me han llegado... o porque yo las he buscado. He sido parte del elenco estable de Repertorio Español por más de una década y he experimentado un nuevo mundo que no conocía. Creo que venía sintiéndome un poco consentido y aquí el proceso de audiciones me perturbaba. Pero puse, si es que realmente lo tenía, mi ego de lado y me enfrenté a lo que viniera. El resultado ha sido favorable, ya que nunca he dejado de estar sobre un escenario y he ganando dinero haciendo una de las cosas que más me gusta hacer: actuar, cosa que en Nueva York, donde hay cantidades de actores, es algo muy difícil”.
“También comencé a trabajar para una compañía de lucha libre, World Wrestling Entertaiment, pero no luchando, sino como anunciador en español. Esa ha sido otra de mis bendiciones en Estados Unidos. Una empresa sólida que me ha permitido monetariamente tener la estabilidad que puedo disfrutar. Mi voz puede ser escuchada en más de una docena de países, todas las semanas, en cualquiera de los programas de la WWE. Además, fui anfitrión del programa Los Superastros, para Univisión, y actualmente conduzco The WWE Experience para México, Panamá y República Dominicana”.
Pero el teatro es y será su pasión. “Nunca he dejado de actuar. Puedo decir que en Repertorio soy uno de los pocos que durante más de 10 años siempre ha estado en diversos montajes. Por eso agradezco a esa compañía. El año pasado, por ejemplo, interpreté a Lorca en una producción extraordinaria, Lorca con un vestido verde de Nilo Cruz y dirección de René Buch, que me dio mucha satisfacción personal, además de haber sido elogiada por la crítica”.



Salitas rescata el teatro en Margarita

Salitas, como se le conoce desde hace cinco décadas a José Salas, es un veterano y versátil artista en las disciplinas del teatro. Desde los años noventa, trabaja, vive y ama en la isla de Margarita, donde, con algunos ex integrantes del Nucleo Nueva Esparta del Teatro Nacional Juvenil de Venezuela, logró apuntalar la creaciòn de la Sociedad Civil Pequeño Teatro de los Robles, una institución para fortalecer al arte regional y desarrolla un trabajo integral de perfeccionamiento y profesionalización con las nuevas generaciones.
A través del Grupo Pequeño Teatro de los Robles, Salitas y su gente han desarrollado alternativas para la creación, promoviendo la acción colectiva de directores, dramaturgos, escenógrafos, vestuaristas, iluminadores y actores. Los han convocado a una empresa común de renovación constante, tratando así de abrir fuentes de trabajo a los egresados de los talleres de formación.Su objetivo principal, en lo relacionado con las producciones, es estudiar a dramaturgos criollos que aborden temas de interés social y con argumentos sencillos que sean entendibles para el público. Su norte siempre ha sido trabajar con el teatro popular proveniente del pueblo y para el pueblo. Han sido 13 años de laboratorio en la misma sede, la cual fue totalmente remodelada y reinaugurada el 28 de junio del año 2.007, Día Nacional del Teatro.
Y es ahora que Salitas ha venido con su tropa de comediantes para presentarse, dignamente, durante tres días en el Teatro San Martín. Ahí exhibieron sus versiones escenicas de dos textos escritos por Gilberto Agüero en los años 90. Marena Acosta se desempeña bien en Culinario, un monólogo sobre las vicisitudes de una animadora de televisiòn cuando tiene que vender o convencer al público de las ventajas de algunos artefactos de cocina para elaborar algunos platilos.Su personaje (señora Smith) utiliza un léxico apropiado en ocasiones, mientras que en otros momentos da rienda suelta a sus dramas personales. El autor busca desmitificar al mundo de la televisiòn, exhibendo las máculas morales de sus hacedores.
Mientras tanto, Oscar Uzcátegui y Alberto Millán Luna encarnan con corrección, respectivamente, al agente policial y al hombre, protagonistas de La Identificación, preciosa pieza que plasma una de las tantas situaciones humillantes de los cuerpos de seguridad del Estado cuando ejercen su autoridad sobre un inocente ciudadano que no tiene o porta todos los documentos de rigor para transitar por la via pública. Es una dura pieza de humor ácido y arrollador, con situaciones inverosímiles y absurdas, que llevan al ciudadano a repetir una oración humillante que le argumenta el agente hasta un final sorpresivo. La solución escénica, buscando que la metafora llegue al público es mostrar a dos payasos que hacen un función de teatro en serio sobre un problema tan delicado como es la identificación de los ciudadanos que se atreven a salir de sus casas.¡Sobran los comentarios sobre la pieza!
Salitas y su gente han retornado a la bella isla de Margarita para reanudar sus actividades culturales.

sábado, diciembre 06, 2008

Piazza San Marcos en Caracas

Es el salón más elegante de Europa, según la definió Napoleón Bonaparte, pero también es el corazón de tan extraña ciudad semiacuatica. Tiene 80 metros de ancho por unos 170 de largo y comenzó a transformarse en la plaza más famosa de Europa desde el siglo XII. Hoy se conoce como Piazza San Marco o plaza de San Marcos de Venecia y no hay otra en el mundo que contenga una basílica con las reliquias de un santo y un palacio ducal, y esté, además, flanqueada por los mejores hoteles, restaurantes, iglesias y el teatro La Fenice. Por ahí han desfilado millones de turistas, especialmente durante sus carnavales, para exhibir sus amores o acentuar sus sueños cuando el corazón no tiene quien lo pueda proteger.
Pero en Caracas hay una y se puede ponderar, hasta el 21 de diciembre, en la sala Horacio Peterson. Ahí, gracias a la magia teatral desplegada por el autor y director Julio César Alfonzo, bien apuntalado en el histrión William Cuao, toma vida todas las noches. Es la placita del mítico pueblo La Pastora de Tarure, un espacio cansado, roto y solitario, lejano para todos sus habitantes, menos para dos, al cual, un día cualquiera, un excéntrico charlatán bautizó, seguramente en un arrebato de ironía, como “San Marcos de Venecia”. Solo un banco queda en pie y en el reposa un muchacho, Carlos María, que espera a su amigo Benedicto y llora su soledad, aunque en ocasiones lo acompaña el fantasma de quien se sacrificó para defenderlo. ¡Caen las sombras en medio de una hojarasca que presagia lo peor!
Este montaje San Marcos de Venecia plasma la historia de Benedicto y Carlos María, tonticos o mongólicos de La Pastora de Tarure, y alude a la discriminación en que viven y el trágico desenlace de su hermosa amistad. Fue escrita para reivindicar a los seres humanos con discapacidades frente a los ojos de los “normales”. No está basada en sucesos conocido por el autor, es un acto de total inspiración, como él mismo lo ha reiterado. Y con esta pieza teatral espera sensibilizar al espectador sobre ese tema.
Tal vez muchos piensen que San Marcos de Venecia trata sobre la amistad, y también es eso, pero, primero, denuncia la intolerancia. Y damos fe que lo que dice, se ve o transcurre en escena, suficiente para conmover al más duro de los espectadores o aquellos que viven con la cabeza entre el cemento. Uno de los objetivos dramáticos más resaltantes que Alfonzo plasma es el profundo sentido humanitario que anima a sus dos discapacitados. Después logra mostrar “la bota de la intolerancia pisoteando la flor de la bondad”.
San Marcos de Venecia, estrenada en el Festival de Teatro de Occidente, en 2005, es consecuencia de una serie de talleres que Alfonzo dictó para niños, niñas y jóvenes especiales, en un instituto caraqueño, durante los años noventa. Ahí descubrió y evaluó la sensibilidad de esa muchachada nacida con defectos físicos o intelectuales, pero dotados de detalles sensibles, verdaderamente fuera de serie.
Y si escribir o reflexionar sobre el día a día de discapacitados genera más de un nudo en la garganta o una catarata desde los lacrimales, hacerlos carne y hueso en un escenario es también sumamente complejo, porque exige a los comediantes un exhaustivo trabajo interior con soporte en memorias visuales y emociones. Por eso crean y conmueven con Benedicto (Alfonzo) y Carlos Maria (Cuao), quienes aman a Dios y practican su fe públicamente, están cercanos a la adolescencia y con serios problemas en el lenguaje, la locomoción y con gestos que denotan problemas cerebrales, pero con corazón y sentimientos como pocos, al tiempo que se conmueven por las dolencias de los otros, quienes precisamente no son como ellos.
No es frecuente degustar una creación teatral centrada en personajes con discapacidades físicas, psíquicas o sensoriales. Pocos escritores dramatizan sobre pacientes de síndrome de Down o con limitaciones a la mínima inteligencia o a sus condiciones físicas. Hay un respeto, poco frecuente en el ámbito cultural, hacia tales seres que no son como la mayoría y carecen de “ese algo” que sólo está al alcance de Dios o la naturaleza.
Bálsamos
El teatro es escuela de llanto y de risa y tribuna libre donde los seres humanos pueden poner en evidencia morales viejas o equivocadas y explicar con ejemplos vivos normas eternas del corazón y el sentimiento de la humanidad, enseña Federico García Lorca. Y nosotros insistimos en que reír o llorar son bálsamos para la gente sensible que acude a los teatros. ¿Hay qué reír por la ingenuidad de los personajes o llorar ante la cruda realidad que la escena reproduce a una escala artística? ¡Es un dilema más en esta Venezuela del siglo XXI! Y algo de eso pasa con los espectadores que presencien los 60 minutos de tan hermoso espectáculo, modesto, por su sencillez conceptual, y ejemplar melodrama sobre dos discapacitados, producido por Eliseo Pereira para el Teatro Arena y con las excelentes performances de William Cuao y Juan Carlos Alfonzo.



martes, diciembre 02, 2008

72 años más tarde, Federico predica en Caracas

Un piso falso de agua, con una profundidad de dos centímetros, por lo menos, que recibe una cortina de agua, casi todo el tiempo; un piano negro de cola y un sofá blanco, de ocho metros de largo, el cual después se eleva, además de la caja negra del escenario sin aforar, son algunos básicos elementos escenográficos y de utilería que le permitieron a un apasionado elenco venezolano y la catalana Carme Portaceli presentar, desde la sala Humboldt de Caracas, una inteligente e impactante lectura escénica de Así que pasen cinco años. Esta producción lograda entre el Centro de Creación Artística TET y la española Factoría Escénica Internacional, auspiciadas por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura y el proyecto Iberescena, hace temporada hasta el domingo 7 de diciembre.
Se trata de una de las piezas menos representadas del vate granadino Federico García Lorca, asesinado por los fascistas franquistas el 19 de agosto de 1936 y lanzados sus restos a una fosa común en el barranco de Viznar, de donde ahora serán recuperados por las autoridades judiciales españolas, para satisfacer además la petición de los familiares del profesor Dióscoro Galindo y los banderilleros anarquistas Francisco Galadí y Joaquín Arcollas, junto a quienes fuera ejecutado durante aquella nefasta madrugada.
AMOR
García Lorca escribió Así que pasen cinco años en 1931 y, por esas paradojas del destino, lo inmolan en 1936,cuando precisamente trataba de conciliar sus sentimientos amorosos con la sociedad donde se desenvolvía -la España socialista enfrentada a una España reaccionaria y fascista- y por eso propone su audaz metáfora sobre el amor en el cual creía, a partir de la historia de un joven que tiene que esperar un lustro para desear a su novia, pero cuando se cumple ese lapso y sale a buscarla, ella lo rechaza y lo manda a buscarse otra; aparece un maniquí que le insiste en que debe conseguirse otra y tener un hijo, él lo hace pero no la ama y le pide un lapso de cinco años para hacerlo. Es entonces cuando él se queda sin ese futuro y muere sin realizarse sexualmente.
No es teatro necrofílico. No, es todo lo contrario. Es un hermoso teatro poético que exalta lo único que puede darle sentido, o explicación a la vida, como es el amor. Pero no es amor contemplativo, es amor apasionado, amor que se conjuga con sexo y es capaz de hacer inmortales a los seres humanos. Un amor que se atreve a desafiar hasta la misma naturaleza y reclama su libertad total. Un amor que es fuego purificador y todo lo convierte en cenizas y después es capaz de rehacer a los amantes o a quienes lo practican.
El dramaturgo hizo todos esos malabarismos poéticos y se los ofreció a su pueblo, pero llegó la guerra civil y lo fusilaron, entre otras cosas, por ser “rojo” y homosexual, pecados que la otra España no aceptaba y mucho menos a él, que tenia prestigio propio y obras que sí denunciaban las estupideces de la nación entera.
La catalana Carme Portaceli se ha atrevido con Así que pasen cinco años porque, como ella lo reconoció, el texto tiene una profundidad muy grande, porque es Federico a pleno pulmón, porque se refiere a la verdad y el mundo mental ese donde se alojan todos nuestros fantasmas. Paradójicamente la obra habla de que hay que vivir, que no hay que esperar y que la vida es indefectiblemente el camino hacia la única realidad que tenemos los seres humanos: la muerte. Pero mientras esta llega hay que amar para justificar esa marcha o esa espera de lo que vendrá. Es filosofía en un espectáculo teatral, cosa que no es frecuente en la cartelera de eventos escénicos caraqueños
ESPECTÁCULO
El montaje que logra la directora Carme Portaceli se ciñe al texto original, resuelve sus 20 personajes con diez actores venezolanos que comprendieron la carga poética de la pieza y del lenguaje, fundamentalmente, ya que buscaban, y lo logran hacer evidente, que hay que vivir, sentir y dejarse amar. Que hay que estar despierto para sentir el propio impulso vital y no lo que te dicen que hay que hacer, que hay preguntarse muchas cosas a partir de lo que dice nuestra propia consciencia.
Este puesta en escena, con un ritmo no apto para cardiópatas, es eminentemente hiperrealista en sus primeros dos actos, pero el tercero o ultimo, que es el mundo mental, está limpio y despojado de casi todo dispositivo y se usa todo el espacio escénico, y queda la imagen de un bosque con el piano de cola. La música es el otro superactor. Hay música y especialmente bandas sonoras, con lo cual se fabrica una especie de cajón o espacio sonoro, un mundo donde el espectador se sumerge y puede escuchar hasta su propio corazón…que le puede esta pidiendo amar al amor o vivir…porque mañana quizá no viva más. ¡Imposible aburrirse o dormirse en medio de aquel batiburrillo de situaciones complejas!
La directora Carme Portaceli contó con un equilibrado elenco criollo, donde al lado de veteranos había debutantes o bisoños comediantes, pero todos aceptaron el reto e hicieron posible aquella fantasía escénica donde se destaca la primera actriz Haydée Faverola y los verdaderos protagonistas que son Alexander Leterni e Indira Leal. También intervinieron, con plausible solvencia, Ludwig Pineda, Elio Pietrini, Mónica Quintero, Ángel Ordaz, Jesús Sosa, Jariana Armas y Lya Bonilla.
¿Cuántas interpretaciones escénicas son posibles de esa extraña pieza de García Lorca? Todas, según las condiciones creativas de quienes las escenifiquen y los juicios y prejuicios de los espectadores, ya que sin audiencia no existe el teatro como fenómeno de comunicación. Se hace camino con montajes así. Setenta y dos años más tarde, Federico está ante los venezolanos para su prédica.

"Mono con revólver" de Gilberto Agüero gana premio

El III Concurso de Obras Teatrales Marita King 2008 tiene ganador. Mono con revólver, de Gilberto Agüero Gómez, es la pieza premiada, con 5 mil bolívares, dentro de un universo de 21 textos participantes. El veredicto unánime, suscrito por los dramaturgos Román Chalbaud y José Gabriel Núñez, y este periodista, puntualiza que la obra fue elegida “por el acertado manejo de la estructura teatral, el preciso e inspirado uso del lenguaje y el hábil desarrollo de una trama vigorosa profundamente vinculada con el acontecer nacional”.
El ganador, nacido en Barquisimeto hace 68 años, tiene no menos de 40 obras escritas, pero solo 12 le han sido editadas y buena parte de su producción se ha distribuido en libretos y algunas hasta se las han representado. Se hizo dramaturgo cuando ya había vivido un cuarto de siglo. Debutó con Ciclón sobre los barcos de papel, la escribió en Caracas y la envió a un concurso de Maracaibo, en el año 1966, donde obtuvo el primer premio, unos dos mil bolívares de la época. Su ópera prima fue representada en el Zulia y nunca más subió a escena, aunque ha estado en cinco proyectos de producciones. Es la historia de un muchacho que viaja a Londres para hacer unos talleres sobre traducción simultánea de conferencias y cuando regresa se le presentan serios problemas con su mamá porque ella quiere casarlo a juro. Después entregó Amelia de segunda mano y desde entonces no he parado. También ha escrito teatro para niños, lo que más le han escenificado. Pero no es suficiente. “Sigo siendo un excluido, quizás el campeón de todos los excluidos escritores del teatro venezolano”, afirma.
Mono con revólver es una respuesta para quienes reclaman o exigen por qué la dramaturgia contemporánea no refleja en nada a la actual nación petrolera. Sus cinco personajes desarrollan una saga sobre cierta organización mafiosa que medra en una sociedad la cual avanza en un proceso de agudos cambios sociales y además revela como esos sicarios se las arreglan para sobrevivir o desaparecer, en medio de una revolución, que, según Vladimir Lenin, es un levantamiento, un acto de violencia, por medio del cual una clase derroca a otra, tal como lo recuerda “Monqui”, el líder de ese quinteto.
El premiado Gilberto Agüero Gómez, quien reside en la capital larense, se gana la vida dando talleres de dramaturgia para las nuevas generaciones y por eso recomienda la lectura del libro Técnicas literarias del drama del crítico Enrique Izaguirre, porque es un texto mínimo, preciso y altamente didáctico, que explica, de manera muy clara, los rudimentos de una pieza teatral y cómo son la exposición, el nudo y el desenlace. Y además enseña que los temas tienen que ser, al principio, sobre cosas que el principiante conozca.
El jurado, teniendo en cuenta la calidad presente en un significado número de las piezas enviadas al concurso, además consideró adecuado otorgar menciones especiales para El sitio, de José Antonio Barrios y Malos sentimientos, de César Rojas.