jueves, enero 28, 2010

Zamora cabalga de nuevo

Ni César Rengifo ni Ezequiel Zamora pudieron materializar sus sueños: ver a Venezuela totalmente liberada y viviendo una autentica independencia política y económica. Se marcharon antes de tiempo: uno, intelectual, falleció el 2 de noviembre de 1980, a los 65 años, dejando una inmenso legado cultural, especialmente una copiosa creación dramatúrgica: y el otro, militar e ideólogo de la Guerra Federal, fue asesinado a traición, a los 43 años, cuando victorioso avanzaba hacia la toma del poder para darle tierras a los hombres libres, aquel 10 de enero de 1860.
Y ahora para recordar al dramaturgo Rengifo y exaltar al general Zamora en su 193 natalicio, la primera actriz Dilia Waikkarán, con el apoyo del director Henry Manganiello y las tropa de actores que ha agrupado en la fundación Ayanasmsha, se ha dedicado a montar el tríptico que sobre la Guerra Federal (1859-1863) escribiera y por eso ha escenificado ya dos piezas, Lo que dejo la tempestad y Un tal Ezequiel Zamora, y también se dispone a producir Los hombres de los cantos amargos, para cerrar así su trilogía. “Nuestro general del pueblo soberano vuelve a combatir por su gente, pero desde la escena teatral. Más no podemos hacer”, comenta la comedianta.
Dilia Waikkarán (Estado Sucre, 13 de diciembre de 1936) considera que se propuso montar la trilogía que sobre la Guerra Federal escribiera Rengifo, “porque nosotros los creadores, los intérpretes y el Estado venezolano estamos obligados a reivindicar la obra de uno de los más grandes exponentes del teatro popular y campesino en nuestro país, un autor que ha sido desechado por unos supuestos puristas estéticos”.
Pienso, añade, que “la obra teatral de Rengifo no ha sido lo suficientemente expuesta para que nuestro pueblo lo conozca y sobre todo para que la mayoría, viéndose reflejada en ella, sepa de su trayectoria, de toda su angustia y preocupación porque se realizaran cambios profundos que favorecieran a este pueblo y dignificaran a nuestros campesinos y así, comprendan la lucha que en estos momento estamos librando para lograr esa dignificación y que la apoyen. Pero lo más importante, para que la defiendan”.
“Por otra parte, cuando una se adentra y conoce el contenido de las obras de Rengifo, sus conceptos, mensajes, le duele en lo profundo que casi siempre esas maravillosas obras hayan sido presentadas mutiladas, mal producidas en algunos casos y lo más doloroso como simples actos culturales, evitando así que se difunda, que se reconozca la riqueza de estas obras, escritas por este gran hombre de las letras, la pintura, la poesía, etcétera. Yo espero, como mujer y artista, que nos dejemos de oír cantos de sirena y aprovechemos este año 2010, Bicentenario de nuestras luchas de independencias, para cancelar, con creces, este olvido en que se ha mantenido la obras teatrales de César Rengifo, pero eso sí bien montadas, bien actuadas, bien producidas y bien promocionadas”.
-¿Qué planes hay para este año?
-Planes magníficos: en primer lugar estamos ensayando, a paso de vencedores, otra obra de nuestro muy querido y admirado César Rengifo: Un tal Ezequiel Zamora, segunda de la trilogía federalista. Una vez más la Fundación Ayanamsha, que presido, al igual que con Lo que dejó la tempestad, hizo una alianza de colaboración, asesoría, apoyo y solidaridad con el Ministerio del Poder Popular para la Agricultura y Tierras (MPPAT), empeñados como estamos ambos entes en llevar esta palabra a nuestros campesinos, pescadores, comunidades y al público en general, estas obras didácticas ya que la historia no se ocupo de eso, dicen mucho de nuestras luchas, para que, como decíamos antes, comprendan, apoyen y defiendan al proceso que lleva a cabo el Gobierno Nacional. La obra será estrenada el 06 de Febrero en el Teatro Juan Bautista Plaza de Caracas, como parte de las actividades conmemorativas a llevarse a cabo en la conmemoración del 193 aniversario de su nacimiento.
-Entre nuestros planes está presentar una temporada de Lo que dejó la tempestad, en la Casa Rómulo Gallegos, para lo cual solicitamos la sala desde Agosto de 2009, debido a la gran demanda que tienen dichos espacios; también queremos hacer una temporada del monólogo Manuela Sáenz: vine a decirlo todo. También esperamos se cumpla nuestros deseos y la promesa de llevar estas obra a los países bolivarianos y los que conforman el ALBA.
Cesar Rengifo muestra en Un tal Ezequiel Zamora la influencia y poder de una clase social aristocrática y capitalista, dueña absoluta de todo lo que a su paso existe y lo que no tiene lo toma por la fuerza para así poder conservar sus prebendas, el liderazgo de la tierra, la economía productiva nacional y dejar atado de grilletes y ranchos de miseria al campesino. Y para conmemorar el 193 natalicio del héroe en Cúa, el 2 de febrero van a estrenarlo ,también dirigido por Manganiello y con la participación de Waikkarán, Aura Rivas, Frank Maneiro, Germán Mendieta, Virginia Urdaneta, Frank Francisco, Elitse Sánchez, Elvis Chaveinte, Guido Falcone, Julio Liendo, Luis Villegas, Mariana Calderón, Mariana Gil, Mauricio Maldonado y Sara Tovar.
Un tal Ezequiel Zamora transcurre durante la Guerra Federal (1859-1863) y ahí el dramaturgo recurre a la metáfora histórica para que, desde el presente, se haga una lectura de los errores que no deben repetirse nunca jamás, porque por ellos se produjo tal conflagración fraticida. Todo se instala en el hogar de una familia de la llanura barinesa antes de la definitiva batalla de Santa Inés. El trágico espectáculo, porque eso es lo ahí se muestra o se materializa, sucede en medianoche, tarde y noche de aciaga jornada, y únicamente pide que “recojan la cosecha de vientos que sembraron” los tercos caínes del guerrero.
La esclavitud
Dilia Waikkarán comenta que para los montajes se han hechos grandes esfuerzos y están seguros de que con “los argumentos bien sustentados lograremos completar, para el segundo semestre del 2010, la famosa trilogía de Cesar Rengifo sobre la Guerra Federal. Los hombres de los cantos amargos no puede quedar fuera de esta reivindicación que exigimos como cultores para nuestro Cesar Rengifo. No nos olvidemos que además de la lección histórica que necesitamos aprender sobre el héroe anónimo de estas lucha, también estamos conmemorando el bicentenario de nuestro Independencia y, con el proceso de cambio y la lucha contra el latifundio tenemos que lograr nuestra independencia productiva de la tierra para celebrar la fiesta de la culminación con éxito de la revolución alimentaria”.
Según el critico Carlos Suárez Radillo, la acción de Los hombres de los cantos amargos, primera pieza de la trilogía, ocurre entre los años 1854 y 1855, alternativamente en el despacho del Secretario de Gobierno y una calle en Caracas, una hacienda cacaotera en los Valles del Tuy, y un campamento de negros cimarrones en las montañas de Capaya. La tesis central de la pieza es que la abolición de la esclavitud tuvo su origen en razones puramente económicas, ya que, según cifras de la época, resultaba más costoso mantener a los esclavos como tales que liberarles y contratarles como peones, por jornales de hambre, sólo en las épocas del año que requiriesen su trabajo. Mediante una técnica de acciones paralelas, Rengifo muestra los distintos niveles en que se desarrolla el proceso socio-económico de la liberación de los esclavos, acciones ágiles, en ocasiones violentas, en las que cada personaje usa un lenguaje propio de su psicología y su situación, enriquecido, en el caso de los esclavos, con elementos folklóricos y poéticos auténticamente populares”.

miércoles, enero 27, 2010

El buen teatro de Chocrón y Bouley

Luis: No cuentes de mi vida. Menos de las penurias de mi muerte. Cuenta de cuando fuimos felices. O cuenta de mi presencia en ti cuando ya esté irremediablemente ausente. ¿Sabes cual podría ser mi vida eterna? Ser un personaje. No una persona que se muere, sino un personaje como los del teatro. Quisiera ser un personaje que siempre vivirá porque ha sido contado.
Escrito y sellado, de Isaac Chocrón.

Jean Paul Sartre predicó como el buen teatro de cada época debe hacer énfasis en la condición humana y en todos los enigmas y conflictos propuestos a su libertad, a través de situaciones particulares o limites. Afirmaba el autor de El ser y la nada que el dramaturgo contemporáneo tiene que escoger, entre sus situaciones limites, precisamente aquella que pueda expresar mejor sus preocupaciones y presentarlas de tal manera al público como “amenazas” a algunas de sus libertades, porque “solamente así el teatro reencontrará la resonancia que ha perdido, solo así se podrá unificar a los públicos diversos que hoy en día lo frecuentan”. Dicho en palabras coloquiales, el teatro debe estar conectado con lo que ocurre o sucede en el país donde se le produce y representa, su actualidad debe ser el norte de sus creadores.
Hemos recordado tan sabio análisis sartreano sobre lo que debe ser el teatro en los tiempos modernos o sobre lo que deben hacer sus escritores al pergeñar sus obras, precisamente ahora cuando el peligro que se cierne sobre la libertad de los seres humanos para amar en toda su intensidad posible no ha menguado y ha terminado por ser una pandemia mundial, como es el caso del Sida, que ha dejado sus mortíferas secuelas desde mediados de los años ochenta del siglo pasado.
Aquí en Venezuela, a lo largo de los años noventa de la centuria pasada, Elio Palencia, Marco Purroy, Johnny Gavlovski, David Osorio Lovera e Isaac Chocrón se fijaron en ese tema del Sida, lo amaron y optaron por escribir sus textos: Anatomía de un viaje, Habitación independiente para un hombre solo, Hombre, El último brunch de la década y Escrito y sellado. Añadieron, pues, a la larga lista de personajes del prototipo venezolano, a seres nunca antes vistos en la escena o morando en los libros, como son: Gabriel, Héctor, Bruno, Esteban, Marco, Nico, Santy, Luis y Saúl, entre otros individuos de conductas homosexuales o bisexuales quienes han sido infectados por el retrovirus del Sida, el cual ha puesto en peligro a la humanidad entera, sin distingos de costumbres amatorias y/o sexuales. Y eso era y sigue siendo una novedad en el teatro venezolano, para no citar al de otros países, el que sus dramaturgos escriban sobre el temible VIH.
Purroy, Palencia, Gavlovski y Chocrón, además de Amado Naspe, son los pioneros de una dramaturgia criolla sobre problemas tan inherentes a la vida y la libertad humanas, como los provocados por el Sida, los cuales pueden afectar a todos los seres humanos, sin que incluso haya mediado cualquier tipo de relación sexual
Sida en siglo XXI
Hemos visto y degustado unas 20 películas y montajes teatrales sobre el Sida desde mediados de los años ochenta. En Caracas o en Nueva York asistimos a esos estrujantes rituales realizados por amigos y familiares para no olvidar jamás a sus muertos. Todos, sin excepción, eran espectáculos de la muerte, de llanto y dolor para expurgar penas o culpas. Más nada.
Con la pieza Escrito y sellado (1993), que dirigió Ugo Ulive y protagonizaron Fausto Verdial y Luigi Sciamanna, el venezolano Isaac Chocrón (1930) dejó atrás a sus predecesores en el teatro del Sida. Su texto sí levanta el espíritu y arrincona sentimentalismos y lloriqueos. No es un panfleto sobre el VIH ni tampoco muestra aspectos de la enfermedad. Exhibe y hace énfasis en cómo se puede manejar tal flagelo de manera positiva. Contribuye a disminuir el tabú hacia el Síndrome y enfrenta a la pandemia como una enfermedad más, como fue el cáncer en su momento. Recomienda asumir actitudes honestas y sinceras, para que los seropositivos, o portadores sanos del VIH, y los que han vivido alrededor de familiares o amigos infectados, puedan manejar mejor su situación. Busca reflejar como la muerte de un ser humano no significa su desaparición, significa algo más allá; es el alma que queda, su ánima en la memoria de los seres queridos. “No hay que morir a causa de ella, si no vivir con ella”, ha escrito Chocrón al tiempo que reconoció que Escrito y sellado es quizás una de sus piezas más autobiográficas, “ya que ahí el personajes Luis es Luis Salmerón que fue mi gran amigo, y es un homenaje que yo le hago al escribir esa pieza, y el personaje Saúl soy yo”.
Ahora, el criollo Julio Bouley (1967) ha retomado el desafío de Chocrón y para eso escribió, conjuntamente con José Luis Pérez, el valioso monólogo Vamos a imaginar que nos estamos tomando un café 30 años después/Testimonio teatral en siete tiempos. Lo convirtió en desopilante espectáculo de 80 minutos, acompañado del profesional pianista Fernando Roa, el cual transcurre en un escenario despojado y donde utiliza un micrófono para cantar diez temas románticos, en inglés, francés y alemán, las que intercala con su discurso intimista. Es la saga del peluquero Jose enamorado del joven Darwin y todo su descenso a los siete infiernos de la promiscuidad y la prostitución, donde al final aparecen las inevitables enfermedades por transmisión sexual, como el VPH y el Sida. Ahí, el dantesco homosexual seropositivo da su mensaje sobre como sobreponerse a la difícil situación y reitera su deseo de luchar para no recontaminarse ni infectar a otros, mientras ingiere sus medicinas, cambia sus rutinas existenciales y anhela vivir diez o 20 o 30 años más. Auténtico mensaje de esperanza y de sobrevivencia en función de la resistencia física y mental del portador de VIH. ¡Nada de abrazar la muerte antes de tiempo!
El preciso montaje convierte al escenario en una intima discoteca nudista, mientras Jose interactúa, con el público y el pianista, lanza su estremecedora experiencia y lo alterna o matiza con las canciones que glosan las siete situaciones de su trágico romance o telenovela existencial.
La extenuante tarea performántica de Bouley se hace más impactante por la desnudez de su Jose durante más de 60 minutos, quien así se confiesa sin cortapisas ante el absorto auditorio. ¡Es un trabajo artístico para la historia!
Ahora Bouley, que en buen momento ha reaparecido en la escena venezolana, deberá proseguir con una larga temporada de su Vamos a imaginar que nos estamos tomando un café 30 años después/Testimonio teatral en siete tiempos, mientras adelanta la preproducción de la que puede ser su versión cinematográfica.

martes, enero 26, 2010

Nueva película de Chalbaud llega en abril

Todo comienza en la adormilada Caraca de un mes del año 1961.La alcoba de la lujosa residencia de una destacada actriz de la televisión, alberga al poderoso político y funcionario gubernamental, Fernando Quintero, quien se recupera de un grave ataque de asma con complicaciones cardiacas. En medio de su prolongada pesadilla, provocada por los medicamentos, recuerda sus orígenes populares, sus luchas contra la dictadura perezjimenista, los conflictos con su humilde esposa, a quien abandona, y el trágico desenlace de su hijo, el universitario Efraín Quintero, muerto por la policía del régimen de Rómulo Betancourt en confuso incidente.
Así comienza la película Días de poder, la número 23 del consagrado cineasta venezolano Román Chalbaud, quien ya adelanta el proceso de montaje, con sus técnicos y el músico Francisco Cabrujas, porque espera concluirlo para el mes de marzo, o antes, para que la productora, la Fundación Villa del Cien, pueda decidir su estreno a partir del venidero abril.
El rodaje de Días de poder consumió nueve semanas y cerró con la grabación de un concierto en una sala teatral de la Universidad Nacional Experimental de las Artes (Unearte), después que en la UCV le negaran el permiso para instalar ahí el último set.
¿Por qué el director de Zamora, tierra y hombres libres no pudo concluir su largometraje en “La casa que vence las sombras”? No hay una respuesta creíble por ahora. Lo único cierto es que la versión teatral de Días de poder, texto que Chalbaud escribiera con José Ignacio Cabrujas, durante la compleja década de los años sesenta, sí se mostró, durante pocos días del año 1966, en la legendaria sala de conciertos de la UCV, cuando habían otros funcionarios más progresistas. No pudieron llevarlo inicialmente a la pantalla grande porque no había apoyo económico.
Cabrujas y Chalbaud escribieron sobre lo que estaba ocurriendo en esos momentos, porque Días de poder es la historia de un político venezolano que llega al poder y su hijo en la universidad se convierte en una cabeza caliente de la oposición, y ese enfrentamiento da pie al guión de la película que ahora si verán los venezolanos.
Para Chalbaud, hacer este tipo de películas que ahondan en hechos socio-políticos de Venezuela, es de suma importancia para que el país se entere de unas cuantas cosas, como, por ejemplo, que AD (Acción Democrática) era un partido popular de izquierda, lo que mucha gente y sobre todo la juventud, no saben, que cuando tomó el Poder se olvidó de sus luchas reivindicativas y se alió con el imperialismo internacional y con los ricos venezolanos. Por eso Días de Poder está ambientada en los años 60 y narra la historia de un hombre que ha luchado contra la dictadura, pero su partido traiciona los ideales que sostenía. Es metáfora sobre hechos reales que estremecieron a este país.
Chalbaud ha dicho que escribieron el guión con mucho respeto, y cada personaje defiende lo que cree, que además es la manera más civilizada. Él no cree que una persona “que piense diferente a mí sea mi enemigo, lo que pasa es que a veces se convierten realmente en enemigos por sus propias actitudes que no son civilizadas. Pero yo tengo amigos, familiares, que piensan distinto a mí y nos tratamos con mucho cariño, mucho respeto; y creo que a eso le llamamos 'civilización' y a eso deberíamos llegar".
Actores
El elenco está encabezado por jóvenes, pero con experiencia en teatro, como Theylor Plaza (el hijo rebelde), Adriana Gavini, Carlos Daniel Alvarado y actores de trayectoria como Francis Rueda, Julio César Mármol, Antonieta Colón, Gustavo Camacho (el protagonista), Julio César Mármol y Manola García Maldonado entre otros.
Filmografía
Román Chalbaud (Mérida, 10 de octubre de 1931) inició su carrera cinematográfica, a comienzos de los años cincuenta, como asistente de dirección del realizador mexicano Víctor Urruchúa, quien realizó en Venezuela dos filmes: Seis meses de vida y Luz en el páramo. En el 2009 mostró, la trágica epopeya del general del pueblo soberano, pero toda su historia como largometrajista comenzó en 1959 con la versión cinematográfica de su primera pieza teatral. Hasta ahora ha estrenado películas: Zamora, tierra y hombres libres. El Caracazo. Pandemonium, la capital del infierno. Chévere o La victoria de Wellington. Crónicas del asombro. La historia del cine venezolano. El corazón de las tinieblas. Cuchillos de fuego. La oveja negra. Manon. Ratón de ferretería. Cangrejo II. La gata borracha. Cangrejo. Bodas de papel. El rebaño de los ángeles. Carmen, la que contaba 16 años. El pez que fuma. Sagrado y obsceno. La quema de Judas. Cuentos para mayores y Caín adolescente.

sábado, enero 23, 2010

La lección ambientalista de Pirita

No se puede negar jamás la historia del desarrollo teatral en Venezuela, aunque se carezcan de óptimos documentos. Es por eso que cuando escribimos o comentamos sobre eventos artísticos memorables, debemos siempre referirnos al pasado, pero haciendo la aclaratoria que las fuentes historiográficas utilizadas no son precisas en su totalidad, y que hacen falta más y mejores investigaciones sobre cada una de sus áreas. Una tarea nada fácil en un país donde se le niega un espacio sano a la memoria individual y hasta a la colectiva. Menuda tarea espera a los teatreros que egresen de la Universidad Nacional Experimental de las Artes, quienes tendrán que revisar más en el pasado lejano y en el reciente de sus oficios o especializaciones.
Hecha esta advertencia, debemos afirmar que los chilenos Lily Álvarez Sierra y Gabriel Martínez llegan en 1948 y se quedan con su compañía para exhibir espectáculos infantiles, especialmente su Alicia en el país de las maravillas, en el Teatro Nacional. Viajan a Maracaibo y al Caribe, pero vuelven en 1952 para inaugurar la Televisora Nacional con un teleteatro infantil diario, de lunes a viernes, hasta 1956. En 1958 fundan su escuela y surge la Compañía Juvenil Venezolana, dirigida ahora por sus nietos César Sierra, Natalia y Gabriela Martínez. Ella y él ya hicieron su mutis final, pero enseñaron, suficientemente, que el teatro se aprende en la escena y por eso sus clases pasaron de la teoría a la práctica. Predicaron que el teatro infantil no es suficiente para formar actores, porque exige tener más sólida capacitación, pero sí es adecuado para enseñar al público. Formaron a comediantes como Ibrahim Guerra y Carlos Omobono, entre otros.
Hemos recordado a tal pareja de pioneros porque culmina la primera década del siglo XXI y su semilla continúa dando frutos. El teatro infantil, o para niños, es ejemplo por la capacidad de trabajo de sus artistas, quienes demuestran imaginación para crear y producir a pesar de tantos obstáculos que estorban su desarrollo.
Y como muestra de ese ambicioso teatro infantil, o para niños, recomendamos el espectáculo La lección de Pirita, escrito por Roblan Piñero, el cual bajo la creativa dirección de Rafael Monsalve (Juan Corazón), hace temporada en el Teatro Trasnocho, teniendo un elenco de profesionales como Kelvis Martínez, Estefanía López, Verónica Arellano, Juan Carlos y Juan Ernesto Pabón, Kellyns Herrera, Sergio Pinto, Erick Soto, Erickson Soto y Julián Mujica.
Hay que reconocer que las actuaciones vistas demuestran no solo el talento y la práctica ahí presentes, sino una cierta magia, o sentimiento, de todos ellos por jugar a mostrar lo mejor de si mismos ante un auditorio tan especial, como son los niños, a quienes no se convence fácilmente de lo que se le exhibe, sino hay verdad, sino hay comunicación. Estefania, Kelvis y Verónica logran las mejores performances con sus personajes, sin que esto demerite a los demás. Todo eso se logra también por las recomendaciones del veterano director Monsalve y por la hiperkinética puesta en escena que logra, para lo cual es vital el preciso juego del mecanismo escenográfico y sus elementos, diseñados por Rosa Helena Arcaya.
La lección de Pirita, estrenada en el Teatro Tilingo (1993), subraya ahora el peligro que emana de la basura o los desperdicios que generan los humanos, y para eso plasma la historia de una niña que le encanta o disfruta tener su cuarto desordenado y sucio, y quien además tiene amigos como el cómico ratón Rocco y la divertida cucaracha Cuqui. Estos personajes la llevan al Mundo de la Basura, gobernado por la glamorosa reina Desperdicio. En el recorrido, Pirita conoce a diferentes personajes que trabajan incansablemente para mantener el caos en tan asombroso reino. En esa marcha, eso personajes interpretan diferentes momentos musicales para acompañar así los encuentros de Pirita con el fantástico Chatarra, que alimenta a las plantas carnívoras y cuida del jardín de la reina; éste le hace comprender a Pirita que llegó a esa comarca con una misión: eliminar a la temible Desperdicio. Ella, con la ayuda de los demás habitantes de tan extraño país se enfrentan a la poderosa soberana, dándole así un cambio favorable a su ambiente, transformándolo en un lugar más bello y reforzando la experiencia con una moraleja: la importancia de cuidar al planeta Tierra y prevenir la contaminación ambiental, reforzar el aseo personal y luchar para vivir en un mundo mejor, lleno de armonía y paz. ¡Maravillosa y oportuna lección para estos tiempos!
El espectáculo atrapa al público infantil y al adulto, por el humanismo de su cuento, su preciso despliegue teatral y la música que crearon Nacho NET y Luis La Rosa. Es un depurado montaje de KJCP Producciones. ¡La historia continúa!

jueves, enero 21, 2010

La madre Lupe

La realidad de las artes escénicas venezolanas sería otra, si se contara con tres o cuatro mujeres como Lupe Gehrenbeck, de largos cabellos e inmensas ideas originales y prácticas sobre lo que debe ser la dramaturgia y el oficio teatral para los tiempos que se viven. Ella, cuando disfruta la primavera de su primera cincuentena, felizmente casada y con merecida descendencia, tiene en la memoria de su computadora no menos de 20 piezas teatrales, de las cuales ha escenificado unas diez. Además de parir sus textos, los produce y los lleva a la escena con sus directrices. No hay, pues, otra artista teatrera como ella y de ahí nuestra satisfacción de poder conocer y aplaudir lo que hace. Belleza, por dentro y por fuera, sumada a un innegable talento y un natural don de gentes…más no se le puede pedir a una señora burguesa que podría estar muy tranquila en su casa con su marido y su prole…y resulta que ha elegido navegar entre los apuros de la inestabilidad teatral o desafiar a los vaporones del tráfago tropical, donde la incertidumbre es el agridulce olor del éxito colectivo o del fracaso individual.
De todo lo escrito y producido hasta ahora y donde ya maneja, definitivamente, una estética propia, su Gregory Mac Gregor es lo más completo, lo que mejor anuncia por donde van sus ambiciosos derroteros intelectuales. Ahí, sin miedo alguno, echa el cuento de un extranjero que sí luchó por la independencia de Venezuela, la primera o sea la del siglo XIX, y quien además dio un tremendo braguetazo, al ingresar a la familia de Simón Bolívar, pero que después se convirtió en un singular estafador, aunque esas maldades no le impidieron que lo sepultaran en el Panteón Nacional. Hay ahí una severa critica, muy socarrona, a la idiosincrasia criolla, que tan venezolana no es, y a la generalizada despreocupación popular por los asuntos trascendentales del pais. Esas son características de la conciencia colectiva que ya José Ignacio Cabrujas había criticado y mostrado a lo largo de todo su teatro. ¿Ella ha retomado ese camino y puede llevarlo con inteligencia y trabajo hacia otros estadios? Sí, y en ese reto se juega la vida.
Y como Lupe Gehrenbeck no se ha detenido en sus tareas creativas, pues, actualmente hace temporada en el Celarg con su pareja de monólogos Adán y Eva caídos de la mata de coco, apuntalada en los impactantes trabajos de los actores Gabriel Agüero (unos 23 añitos, no más) y Carolina Torres (en la trocha de unos treinta y déle añotes, muy esperanzadores). Aquello, para decirlo de verdad, es un razonado batiburrillo sobre todas esas cosillas que se dicen sobre hombres y mujeres que en el mundo han sido, desde los mitológicos habitantes del paraíso terrenal hasta la señora de limpieza de una oficina gubernamental o el caballerito que se gana la vida con su oficio de fontanero o toero. Es una monumental morcilla –delicioso plato con sangres vacunas y porcinas y las especies que nos evocan aquellos sabores de infancias lejanas- elaborada con verdades y medias verdades sobre el señor y la señora que identifican a los sexos masculinos y femeninos y toda su tragicómica descendencia. Hay ahí de todo, desde la envidia del macho hacia la hembra por aquello de la maternidad – ¡¿coño, lo que faltaba!?- y otras supuestas y complejas frustraciones de la mujer hacia el varón.
Son tantas ideas o propuestas las que ruedan por el escenario, que el público tiene que fruncir el culo, cerrar las piernas y cruzarse de brazos a la espera de los dulzones cocos que Lupe Gehrenbeck le lanza a los duros cráneos de su audiencia. Pero, gracias a Dios, esas dobles performances son de tanta calidad, incrementadas por la ingenuidad profesional del muchachón actor y la reposada tarea de la semi veterana cómica, que la audiencia aplaude con interés todo aquello, porque algo nuevo está naciendo, algo creativo y esperanzador clama desde el escenario y pretende ayudar a la dura vida de los criollos.
Porque no es el cuento o la anécdota escénica lo verdaderamente importante, si no lo que Lupe Gehrenbeck ofrece para que la gente reflexione o se lleve en las neuronas hasta sus casas. ¡Hay que pensar un poco más en la razón o en la sinrazón de una existencia inducida inicialmente y después obligada por las tramposas expectativas de conocer o amar para poder comprender!
Lupe Gehrenbeck preocupada porque los espectadores vean más allá de sus narices, ha reiterado, con maternal pedagogía, gracias a una cojonuda u ovárica entrevista que nos dio, que su invocación a los míticos Adán y Eva no es un juguete histórico sino una “historieta descabellada”, repleta de absurdos que subrayan esos peores exabruptos de la discriminación por los géneros, el miedo al semejante, y demás religiosidades del horror de una civilización que ha sido forjada culturalmente a partir de leyendas inverosímiles, como aquella de los antiguos habitantes de un paraíso terrenal.
¿Por qué una mujer siempre nos dice como tenemos que amarrarnos las trenzas de los zapatos y ajustarnos la correa del pantalón o abotonarnos la falda? Eso no lo enseña Lupe Gehrenbeck, pero es fácil deducirlo, pero si deja muy claro que Adan y Eva tienen la llave y la cerradura de la inmortalidad, no de ellos sino de sus descendientes…hasta que ellos mismos se destruyan, pero eso será otra pieza que ella ya está tejiendo.

martes, enero 19, 2010

Historieta de Adán y Eva

La venezolana Lupe Gehrenbeck, con cabellos largos e inmensas ideas originales sobre lo que debe ser la dramaturgia venezolana para los tiempos que se viven, ha estrenado la que puede ser su décima sexta obra teatral, sin contar una serie de monólogos, donde ya acumula cuatro textos. Actualmente hace temporada en el Celarg con Adán y Eva caídos de la mata de coco, apuntalada en los impactantes trabajos de los actores Gabriel Agüero y Carolina Torres.
Hay que recordar que con su pieza anterior, Gregory Mac Gregor, mostrada el año pasado en el Trasnocho Cultural, escandalizó a Venezuela porque ahí recordó las rocambolescas aventuras de un héroe de la Independencia quien terminó siendo un estafador internacional, pero aún así descansa en el Panteón Nacional.
Ahora, cuando teatraliza a los supuestos padres de la humanidad, Adán y Eva, ella revela cual es el origen de ese nuevo texto y su respectivo espectáculo, el cual además dirige.
-El origen de Adán y Eva caídos de la mata de coco es un regalo: una muñequita de plomo, que se me antojó aborigen, primera, junto a su palmera, una inspiración. El origen de todo esto es mi cuestionamiento a la designación SDF (sans domicile fixe), sin domicilio fijo, con la cual clasifican en Francia a todos los que no tienen una dirección de habitación inscrita, reduciéndolos a la categoría de sospechosos. El origen es la hipocresía condescendiente, la nomenclatura que sirve para la “discriminación políticamente correcta”, lenguaje de gobiernos y mundos desarrollados que quiero denunciar. Porque tanta gente sin dirección de correo, no puede ser mala; tanta gente que vive desterrada, invisible, olvidada, tanta gente que no quiere someterse a la opresión de las normas y “el deber ser”, no puede ser dañina sino por el contrario, si no un respiradero, aliento, posibilidad crítica y creativa, salvación del mundo. En palabras de mi Eva: “son muchos los que no creen en cuentos de costillas, muchos los que quieren salvar el planeta…”.
-¿Qué pretende con esta pieza?
-Pretendo reordenar pedazos de la historia que nos cuentan, la historia que nos explica, que nos hacen… esa historia que no se cuestiona y que nos sabemos de memoria desde siempre, historia que nos nombra, nos adjetiva, nos orienta… o que nos desorienta… porque tal vez la verdad sea al revés. Si para los europeos, Europa es lo primero, pues para los tropicales, el trópico es primero… o ¿es que no tenemos el mismo derecho a construir nuestro “cuento de camino” propio?
Y puntualiza: “Pretendo mostrar que a pesar de las contradicciones, lo literario es accesorio a la hora de los cariños”.
-¿Por que insistes en usar temas históricos para ficcionarlos y crear una pieza?
-En esta ocasión no entiendo el relato de Adán y Eva como histórico sino como historieta, como invención descabellada. Merece su evocación la cantidad de absurdos que proponen como base para la construcción de peores exabruptos tales como la discriminación, la misoginia, el miedo al semejante, y demás religiosidades del horror.
-¿Está siguiendo los mismos derroteros estéticos del inolvidable José Ignacio Cabrujas?
-Eso me lo han dicho varias personas, entre ellas tú mismo… y es un honor que me hacen. Pues, para mí, Cabrujas es lo mejor de la Venezuela escrita. Cabrujas es dolorosa ausencia. Cabrujas fue mi maestro, me enseñó las delicias del teatro…y ciertamente, por ahí voy, haciendo, gozando teatro… Si crees que lo que escribo se le parece, no puedo más que sentirme halagada. Aunque no puedo decir que me reconozca en esa apreciación.
-¿Hacia donde quiere llegar con su teatro?
-Quiero llegar lejos, lejísimos, hasta donde puede llegar Venezuela con sus maneras de decir y de ver, que son las mías de forma inevitable. Por eso lo he montado en Nueva York, Londres, Barcelona, París… en cada ciudad, el mismo texto aunque en distintos idiomas, la misma dirección, ha producido resultados completamente distintos. Lo que propongo, inspirada en la teoría de “La Ciudad de los Caminos Cortos”, de mi esposo el urbanista Felipe Delmont, es el “teatro de los caminos cortos”. No necesito sino lo que encuentro en el camino, lo que me da el lugar, lo que transmuta el actor, a la escala de lo posible, que es la mejor escala de todas, la humana, con la cual cualquiera se puede identificar fácilmente. Por eso hago más de cuatro montajes al año, de mi teatro que es local pero que va por el mundo generando identificaciones en cada lugar. Me adueño de mi oficio y lo ejerzo con la mayor de las libertades. Y les ofrezco la misma oportunidad a los actores que trabajan conmigo. Porque hacer teatro es asunto de la gente que sabe hacer teatro, más que de ministros de cultura, directores institucionales, programadores de sala, o productores de éxitos comerciales. Por eso mi teatro no requiere de actores de televisión ni de grandes gastos de producción. Sí requiere de valientes, de artistas que gocen de buena salud creativa, que asuman el trabajo como una felicidad. Ese es exactamente el caso de los actores que me acompañan en este montaje, Carolina Torres y Gabriel Aguero: talento, empeño, entusiasmo, fortaleza, ganas y más y más talento. Por eso creo que con esto vamos a llegar lejísimos, con la ayuda de Gladys Seco. Porque asumimos nuestro lugar con honestidad de largo alcance.
-¿Cómo realiza el montaje de una pieza en general y de esta en particular?
-Generalmente, hago unos días de trabajo de mesa donde exploro las posibilidades de comprensión abstracta que tiene el actor del texto. Paso luego, lo antes posible, a la materia orgánica, el recuerdo, el sentimiento, la emoción, el estómago. Inmediatamente el texto empieza a buscar su lugar en el espacio escénico, de forma natural pues está escrito para eso. Y ahí empiezo a hilar fino, cerquita del actor, con una misma respiración. Cuando tengo tiempo, trato de conducir al actor para que con sus propios medios y metodologías internas y secretas, llegue a ser la verdad que busco. Cuando no tengo mucho tiempo, como en este caso, lo llevo de la mano, y voy tallando contenidos emocionales con dulzura… hasta que le llega el turno al dibujo escénico: la composición visual que se mueve sobre la escena, los ritmos de volúmenes, claros y oscuros que tienen existencia dialogada con lo emocional que ocurre y el texto que dice.
-¿Qué prepara ahora?
-Estos monólogos, porque esta obra es eso, son una serie que pareciera aun no tener fin. Ya empecé los ensayos de Ángel de la Guarda, en Caracas… que se hará en dupla con su respectiva Demonia; tengo tres actores esperándome en París para hacer tres de los monólogos, Julio Bouley será el Ángel de la Guarda en francés; María Adelia, una estupendísima actriz brasilera, será una mujer que es perseguida por haber incurrido en el delito de envejecer, en HXX-49F; Lolo Blauman será Eva… eso para finales de febrero, marzo, abril .Tengo varios textos por terminar, entre los que se cuenta Bolívar coronado, para el Teatro San Martín; una producción que comienza, Salsa en 13 lecciones con Natalie Cortez; tengo otra que busca interesados, que es 8X8, ojo x ojo, diente x diente. Tengo mucho teatro por delante y mientras el cuerpo aguante.

sábado, enero 16, 2010

El arte contra el Sida

Vamos a imaginar que nos estamos tomando un café treinta años después/ Testimonio teatral en 7 tiempos, el estremecedor y aleccionador monólogo que Julio Bouley ha actuado y dirigido para presentarlo en la Sala de Conciertos de Unearte y después en Teatrex, acompañado del pianista Fernando Roa, trae de nuevo, a la escena venezolana, la temática del Sida, la cual desde las dos últimas décadas del siglo XX es utilizada por casi todos los artistas del mundo en diversas manifestaciones de sus creaciones, bien sea literarias, audiovisuales, dancísticas o teatrales, entre otras.
En noviembre de 1993 publique el libro El arte del Sida, de 96 páginas, para recordar que al Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida no se le puede exhibir como patrimonio exclusivo de un grupo humano o conglomerado social o una particularidad de los practicantes de ciertas conductas sexuales, al tiempo que advertí que el objetivo de la publicación es aportar elementos históricos para ulteriores trabajos sobre la presencia de tal síndrome en diversas manifestaciones de las artes, gracias al testimonio de sus creadores, como elemento clave para la inspiración artística. Y comenté que la cultura del Sida merece más y mejores análisis.
“Una nueva musa para las artes”, “El teatro como protagonista invisible” y “El espectáculo del luto”, son segmentos que integran ese texto elaborado en homenaje al director Carlos Giménez y el fotógrafo Luis Salmerón, y el cual aquí resumo para los lectores que aún no lo conocen y porque el evento artístico de Bouley así se lo merece. La saga de las artes escénicas criollas se escribe día a día y todo esta entrelazado, nada es independiente.
Musa
¿Ha provocado la aparición del Sida un nuevo lenguaje artístico? ¿Ha nacido una manera diferente de expresión estética? ¿En que consiste el efecto del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida sobre la creación artística?? ¿Existe una relación literaria entre esa enfermedad y la novela, la poesía o el teatro?
Dominique Fernández, importante intelectual francés, respondió a esas preguntas en forma amplia y positiva. Asevero, de entrada, que no es la primera vez que las epidemias ingresan a la pintura o en la novela. Hay que recordar los grandes cuadros de la peste en Nápoles de Mattia Preti, la descripción de la peste de Londres por Defoe, o la de Milán por Manzoni. Tanpoco debemos olvidar las grandes operas inspiradas en la turberculosis o en obras como La montaña mágica de Mann.
Pero entonces, ¿el Sida es acaso una bendición para los creadores?, se pregunta Dominique Fernández y de inmediato responde: “nadie quisiera avalar una información tan monstruosa. Nos limitamos a constatar, una vez mas, que desde el momento que Tanatos hundió sus garras en Eros, los creadores han vuelto a recibir chispa de genialidad…sin alegrarme de ello, he llegado a la conclusión de que el dolor, el miedo, la tragedia, son igualmente necesarios para la sobrevivencia del arte, así como resultan igualmente rechazables y objeto de lucha a ultranza. Todos desean que la medicina consiga por fin debelar al virus. Sin embargo, ello no nos impide pensar que el HIV o VIH ha sido el último invento, el último sacudón del arte para frenar su declinación. La felicidad y libertad personales son desde luego el objetivo de cualquier sociedad ideal, pero también son la tumba de la inspiración”.
Tras la irrupción del Sida y la aparición de los primeros partes de esa guerra de esa epidemia que ha causado insospechados estragos en todos los niveles de la vida social mundial, en Estados Unidos surgió y se consolidó un movimiento artístico en torno a la enfermedad que incluye todas las formas de expresión, surgiendo así un Arte del Sida, un arte creado por los infectados de HIV o por aquellos artistas que sin seropositivos, no podían permanecer impávidos ante la desaparición de sus mejores amigos.
Ese dolor o ese duelo público o interno, esa impotencia ante la muerte antes de tiempo, esa frustración ante la perdida de grandes talentos en las artes, ese deseo de que los seres más queridos no caigan en la misma trampa, supuestamente amorosa del Sida, ha terminado por generar toda una impresionante cultura del Sida, que se ha transformado en la mas solidaria respuesta por parte de los artistas, un hecho de grandes proporciones antropológicas, el cual algún día deberá ser analizado exhaustivamente, quizá cuando el Sida haya sido dominado.
Teatro
Elio Palencia, Marco Purroy y Johnny Gavlovski, en 1990, y David Osorio Lovera, en 1991, coincidieron, sin previo acuerdo entre si, llevar al teatro como elementos dramáticos de sus respectivas piezas a personajes afectados por “el mal del siglo” o sea infectados por un virus extraño que vino de lejos, el tristemente famoso Síndrome de la Inmunodeficiencia. En síntesis , esos cuatro venezolanos, preocupados ante el peligro que se cierne sobre la libertad de los seres humanos para amar en toda intensidad posible, se fijaron en ese tema del Sida, lo amaron y optaron por escribir sus textos: Anatomía de un viaje, Habitación independiente para un hombre solo, Hombre y El ultimo brunch de la década. Añadieron, pues, a la larga de personajes del prototipo venezolano, a seres nunca antes vistos en la escena, homosexuales, bisexuales o heterosexuales infectados por virus del Sida, el cual pone en peligro a la humanidad entera, sin distingos de costumbres amatorias, y/o sexuales. Y eso es precisamente una novedad en el teatro de Venezuela, para no citar al de otros países, el que sus dramaturgos escriban sobre el temible Sida.
Esas piezas teatrales, junto a las del precursor Amado Naspe, son las primeras que se mostraron en Venezuela. Ahora a esa respetada y respetable lista que prosiguió aumentando, se agrega el trabajo de Julio Bouley y José Luis Pérez. ¡El Sida esta ahí, agazapado, esperando a sus victimas, tratando de impedir que los seres humanos se amen!
Bibliografía
E.A. Moreno-Uribe, Sida, homosexualidad y otros teatros, Vadell Hermanos Editores, Caracas, 1993.
E.A. Moreno-Uribe, El arte del Sida, Vadell Hermanos Editores, Caracas, 1993.

Zamora prosigue su lucha desde el teatro

“Zamora cabalga en el incendio y somos lo que sucede la posibilidad del porvenir”, cantó el poeta Víctor Valera Mora. Y para demostrar que tal general del pueblo soberano no “había concluido para siempre”, a pesar de ser asesinado por la canalla el 10 de enero de 1860, la primera actriz y productora Dilia Waikkarán lo revive y ahora lo muestra en cuanto escenario improvisa en caseríos o ciudades de esta Tierra de Gracia.
Metafóricamente, ella repite la leyenda de doña Jimena que con el cadáver del Cid Campeador atado a la grupa del invencible Babieca siguió dando más batallas contra los infieles, pero que, en el caso venezolano pretende derrotar a los criminales que se “olvidaron de enterrar el sonido de sus sienes veladas” y por eso Zamora cabalga de nuevo. Es para ello que ha producido las obras de César Rengifo: Lo que dejó la tempestad y Un tal Ezequiel Zamora, con tropa de valientes actores.
Con Waikkarán, como la enloquecida heroína “Brusca la rompefuegos”, se mostró, en varias salas, durante el último trimestre de 2009, de manera estrujante y aleccionadora con sus contenidos y la pasión incendiaria, el espectáculo Lo que dejó la tempestad, puesto por Henry Manganiello y derrochando además la participación de Frank Maneiro, Germán Mendieta, Flor Colmenares, Guido Falcone, Mirna Bello, Sara Tovar, Mauricio Maldonado, Julio Liendo, Joaquín Lugo y Frank Francisco.
Todos ellos plasmaron las vicisitudes de sus personajes populares unidos en la desolación y la miseria una vez que el caudillo es vilmente asesinado tras la batalla de Santa Inés. Así mismo, materializó al “valiente ciudadano”, como lo llamaron en Barinas, en una postrera proclama, antes de ser traicionado por los que tenían como único objetivo encumbrarse en el poder para satisfacción de sus mezquinos intereses. “Es una pieza que llama a la reflexión profunda acerca de cual es el ideal de nación que se quiere y se debe construir, para no seguir arrastrando la violencia, el hambre y la esclavitud”, reiteran Waikkarán y Manganiello en el programa de mano.
Y para conmemorar el 193 natalicio del héroe en Cúa, el 2 de febrero van a estrenar Un tal Ezequiel Zamora –pero aún falta Los hombres de los cantos amargos para ejecutar el legado federalista de Rengifo- desde el Teatro Municipal de Caracas, también dirigido por Manganiello y con la participación de Waikkarán, Aura Rivas, Frank Maneiro, Germán Mendieta, Virginia Urdaneta, Frank Francisco, Elitse Sánchez, Elvis Chavendt, Guido Falcone, Julio Liendo, Luis Villegas, Mariana Calderón, Mariana Gil, Mauricio Maldonado y Sara Tovar.
Un tal Ezequiel Zamora transcurre durante la Guerra Federal (1859-1863) y ahí el dramaturgo recurre a la metáfora histórica para que, desde el presente, se haga una lectura de los errores que no deben repetirse nunca jamás, porque por ellos se produjo tal conflagración fraticida. Todo se instala en el hogar de una familia de la llanura barinesa antes de la definitiva batalla de Santa Inés. El trágico espectáculo, porque eso es lo ahí se muestra o se materializa, sucede en medianoche, tarde y noche de aciaga jornada, y únicamente pide que “recojan la cosecha de vientos que sembraron” los tercos caínes del guerrero.
Dilia Waikkarán sueña con visitar a cada uno de los 336 municipios venezolanos, por lo menos, para hacer conocer sus producciones sobre “el héroe silenciado”, sobre ese Zamora que Rengifo ha revivido…para siempre.


viernes, enero 15, 2010

Teatro para todos los venezolanos

“La Compañía Nacional de Teatro (CNT) durante el año 2010 afianzará el sentido de sus acciones al sumir el teatro como un encuentro con la gente, no solo como una idea piloto sino como un compromiso social al reforzar los valores de identificación con una verdadera vocación de servicio lo que hizo posible la reformulación del proyecto mas importante de la institución: Teatro para todos los venezolanos”.
Así explica y presenta el director general de la CNT, Eduardo Gil, los proyectos de la institución, adscrita al Ministerio del Poder Popular para la Cultura, para el año fiscal que recién comienza.
-¿Qué se entiende por Teatro para todos los venezolanos?
-Es el proyecto desarrollado por la CNT para asumir los valores de identificación, el cual consiste en realizar producciones y coproducciones en todo el territorio nacional; explorar alianzas y asociaciones de trabajo conjunto, cuya meta común es garantizar el libre acceso y disfrute de las comunidades de las formas teatrales tanto universales como nacionales en sus distintas modalidades.
- ¿Cuál es el balance de la CNT con respecto al público?
- La CNT ha cultivado una relación especifica con su público, estableciendo formas definidas de relación a través de las funciones en espacios determinados para ello y programas de capacitación y difusión entendidos en estrategias de mercadeo de un producto escénico apreciable y criticable por el espectador, desde una posición inclinada hacia lo contemplativo, para lo cual la CNT ofrece una oferta de fácil acceso, abriendo la actividad a todos los sectores sociales y culturales en general.
Puntualiza que la CNT ha dedicado esfuerzos en estudiar, a profundidad, el legado teatral de nuestro país, así como las nuevas tendencias a nivel mundial, para buscar formas de entenderlo, posibilitando la construcción de concepciones que ubiquen esta disciplina artística en acciones cada vez menos aisladas y mejor conectadas con el proyecto de país en el cual se ha venido trabajando. “Por supuesto, este estudio ha pasado por el entendimiento de uno de los pilares de la actividad escénica: el espectador. Éste, entendido ahora, no solo como el consumidor de una actividad moderna, que viene de ser comercial y sectorizada, para la cual es necesario un bagaje, sin el cual es imposible la apreciación del acto cultural. Sino más bien como actor social de un proceso que lo atravesará llenándolo de experiencias individuales y colectivas enriquecedoras, abriéndole las puertas de la creación y autogestión de su propia actividad cultural”.
Balance general
“Durante el año 2009 la CNT realizó diez producciones y coproducciones a nivel nacional con la realización de 160 funciones, además de 65 talleres, en 36 parroquias, 14 municipios y 10 estados con un promedio de 39.000 espectadores , donde fueron invitadas 65 organizaciones comunitarias, 28 comunidades educativas y 17 instituciones públicas, dando apoyo a cinco colectivos teatrales del país”.
Brigadas itinerantes
Para el 2010, la CNT extenderá la acción de sus modelos experimentales de coproducción teatral con comunidades a niveles internacionales a través del Proyecto ALBA Cultural – Brigadas Itinerantes de Teatro, para así compartir experiencias sociales con el desarrollo y aprendizaje de las disciplinas teatrales en los países integrantes. Las Brigadas Itinerantes del ALBA Teatral actuarán como agentes catalizadores de los poderes creadores del pueblo, recibiendo de los participantes, en esta primera experiencia, la retroalimentación de ideas e inquietudes sobre estas prácticas artísticas que permitan fortalecer el impacto y alcance social del proyecto.
Coproducciones
Para el 2010 la CNT proyecta realizar cuatro coproducciones implementando el modelo experimental de construcción colectiva, diseñado en 2009 en comunidades del país. Se contempla la realización del encuentro Teatro para todos los Venezolanos 2010 – Teatro Comunitario, mostrando los proyectos desarrollados en 2009 con un ciclo de encuentro y reflexión con diversos sectores de estudio académico y creación teatral, Igualmente, la CNT realizará producciones teatrales con la colaboración de las Compañías Nacionales de Música y Danza, en la alianza que ha permitido a estas instituciones ofrecer a los ciudadanos un repertorio novedoso y completo con temas de carácter universal y nacional.



sábado, enero 09, 2010

Café con SIDA en Unearte

El Síndrome de la Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA) prohíbe el amor y reduce la existencia humana a una perenne angustia generada por una incómoda y severa reglamentación de códigos sanitarios. Sobre esa vital temática del amor y la vida en los tiempos del SIDA –la historia de esa pandemia comienza en los años ochenta- es la reflexión que un cuarteto de venezolanos propone con su espectáculo Vamos a imaginar que nos estamos tomando un café treinta años después, el cual sube a escena este miércoles 13, a las 7:00 PM en la Sala de Conciertos de Unearte, con entrada ibre.
Julio Bouley explica que con su agrupación Circulo Vertical, la funda con Ricardo Mendoza hacia 2004, presenta su espectáculo unipersonal, escrito conjuntamente con José Luis Pérez, “donde yo actúo al lado del pianista Fernando Roa. Se trata de través de un relato basado en un testimonio real y, por tanto, simple, sincero y directo, donde Jose –así, sin acento en la e- nos cuenta un período particularmente complicado de su vida. Relato simple, pero que no escapa a las complicaciones de la existencia humana y que a veces se llena de rudeza y crueldad. La transformación íntima de nuestro personaje se descubre sin ningún pudor a partir de sus diferentes vivencias y experiencias: descubrimiento del amor después de una larga soledad, enfrentamiento a enfermedades psicológicas y de transmisión sexual, crisis laborales y artísticas, entre otras. Esta autobiografía escénica me sirve, como actor y director, para experimentar el monólogo alejado de las convenciones y estereotipos que han empezado a fijarse en este género teatral. Una exploración profunda de las posibilidades del cuerpo y de la voz de un intérprete que no es ni bailarín ni cantante, pero que descubre que la sinceridad y simpleza del relato sólo puede ser explorada a través de una investigación profunda de estos elementos expresivos sirviéndose de diversas técnicas de la danza y del canto”.
-¿Cómo describe el dispositivo o espacio escénico donde ejecuta el monologo?
- Hay un espacio vacío, solo interrumpido por un piano, dos sillas y una mesa, que me servirá para pasearse por los intrincados laberintos de esta historia contada, sin embargo, de manera muy simple. Toda la escenografía consistirá en esas dos sillas y el piano. Una iluminación simple pero eficaz dará un juego de luz y sombra que acentuará el carácter contradictorio del personaje. El pianista Roa acompañará musicalmente este teatro y ahí se interpretarán piezas de Kurt Keill, Jacques Brhl, Tina Charles, Sacie, Madonna, etcétera. Es una especie de contrapunteo que nos interrogará sobre la relación entre la vida y las letras de las canciones. ¿Es que las letras reflejan nuestra vida, o es que nuestra vida es influenciada por las letras? Una posible reflexión sociológica sobre el comportamiento humano y la influencia de la canción popular. Yo me acerco a la existencia de un homosexual y su vivencia con el rechazo social, el Sida, la promiscuidad, pero también con la ternura, el amor y la solidaridad”.
-¿Por qué lleva la temática del SIDA a escena?
-Simplemente porque es una temática que me toca profundamente. Muchos amigos han muerto por esta enfermedad y muchos viven con ella en la actualidad. Afortunadamente, hoy en día se puede decir que el SIDA es una enfermedad crónica y no mortal, pero sigue existiendo mucha ignorancia y mucho prejuicio. Mientras eso exista, pues siempre será un tema de actualidad. Por cierto que la función de estreno en Teatrex, del día 22 de enero a las 9:30 PM, es a beneficio de Acción Solidaria. Espero que venga gran público para ayudar a esta asociación y para que reflexionemos juntos luego de la función en el foro que se organizó con varios especialistas.
- ¿Cuáles son las razones, conceptuales y prácticas, para mostrar este monólogo en la Caracas de 2010?
-Hay varias razones. La primera hablar de la gente real. Desde hace unos años estoy muy interesado en las crónicas y los testimonios como género teatral. Creo que es una manera muy interesante de hacer teatro, acercarse a la gente y escuchar su vida cotidiana. Hay mucha más teatralidad de lo que se pudiera pensar. Tengo dos años tratando de que el IAEM me ayude a realizar el Proyecto Crónicas en Margarita, para lo cual fundé la agrupación Círculo Vertical, pero creo que no les interesa. No importa, igual haré ese proyecto. No será ahora que dejaré de hacer teatro porque los entes estadales no me ayuden. Bastante ayuda recibí de ellos. Por cierto, que mi ida a Francia a realizar el master de Puesta en escena y dramaturgia fue gracias a una bolsa que el IAEM me otorgó. Siempre vengo de tres a seis meses a trabajar a la isla con mi agrupación y con Sospechosos del Teatro, otra agrupación neoespartana.
“Por cierto, a finales de enero, después de hacer este monólogo en Caracas, remontamos en el Pequeño Teatro de los Robles, que dirige José Salas, la obra Todo a su tiempo de David Ives. Luego, durante la primera semana de febrero, la traemos a Caracas para la Sala de Conciertos de Unearte, quienes nos han tratado maravillosamente. Para ese Proyecto de Crónicas Margariteñas iremos a varios centros comunitarios para recibir las crónicas y luego trabajar con la comunidad y montar pequeños espectáculos a partir de sus propias historias”.
“La otra razón, es mi interés en trabajar finalmente el monólogo, tanto como escritor, actor y director en esta época en la que parece que el género comienza a fijar unos clichés comerciales y conceptuales con los que no estoy en absoluto de acuerdo. Esa moda de ponerse a hacer teatro para ganar unos realitos y engañando a la gente haciéndole creer que van a ver teatro cuando en realidad el único interés es ir a ver en persona a sus estrellas de televisión, no me convence. Ahora para hacer teatro hay que ser actor de televisión porque los mismos directores cayeron en esa trampa de llamar a trabajar a los “televisibles” para que el público venga. A mí no me interesa la televisión, pues mucho menos quiero hacer televisión en vivo montado en un escenario. Conozco actores y actrices que le han dedicado su vida al teatro y nadie los llama, o muy poco. Si quiero ganar más dinero, me parece más honesto montar una fábrica de salchichas o una peluquería. Tampoco me engaño a mí mismo”.
“Yo no quiero hacer teatro para vivir de él. Yo hago teatro como una necesidad expresiva. Yo pongo dinero para hacer teatro. Yo le doy lo que tenga o lo que no tenga. Siempre fue así, además. Si en algún momento el teatro tiene dinero para darme, lo acepto, por supuesto. La generosidad no es sólo saber dar, también saber recibir. Otra razón de hacerlo en Caracas es simplemente porque es mi ciudad. Aquí nací, aquí me formé, aquí amé, aquí odié, aquí tengo mis amigos, aquí murieron algunos de ellos de SIDA y aquí comencé a hacer teatro. Y nunca he hecho un mejor teatro que aquí. Esto tiene que ver, por supuesto, con el hecho de que fue aquí donde Orlando Arocha fundó el Teatro del Contrajuego, casa generosa formadora de muchas personas dedicadas al teatro y creadora, sin duda alguna, de muchos de los mejores espectáculos teatrales del país de ayer y de hoy. Esto lo sabe todo el mundo, aunque la mezquindad política o artística de muchos trate de ocultarlo”.
-¿Qué persigue o qué pretende con este espectáculo?
-Mi idea, y no solo con este espectáculo, sino con todo el teatro que quiero hacer, es tratar de comprender al ser humano. Me molesta de manera suprema cuando realizamos chistes a partir de la burla de otro ser humano. Siempre odié el humor venezolano que se burla del extranjero, de la loca, del pobre, del diferente. Simplemente, porque todos tienen una historia y a nadie le gusta sentirse rechazado. Yo crecí y estudié en el liceo Gran Colombia en la época de la Venezuela Saudita y siempre los chamos tomaban a los colombianos o las maricos o los cerebritos como blanco de sus burlas. El ego atrofiado del venezolano buchón de petróleo nos hizo mucho daño. No solo económicamente, sino también y más grave, sociológica y psicológicamente. Creo que esas ínfulas de superioridad que nos permiten seguir creyendo hoy en día que somos más que Estados Unidos de América (bueno, Miami) que Latinoamérica se refleja no solo en el desprecio de la cachifa peruana o ecuatoriana, sino también en creerse mejor que un marico o que un chichero o que un enfermo de SIDA. Creo que es ese mismo desprecio el que impulsa a algunos pocos, pero ruidosos de los extremistas de la oposición política a ese rechazo enfermizo e infestado de complejo de superioridad a todo lo que tiene que ver con lo que para ellos son los marginales, a todo lo que les huela un poco “gediondo”. Pretendo, pues, simplemente que el público sepa y se emparente con lo que una loquita, de la quizás se burlan cuando la ven en la calle, vive, sufre, ama y disfruta. Si eso pasa con por lo menos una persona del público, ya es batalla ganada para mí.
-¿ Cómo esta estructurado el monólogo y cómo ha sido su realización?
-La estructura del monólogo está revelada en su subtítulo: Testimonio teatral en siete tiempos. La idea es decirle a espectador lo que va a ver. Un testimonio, es decir hechos reales escritos por las personas reales que los vivieron y cómo ese espectador los va a recibir, es decir en siete partes. Estas siete partes se llaman “tiempos” porque suceden en siete momentos diferentes de nuestro personaje, es decir hay un tiempo que trascurre entre una parte y otra. La idea es que en cada parte se vaya trasformando el personaje y se le vayan cayendo las máscaras que se coloca en su vida cotidiana. La mariquera de la loca puede ser una gran máscara para ocultar la verdadera personalidad. Como la vestimenta y los lentes de sol, que al final no son más que un antifaz que encuentra una buena excusa en el sol. La realización ha sido complicada en el sentido de producir el espectáculo. La escritura se realizó por Internet porque yo vivo en París y José Luis Pérez en Venezuela y la verdad es que fluyó muy bien y sin complicaciones. Ambos estuvimos siempre de acuerdo en mantener el lenguaje directo y simple del testimonio real, aunque José Luis siempre quiso “corregir” las imperfecciones presentes en los originales como repeticiones, cacofonías o frases “feas”, pero yo gané esa pequeña batalla y dejamos el lenguaje lo más cercano posible de los originales, cambiando, por supuesto, los nombres y muchas de las situaciones. Total, la vida está llena de imperfecciones. Pero lo complicado fue la puesta en escena. Yo soy coescritor, actor y director, cosa que complica la tarea. Sobre todo porque en las tres actividades es la primera vez que tengo una experiencia con el monólogo. Parece un acto ego centrista, pero es casi lo contrario. A esto se agrega la dificultad de dirigirse a sí mismo como actor. Afortunadamente, conté con la asistencia de Ricardo Mendoza en París y con la asesoría artística de Orlando Arocha en Caracas. Ellos me ayudaron mucho a revelar el personaje. Al llegar al país comencé a trabajar con Fernando Roa en la música y a tratar de encontrar la fluidez entre la música y el texto. En el trabajo musical ayudó mucho también Julio Daantje, quien vio varios ensayos y me dio consejos, no solo musicales. Por supuesto, José Luis también ayudó mucho en la parte actoral cuando llegué a Caracas y comencé los ensayos. En realidad, sólo fueron dos semanas de ensayo en Caracas y tres en París”.
- ¿Cuál es el origen de este texto y cómo fue elaborado? ¿No le interesa llevarlo al cine?
- Su pregunta es muy interesante porque justamente la idea original de este proyecto fue elaborar un guión cinematográfico. Lo primero que hice fue llamar a José Luis y proponerle escribir juntos esa película que dirigiría yo. Me interesaba hablar sobre lo que le ha pasado a amigos, muy cercanos, portadores del SIDA y enfermos de esquizofrenia. Desde hacía mucho tiempo me venía interesando la crónica y el testimonio como género y le propuse a José Luis que entrevistáramos a esos amigos e incluso que pusiéramos elementos de nuestras vidas. La idea nos pareció interesante y coherente y comenzamos a recibir por escrito esas crónicas y testimonios. Yo comencé a escribir el guión y dos o tres escenas después y releyendo los testimonios me di cuenta de que había material para un monólogo. Se lo dije a José Luis y aceptó. El guión cambió completamente y se volvió un cortometraje a partir de esa primera escena. Espero poder hacerlo el año que viene. El monólogo siguió su evolución. Como dije, prefiero montar una peluquería que engañarme a mí mismo supuestamente haciendo teatro para ganar dinero. Si lo que quiero es hacer dinero pues monto una peluquería. Cosa que hice en Margarita desde 2004 cuando me mudé a la isla. Y eso, por retruque alimentó mi vida teatral: hay muchos personajes del monólogo que salieron de esa experiencia de la peluquería. Compañeros de trabajo, que después se volvieron amigos, alimentaron la serie de testimonios para su elaboración.
“Esos testimonios tomaron forma definitiva en un solo personaje principal, encarnado por el actor que le cuenta y revela su vida al público. Luego me di cuenta de que todo lo que le pasa a este personaje está relacionado de una manera u otra a algunas canciones de amor o pop que siempre han estado presentes en mi vida desde niño. Fue así como entraron estas canciones como hilo hilvanador de esos siete tiempos. Surge allí una pequeña reflexión sociológica: hasta qué punto nos comportamos como nos enseñan las letras de las canciones que escuchamos todos los días. O las telenovelas. Siempre he pensado que mucha gente reacciona como personajes de telenovelas. Y a todos nos parece de lo más natural. También está presente la idea del destino encarnado en la brujería, que para mí es como las canciones de amor, es decir, condicionadora de nuestro comportamiento. Por otro lado, por supuesto que la idea de volver al guión cinematográfico sigue presente, pero no lo veo como realizable en el corto plazo.
-¿Cómo está el tema del SIDA en la sociedad venezolana y cómo se presenta allende las fronteras?
-Creo que aquí, como allá y como acullá hay gente que lucha y habla sobre el SIDA, sea o no cero positivo. Y también creo que aquí, como allá y como acullá, hay mucho prejuicio y miedo, y, por tanto, rechazo y discriminación. A veces, nos creemos que somos los portadores de todos los males y desórdenes de la sociedad. Viviendo en Francia y viajando en Europa y EE.UU. me di cuenta de que muchos de esos males y desórdenes están por todos lados, muchas veces escondidos o tapados en una gran maraña de publicidad y maquillaje. Nunca dejará de sorprenderme de ver en Atlanta, por ejemplo, sede de Coca Cola, de CCN, de Delta Airlines, las kilométricas colas de “homeless” con sus respectivos carritos de supermercados buscando un puente libre donde dormir. O los SDF de París siendo sacados de sus canales por ser poco “turísticos”. Por supuesto que el problema de la mendicidad en Venezuela es gravísimo y terrible, pero tenemos tendencia a siempre decir “este país de mierda”, como los franceses que dicen “La France, la merde”. Creo que eso está asociado también a un gran complejo de superioridad; como si hubiéramos nacido en un país que no nos merece. Nos creemos mejores no solo a la marica, al malandro, al colombiano. Nos creemos mejores que nuestro país. Y no sólo aquí, sino también allá y acullá. Todos somos la misma vaina, por no decir la misma mierda o, perdón, “la méme merde”.
-¿Y después que viene?
-Después viene lo mismo de hoy. Tratar de entender. Vienen las Crónicas margariteñas (con o sin IAEM), el cortometraje y tratar de hacer Vamos a imaginar que nos estamos tomando un café treinta años después lo que más pueda, aquí, allá y acullá.

viernes, enero 08, 2010

Homosexuales sobre las tablas

En el teatro venezolano la temática de la homosexualidad o el lesbianismo no es extraña. Escritores costumbristas, como Leopoldo Ayala Michelena (El barbero y algo más), Rafael Guinand y Antonio Saavedra, llevan la escena unos cuantos personajes “desviados” o zoquetes para provocar así una peculiar hilaridad entre el público de la Caracas anterior a la década “bisagra” de los cincuenta. Ellos -como lo hacen los productores Guillermo González y Jorge Bulgaris durante los últimos 30 años del siglo XX, en el teatro Chacaíto- utilizan al amadamado, o la lésbica, como personaje para burlas o de chistes y se convierte, generalmente, en simpático criado, o criada, que soporta todos los excesos de sus patrones, con tal de conservar su trabajo, porque fuera de esas casas o apartamentos se le complica mucho más la existencia.
¿Y cual es la reacción del público ante la temática homosexual o lésbica en las salas teatrales? Su respuesta, que se traduce en abultadas taquillas, es óptima. No se sale de las plateas porque las obras exhibidas son, salvo poquísimas excepciones, divertidas, ya que esas locas teatrales son graciosas y no tienen mayores pretensiones, aunque obras como La revolución y La máxima felicidad de Isaac Chocrón, no son precisamente humorísticas, ni una sarta de chistes.
Al público criollo, pues, no le asustan las locas en el escenario ni tampoco en las calles o avenidas, pues, incluso, disfruta o acepta del maratónico espectáculo nocturno que los travestis en Caracas o en Maracaibo, sin contar los show nocturno que presentan en locales abiertos paras todas las audiencias. Psicólogos o psiquiatras pueden arrojar unas cuantas luces sobre esas conductas de los espectadores, o, incluso, ayudar a definir los lineamientos de una estética del gusto por lo homoerótico, el cual aparece o se manifiesta cuando es mostrado desde las tablas…o en la penumbra de una avenida, para no entrar en mayores detalles.
También hay que reconocer que la audiencia, para quien se escribe y se produce el espectáculo teatral, ha dado su apoyo y también su rechazo a tales obras, de acuerdo al tratamiento del tema o la situación social que se plasme escénicamente. Y aquí es importante recordar que la aparición y extensión del Sida plantea situaciones inesperadas y peligrosamente dramáticas, las cuales en sus inicios, durante los años ochenta y noventa, a ese “mal rosa” se le vincula unilateralmente con la homosexualidad, tal como lo proponen Elio Palencia (Habitación independiente para un hombre solo), Marco Purroy (Anatomía de un viaje), Johnny Gavlosky (Hombre), David Osorio Lovera (El último brunch de la década) e Isaac Chocrón (Escrito y sellado), donde algunos de sus personajes además de tener esas conductas están infectados por ese temible “mal del siglo”.
Blancanieves en Chacaíto
Este largo introito pretende contextualizar al público que acuda al Teatro Chacaíto para ponderar al cómico espectáculo teatral Blancanieves y las siete locas, audaz versión para adultos, a partir del clásico cuento de los hermanos Jacob y Wilhelm Grimm, que Manuel Bastos produce y dirige, para comenzar la caraqueña temporada 2010, desde el viernes 1 de Enero.
Ahí Manuel toma el famoso cuento y lo materializa en sendos escenarios de Caracas y Nueva York, pero centrado en las peripecias de siete actores homosexuales y una actriz enamorada de un comediante que encarna al príncipe Segismundo de La vida es sueño de Pedro Calderón de la Barca, en un montaje venezolano. El versionista, con más de 20 años en los avatares del teatro comercial, ese que sobrevive gracias a la taquilla y no por los subsidios oficiales, logra un desopilante montaje a partir de los personajes de su guión, quienes son atípicos y muestran diversas características humanas, partiendo del patrón de los enanos del texto original y con el picaresco agregado de la barroca comicidad de las locas.
Este montaje resulta divertido, pícaro y hasta de buen humor. Es peligrosamente aleccionador por la conducta del príncipe-actor que, luego de perderlo todo en Caracas, decide formar parte de un peculiar grupo de teatro neoyorquino, integrado por varios actores travesti, pero todo concluye con la felicidad escénica, por supuesto, para los histriones. Revela parte de lo deben hacer algunos seres humanos para sobrevivir dentro de un complejo mundo donde, supuestamente, solo los mejores son triunfadores. Allá, acuyá y aquí la lucha es a muerte y no es precisamente una metáfora.
Esta Blancanieves 2010, como retitulamos al espectáculo chacaitesco, que no es más que un remedo del teatro de revista del siglo pasado y una oda al viejo teatro romano, permite apreciar una nueva camada de profesionales del teatro, al lado de veteranos y veteranas, tal es el caso de Maribel Zambrano, Begoña La Barrera y Manuel Bastos, al lado de Nelson Montilla (un príncipe que debe grabar telenovelas con José Simon Escalona), Nelio Abreu, Luis Miguel Sánchez, Adrián González y Miguel Amaral. ¡Tienen talento para seguir creando y viviendo,mientras no lo desperdicien!
Hay que observar y recordar, como tras 40 años de haber subido el telón en Chacaíto, desde esa sala, que comandan Jorge Bulgaris y su familia, se insiste en mostrar tales comedias, algunas verdaderamente disparatadas, donde los protagonistas son gays o homosexuales en proceso de aceptación dentro de una sociedad que, sin ser abiertamente homofóbica, los acepta y los utiliza finalmente como elementos de una distracción más.
Psiquiatras y psicólogos pueden dar sus teorías y explicar así ese fenómeno sociocultural que en Caracas, para no citar a otras urbes, ha permitido el desarrollo de toda una monumental e internacional empresa del show busines, la cual resuelve a comediantes, productores, etcétera. También en otras salas caraqueñas los entes gays suben al escenario pero con otros comportamientos, más dramáticos y sumamente complejos, para recibir la misma aceptación de la audiencia.


miércoles, enero 06, 2010

Wicho chatea desde Madrid

Este 2010 es un fantástico año bisagra, porque se abren más puertas y se cierran otras, para que así la vida, especialmente la artística, fluya sin controles y bañe a nuevas audiencias. Y una muestra de ello es como al dramaturgo Gustavo Ott (Caracas, 12 de enero de 1963) le estrenan en Madrid, durante el próximo 23 de febrero, en la sala Triangulo, su más reciente pieza Chat, según la producción del grupo Globo Teatro, que dirige el venezolano Luis Garbán, uno de los mejores cómicos que formó el legendario Carlos Giménez.
Luis Garbán, o Wicho, dentro del medio teatral, dice que lleva dos décadas en España, pero antes estuvo dos años en Italia o sea que lleva 22 fuera de Venezuela. “La verdad es que se me han pasado rápido. Cuando salí, recuerdo que Alexander Millic, Pepe Tejera y Carlos que en paz descansen, me dijeron en la fiesta de despedida: carajito no te regreses, aprovecha esa gran oportunidad que te brinda el teatro y aunque pases vainas y trabajos, quédate, así sea debajo de un puente, pero no regreses muchacho. Esas palabras siempre aparecían en los momentos más difíciles de mi estadía en Italia. Una noche, con 300 dólares en el bolsillo, me fui; partí en un tren rumbo a España. Sin papeles para entrar legalmente, ese viaje fue una odisea, me robaron, me bajaron en Francia porque no tenía visado y llore, grite, rogué y me dejaron seguir; en la frontera para entrar a España, ninguna de las dos autoridades quería hacerse cargo de mi, me sentía como un hombre sin lugar, en tierra de nadie, atrapado en el limbo, entre los 10 metros que separaban a las policías francesa y española. Pero volví a rogar, explicar, llorar, gritar y defender mi derecho a ser, estar, hasta que conseguí que el hispano me dejara pasar y aquí estoy desde entonces”.
-¿Qué lo llevo a emigrar?
-Hay muchos tipos de emigración, son muchos los motivos que empujan a las personas a dejarlo todo y partir. Hay emigrantes de primera, de segunda, de tercera y así, hasta el escalón más bajo de esta raza; esos, ellos son los que verdaderamente la pasan mal, pasan días recorriendo países, atravesando desiertos, dejándose la vida en el mar, es una verdadera tragedia diaria. Aquellos que emigran en esas circunstancias tan inhumanas y logran pasar al sueño dorado, al Primer Mundo, se dan cuenta con el tiempo que ese sueño se va transformando en una pesadilla. Durante estos años la emigración, el desarraigo ha sido un tema recurrente en mis montajes; es un tema que me toca muy de cerca y me persigue. En mi caso a pesar de muchas pesadillas he conseguido de Madrid, hacerla mi ciudad y de este hermoso país, mi país. Yo partí porque sentía que ya no tenía mucho que hacer en Caracas, porque en aquella época a lo más alto que podía llegar un actor era estar en Rajatabla y allí llegué a los 18 añitos, tres años después de haber partido de mi pueblo. Llegó un momento en que los jóvenes del elenco estable de Rajatabla nos disgregamos en aquellos tiempos, del 1988 y1989. Nos comenzamos a independizar de lo que era la gran familia Rajatabla. Primero se fueron unos, luego otros, y yo posteriormente decidí irme más lejos, emigrar a Europa. Las razones de aquella estampida forman parte de muchas leyendas no contadas, se quedan en nosotros, en los que estuvimos allí durante ocho años y que aún seguimos vivos. Me gané el premio del Festival Goldoni y con ello la beca a Italia.
“Pero en verdad, yo soy un emigrante desde los 15 años, cuando descubrí el teatro. De El Tigre a Margarita, de allí a Caracas y luego a Europa. Toda la vida he emigrado por mi afán de crecer, de conocer y desprenderme de la propia imagen que tenía de mí y por consiguiente la que algunos tenían de esa imagen y que después de 22 años aun siguen cultivando allá, no se porque extraña razón, pero es una cosa que me tiene sin cuidado. Quería edificar mi espacio donde pudiera desarrollar mi trabajo, ponerme a prueba y hacer el teatro en el que creo, el que me inculcaron. Gracias a lo ya aprendido en Venezuela, he conseguido abrirme mi espacio aquí, mi compañía, desde donde cultivo mi lenguaje propio. Creo que uno emigra para dejar atrás aquello que ya no te gusta, para comenzar una nueva vida, es como una escapatoria hacia delante, en ese camino vas construyendo tu nuevo espacio vital y a la vez tú desarraigo. Los emigrantes somos unos desarraigados porque en el fondo no somos ni de aquí, ni de allí”.
-¿Satisfecho por lo hecho?
-Bueno, satisfecho nunca, orgulloso sí; muy orgulloso, gracias a mi perseverancia y empeño he podido hacer lo que muchos colegas venezolanos han querido hacer aquí en España; humildemente, creo que soy el único venezolano que tiene una compañía activa en el panorama teatral de este país y uno de los pocos en Europa, este es el principal motivo de orgullo. A trancas y barrancas el Globo Teatro ha conseguido abrirse un espacio en esta jungla teatral, formar parte del movimiento alternativo, de la vanguardia teatral española y no lo digo yo, lo avala la crítica especializada. Somos uno de los referentes del teatro social y político, del teatro comprometido. El Globo Teatro ha conseguido estrenar todos sus montajes en el marco de festivales internacionales de Madrid, tanto Escena Contemporánea, como la Alternativa y el Festival de Otoño, ha actuado representando a España por diversos países, Europa, Oriente Medio, Latinoamérica y el Caribe. Somos de los pocos que conservamos tres premios Toth de la Academia de las Artes Egipto, uno de la comunidad de críticos (Mejor creación teatral) y dos del Festival de El Cairo (mejor actor y mejor director). Compartimos cartel con Rodrigo García, La Cuarta Pared, Meridional, Micomicon etcétera. Pero lo más importante es que seguimos trabajando con gente que cree en esto, evolucionando y asumiendo nuevos retos. Lo hecho se apoya también en lo que me inculcaron en Venezuela, gracias a Dios formé parte de una familia de grandes creadores y de hombres comprometidos con el teatro.
“Muchos hablan de la escuela Rajatabla, parece que Carlos Giménez fue el maestro de todo el mundo, y a veces me entra la risa, sinceramente. Pocos conocieron las entrañas del edificio Rajatabla, muy pocos privilegiados vivieron el día a día con sus horas y minutos de la gran época creadora y evolutiva del genio de Giménez. Allí está la diferencia, somos diferentes en la forma de entender esta profesión y de asumirla, ni mejores, ni peores, mamamos del maná del Rajatabla autentico. Bolívar, La muerte de García Lorca, La Charite de Vallejo, Agua linda, La honesta persona de Sechuan, La vida es sueño, Historia de un caballo, La mascara frente al espejo, Tu país está feliz, Macbeth, Pasajero del último vagón, El embrujado, La Celestina y pare de contar. Inevitablemente El Globo Teatro, mi grupo bebe de esas experiencias”.
“Así que satisfecho no, pero sí que me da gusto hablar de esto, no te lo voy a negar, si, es motivo de orgullo y gracias por darme la oportunidad de recordar a Carlos, el fue uno de los principales motivadores que me ayudo a que yo hiciera mi camino. Para el teatro venezolano fue una tragedia la desaparición de Giménez a tan corta edad, en aquel 28 de marzo de 1993. A veces oigo hablar de la espera de un sustituto de Carlos en la escena venezolana, pero Carlos es insustituible, era imprescindible, no tiene reemplazo”.
-¿No fue nada fácil su instalación en España?
-En mi vida, como en la de todo artista, no habido nada fácil, el camino de las gentes del teatro es duro, lleno de sacrificios, sobre todo cuando tienes que ejercer esta profesión en una metrópoli como Madrid. Muchos se quedan en el camino. Creo que lo más difícil que me ha tocado bregar ha sido con una deportación. En 1991 fui deportado por “ilegal”, me sacaron esposado, esta es una historia que saben pocos. En esa época me disponía a dirigir mi primer montaje en Madrid, como director invitado de la Cuarta pared. Y fue una experiencia horrible, a los tres días le llegué a Carlos Giménez a la oficina y le conté lo sucedido. Carlos me miró conmovido por mi angustiosa situación y me dijo: “no te preocupes negro que yo te voy a ayudar, nadie va a interrumpir tu sueño y tu lucha”. Me dio su tarjeta de crédito y su cedula, y me dijo: “ya he llamado a Viasa, que está cruzando la avenida, ve y compra el billete para Portugal, que Williams López te va a sacar un visado en la embajada ahora mismo. Ya me lo devolverás”, me dijo con cara de cómplice. Me fui a Portugal y volví a Madrid, ya previamente había recurrido mi caso en instancias españolas por expulsión improcedente y la gané. Así conseguí mi legalidad en España. Esto es solo una anécdota de lo difícil que ha sido todo. Elio Palencia en una de sus obras plasma esta historia más detalladamente.
-¿Qué pasó con tu teatro?
-En este país es muy difícil hacer teatro, por un lado, para acceder a subvenciones la política cultural te obliga a funcionar como empresa, cuando realmente lo que eres es un artista y recibir ayuda para los que van llegando a la profesionalidad les resulta imposible porque delante hay muchos proyectos ya avalados por una trayectoria. Por otro lado hay pocas salas para la cantidad de compañías que quieren estrenar, especialmente en Madrid, estrenar aquí y hacer temporada en un teatro técnicamente decente es casi imposible. El grado de exigencia es muy alto, entonces las compañías que quieren comenzar lo tienen muy crudo, raro algunas excepciones. El teatro se ha convertido en un lujo y no en un bien público, por tanto existen las compañías, pero no los elencos estables y eso no es bueno para la evolución del teatro contemporáneo, ni para el teatro en general. Los grupos independientes, los que llamamos del teatro arriesgado, los que a sabiendas intentan mantenerse al margen del teatro de la risa tonta, lo tenemos más jodido todavía, porque apareció hace ya unos años la figura de las productoras, que se llevan parte de tus beneficios y si no estás en ese circulo te toca bregar contra un monstruo y contar con un buen trabajo que ofrecer por cuenta propia. Nosotros hemos elegido el camino de la independencia, no regir los montajes porque una productora te va vender o no. Pero es agotador porque tienes que asumir también la faceta de empresario impuesta por el sistema, a veces se pasan momentos muy difíciles. Paradas innecesarias, obligadas por un mercado que te engulle. Gestionar con este panorama es verdaderamente difícil.
“Por eso creo que el proceso que se está levantando en Venezuela, es un buen momento porque está dando oportunidades a nuevos creadores, está abriendo nuevas fuentes de aprendizaje y espacios para confrontar el trabajo de esos nuevos talentos. Se que hay muchos colegas que le lanzan tierra a esa iniciativa gubernamental, pero yo creo que es un buen comienzo, indudablemente falta mucho para saber si de esas iniciativas saldrá el verdadero teatro alternativo y renovador que necesita urgentemente el país.
-¿Pero cómo lo recibió el medio hispano?
-Aquí nadie regala nada, aquí tienes que demostrar que eres capaz de comunicar, de llegar al espectador, el espectador exige calidad; afortunadamente el teatro alternativo es una verdadera alternativa a otras formas de teatro, nuestro público es exigente. Eso es bueno porque te obliga a estar constantemente revisándote como creador, proponiendo temáticas más arriesgadas y novedosas, como el montaje de Chat que estamos preparando para estrenar. Cuando se creo el Globo Teatro, hicimos un montaje con recursos propios, ya que aun no contábamos con subvenciones, entendimos que primero había que demostrar, apostar por un montaje ingenioso con pocos recursos y que llegara a este público, con la suerte de que asistieron dos críticos muy reconocidos, de unos medios muy importantes, hicieron unas notas sobre el montaje realmente buenas y entonces comenzamos a tener público y llenos, así nos ganamos el respeto del público y de la profesión y lo más importante, nuestra primera subvención. Posteriormente vinieron otros montajes que han tenido la suerte de ser bien recibidos por el público y la crítica y que nos han permitido viajar a festivales y algún que otro premio internacional. Respecto al medio del teatro, tienes que ganarte el respeto, es un medio hostil, salvo a algunas excepciones, pero esto es así en todos los sitios.
- Entonces, resumiendo, ¿qué has hecho desde entonces?
-¿Desde que salí de Venezuela? Puff…no he parado, salvo algunos años, he estado muy activo con el teatro, creo que he aprendido mucho del teatro y de la vida, salí gracias a una beca del Instituto Italiano de Cultura para estudiar en la Bodegga Teatral de Vittorio Gassman en Florencia y en el Piccolo de Milán, dí clases, allí viví una muy importante etapa de mi búsqueda personal. Esencialmente, todo mi trabajo aquí en España ha estado dedicado a mi grupo, los montajes más importantes de mi carrera como director los he hecho en El Globo Teatro. He dirigido algunos montajes fuera, en la Cuarta Pared, para producciones Triangulo, el Teatro Nacional de Vanguardia de El Cairo. He estado en China trabajando; pero también tres meses en Canaima en un proyecto de cooperación con la comunidad indígena Pemón. He confrontado mi trabajo en España, Francia, Egipto, Líbano, Jordania, Siria, Túnez, Brasil, Cuba, Venezuela etc. No me puedo quejar.
-¿Se vive, pues, de la profesión?
-Esta es una profesión de muchos altibajos. Depende como asumas este trabajo. No se quien vive de esta profesión exclusivamente. Como diría Woyzeck, si yo fuera un hombre honrado de esos que llevan sombreros y chaquet, si que sería un hombre virtuoso, pero yo soy un hombre pobre. Por supuesto que hay mucha gente que vive del teatro, pero esos suelen ser los que se acomodan en las faldas del teatro y aparentan ser virtuosos, los vampiros, aquellos que priorizan el titulo de un texto o caras televisivas ante la verdadera necesidad de crear en libertad, salvo honradas excepciones, al igual que aquellos que usan la plataforma del teatro para hacer política reaccionaria. O aquellos que reciben 30 mil euros de subvención, se meten al bolsillo 25 mil y producen con cinco.
“En el teatro hay mucho oportunista que por comodidad o por cansancio se convierten en estafadores escénicos y viven del teatro sin aportarle a la profesión un camino arriesgado de futuro y para las nuevas generaciones. Al igual que muchas escuelas de teatro cuyos maestros son líderes de un proceso tan delicado como la formación y son muchos de ellos chapuceros, terroristas escénicos que viven de los muchachos a los que a veces se les hacen daños irreversibles. Es difícil no hacer otras cosas, muchos terminan haciendo tele, otros menos afortunados tienen que buscarse la vida en otros tipos de empleos. Yo he tenido que hacer otras cosas en algunos momentos para poder subsistir, pero básicamente casi siempre he seguido haciendo el teatro en el que creo, que es lo más importante para mí.
-¿Qué pasa con el montaje de Chat?
-Chat me causó mucha curiosidad la primera vez que la leí. Ya el titulo en si me llamó mucho la atención. Me pareció un texto con una estructura compleja pero muy bien elaborada. Una obra profundamente contemporánea en el fondo y en las formas. Una sinfonía escénica muy difícil de llevar a las tablas. Entonces comencé a imaginarme como la montaría y me fue atrapando hasta el punto que he caído en sus redes. Chat de Gustavo Ott es una mirada, una visión y como tal, solo es concebible como una paradoja que se sustenta en la herrumbre social y humana de una sociedad nueva, tolerante, humanista, moderna y virtual. Dylan, Pilar, Erika, Andrea, Boris, junto a otros personajes, nos muestran como una bofetada, una realidad que nos abruma, que está allí, en la mesa de tu casa, a la mano de un simple clic. Historias de la vida real concebidas virtualmente por el monstruo de mil cabezas. La red es un abismo, produce una especie de vértigo y fascinación introducirse en las entrañas de la bestia disfrazada de engaño, de bulo macabro. La red es una puerta abierta al mundo y al conocimiento, pero también nos ofrece acceso directo a los rincones más oscuros del ser humano sin salir siquiera de nuestra casa. Con un simple movimiento del ratón tenemos todo a nuestro alcance y con otro podemos perderlo todo. Internet es el reflejo de una sociedad invadida hasta la intimidad más oscura y secreta soledad. Es un tema muy actual y de mucho interés social. Nosotros hemos decidido introducirnos en las entrañas de la bestia y desde allí contar la vida real o virtual de historias que fueron inspiradas en hechos que en algunos casos sucedieron en real. El personaje de Dylan por ponerte solo un ejemplo. Eric y Dylan fueron dos jóvenes que cometieron la macabra matanza que jamás se haya perpetrado en un colegio de Estados Unidos. La matanza del Colegio Columbine, ha sido y sigue siendo motivo de estudio sociológico. Y que ahora, Gustavo lo trae a la literatura dramática de forma magistral, pero claro hay que estar a la altura de las circunstancias, hacerlo teatro con todas las herramientas que el hecho escénico nos proporciona, intentar hacerlo verosímil con la misma fuerza, sensualidad y crudeza del texto escrito. Darle sentido al discurso. Ahora estamos en el proceso de montaje y el 23 de febrero será el estreno absoluto en Europa de este maravilloso texto de Gustavo Ott. Estoy muy contento porque estamos elaborando una puesta trepidante que dará que hablar.
-¿Qué otros planes tiene?
-Bueno, por ahora estrenar con cuatro funciones en el Festival dentro de poco, hacer funciones fuera de Madrid y esperar la temporada pautada para el mes de junio. Si todo marcha como lo estamos planeando, iremos nuevamente a El Cairo por cuarta vez, a Argentina, Perú y por supuesto a Venezuela en nuestra tercera gira a mi país después de tanto tiempo sin mostrar mi trabajo en mi verdadera casa. Estamos desde ya pensando en una versión del Fausto para el futuro. Un Fausto que habla sobre los poderes fácticos, las corporaciones que mueven el mundo y sus tentáculos, la gran mentira mediática.
-¿Le ha servido esta emigración?
-Claro, de hecho sigo haciendo lo que me propuse y fiel a las razones que me empujaron a emigrar y las que me mantienen aquí. Sin embargo sigo conservando mis nexos con mi país, he estado en estos últimos años en varias ocasiones, dando talleres de dirección e interpretación a los jóvenes de mi región, he estado trabajando en la selva. Ya me gustaría algún día poder dirigir en Venezuela. Espero ese momento ¿y porque no? Estar una buena temporada trabajando allí, en este nuevo e interesante proceso que se le está abriendo al teatro caraqueño.
-¿Y con su vida personal que ha pasado?
-¿Mi vida personal? Pues……je je je…me he casado, me he divorciado, he vivido, me han vivido, he bebido, me han bebido. Ahora llevo una vida más tranquila al lado de la gente que quiero, debe ser la edad, pues pase ya los 40 Quizá esté en el tan esperado ciclo de madurez, por fin.