Esta es una obra que ha logrado capturar espectadores teatrales y críticas positivas.
Es por eso que la recomendamos para los que la puedan ver en Caracas o quienes se interesen en montarla afuera.
Ahora, cuando ya casi festeja sus primeras tres décadas como teatrera, Xiomara Moreno ( xmoreno@cantv.net) es una calificada y creativa autora, exigente puestista, aguerrida productora y, como si fuera poco, hasta es profesora de la UCV, donde incluso fue directora de la Escuela de Artes. Entre 1976 y 1992 hizo su pasantía formativa en el Theja y durante ese lapso dio rienda suelta a sus habilidades como escritora teatral con piezas como Obituario y Gárgolas (1984) , Perlita blanca como sortija de señorita (1987), Geranio (1988), Manivela (1990) y Último piso de Babilonia (1992). Las vimos todas y recordamos con gusto a Geranio y Último piso..., por la búsqueda de una estructura novedosa y su temática social, sin caer en extremismos. Hacia 1992 se separa del Theja y hace “su rancho aparte”: funda Xiomara Moreno Producciones (una asociación civil sin fines de lucro) y hasta la fecha ha exhibido no menos de 20 piezas, de diferentes autores, algunas de su hermano Javier Moreno y otras de su propia cosecha, como ésta Mínimas, con la cual hace temporada en la Sala Horacio Peterson.
Mínimas es un fino ensamblaje de ocho textos cortos o mínimos para hacerle honor a su título genérico, donde son vitales las interpretaciones asumidas por los actores Antonio Delli, Claudia Nieto y Carolina Leandro. Nosotros creemos que el arte teatral no se debe explicar, que él solito debe llegar a una audiencia que debe interpretarlo y dictaminar en última instancia su agrado, indiferencia o su repudio. Todo intento de hacer una guía o un plano para los eventuales espectadores resulta siempre un fracaso y hasta puede ser una ofensa, cosa que no se puede hacer. Sin embargo, la autora y directora, porque cree que es su deber, ha escrito para el programa de mano que su espectáculo le propone una reflexión al público “sobre lo inacabado, lo no completado, lo no finiquitado, lo desaprovechado, en definitiva, sobre la banalización de nuestras emociones, sacrificadas a favor de la seguridad, la tranquilidad, de lo conveniente y de tantas excusas fútiles, nimias y baladíes, que no son más que trampas para ahogar cualquier posibilidad de riesgo, para evadir la responsabilidad de ser seres vivos de libre albedrío”. ¡El buen teatro no necesita de guías!
Estas Mínimas, cuya duración escénica global supera escasamente los 60 minutos, están compuesta por: “Todas las salidas son ciegas”: tragicomedia de dos amantes y sus conflictos de creatividad; “La i griega”: amores de una profesora por su alumno; “La manzana de la discordia”: absurdo juego por una manzana entre una señora y un frutero; “Todo nuevo”: absurdo de la cotidianidad de un ladrón de buen gusto; “Vida de pájaros”: extraña situación entre una hija y una madre; “Memorias de un viaje”: fantasía existencial de un abogado popular a bordo de un vagón del Metro; “De una mujer”: compleja y absurda situación de tres féminas, y “Canción triste”: otra situación absurda a partir de una obra de arte.
En síntesis, de las ocho hay cinco minipiezas logradas, o sea digeribles, las cuales sí impactan por la severidad o la crueldad de sus situaciones, aunque “La manzana de la discordia” exhibe un humor nunca antes visto en el teatro de esta señora. Las más redondas son “Todo nuevo” y “Memorias de un viaje”. Las cinco minipiezas, sin excepción, pueden ser ampliadas y transformadas en espectáculos de mayor impacto; por ahora son botones de hermosas flores del jardín que cultiva Xiomara Moreno.
Buena parte del éxito del espectáculo descansa en el laborioso trabajo de sus actores, donde especialmente se luce Antonio Delli. Tanto la dirección como la producción, tareas de Xiomara, son un muestra evidente de que sí se puede hacer un teatro “mínimo”, de buen gusto e inteligente. ¡Suerte con el público!
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