Teresita Chamorro lo hizo nacer en Caracas hace 35 años y es por eso que su muchacho estudió en el liceo Gustavo Herrera y después en el Instituto Universitario de Teatro (Iudet). De ahí salió para organizar una pandilla artística que ahora aglutina a toda una nueva generación de teatreros. Nos referimos a Dairo Piñeres Chamorro y al grupo Séptimo Piso. Ellos han festejado sus tres lustros profesionales con una trilogía de piezas muy conocidas, escritas por dramaturgos españoles de diferentes generaciones, las cuales se pudieron disfrutar a lo largo de nueve semanas en la sala experimental del Celarg,
Todo comenzó 11 de junio con El arquitecto y el emperador de Asiria de Fernando Arrabal, montaje bien resuelto con las performances de Luis Vicente González y Moisés Berroterán. Prosiguió La sangre de Sergi Belbel, del 2 al 18 de julio, con memorables actuaciones de Carlos Díaz, Adriana Galíndez y Janset Rojas, y ha de culminar, este 8 de Agosto, endulzando los paladares del “crítico de las mil cabezas” con el humor irónico y muy lógico de la farsa Cuatro corazones sin freno y salto atrás de Enrique Jardiel Poncela, uno de los grandes creadores del teatro español.
Es importante entender la trama de la comedia de Jardiel Poncela, desde una perspectiva irreal y puramente humorística, a pesar de su intensidad ideológica sobre el sin sentido de la vida ahí plasmado. Su secuencia de situaciones inverosímiles y el excelente uso del diálogo, la convierten en obra entretenida y llena de situaciones cómicas, con personajes originales, pintorescos e inverosímiles situaciones humorísticas, como ese nieto que es más viejo que sus abuelos, para dejar finalmente dos sombras de duda: ¿Realmente, seríamos felices si lográramos ser inmortales? ¿Para qué sirve la inmortalidad si nos quedamos solos? Hay que degustar el espectáculo para responderlas.
Lismar Ramírez, Mariana Calderón y Jorge Gómez son algunos de los esmerados comediantes involucrados en esa versión escénica que el director Piñeres Chamorro logró con el texto de Poncela: todo un artífice de la comedia contemporánea, ya que sus situaciones y atmósferas de humor sí trascienden hasta conmover al ser humano ávido de entretenimiento y tragedia, y de todas las formas del teatro.
Nosotros consideramos excelente el balance estético y de audiencia que mereció la tripleta de montajes del director y su grupo. Él y sus guerrilleros teatrales lo hicieron sin contar con apoyo financiero de nadie, ni de la empresa privada ni del sector oficial. Sólo derrocharon su innegable capacidad de trabajo y el público respondió, ya que los está viendo y apoyando desde hace 15 años, cuando iniciaron su marcha con Credit Bill, una liberrima version de Los intereses creados de Jacinto Benavente. Eso muestra, claramente, el valor de toda esa gente, de esa comunidad que formaron y los sigue por el camino del teatro. Hoy más que nunca harán teatro, porque su futuro esta ahí, en la esquina. Ellos están revisando varios textos, remontarán su escalofriante versión del Mahagonny de Bertold Brecht y estos tres montajes quinceañeros en otras salas, además de realizar su festival Creajoven 2010.
Todo comenzó 11 de junio con El arquitecto y el emperador de Asiria de Fernando Arrabal, montaje bien resuelto con las performances de Luis Vicente González y Moisés Berroterán. Prosiguió La sangre de Sergi Belbel, del 2 al 18 de julio, con memorables actuaciones de Carlos Díaz, Adriana Galíndez y Janset Rojas, y ha de culminar, este 8 de Agosto, endulzando los paladares del “crítico de las mil cabezas” con el humor irónico y muy lógico de la farsa Cuatro corazones sin freno y salto atrás de Enrique Jardiel Poncela, uno de los grandes creadores del teatro español.
Es importante entender la trama de la comedia de Jardiel Poncela, desde una perspectiva irreal y puramente humorística, a pesar de su intensidad ideológica sobre el sin sentido de la vida ahí plasmado. Su secuencia de situaciones inverosímiles y el excelente uso del diálogo, la convierten en obra entretenida y llena de situaciones cómicas, con personajes originales, pintorescos e inverosímiles situaciones humorísticas, como ese nieto que es más viejo que sus abuelos, para dejar finalmente dos sombras de duda: ¿Realmente, seríamos felices si lográramos ser inmortales? ¿Para qué sirve la inmortalidad si nos quedamos solos? Hay que degustar el espectáculo para responderlas.
Lismar Ramírez, Mariana Calderón y Jorge Gómez son algunos de los esmerados comediantes involucrados en esa versión escénica que el director Piñeres Chamorro logró con el texto de Poncela: todo un artífice de la comedia contemporánea, ya que sus situaciones y atmósferas de humor sí trascienden hasta conmover al ser humano ávido de entretenimiento y tragedia, y de todas las formas del teatro.
Nosotros consideramos excelente el balance estético y de audiencia que mereció la tripleta de montajes del director y su grupo. Él y sus guerrilleros teatrales lo hicieron sin contar con apoyo financiero de nadie, ni de la empresa privada ni del sector oficial. Sólo derrocharon su innegable capacidad de trabajo y el público respondió, ya que los está viendo y apoyando desde hace 15 años, cuando iniciaron su marcha con Credit Bill, una liberrima version de Los intereses creados de Jacinto Benavente. Eso muestra, claramente, el valor de toda esa gente, de esa comunidad que formaron y los sigue por el camino del teatro. Hoy más que nunca harán teatro, porque su futuro esta ahí, en la esquina. Ellos están revisando varios textos, remontarán su escalofriante versión del Mahagonny de Bertold Brecht y estos tres montajes quinceañeros en otras salas, además de realizar su festival Creajoven 2010.
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