domingo, octubre 09, 2011

Escándalos chejovianos

Tanto la vida como el teatro prosiguen dándonos gratas sorpresas. Las personales solo a nosotros interesan, pero las artísticas sí son para difundirlas porque denotan que “el tren eléctrico” del teatro venezolano, específicamente el caraqueño, no se ha detenido y avanza en pos de estéticas y lenguajes nuevos y, además, buscando, fundamentalmente, la consolidación de los elencos del necesario relevo artístico, como es el caso de Grupo Teatral Emergente, el cual, bajo la égida de Jesús Delgado, hace temporada en la Sala Cabrujas de Cultura Chacao hasta el 30 de octubre. Ahí presenta su excelente y aleccionador espectáculo Escándalos personales/La vida es una suma de instantes, elaborado con textos del escritor y dramaturgo Antón Chéjov (Rusia, 17 de enero de 1860/Alemania, 2 de julio de 1904).
Escándalos personales/La vida es una suma de instantes esta integrado por cinco obras con un presentador o hilvanador, que es el mismo Chéjov, felizmente encarnado por el actor Gerardo Soto. Ahí se le suministra al público caraqueño, con piezas escritas hace más de un siglo, algunos aspectos de los sueños, las desilusiones y las pasiones humanas abordadas con humor inteligente y refinado, y hasta hay un contemporáneo y muy aleccionador mensaje, reiteramos nosotros.
El director Delgado escogió y ensayó los cuentos “El estornudo”,“La institutriz”, “El arreglo” y “La audición”, además de la comedia El oso, para lo cual trabajó exhaustivamente con Gerardo Soto, Marisol Da Silva, Germán Anzola, Patricia Pacheco, Stella Guerrero, Ivonne Vela, Fulvio Quintana y Carlos Clemares, vestidos por Joaquín Nández, con iluminación de Luis Ernesto Domínguez y corografías de Adriana Bustamante y Jacques Brouquet, así como las necesarias asistencias de Patricia Veliz y Sebastián Torres, hasta obtener un valioso y excelente producto estético.
Texto
Parte del éxito artístico de este montaje descansa en la elaboración del guión con los cuentos cortos adaptados y la pieza teatral, todos hilvanados en una historia escénica a través de Chéjov como artista y creador, para presentar a sus personajes como criaturas vulnerables e imperfectas, victimas de su propio destino. Y todo esto se logra a través de un lenguaje accesible, producto de una traducción especializada, con una puesta en escena dinámica, limpia, moderna y atractiva y un conjunto de actores muy bien seleccionados y adiestrados.
El director Delgado se propuso no presentar las piezas aisladamente, sino construir un espectáculo integrado, en el cual la genialidad del artista-escritor fuese el hilo conductor. Respetando al autor fueron adaptando palabras, que en algunas traducciones no eran las más adecuadas. Estudiaron sus grandes dramas, sus cuentos y sus escritos; por lo tanto no fue difícil encontrar, en los textos, las reflexiones, generalmente del propio Chéjov, que emplearon luego para abrir la pieza, cerrarla, o como breve introducción a cada historia.
Fue así como salio un guión donde Chejov advierte como Cherviakov (Germán Anzola), humilde trabajador de un ministerio va al teatro y ahí encuentra a su jefe y por un exceso de cortesía y un tanto de mala suerte estornuda y desata un incidente que culmina en tragedia. Describe el sórdido nivel de humillación donde trabaja la institutriz Julia (Stella Guerrero) y la enfermiza maldad de la Señora (Marisol Da Silva), hasta que culmina con la advertencia de que la sumisión tiene limites y anuncia lo que puede ocurrir cuando los abusados e indignados reclamen sus derechos. Chéjov da una clase sobre lo que pudo haber sido la iniciación sexual del joven (Fulvio Quintana) que tiene un padre demasiado cariñoso y humano con su vástago. La joven actriz Nina (Patricia Pacheco) insiste hasta que Chéjov le permite que audicione con fragmentos de Tres hermanas y logra convencer al exigente autor. Y el espectáculo cierra con un duelo de iras y deseos que estallan cuando la viuda Popova (Marisol Da Silva) es brutalmente asaltada en su casa por un patán terrateniente (Carlos Clemares) que pretende cobrar una deuda y termina enamorado y de rodillas ante la bella dama. ¡Cosas del amor!
Montaje
¿Es la magia de la escritura de Chejov o el talento interpretativo de los cómicos venezolanos quienes hacen del espectáculo algo más que 70 minutos placenteros y estremecedores por lo que le pasa a esos personajes que existieron y aún sobreviven?
El público tendrá que averiguarlo. Nosotros solo subrayamos que la vida del teatro son sus actores y sus espectadores sensibles. Y que todo es consecuencia del trabajo del equipo humano y artístico ahí reunido bajo la egida de Delgado, quien viene desde el año 2007 ocupado en hacer dignos espectáculos con obras que dan algo más que divertimento al público, y de eso hemos sido testigos, hasta que han mostrado este excelente trabajo chejoviano, consecuencia de su estudio y del apoyo recibido de la maestra Elia K. Schneider, entre otros respetables educadores, adoradores del Sistema Stanislavski.
Hay, pues, en este sexto trabajo del Grupo Teatral Emergente algo más que una esperanza o un sueño. Hay decisión de hacerlo siempre mejor y de involucrar a una joven generación que necesita espacios donde darse a conocer. ¡Adelante!
Maestra
La venezolana Elia K. Schneider no solo trabaja con el método stanislavskiano, sino que también ha incorporado aportes de teóricos norteamericanos como Stella Adler y Sanford Meisner. Actualmente da clases de Fundamentos de Actuación en el Stella Adler Academy of Acting and Theatre de Los Angeles, Estados Unidos. Es reconocida además por sus películas Huelepega y Punto y Raya. Son muchos los actores formados por ella que hoy destacan en el ámbito nacional e internacional.
Amor por Chéjov
Durante un taller de dirección y puesta en escena en el Centro de Directores para el Nuevo Teatro, dictado por Daniel Uribe y América Alonso, cuenta el director Delgado como realizaron un montaje con textos breves de Chéjov. “Cada alumno debía llevar a escena un relato. A mí me tocó "La audición", una de las cinco piezas que ahora presentamos. Emprendí una investigación profunda sobre Chéjov y su época. Quedé prendado. Me maravilló su humildad, su inteligencia, su carácter. Puede convertir momentos sencillos de la vida en los más hermosos instantes dramáticos. En sus relatos cortos hay una profundidad hermosa, una poesía tan sutíl, tan digna de trabajar, que se me hizo necesario llevarlos a escena. Además, encontré en el Sistema Stanislavsky, que conozco gracias a mi maestra Schneider, una guía certera en el acercamiento al alma de sus personajes. Era cuestión de tiempo para que se concretara este proyecto, que ahora se presenta como Escándalos personales/La vida es una suma de instantes.


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