Estados Unidos de América está en guerra. Actualmente batalla en Irak, Afganistán y además libra un incesante combate sin respetar fronteras contra el terrorismo mundial. Y es por ese motivo tan contundente -que además es cuantificable en las vidas humanas que se pierden y en los gastos económicos que todo ello provoca o genera- que la intelectualidad y los artistas estadounidenses agrupados bajo “el paraguas” de la institución The Public Theater han organizado un programa con sendos espectáculos sobre la guerra en general, para así proponerle una seria reflexión al público que acuda al monumental Teatro Delacorte, en Central Park de Nueva York. Ellos, como teatreros, presentarán dos modelos o ejemplos de lo que verdaderamente hay detrás de los conflictos bélicos y los miserables despojos que quedan, según los textos de William Shakespeare y Bertolt Brecht que seleccionaron: Macbeth y Madre Coraje y sus hijos.
Esta guerra teatral en el Central Park -con capacidad para 1.800 espectadores- comienza, oficialmente el miércoles 28 de junio a las 8:30 pm, con la pieza Macbeth, de Shakespeare (1574-1616), protagonizada por los destacados actores Liev Schreiber y Jennifer Ehle, puesta en escena por el venezolano Moisés Kaufman (39 años), el mismo que se colocó entre los mejores directores del teatro norteamericano por sus montajes de I Am My Own Wife, The Laramie Project y The Three Trials of Oscar Wilde, trilogía ejemplar de montajes contestatarios y reivindicativos de la libertad que tiene cada hombre para escoger su ruta o camino.
El oportuno y político Macbeth (podrá ser apreciado durante 60 representaciones totalmente gratuitas para la audiencia que acuda al Central Park) que Kaufman ha versionado y puesto en escena-vimos una función especial el pasado 15 de junio- va mas allá de lo que escribió Shakespeare entre 1605 y 1606, sobre un mundo oscuro y fantasmagórico de discordia y de confusión moral donde entre alucinaciones, conjuros, crímenes y predicciones se presencia la degradación irreversible del guerrero Macbeth, un militar que impulsado por la ambición que su esposa, Lady Macbeth, no duda en asesinar a su rey y desatar una sangrienta persecución contra su descendencia, hasta que finalmente perece en medio de una batalla, tal como se lo habían profetizado tres brujas.
La versión esta “manipulada” de tal manera que el público presencia como son las intrigas por el poder de los que planifican, ordenan y van a la guerra en nombres de ideologías, pero que son disfraces para sus pingues negocios. Está ambientada en el Reino Unido de los años 14 del siglo XX, cuando se desencadenó la guerra que iba a terminar con todas las otras guerras, la Primera Guerra Mundial. El espectáculo, con una duración cercana a las tres horas, es un depurado y hasta contrastante despliegue actoral en medio de una serie de acciones escénicas bien diseñadas, tales como las batallas finales, el conjuro mágico y trágico de las brujas, los asesinatos que urde y ejecuta la camarilla que acompaña a Macbeth en su loca aventura guerrerista .Todo demuestra la gran calidad profesional de los que ahí participan en esa singular "guerra" artística contra la guerra. No hay tiempo para aburrirse o escaparse de ese hermoso espacio teatral en medio del bosque, aunque recomendarìamos eliminar el intermedio, porque así el publico tendrá más tiempo para ir a las terapéuticas cafeterías y bares a dialogar sobre lo visto y exaltar las buenas actuaciones en general, pero en especial las de Liev Schreiber y Jennifer Ehle, quienes encarnan a la monstruosa pareja de los Macbeth, modelos de quienes persiguen el poder y el boato del mismo, sin darse cuenta que todo tendrá un final y que pagaran con sus vidas y con su condena eterna si es que existe un Dios castigador.
Al ver este montaje del venezolano Kaufman, añoramos los años 80 y los 90 del siglo pasado, cuando aquí en Caracas los teatreros, con Carlos Giménez, Horacio Peterson, Antonio Constante, Enrique Porte y el mismo José Ignacio Cabrujas a la cabeza, se las ingeniaban para hacer puestas en escena espectaculares y con contenidos que incitaban a la audiencia a reflexionar sobre los temas más urgentes de la sociedad criolla. Ahora eso ha desaparecido y no es por culpa del Estado o del gobierno de turno, sino porque hay una grave crisis de talento en el nuevo componente artístico nacional, más interesado en el éxito financiero rápido o en tomar el asombroso camino del exilio.
Moisés Kaufman fue uno de los venezolanos que conoció y se nutrió de esas décadas doradas del mejor teatro venezolano y ahora lo demuestra con su formación en Estados Unidos.
Medio siglo en la escena
The Public Theater de Nueva York fue fundado hace 50 años por Josep Papp, todo un insigne trabajador de las artes escénicas, un hombre que luchó para darle a los habitantes de “La gran manzana” el mejor teatro posible, un hombre que vino a Caracas cuando conoció a Carlos Gimènez y además lo invito a dirigir La tempestad de Shakespeare, la cual presentó con su agrupación Rajatabla en el Central Park, durante aquel verano inolvidable de 1991.
La fiesta por los 50 años de sobrevivencia de la institución continuara en el próximo septiembre con Madre Coraje, cuya protagonista será nada más y nada menos que Meryl Streep
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