Apareció muerto en su apartamento el 16 de diciembre de 2005. Este barquisimetano, de 46 años, dejó un valioso legado como guionista de cine y televisión, pero especialmente era dramaturgo. Y para que su memoria no desaparezca, un grupo de artistas, con los venezolanos Oscar Mendoza (director) y Gabriel Comrie Pepin (diseñador) a la cabeza, están exhibiendo en el downtown de Nueva York su pieza Manhattan Project, traducida por Adolfo Pérez Álvarez, dentro de la programación del Green Festival Planet Connections Theatre Festivity, el cual se realiza durante este mes de junio.
Ricardo García inició su carrera como autor teatral y posteriormente trabajó en los guiones de las películas Ifigenia y Tosca de Iván Feo y Reflexiones de César Bolívar. Intervino como libretista en diversas telenovelas, como Quirpa para tres mujeres, Caína y Amor mío. Viajó a México, en 1996, donde tuvo una parte activa en el equipo de escritores Argos que laboraba para TV Azteca. Su labor en el teatro fue extensa y tiene obras importantes como Niño lobo, Harry Dickson y Lobo Rojo, entre otras.
El director Mendoza, vía email, comenta que cuando se instaló en Nueva York, hacia 2001, se llevó casi todas las obras de Ricardo García. “Nunca pude entender como un escritor con su inteligencia y su solidez jamás fuera publicado. En 2003 tuve mi primera comunicación con él, quien se había instalado en la capital mexicana. Mi intención era hacerle saber que tenía sus textos y quería traducirlos al inglés y montarlos. Comenzó a revisar sus escritos y vino a hablar conmigo. Yo estaba trabajando en un montaje de dos comedias de John Guare en el Gene Frankel Theater aquí en Manhattan. Nos vimos en la Pequeña Italia y allí le mostré lo que teníamos. Se contentó muchísimo y estaba, muy entusiasmado. De aquí viajó a Caracas donde fue, dos días después, asesinado cobardemente. Mi interés por su dramaturgia trasciende al mensaje, al argumento. Mi interés por Manhattan Project es estético. Él podría ser leído en cualquier idioma y la estructura estética quedaría intacta. Por mi parte, ésta es mi segunda invitación a este evento que se desarrolla en tres salas con más de 50 producciones independientes”.
Sobre Manhattan Project comenta que el autor la tuvo guardada durante diez años, porque creía que era confusa, pero finalmente la dejó conocer. Tomó el titulo y elementos para su creación literaria a partir del nombre de un plan científico-militar, desarrollado, especialmente durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), para obtener las primeras bombas atómicas antes que Adolfo Hitler y sus secuaces lo lograran. Estados Unidos, el Reino Unido y Canada lo liderizaron y lo ejecutaron. El general Leslie R. Groves y el físico J. Robert Oppenheimer fueron sus líderes. Empleó a más de 130 mil personas y costó cerca de 22 mil millones de dólares del valor actual.
La pieza teatral se centra en una entrevista por televisión a la científica Margaret que ha participado en un proyecto destinado a la fabricación de los artefactos que después explotarían sobre Hiroshima y Nagasaki, para imponer la capitulación a Japón e iniciar así una espeluznante carrera nuclear que puede destruir al planeta Tierra en cualquier momento.
Ricardo García -estudió en la Escuela de Artes de la UCV, pero nunca presentó la tesis, contó Xiomara Moreno- escribió que su pieza es un declarado ejercicio de literatura, donde el entrevistador Charles al insistir en mostrar el lado humano de la madura mujer, termina tejiendo una historia de amor y de traición tan explosiva como ese preámbulo que inauguró la amenaza del holocausto atómico para la humanidad. “Quizás no sea más que un melodrama que el autor y el entrevistador disfrazan de disertación científica por cuestiones de pudor”.
¿Y se podrá ver alguna vez esa pieza aquí en Caracas? Ojalá que Oscar Mendoza y su gente lo consigan, para así exaltar la memoria de un artista criollo malogrado en la mejor etapa de su carrera profesional.
Ricardo García inició su carrera como autor teatral y posteriormente trabajó en los guiones de las películas Ifigenia y Tosca de Iván Feo y Reflexiones de César Bolívar. Intervino como libretista en diversas telenovelas, como Quirpa para tres mujeres, Caína y Amor mío. Viajó a México, en 1996, donde tuvo una parte activa en el equipo de escritores Argos que laboraba para TV Azteca. Su labor en el teatro fue extensa y tiene obras importantes como Niño lobo, Harry Dickson y Lobo Rojo, entre otras.
El director Mendoza, vía email, comenta que cuando se instaló en Nueva York, hacia 2001, se llevó casi todas las obras de Ricardo García. “Nunca pude entender como un escritor con su inteligencia y su solidez jamás fuera publicado. En 2003 tuve mi primera comunicación con él, quien se había instalado en la capital mexicana. Mi intención era hacerle saber que tenía sus textos y quería traducirlos al inglés y montarlos. Comenzó a revisar sus escritos y vino a hablar conmigo. Yo estaba trabajando en un montaje de dos comedias de John Guare en el Gene Frankel Theater aquí en Manhattan. Nos vimos en la Pequeña Italia y allí le mostré lo que teníamos. Se contentó muchísimo y estaba, muy entusiasmado. De aquí viajó a Caracas donde fue, dos días después, asesinado cobardemente. Mi interés por su dramaturgia trasciende al mensaje, al argumento. Mi interés por Manhattan Project es estético. Él podría ser leído en cualquier idioma y la estructura estética quedaría intacta. Por mi parte, ésta es mi segunda invitación a este evento que se desarrolla en tres salas con más de 50 producciones independientes”.
Sobre Manhattan Project comenta que el autor la tuvo guardada durante diez años, porque creía que era confusa, pero finalmente la dejó conocer. Tomó el titulo y elementos para su creación literaria a partir del nombre de un plan científico-militar, desarrollado, especialmente durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), para obtener las primeras bombas atómicas antes que Adolfo Hitler y sus secuaces lo lograran. Estados Unidos, el Reino Unido y Canada lo liderizaron y lo ejecutaron. El general Leslie R. Groves y el físico J. Robert Oppenheimer fueron sus líderes. Empleó a más de 130 mil personas y costó cerca de 22 mil millones de dólares del valor actual.
La pieza teatral se centra en una entrevista por televisión a la científica Margaret que ha participado en un proyecto destinado a la fabricación de los artefactos que después explotarían sobre Hiroshima y Nagasaki, para imponer la capitulación a Japón e iniciar así una espeluznante carrera nuclear que puede destruir al planeta Tierra en cualquier momento.
Ricardo García -estudió en la Escuela de Artes de la UCV, pero nunca presentó la tesis, contó Xiomara Moreno- escribió que su pieza es un declarado ejercicio de literatura, donde el entrevistador Charles al insistir en mostrar el lado humano de la madura mujer, termina tejiendo una historia de amor y de traición tan explosiva como ese preámbulo que inauguró la amenaza del holocausto atómico para la humanidad. “Quizás no sea más que un melodrama que el autor y el entrevistador disfrazan de disertación científica por cuestiones de pudor”.
¿Y se podrá ver alguna vez esa pieza aquí en Caracas? Ojalá que Oscar Mendoza y su gente lo consigan, para así exaltar la memoria de un artista criollo malogrado en la mejor etapa de su carrera profesional.
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