sábado, diciembre 03, 2011

Caracas con Novia en Rojo

En medio del escándalo mediático suscitado por el atentado terrorista que eliminó al fiscal Danilo Anderson, la defunción de Esdras Parra fue privada y al funeral solo acudieron sus escasos familiares. Se marchó en silencio y entre sombras como había sido su vida durante los últimos 26 años de los 74 que vivió.
El pasado 18 de noviembre se cumplieron, pues, siete años del mutis de Esdras Parra y nadie se acordó de su obra literaria ni de su rocambolesca vida, salvo un grupo de teatreros que montaron, dentro de la programación del Festival Nacional de Teatro de Caracas 2011, el espectáculo Novia en rojo, para rendirle un homenaje, ya que él fue quien inspiro a este periodista para escribir el susodicho monólogo, el cual ahora ha sido dirigido y actuado por José Gregorio Cabello y José Gregorio Becerra, respectivamente, y exhibido en la sala Doris Wells de la Casa del Artista, durante los días 23 y 24 de noviembre.
Orígenes
Novia en rojo es la primera pieza de una trilogía que hemos pergeñado sobre la temática de la homofobia que persigue la identidad humana y las diversas luchas reivindicativas que se suscitan por la consecución de la misma. La escribimos entre abril y octubre de 2008, tras haber ahondado en la saga del intelectual y poeta Esdras Parra quien se sometió a una RGS a los 48 años, en Londres, para vivir como “señora” hasta su muerte, tras sortear trampas y burlas de una sociedad que rechaza conductas como las que ella, o él, asumió públicamente.
De esa investigación periodística, en la cual nos sumergimos impulsados por la anécdota que Mario Vargas Llosa cuenta sobre una visita inesperada de Esdras Parra a Guillermo Cabrera Infante en su residencia londinense, emergieron varios elementos fundamentales para la creación de nuestro personaje Esdras Quinto, transexual que, cual Pigmalión venezolano descubre su Galatea, peluquera de origen peruano, pero de padres chinos, y vive con ella un tórrido romance “lésbico…” hasta que la muchacha se marcha a la lejana Australia para casarse con su otro amor, el transexual Valeria que no piensa operarse, y hasta procrear una familia por los métodos tradicionales.
La soledad y los recuerdos provocan el final de Esdras, quien en el espectáculo viene desde su tumba para revelar todo lo vivido.
Montaje caraqueño
José Gregorio Cabello, curtido director teatral, y José Gregorio Becerra, meritorio comediante de la agrupación Teatro del Baco, asumieron la creación del primer espectáculo a la venezolana de Novia en rojo, respetando en gran parte nuestra propuesta de autor.
Lo mostrado, utilizando un video y una grabación radial, para subrayar la vida del transexual, la cual es plenamente recreada, permite ponderar las amplias condiciones actorales de Becerra, quien además corporiza al intelectual que asumió su destino de transexual. Impacta el duelo visual del personaje fílmico y el de carne y hueso, no solo por las diferentes caracterizaciones sino por intensidad en cada uno de esos roles.
Se trata, pues, de una bien lograda y audaz propuesta del director, y además poco frecuente en esta Caracas donde los monólogos tienen su pétreo reinado, no solo desde 1996, cuando Mimi Lazo estrenó El aplauso va por dentro de Mónica Montañés.
La caraqueña Novia en rojo hará una temporada en febrero del 2012, en una de las salas del Celarg, para quienes no se asusten de esas realidades que planteamos.
Homofobia
Dentro de la temática teatral de la homofobia, contamos con Novia en rojo y este año se estrenó El fantasma de Bonnie, dirigida por Dante Gil y con la producción de Veneteatro de Los Teques , y ya alistamos, para el 2012, El carnaval de Marilyn.
Quinto es Parra
El 11 de septiembre de 2009, en el Teatro Diagonal de la argentina urbe veraniega Mar del Plata, fue el estreno mundial de Novia en rojo, irrepetible experiencia existencial que nos permitió ver por primera vez en escena al protagonista Esdras Quinto, enamorado y sufrido personaje transexual. Habíamos viajado 14 horas en avión y autobús para conocerlo, en carne y hueso, gracias al trabajo del equipo de teatreros que liderizó Mónica Marchini y actuó Mario González, con el soporte de María Schulze y Claudia Mauriz.
Culminada en octubre de 2008, Novia en rojo es la saga de Esdras Quinto, quien, como su sosías Esdras Parra, nació en Santa Cruz de Mora (1 de enero de 1930) y murió en Caracas (18 de noviembre de 2004). Así puede simplificarse la vida de ese escritor, poeta y promotor cultural, quien tras “un cambio de sexo”, en Londres (1978), alteró su periplo y se reinstaló en Caracas (1982) pero no lo dejaron ser plenamente feliz. Su transexualidad y su lesbianismo le generaron múltiples problemas que afectaron su capacidad de creación para la narrativa y hasta sus enemigos hicieron chistes eróticos con todo eso. Fue una víctima más de la homofobia, lacra cultural que mata o execra a quienes se atreven a ir contra los caducos cánones sociales.
En Novia en rojo se ficcionan los últimos cuatro años de su vida, salpicada de amores que van y vienen con pesada brevedad, hasta que una muchacha lo precipita en un abismo de paranoias. Aunque siempre la realidad es superior a la recreación artística, ésta es una metáfora más sobre la vejez que, acompañada de desamor, soledad y pobreza, asecha a la mayoría de los seres humanos, sin importar su conducta sexual o su género. Gracias, pues, al inteligente y macerado trabajo, lograron impactante performance que transmitió limpiamente, la trágica vida del transexual devorado por una sociedad retrógrada, tal cual como la habíamos escrito.
Exaltamos el importante aporte de la directora Marchini al alterar las didascalias originales y transformar a dos muñecas, que eran apoyos para el monologante, en actrices – muy diestras en el arte de deslizarse con telas circenses- para encarnar a Galatea y Valeria, personajes que precipitan el conflicto final de esa especie de Pigmalión del siglo XXI.
Y todo quedó redondeado con la patética caracterización que alcanzó González y las asombrosas caracterizaciones, cual hadas del averno, de esas siniestras muñecas-mujeres que lo acompañaron en escena.
Ese montaje argentino vino Venezuela y se presentó en los Festivales de Oriente y Occidente, además de la sala de conciertos del Unearte, durante el último trimestre de 2009.
Para nosotros fue un debut excepcional en la escritura teatral, dado que, como lo dijese el dramaturgo Darío Fo (Premio Nobel 1997) en visita a Buenos Aires en 1984, “en ningún país del mundo el teatro tiene la importancia que tiene en la Argentina”.







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