sábado, diciembre 17, 2011

Desnudan a Romeo y Julieta

El unigénito del cubano Álvaro y la colombiana Teresita de Jesús es Dairo Luis Piñeres Chamorro (Caracas, 20 de febrero de 1975), el director que más ha creado y exhibido espectáculos teatrales entre 1996 y este 2011. Y eso lo demuestra con el récord de sus 100 montajes, producidos con su agrupación Séptimo Piso y otras compañías e incipientes empresas culturales.
En estos momentos no es, por supuesto, el más consagrado, pero gracias a su demostrada capacidad de trabajo artístico y con unos indispensables refuerzos actorales-especialmente si tienen la aureola del rating- Dairo Piñeres se convertirá en una especie de rey Midas del teatro vernáculo, antes de cumplir los 40. ¡Esperamos estar ahí para atestiguarlo!
Y para festejar sus 15 años de labores profesionales nada mejor que hacer un atrevido montaje de Romeo y Julieta de William Shakespeare, en la sala 2 del Celarg, aunque resultó ser una maltrecha producción de Séptimo Piso, la cual exhibieron del 11 de noviembre hasta este 18 de diciembre, de jueves a domingo.
OBRA Y ESPECTÁCULO
Romeo y Julieta
, trágica historia de dos amantes que se quitan la vida porque los van a separar y nunca jamás podrán consumar o repetir sus ansiados besos y acoples sexuales, es quizás la más popular tragedia romántica de Shakespeare y la que más interpretaciones le han dado los puestistas.
Traemos, precisamente, a colación una información sobre el impactante espectáculo El caso de Romeo y Julieta, presentado en México por la Compañía Nacional de Teatro, para el cual, de manera “detectivesca”, crearon una contemporánea paráfrasis policiaca de la tragedia shakesperiana. Ahí muestran como los jóvenes enamorados perecen a consecuencia de un crimen causado por el odio, el cual los lleva hacia el fatídico final, porque fracasan en su lucha contra la arrogancia, el odio, la venganza y la misma sangre, no pueden escapar de su entorno y, en un mundo enloquecido, hablan de un amor que lentamente se fusiona con la desgracia.
Mientras tanto, aquí en Caracas, el director Piñeres se ciñe estrechamente al texto tradicional y ubica la saga en un tiempo contemporáneo, pero sometido a las viejas normas, y lo logrado es una fantástica fiesta de disfraces con reguetoneros armados con pistolas que sustituyen las tradicionales espadas y las cuales usan a discreción, mientras los amantes se entregan y deben perecer después como el autor lo escribió entre 1595 y 1596. Los jefes de las familias enemigas, Capuletos y Montescos, conmovidos por la catástrofe provocada por su enemistad, se reconcilian, pero ya los amantes no gozarán de esa paz lograda con su sacrificio. Una versión conservadora en su esencia, aunque vestida con mucho barroquismo y el inevitable reciclaje de ropajes de otras producciones.
El vestuario y las mascaras utilizadas ayudan a la ambientación carnavalesca del espectáculo, pero a nivel escenográfico el espectáculo luce desbalanceado por una tarima adosada contra una pared del poligonal escenario y además es torturante el uso de una pesada mesa de madera que usan como palanquín o como altar. Inexplicable que aquello suceda en un montaje de un casi veterano director.
Las actuaciones no son parejas, salvo los protagonistas Moisés Berr y Patricia Romero, y los soportes que prestan Carlos Díaz, Juan Pablo García, Jesús Miguel Das Merces y Alexander Rivera.
Como detalle hay que reconocer la audacia tenida para desnudar y mostrar a los amantes y los otros dos muertos que apuntalan la tragedia: Mercucio y Teobaldo.
En síntesis, el director Piñeres debió cuidar más las actuaciones del resto del elenco y resolver los problemas con los elementos escenográficos y el inconveniente espacio escénico utilizado. Para una posterior temporada, durante el año venidero, tendrá que buscarse un escenario más cónsono con su propuesta estética, la cual no solo es valida sino atrevida, pero que desluce por las fallas elementales detectadas.
ELENCO

Moisés Berr y Patricia Romero, como Romeo y Julieta, son histriones que asumen el reto de interpretar a los amantes más populares de la historia universal. Luego en los roles de carácter nos encontramos con las satisfactorias actuaciones de Carlos Díaz, Jesús Miguel Das Merces, José Manuel Peña, Alexander Rivera, Daniel Torres, Royer García, Yovanny Durán, Juan Pablo García, Cherly Peña y María Alejandra Tellis. Además participan: Reinaldo Navas, Agustín De Freitas, Michael Vegas, Gleinson Medina, Melissa Inojosa, Luis Fernando Acosta, Hiram Aguilera, Christian Saavedra, Omar Alexis Salas, Stella Vargas, Angélica Arranz, Ysabel Nieto, Amneris Ramírez, Moisés González, Ricardo Barreto y Karla Mishell.
VERDADEROS ARTISTAS

Dairo Piñeres escogió las artes escénicas para su desarrollo personal y cultural y ya está entre los mejores directores venezolanos. Él cree que el Estado tiene que tomar más acciones importantes para el desarrollo del teatro, tal como ya como lo hizo con la música, la danza y el circo. Piensa que la relación entre el Estado y los teatreros esta fracturada, pero se puede arreglar. “Tenemos que ser tratados como artistas, porque el teatro también representa a la sociedad y es importante como cualquier otra actividad, porque la palabra en escena es trascendental”. Precisa que el dialogo entre los hacedores del teatro y el Estado “es pieza fundamental en la construcción de un teatro nuevo y moderno que vaya acorde con las exigencias del siglo XXI”.
SÉPTIMO PISO

Estábamos locos por hacer teatro y no sabíamos lo que era. Poseídos por esas ganas juveniles de estar en un escenario, de esparcir el ego y nuestra diminuta fama. Decidimos hacerlo y así nació Séptimo Piso y debutamos hacia 1996 con Credit Bill, versión de Los intereses creados de Jacinto de Benavente. Fundarte nos dio 50 mil bolívares para producción y la mostramos en la Sala Carlos Giménez, en el sótano de la Torre Este de Parque Central, recuerda Dairo Piñeres.





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