A pesar del extraño disgusto de algunos teatreros, la mujer sí fue la gran protagonista de la escena venezolana a lo largo de la temporada 2005. Los personajes femeninos se apoderaron de los escenarios y propalaron sus prédicas sobre el malestar en que viven por la discriminación y la poco discreta misoginia existente, la cual proviene desde muchos machos y unas cuantas hembras. Sin embargo, el público, ese temible crítico de las mil cabezas que decide el éxito o el fracaso de los productos culturales, el que dice quiénes son verdaderamente los triunfadores, prefirió a tales piezas donde la feminidad y sus circunstancias eran la temática y la argumentación.
No hay que dejar de tomar en cuenta que los promedios de audiencia a las salas arrojan que de cada diez espectadores, siete son mujeres. Un detalle que ningún productor ambicioso o empresario sensato deja de lado o ignora. Los lerdos dirán todo lo contrario y es por eso que a sus espectáculos no acuden ni las sombras,mientras ellos insisten en hacer “arte” para ellos mismos, desechando a la audiencia o creyendo que pueden pensar por el que paga la taquilla.
Por supuesto que los teatreros deben educar al público, pero esa formación o deformación del gusto no se logra con exclusiones e imposiciones a la fuerza de ese fatídico “déjeme pensar por usted”. Nadie puede olvidar que el teatro está vivo y mantiene una perenne relación con la sociedad donde se le produce.
El aplauso va por dentro, No seré feliz pero tengo marido, Confesiones de mujeres de 30, Angela en la alacena, Lo que dejó la tempestad,Tres reinas, Con A de ilusión, Monólogos de la vagina y Medea, además de El día que me quieras, Yo,tu,ella y Las tiendas de Sheik son algunas de las piezas femeniles exhibidas a lo largo del 2005. Y a esa lista, que no está completa, tenemos que añadir la recién estrenada Rosa de dos aromas, del célebre mexicano Emilio Carballido, en el Teatro Trasnocho, interpretada por Nelly Garzón y Nattalie Cortés, bajo la dirección de Iraida Tapias.
Obra de éxito
Sobre Emilio Carballido (Córdoba, Veracruz, México, 22 de mayo de 1925) hay que recordar que es un patriarca de la escena mexicana, sólo comparable con César Rengifo e Isaac Chocrón en Venezuela; es autor de no menos de 200 obras teatrales, editadas y representadas, además de dos tomos de cuentos y nueve novelas. Su comedia Rosa de dos aromas , estrenada hacia 1985 en México, es una de las más internacionales y fue llevada al cine por Gilberto Gazcón. Aquí en Caracas, se le mostró en la temporada de 1997, con la puesta en escena que asumió el grupo Orinoco Teatro y como parte del Proyecto Emilio Carballido del Centro Venezolano del ITI-Unesco, programado conjuntamente con la embajada de México y la Universidad Veracruzana. El espectáculo tuvo tres largas temporadas y varias presentaciones en el interior del país, y fue llevada a México en el 2000.[
Rosa de dos aromas es la historia de dos mujeres enamoradas o estrechamente vinculadas a un mismo hombre, a quien ambas le han dado hijos y conviven formalmente con él. Lo novedoso de la obra es que las damas, “Marlene” (Nattalie Cortés) y “Gabriela” (Nelly Garzón), de estratos sociales diferentes, una peluquera y la otra intelectual, se conocen cuando van a una cárcel a preguntar por el destino de sus “maridos”, que no es otro que el mismo hombre, detenido por haber atropellado o cometido actos lascivos con una menor de edad. La fraternidad o solidaridad entre las féminas surge porque quieren salvar al progenitor de sus hijos, pero al final se desengañan y lo dejan condenado a su suerte. O sea que la pieza tiene hasta moraleja.
Rosa de dos aromas es un delicioso juguete escénico por la situación de sus personajes y por el humor en que se desenvuelven,quienes demuestran el afecto de las hembras por su macho, pero como tienen dignidad y no son sólo vaginas ansiosas, razonan y toman decisiones trascendentales para ellas y sus hijos.
La puesta en escena satisface las exigencias del texto y ha logrado crear una atmósfera que tiene humedades de mujeres, son dos seres que asumen su problema común y optan por cambiar y seguir luchando. La dirección hizo énfasis en la utilización de la música mexicana de despecho, especialmente los temas de Juan Gabriel que servían de glosas a los dramas de las protagonistas. Los roles están bien resueltos,cada una en su tipología.
Es, pues, una obra de mujeres que debe tener éxito de audiencia en estos tiempos caraqueños.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario