Vicente Lira es un escritor caraqueño con suerte. Se ha ganado, casi seguidos, sendos concursos de dramaturgia y ya está terminando tres obras más, las cuales enviará a otras competencias de calidad, donde seguramente obtendrá más galardones. Cuenta este teatrero (no ha cumplido los 47 años) -es licenciado en Letras, de la UCV, pero se gana la vida con la computación- que su afición a escribir piezas teatrales le viene porque conoció a Mónica Montañés, Rodolfo Santana, Gerardo Blanco y Toti Vollmer y éstos le dieron talleres o cursos, le premiaron su ópera prima, Las tumbas son pa´ los muertos, se la produjeron y además le hicieron una temporada exitosa, durante el primer semestre de este incierto 2006.
-¿Cómo fue eso?
-Estaba escribiendo una novela histórica, y jugaba en los textos con la narración, la descripción, y la poesía. En un momento quise enfrentar a mis personajes y sentí que me faltaba algo en ellos que los hiciera reales, entonces decidí suspender la novela para encontrar estos personajes y sus voces. Ellos han logrado que ahora me rodeen una cantidad de personajes que quieren hablar, y sus voces y las mías se unen en el teclado y se plasman en el guión teatral. Allí nos encontramos y mientras estén, tengo que dejarlos expresarse.
Cuenta que con Mónica Montañés hizo el taller sobre “Como contar un cuento que va a ser mostrado” y después dos talleres con Rodolfo Santana. “Lo que pasó me tiene todavía sorprendido, porque esa primera pieza gustó a la gente del grupo Bagazos, me la premiaron y la llevaron a escena. Ahora, Monte Ávila Editores acaba de premiar, en su concurso de autores inéditos, mi texto Los dioses del sur, según el criterio del jurado que le juzgó, integrado por José Gabriel Núñez, Rodolfo Santana y Orlando Rodríguez, quienes destacaron ‘el excelente manejo del lenguaje teatral, la acertada visión de las estructuras dramáticas y la pertinencia de las temáticas enfocadas’. Ahora viene una lucha para que sea exhibida, lo cual es vital para un autor, y mucho más en mi caso, porque estoy comenzando, aunque debo agradecer el premio que permite al menos su publicación”.
-¿Cuál es el argumento de Los dioses del sur?
-La famosa actriz Valeria Cienfuegos muere y no puede ser enterrada en el Cementerio del Este porque los papeles de la parcela que compró se perdieron. Su sobrino Rodolfo, que ha estado enamorado toda la vida de ella, tiene que sepultarla en el Cementerio General del Sur, pero se encuentra con que allí, en el Sur, lo más importante es la burocracia, el robo, y la venta de cuerpos, de ropa, y de joyas obtenidas en todos los sepelios anteriores. Todos son dioses en su mundo y como tales tienen poderes casi infinitos sobre la vida y la muerte o por lo menos sobre el tránsito de los cuerpos. Rodolfo intenta aprender cómo moverse en este mundo para llevar a Valeria a su lecho final, pero de una u otra forma es absorbido por esa burocracia y ese protocolo que define los límites entre la vida y la muerte. La historia es contada por Jacqueline y Josefina, una pareja de viejas fanáticas de las telenovelas y las canciones de La Lupe, quienes no pueden, o no quieren, intervenir en el futuro de la dichosa muerta y su pariente, pero que harán todo lo posible para que las cosas ocurran como lo manda el destino.
-¿Cómo está estructurada y cuántos intérpretes exige?
-Esta propuesta en 16 escenas, las cuales definen el vía crucis de Rodolfo hasta lograr el entierro de su tía. En las escenas iniciales se presenta a los personajes y su relación simbólica con los dioses griegos. Existen escenas en las cuales se pretende jugar un poco con el teatro del absurdo, para demostrar que la burocracia, el robo y la burla a veces son movidos por los mismos factores y actores. Pido siete actores, aunque tres de estos actores representarán a tres personajes cada uno, con lo cual deberían moverse 13 personajes en escena, para mostrar cómo el personaje principal es llevado hasta los extremos de su ética, para lograr su propósito.
-¿Qué busca con esta obra?
-Mostrar, mediante una tragicomedia, cómo por encima de la vida y la muerte existen parámetros que pueden definir nuestro comportamiento, a pesar de lo que queramos. Cómo el dolor es algo que vale tanto como una medallita de la virgen, o una vela, y por lo tanto puede ser solucionado con su equivalente en moneda nacional, y que existen personas o instituciones que son capaces de valerse de esto para llevarnos hacia donde quieren, a fin de obtener este equivalente en moneda nacional.
“Alguien decía que con ‘mi dolor y siete mil bolívares’ iba al cine (realmente en la primera parte de la expresión puede ser sustituida por cualquier cosa que no tenga valor alguno). Esto podría ser el lema de alguno de los personajes de esta historia”.
-¿Por qué este argumento, nuevamente con muertos,como en su primera obra?
-No hay otra realidad más contundente que la muerte, pero la verdad es que mi madre está sepultada en el Cementerio General del Sur. No había dinero para llevarla a otro lugar y todo ocurrió demasiado rápido como para intentar encontrar un espacio diferente y ahí se quedó, junto a mi abuela, su cuñada y la bisabuela. Conociendo el movimiento del Cementerio decidí investigar acerca de algunos hechos que me parecieron curiosos, como la venta de parcelas en la entrada del Cementerio, o el traslado de cuerpos por “los caminos verdes” y mezclando esto con uno que otro mito urbano, estructuré el guión. Esta fue la base de la historia como historia. Por otra parte, para la construcción de los personajes, en una reunión con unos amigos nos preguntábamos cómo debería ser mostrada la mitología griega actualmente, y decidí mezclar mi historia personal con mi versión de los griegos, en la cual las “moiras” son dos viejas cuyo placer principal son los chismes, las telenovelas y las canciones de La Lupe, y en donde un cargador de cemento se convierte en Sísifo por el simple hecho de que ese trabajo es su rutina diaria, de la cual no podrá escaparse, porque forma parte de su destino, para citar dos ejemplos.
-¿Qué otras obras escribe?
-Estoy elaborando tres obras actualmente: una historia sobre un niño, una sobre un policía violado en la infancia y otra sobre un burdel que será cerrado porque el Metro de Caracas le pasará por encima.
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