Nicolás Curiel es un curtido guerrero del teatro venezolano. Tiene 79 años y no se enchinchorra ni sé empantufla ni tampoco pide la jubilación a la cual aún no sabe si tiene derecho. Es por eso que sigue trabajando en la Escuela de Artes de la Universidad Central de Venezuela (UCV) como catedrático de Artes Escénicas. Y ahora ha regresado al Teatro Universitario (TU), una de las más antiguas instituciones culturales del país, para conjugar una crisis interna y poner en la mejor orbita estética a los estudiantes interesados en el viejo arte de Tespis.
-¿Esta usted otra vez al frente del Teatro Universitario de la UCV?
-No exactamente. Salí de ahí en 1968, a consecuencia del Mayo francés y sus efectos en la Venezuela de entonces. Ingresé al TU en 1957, hace, pues, medio siglo, hice unos 40 montajes y además lleve a la agrupación allende las fronteras. Ahí se formaron actores y actrices, además de directores, quienes impulsaron el desarrollo de todo el teatro venezolano. Además capacitamos a los espectadores, porque sin ellos no existe el teatro como tal.
-¿A casi 40 años de su salida, reaparece entre bambalinas y con mucho poder en el TU?
-No comparto sus apreciaciones. Sólo soy un modesto asesor del TU y eso no es de ahora, pues durante la pasada administración de la Dirección de Cultura de la UCV, organismo del cual depende el TU, me llamaron a mí y a los directores Eduardo Gil y Santiago Sánchez para que los ayudáramos a reestructurar al TU. Fue entonces cuando propusimos a Luigi Sciamanna y en efecto él hizo una serie de cambios y adelantó una gestión tan exitosa que despertó “verdes envidias” y al final se hartó de las intrigas y renunció, dejando atrás la historia de montajes memorables con obras de Schiller, Kafka, Shakespeare y Collodi. Precisamente su audaz Pinocho ganó dos Premios Municipales de Teatro.
-¿Esos funcionarios que acosaron a Sciamanna siguen ahí en la UCV?
-Creo que los van a sacar o ya no tienen ni voz ni voto.
-¿Qué hará usted por el TU en este año 2007?
-Me he quedado solitario en la asesoría del TU, pero como tengo tanto amor por la institución me ofrecí relanzarlo o rescatarlo. Me llamó Domingo García, director de Cultura de la UCV, y le propuse una gran salida: tomar a tres directores, ni tan jóvenes ni de los que están en proceso de capacitación. Ellos han propuesto unos proyectos extraordinarios: Costa Palamides, quien nos ha traído el mejor teatro latinoamericano contemporáneo, quiere montar La señora de los abogados del brasileño de Nelson Rodrigues, que no es otra cosa que La Orestiada de Esquilo pero adaptada al mundo carioca; Diana Peñalver, formada en las teorías de Eugenio Barba, propone Las suplicantes de Eurípides, pero con los criterios que ella maneja, como es agarrar el mito venezolano y juntarlo al mito griego; y Francisco Salazar, vinculado al Taller Experimental de Teatro, propone trabajar con el mito de Don Juan, pero a partir de las propuestas de Mozart, Moliere y Tirso de Molina, y como se vincula con la cultura de los venezolanos. Tres puestistas sobre un solo proyecto: volver a los clásicos, a lo arcaico,
-¿Y esos tres proyectos cuando se verán en escena?
-Ya está trabajando Palamides. Creo que cada uno de esos espectáculos se llevará cuatro o seis meses de ensayos, teniendo en cuenta que los actores son estudiantes de la UCV.De eso se deduce que habrá teatro para este año y el próximo. También el TU quiere poner en marcha un programa especial de la embajada de Francia destinado a compartir unas ideas teatrales que ellos tienen sobre un espectáculo entorno a los derechos humanos. Este proyecto, donde además está presente la Unesco, lo maneja uno de mis grandes alumnos, Juan Cordido, actual profesor de la Escuela de Arte.
- En síntesis: próximo a cumplir 80 años, ha reaparecido como el salvador o el Moisés del TU. No lo puede negar. ¿Verdad?
- Pero yo no soy el único, también la Dirección de Cultura esta dispuesta recibir a Luigi Sciamanna de nuevo, con algún proyecto que se le ocurra.
-¿No tiene la tentación de dirigir un espectáculo con el TU?
- Tentaciones siempre hay y también hay invitaciones para esas tentaciones. A lo mejor materializo algo, pero por ahora lo mejor es que el TU vuelva a convertirse en una referencia obligada, especialmente en lo teórico, como ocurrió en los años 50 y 60.
-¿Usted no está jubilado?
-La gente del teatro, o los teatreros, nunca nos jubilamos. Cuando nos retiramos es por algo definitivo. Sigo trabajando en la UCV y para no perder el contacto con mis alumnos doy clases, los martes y los viernes de 9:30 am a 12 m. No sé si tengo derecho a una jubilación, pero tampoco me interesa, quiero seguir enseñando.
-¿Oficialmente, quien es el director del TU?
-Yo no soy el director, insisto. El TU no tiene un director oficial sino cuatro directores invitados a coordinar sendos espectáculos. La dirección de Cultura es la que dirige al TU. Yo soy un simple asesor que además no recibe sueldo, porque cobro como profesor. de la UCV.
-¿Esta usted otra vez al frente del Teatro Universitario de la UCV?
-No exactamente. Salí de ahí en 1968, a consecuencia del Mayo francés y sus efectos en la Venezuela de entonces. Ingresé al TU en 1957, hace, pues, medio siglo, hice unos 40 montajes y además lleve a la agrupación allende las fronteras. Ahí se formaron actores y actrices, además de directores, quienes impulsaron el desarrollo de todo el teatro venezolano. Además capacitamos a los espectadores, porque sin ellos no existe el teatro como tal.
-¿A casi 40 años de su salida, reaparece entre bambalinas y con mucho poder en el TU?
-No comparto sus apreciaciones. Sólo soy un modesto asesor del TU y eso no es de ahora, pues durante la pasada administración de la Dirección de Cultura de la UCV, organismo del cual depende el TU, me llamaron a mí y a los directores Eduardo Gil y Santiago Sánchez para que los ayudáramos a reestructurar al TU. Fue entonces cuando propusimos a Luigi Sciamanna y en efecto él hizo una serie de cambios y adelantó una gestión tan exitosa que despertó “verdes envidias” y al final se hartó de las intrigas y renunció, dejando atrás la historia de montajes memorables con obras de Schiller, Kafka, Shakespeare y Collodi. Precisamente su audaz Pinocho ganó dos Premios Municipales de Teatro.
-¿Esos funcionarios que acosaron a Sciamanna siguen ahí en la UCV?
-Creo que los van a sacar o ya no tienen ni voz ni voto.
-¿Qué hará usted por el TU en este año 2007?
-Me he quedado solitario en la asesoría del TU, pero como tengo tanto amor por la institución me ofrecí relanzarlo o rescatarlo. Me llamó Domingo García, director de Cultura de la UCV, y le propuse una gran salida: tomar a tres directores, ni tan jóvenes ni de los que están en proceso de capacitación. Ellos han propuesto unos proyectos extraordinarios: Costa Palamides, quien nos ha traído el mejor teatro latinoamericano contemporáneo, quiere montar La señora de los abogados del brasileño de Nelson Rodrigues, que no es otra cosa que La Orestiada de Esquilo pero adaptada al mundo carioca; Diana Peñalver, formada en las teorías de Eugenio Barba, propone Las suplicantes de Eurípides, pero con los criterios que ella maneja, como es agarrar el mito venezolano y juntarlo al mito griego; y Francisco Salazar, vinculado al Taller Experimental de Teatro, propone trabajar con el mito de Don Juan, pero a partir de las propuestas de Mozart, Moliere y Tirso de Molina, y como se vincula con la cultura de los venezolanos. Tres puestistas sobre un solo proyecto: volver a los clásicos, a lo arcaico,
-¿Y esos tres proyectos cuando se verán en escena?
-Ya está trabajando Palamides. Creo que cada uno de esos espectáculos se llevará cuatro o seis meses de ensayos, teniendo en cuenta que los actores son estudiantes de la UCV.De eso se deduce que habrá teatro para este año y el próximo. También el TU quiere poner en marcha un programa especial de la embajada de Francia destinado a compartir unas ideas teatrales que ellos tienen sobre un espectáculo entorno a los derechos humanos. Este proyecto, donde además está presente la Unesco, lo maneja uno de mis grandes alumnos, Juan Cordido, actual profesor de la Escuela de Arte.
- En síntesis: próximo a cumplir 80 años, ha reaparecido como el salvador o el Moisés del TU. No lo puede negar. ¿Verdad?
- Pero yo no soy el único, también la Dirección de Cultura esta dispuesta recibir a Luigi Sciamanna de nuevo, con algún proyecto que se le ocurra.
-¿No tiene la tentación de dirigir un espectáculo con el TU?
- Tentaciones siempre hay y también hay invitaciones para esas tentaciones. A lo mejor materializo algo, pero por ahora lo mejor es que el TU vuelva a convertirse en una referencia obligada, especialmente en lo teórico, como ocurrió en los años 50 y 60.
-¿Usted no está jubilado?
-La gente del teatro, o los teatreros, nunca nos jubilamos. Cuando nos retiramos es por algo definitivo. Sigo trabajando en la UCV y para no perder el contacto con mis alumnos doy clases, los martes y los viernes de 9:30 am a 12 m. No sé si tengo derecho a una jubilación, pero tampoco me interesa, quiero seguir enseñando.
-¿Oficialmente, quien es el director del TU?
-Yo no soy el director, insisto. El TU no tiene un director oficial sino cuatro directores invitados a coordinar sendos espectáculos. La dirección de Cultura es la que dirige al TU. Yo soy un simple asesor que además no recibe sueldo, porque cobro como profesor. de la UCV.
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