Lo conocí en los antros de la mágica y sórdida Sabana Grande de los años noventa, junto al periodista Carlos Delgado Flores y los teatreros Jossué Gil y Rubén Darío Gil. Nuestro amistoso y bohemio colectivo lloró durante toda una noche, sin sospechar lo que vendría después, cuando Lord Bag informó que José Ignacio Cabrujas había muerto, trágica y misteriosamente, en Porlamar, aquel 21 de octubre de 1995.
Desde entonces es otra Venezuela la que lucha para que la historia la prosigan escribiendo sus laboriosos artistas, como lo ha demostrado aquel romántico Lord Bag o Kelvis Martínez, personaje digno de admiración y respeto por su tesón para avanzar, romper obstáculos, crecer y demostrar que sí puede ser importante, como ya lo es, para el mundo del espectáculo criollo.
Kelvis –a quien en joda yo rebauticé como Lord Bag, porque arrastraba constantemente, para arriba y para abajo, unas enormes bolsas de plástico con vestuarios y elementos de escenografía o de utilería—ahora con 34 años se dispone a regresar al teatro como actor y coproductor del espectáculo, supuestamente para niños y niñas, La lección de Pirita, escrito por Roblan Piñero, el cual bajo la dirección de Rafael Monsalve (Juan Corazón), hará temporada desde el 16 de enero en el Teatro Trasnocho, teniendo en su elenco además a otros profesionales como Estefanía López, Verónica Arellano, Juan Carlos y Juan Ernesto Pabón, Kellyns Herrera, Sergio Pinto, Erick Soto, Erickson Soto y Julián Mujica.
Este Kelvis del año 2010 –fue formado, hace más de 20 años, como bailarín por Rafael e Irina Ivanova Portillo- contó que “La lección de Pirita, estrenada y premiada aquí en hacia 1993, era un espectáculo posmoderno, nacido en el escenario del Teatro Tilingo (ahora cerrado) donde se denunciaba el peligro que emana de la basura o los desperdicios que generamos los seres humanos. Ahora está más vigente que nunca y por eso lo mostramos para este sociedad caraqueña”.
Resumió que La lección de Pirita cuenta la historia de una niña muy particular que le encanta tener su cuarto desordenado y sucio, y quien tiene como amigos al cómico ratón Rocco y la dulce y divertida cucaracha Cuqui. Estos personajes la invitan para viajar al Mundo de la Basura, gobernado por la temible y glamorosa reina Desperdicio. En el recorrido, Pirita se encuentra con diferentes personajes característicos que trabajan incansablemente para mantener el caos ese asombroso reino. En esa marcha, todos los personajes interpretan diferentes momentos musicales para acompañar así los encuentros de Pirita con el fantástico Chatarra, quien alimenta a las plantas carnívoras y cuida del jardín de la reina; éste le hace comprender a Pirita que ella llegó a esa comarca con una misión: eliminar a la temible Desperdicio. La profecía no tarda en cumplirse y Pirita con la ayuda de los demás habitantes de tan extraño mundo se enfrentan a la poderosa soberana, dándole así un cambio favorable a su ambiente, transformándolo en un lugar más bello y reforzando la experiencia con una gran enseñanza: la importancia de mantener el cuidado de nuestro planeta y prevenir la contaminación ambiental, reforzar el aseo personal y establecer en cada uno la idea de vivir en un mundo mejor, lleno de armonía y paz. “Yo, que además de actor he sido bailarín, mimo y ahora entregado de lleno a estos avatares de la producción de espectáculos teatrales, con el valioso apoyo y respaldo, además del trabajo de mi socio Juan Carlos Pabón, dedico este montaje a la niñez venezolana, precisamente en estos tiempos tan difíciles, cuando el planeta Tierra nos quiere cobrar el descuido a que lo hemos sometido”, dice ufano ahora el otrora Lord Bag.
El autor de Pirita
Pirita, rememora el autor Roblan, era el nombre de una jovencita que participó en un taller de teatro del Ateneo de Anaco, que él dictó hacia 1987. “De una u otra forma la niña sobresalía a nivel actoral por su calidad y cualidades artísticas, pero a su vez era la más tremenda de todas. De alguna manera me sirvió de inspiración y escribí esta historia teatral llena de aventuras y peripecias con la intención de hacerle llegar a los niños a través de ella, lo importante que es, mantenerse aseado, conservar los árboles como pulmón del planeta, y lo más importante el valor de la amistad, valor que en aquel grupo del plan vacacional sobresalía. Con este espectáculo podemos crear una gran conciencia colectiva, para que el espectador salga de la sala de teatro con un pensamiento y un sentimiento más claro sobre lo que debemos hacer por nuestro planeta y por nosotros mismos. Creo que La lección de Pirita será la lección de todos”.
Orden divina
Juan Corazón, o el director Rafael Monsalve, comenta que tiene una orden divina, la cual encierra muchas responsabilidades, obligaciones y acciones para los elegidos. “Tenemos la responsabilidad de la formación de hombres para el futuro, representados en grupos de niños o pequeños espectadores, ávidos de diversión, esparcimiento y conocimiento, que van a digerir y a extraer de lo que ven, lo que más les gusta, los que los identifica, lo que los hace soñar. Estamos, como artistas, obligados a respetar las prioridades de los niños, enaltecer valores, difundir respeto, crear criterios y apuntalar su formación. Y para ello debemos buscar el texto adecuado, la mejor historia para contar, entre miles. Llevar al actor para que con su entrega conciba el personaje fantástico pero creíble. Buscar la música, creada aquí por Nacho Huett y Luis La Rosa, para que los transporte de manera mágica a donde la historia lo pida. Manejar y cuidar de una escenografía y un vestuario que los haga partícipes del encantamiento. En fin, el espectáculo ideal es posible gracias al trabajo de este maravilloso grupo que presenta KJCP Producciones, de mis amigos Kelvis Martínez y Juan Carlos Pabón”.
“Esto es lo que he aprendido de mis 30 años trabajando en función de los actores y el publico, bajo diferentes escenarios y créanme, no es nada fácil. En esta oportunidad con La lección de Pirita, junto a este grupo de jóvenes valores, me toca enfrentar un nuevo reto. Ellos están poniendo su talento y energía. Ha sido un maravilloso reto entrar en el mágico mundo de Pirita. De sus personajes, de sus dudas, temores y emociones. Ver como cada uno ha recreado su personaje, como habla, como camina, que siente, que busca. El tema es el que todos hablamos, el que nos preocupa y del que debemos enseñar a nuestros niños, ¿y de que mejor manera que con el teatro? Estoy seguro que, entre todos, hemos creado un espectáculo ideal. Hay que disfrutarlo y no olvidar jamás la lección”.
Desde entonces es otra Venezuela la que lucha para que la historia la prosigan escribiendo sus laboriosos artistas, como lo ha demostrado aquel romántico Lord Bag o Kelvis Martínez, personaje digno de admiración y respeto por su tesón para avanzar, romper obstáculos, crecer y demostrar que sí puede ser importante, como ya lo es, para el mundo del espectáculo criollo.
Kelvis –a quien en joda yo rebauticé como Lord Bag, porque arrastraba constantemente, para arriba y para abajo, unas enormes bolsas de plástico con vestuarios y elementos de escenografía o de utilería—ahora con 34 años se dispone a regresar al teatro como actor y coproductor del espectáculo, supuestamente para niños y niñas, La lección de Pirita, escrito por Roblan Piñero, el cual bajo la dirección de Rafael Monsalve (Juan Corazón), hará temporada desde el 16 de enero en el Teatro Trasnocho, teniendo en su elenco además a otros profesionales como Estefanía López, Verónica Arellano, Juan Carlos y Juan Ernesto Pabón, Kellyns Herrera, Sergio Pinto, Erick Soto, Erickson Soto y Julián Mujica.
Este Kelvis del año 2010 –fue formado, hace más de 20 años, como bailarín por Rafael e Irina Ivanova Portillo- contó que “La lección de Pirita, estrenada y premiada aquí en hacia 1993, era un espectáculo posmoderno, nacido en el escenario del Teatro Tilingo (ahora cerrado) donde se denunciaba el peligro que emana de la basura o los desperdicios que generamos los seres humanos. Ahora está más vigente que nunca y por eso lo mostramos para este sociedad caraqueña”.
Resumió que La lección de Pirita cuenta la historia de una niña muy particular que le encanta tener su cuarto desordenado y sucio, y quien tiene como amigos al cómico ratón Rocco y la dulce y divertida cucaracha Cuqui. Estos personajes la invitan para viajar al Mundo de la Basura, gobernado por la temible y glamorosa reina Desperdicio. En el recorrido, Pirita se encuentra con diferentes personajes característicos que trabajan incansablemente para mantener el caos ese asombroso reino. En esa marcha, todos los personajes interpretan diferentes momentos musicales para acompañar así los encuentros de Pirita con el fantástico Chatarra, quien alimenta a las plantas carnívoras y cuida del jardín de la reina; éste le hace comprender a Pirita que ella llegó a esa comarca con una misión: eliminar a la temible Desperdicio. La profecía no tarda en cumplirse y Pirita con la ayuda de los demás habitantes de tan extraño mundo se enfrentan a la poderosa soberana, dándole así un cambio favorable a su ambiente, transformándolo en un lugar más bello y reforzando la experiencia con una gran enseñanza: la importancia de mantener el cuidado de nuestro planeta y prevenir la contaminación ambiental, reforzar el aseo personal y establecer en cada uno la idea de vivir en un mundo mejor, lleno de armonía y paz. “Yo, que además de actor he sido bailarín, mimo y ahora entregado de lleno a estos avatares de la producción de espectáculos teatrales, con el valioso apoyo y respaldo, además del trabajo de mi socio Juan Carlos Pabón, dedico este montaje a la niñez venezolana, precisamente en estos tiempos tan difíciles, cuando el planeta Tierra nos quiere cobrar el descuido a que lo hemos sometido”, dice ufano ahora el otrora Lord Bag.
El autor de Pirita
Pirita, rememora el autor Roblan, era el nombre de una jovencita que participó en un taller de teatro del Ateneo de Anaco, que él dictó hacia 1987. “De una u otra forma la niña sobresalía a nivel actoral por su calidad y cualidades artísticas, pero a su vez era la más tremenda de todas. De alguna manera me sirvió de inspiración y escribí esta historia teatral llena de aventuras y peripecias con la intención de hacerle llegar a los niños a través de ella, lo importante que es, mantenerse aseado, conservar los árboles como pulmón del planeta, y lo más importante el valor de la amistad, valor que en aquel grupo del plan vacacional sobresalía. Con este espectáculo podemos crear una gran conciencia colectiva, para que el espectador salga de la sala de teatro con un pensamiento y un sentimiento más claro sobre lo que debemos hacer por nuestro planeta y por nosotros mismos. Creo que La lección de Pirita será la lección de todos”.
Orden divina
Juan Corazón, o el director Rafael Monsalve, comenta que tiene una orden divina, la cual encierra muchas responsabilidades, obligaciones y acciones para los elegidos. “Tenemos la responsabilidad de la formación de hombres para el futuro, representados en grupos de niños o pequeños espectadores, ávidos de diversión, esparcimiento y conocimiento, que van a digerir y a extraer de lo que ven, lo que más les gusta, los que los identifica, lo que los hace soñar. Estamos, como artistas, obligados a respetar las prioridades de los niños, enaltecer valores, difundir respeto, crear criterios y apuntalar su formación. Y para ello debemos buscar el texto adecuado, la mejor historia para contar, entre miles. Llevar al actor para que con su entrega conciba el personaje fantástico pero creíble. Buscar la música, creada aquí por Nacho Huett y Luis La Rosa, para que los transporte de manera mágica a donde la historia lo pida. Manejar y cuidar de una escenografía y un vestuario que los haga partícipes del encantamiento. En fin, el espectáculo ideal es posible gracias al trabajo de este maravilloso grupo que presenta KJCP Producciones, de mis amigos Kelvis Martínez y Juan Carlos Pabón”.
“Esto es lo que he aprendido de mis 30 años trabajando en función de los actores y el publico, bajo diferentes escenarios y créanme, no es nada fácil. En esta oportunidad con La lección de Pirita, junto a este grupo de jóvenes valores, me toca enfrentar un nuevo reto. Ellos están poniendo su talento y energía. Ha sido un maravilloso reto entrar en el mágico mundo de Pirita. De sus personajes, de sus dudas, temores y emociones. Ver como cada uno ha recreado su personaje, como habla, como camina, que siente, que busca. El tema es el que todos hablamos, el que nos preocupa y del que debemos enseñar a nuestros niños, ¿y de que mejor manera que con el teatro? Estoy seguro que, entre todos, hemos creado un espectáculo ideal. Hay que disfrutarlo y no olvidar jamás la lección”.
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