Este 2010 es un fantástico año bisagra, porque se abren más puertas y se cierran otras, para que así la vida, especialmente la artística, fluya sin controles y bañe a nuevas audiencias. Y una muestra de ello es como al dramaturgo Gustavo Ott (Caracas, 12 de enero de 1963) le estrenan en Madrid, durante el próximo 23 de febrero, en la sala Triangulo, su más reciente pieza Chat, según la producción del grupo Globo Teatro, que dirige el venezolano Luis Garbán, uno de los mejores cómicos que formó el legendario Carlos Giménez.
Luis Garbán, o Wicho, dentro del medio teatral, dice que lleva dos décadas en España, pero antes estuvo dos años en Italia o sea que lleva 22 fuera de Venezuela. “La verdad es que se me han pasado rápido. Cuando salí, recuerdo que Alexander Millic, Pepe Tejera y Carlos que en paz descansen, me dijeron en la fiesta de despedida: carajito no te regreses, aprovecha esa gran oportunidad que te brinda el teatro y aunque pases vainas y trabajos, quédate, así sea debajo de un puente, pero no regreses muchacho. Esas palabras siempre aparecían en los momentos más difíciles de mi estadía en Italia. Una noche, con 300 dólares en el bolsillo, me fui; partí en un tren rumbo a España. Sin papeles para entrar legalmente, ese viaje fue una odisea, me robaron, me bajaron en Francia porque no tenía visado y llore, grite, rogué y me dejaron seguir; en la frontera para entrar a España, ninguna de las dos autoridades quería hacerse cargo de mi, me sentía como un hombre sin lugar, en tierra de nadie, atrapado en el limbo, entre los 10 metros que separaban a las policías francesa y española. Pero volví a rogar, explicar, llorar, gritar y defender mi derecho a ser, estar, hasta que conseguí que el hispano me dejara pasar y aquí estoy desde entonces”.
-¿Qué lo llevo a emigrar?
-Hay muchos tipos de emigración, son muchos los motivos que empujan a las personas a dejarlo todo y partir. Hay emigrantes de primera, de segunda, de tercera y así, hasta el escalón más bajo de esta raza; esos, ellos son los que verdaderamente la pasan mal, pasan días recorriendo países, atravesando desiertos, dejándose la vida en el mar, es una verdadera tragedia diaria. Aquellos que emigran en esas circunstancias tan inhumanas y logran pasar al sueño dorado, al Primer Mundo, se dan cuenta con el tiempo que ese sueño se va transformando en una pesadilla. Durante estos años la emigración, el desarraigo ha sido un tema recurrente en mis montajes; es un tema que me toca muy de cerca y me persigue. En mi caso a pesar de muchas pesadillas he conseguido de Madrid, hacerla mi ciudad y de este hermoso país, mi país. Yo partí porque sentía que ya no tenía mucho que hacer en Caracas, porque en aquella época a lo más alto que podía llegar un actor era estar en Rajatabla y allí llegué a los 18 añitos, tres años después de haber partido de mi pueblo. Llegó un momento en que los jóvenes del elenco estable de Rajatabla nos disgregamos en aquellos tiempos, del 1988 y1989. Nos comenzamos a independizar de lo que era la gran familia Rajatabla. Primero se fueron unos, luego otros, y yo posteriormente decidí irme más lejos, emigrar a Europa. Las razones de aquella estampida forman parte de muchas leyendas no contadas, se quedan en nosotros, en los que estuvimos allí durante ocho años y que aún seguimos vivos. Me gané el premio del Festival Goldoni y con ello la beca a Italia.
“Pero en verdad, yo soy un emigrante desde los 15 años, cuando descubrí el teatro. De El Tigre a Margarita, de allí a Caracas y luego a Europa. Toda la vida he emigrado por mi afán de crecer, de conocer y desprenderme de la propia imagen que tenía de mí y por consiguiente la que algunos tenían de esa imagen y que después de 22 años aun siguen cultivando allá, no se porque extraña razón, pero es una cosa que me tiene sin cuidado. Quería edificar mi espacio donde pudiera desarrollar mi trabajo, ponerme a prueba y hacer el teatro en el que creo, el que me inculcaron. Gracias a lo ya aprendido en Venezuela, he conseguido abrirme mi espacio aquí, mi compañía, desde donde cultivo mi lenguaje propio. Creo que uno emigra para dejar atrás aquello que ya no te gusta, para comenzar una nueva vida, es como una escapatoria hacia delante, en ese camino vas construyendo tu nuevo espacio vital y a la vez tú desarraigo. Los emigrantes somos unos desarraigados porque en el fondo no somos ni de aquí, ni de allí”.
-¿Satisfecho por lo hecho?
-Bueno, satisfecho nunca, orgulloso sí; muy orgulloso, gracias a mi perseverancia y empeño he podido hacer lo que muchos colegas venezolanos han querido hacer aquí en España; humildemente, creo que soy el único venezolano que tiene una compañía activa en el panorama teatral de este país y uno de los pocos en Europa, este es el principal motivo de orgullo. A trancas y barrancas el Globo Teatro ha conseguido abrirse un espacio en esta jungla teatral, formar parte del movimiento alternativo, de la vanguardia teatral española y no lo digo yo, lo avala la crítica especializada. Somos uno de los referentes del teatro social y político, del teatro comprometido. El Globo Teatro ha conseguido estrenar todos sus montajes en el marco de festivales internacionales de Madrid, tanto Escena Contemporánea, como la Alternativa y el Festival de Otoño, ha actuado representando a España por diversos países, Europa, Oriente Medio, Latinoamérica y el Caribe. Somos de los pocos que conservamos tres premios Toth de la Academia de las Artes Egipto, uno de la comunidad de críticos (Mejor creación teatral) y dos del Festival de El Cairo (mejor actor y mejor director). Compartimos cartel con Rodrigo García, La Cuarta Pared, Meridional, Micomicon etcétera. Pero lo más importante es que seguimos trabajando con gente que cree en esto, evolucionando y asumiendo nuevos retos. Lo hecho se apoya también en lo que me inculcaron en Venezuela, gracias a Dios formé parte de una familia de grandes creadores y de hombres comprometidos con el teatro.
“Muchos hablan de la escuela Rajatabla, parece que Carlos Giménez fue el maestro de todo el mundo, y a veces me entra la risa, sinceramente. Pocos conocieron las entrañas del edificio Rajatabla, muy pocos privilegiados vivieron el día a día con sus horas y minutos de la gran época creadora y evolutiva del genio de Giménez. Allí está la diferencia, somos diferentes en la forma de entender esta profesión y de asumirla, ni mejores, ni peores, mamamos del maná del Rajatabla autentico. Bolívar, La muerte de García Lorca, La Charite de Vallejo, Agua linda, La honesta persona de Sechuan, La vida es sueño, Historia de un caballo, La mascara frente al espejo, Tu país está feliz, Macbeth, Pasajero del último vagón, El embrujado, La Celestina y pare de contar. Inevitablemente El Globo Teatro, mi grupo bebe de esas experiencias”.
“Así que satisfecho no, pero sí que me da gusto hablar de esto, no te lo voy a negar, si, es motivo de orgullo y gracias por darme la oportunidad de recordar a Carlos, el fue uno de los principales motivadores que me ayudo a que yo hiciera mi camino. Para el teatro venezolano fue una tragedia la desaparición de Giménez a tan corta edad, en aquel 28 de marzo de 1993. A veces oigo hablar de la espera de un sustituto de Carlos en la escena venezolana, pero Carlos es insustituible, era imprescindible, no tiene reemplazo”.
-¿No fue nada fácil su instalación en España?
-En mi vida, como en la de todo artista, no habido nada fácil, el camino de las gentes del teatro es duro, lleno de sacrificios, sobre todo cuando tienes que ejercer esta profesión en una metrópoli como Madrid. Muchos se quedan en el camino. Creo que lo más difícil que me ha tocado bregar ha sido con una deportación. En 1991 fui deportado por “ilegal”, me sacaron esposado, esta es una historia que saben pocos. En esa época me disponía a dirigir mi primer montaje en Madrid, como director invitado de la Cuarta pared. Y fue una experiencia horrible, a los tres días le llegué a Carlos Giménez a la oficina y le conté lo sucedido. Carlos me miró conmovido por mi angustiosa situación y me dijo: “no te preocupes negro que yo te voy a ayudar, nadie va a interrumpir tu sueño y tu lucha”. Me dio su tarjeta de crédito y su cedula, y me dijo: “ya he llamado a Viasa, que está cruzando la avenida, ve y compra el billete para Portugal, que Williams López te va a sacar un visado en la embajada ahora mismo. Ya me lo devolverás”, me dijo con cara de cómplice. Me fui a Portugal y volví a Madrid, ya previamente había recurrido mi caso en instancias españolas por expulsión improcedente y la gané. Así conseguí mi legalidad en España. Esto es solo una anécdota de lo difícil que ha sido todo. Elio Palencia en una de sus obras plasma esta historia más detalladamente.
-¿Qué pasó con tu teatro?
-En este país es muy difícil hacer teatro, por un lado, para acceder a subvenciones la política cultural te obliga a funcionar como empresa, cuando realmente lo que eres es un artista y recibir ayuda para los que van llegando a la profesionalidad les resulta imposible porque delante hay muchos proyectos ya avalados por una trayectoria. Por otro lado hay pocas salas para la cantidad de compañías que quieren estrenar, especialmente en Madrid, estrenar aquí y hacer temporada en un teatro técnicamente decente es casi imposible. El grado de exigencia es muy alto, entonces las compañías que quieren comenzar lo tienen muy crudo, raro algunas excepciones. El teatro se ha convertido en un lujo y no en un bien público, por tanto existen las compañías, pero no los elencos estables y eso no es bueno para la evolución del teatro contemporáneo, ni para el teatro en general. Los grupos independientes, los que llamamos del teatro arriesgado, los que a sabiendas intentan mantenerse al margen del teatro de la risa tonta, lo tenemos más jodido todavía, porque apareció hace ya unos años la figura de las productoras, que se llevan parte de tus beneficios y si no estás en ese circulo te toca bregar contra un monstruo y contar con un buen trabajo que ofrecer por cuenta propia. Nosotros hemos elegido el camino de la independencia, no regir los montajes porque una productora te va vender o no. Pero es agotador porque tienes que asumir también la faceta de empresario impuesta por el sistema, a veces se pasan momentos muy difíciles. Paradas innecesarias, obligadas por un mercado que te engulle. Gestionar con este panorama es verdaderamente difícil.
“Por eso creo que el proceso que se está levantando en Venezuela, es un buen momento porque está dando oportunidades a nuevos creadores, está abriendo nuevas fuentes de aprendizaje y espacios para confrontar el trabajo de esos nuevos talentos. Se que hay muchos colegas que le lanzan tierra a esa iniciativa gubernamental, pero yo creo que es un buen comienzo, indudablemente falta mucho para saber si de esas iniciativas saldrá el verdadero teatro alternativo y renovador que necesita urgentemente el país.
-¿Pero cómo lo recibió el medio hispano?
-Aquí nadie regala nada, aquí tienes que demostrar que eres capaz de comunicar, de llegar al espectador, el espectador exige calidad; afortunadamente el teatro alternativo es una verdadera alternativa a otras formas de teatro, nuestro público es exigente. Eso es bueno porque te obliga a estar constantemente revisándote como creador, proponiendo temáticas más arriesgadas y novedosas, como el montaje de Chat que estamos preparando para estrenar. Cuando se creo el Globo Teatro, hicimos un montaje con recursos propios, ya que aun no contábamos con subvenciones, entendimos que primero había que demostrar, apostar por un montaje ingenioso con pocos recursos y que llegara a este público, con la suerte de que asistieron dos críticos muy reconocidos, de unos medios muy importantes, hicieron unas notas sobre el montaje realmente buenas y entonces comenzamos a tener público y llenos, así nos ganamos el respeto del público y de la profesión y lo más importante, nuestra primera subvención. Posteriormente vinieron otros montajes que han tenido la suerte de ser bien recibidos por el público y la crítica y que nos han permitido viajar a festivales y algún que otro premio internacional. Respecto al medio del teatro, tienes que ganarte el respeto, es un medio hostil, salvo a algunas excepciones, pero esto es así en todos los sitios.
- Entonces, resumiendo, ¿qué has hecho desde entonces?
-¿Desde que salí de Venezuela? Puff…no he parado, salvo algunos años, he estado muy activo con el teatro, creo que he aprendido mucho del teatro y de la vida, salí gracias a una beca del Instituto Italiano de Cultura para estudiar en la Bodegga Teatral de Vittorio Gassman en Florencia y en el Piccolo de Milán, dí clases, allí viví una muy importante etapa de mi búsqueda personal. Esencialmente, todo mi trabajo aquí en España ha estado dedicado a mi grupo, los montajes más importantes de mi carrera como director los he hecho en El Globo Teatro. He dirigido algunos montajes fuera, en la Cuarta Pared, para producciones Triangulo, el Teatro Nacional de Vanguardia de El Cairo. He estado en China trabajando; pero también tres meses en Canaima en un proyecto de cooperación con la comunidad indígena Pemón. He confrontado mi trabajo en España, Francia, Egipto, Líbano, Jordania, Siria, Túnez, Brasil, Cuba, Venezuela etc. No me puedo quejar.
-¿Se vive, pues, de la profesión?
-Esta es una profesión de muchos altibajos. Depende como asumas este trabajo. No se quien vive de esta profesión exclusivamente. Como diría Woyzeck, si yo fuera un hombre honrado de esos que llevan sombreros y chaquet, si que sería un hombre virtuoso, pero yo soy un hombre pobre. Por supuesto que hay mucha gente que vive del teatro, pero esos suelen ser los que se acomodan en las faldas del teatro y aparentan ser virtuosos, los vampiros, aquellos que priorizan el titulo de un texto o caras televisivas ante la verdadera necesidad de crear en libertad, salvo honradas excepciones, al igual que aquellos que usan la plataforma del teatro para hacer política reaccionaria. O aquellos que reciben 30 mil euros de subvención, se meten al bolsillo 25 mil y producen con cinco.
“En el teatro hay mucho oportunista que por comodidad o por cansancio se convierten en estafadores escénicos y viven del teatro sin aportarle a la profesión un camino arriesgado de futuro y para las nuevas generaciones. Al igual que muchas escuelas de teatro cuyos maestros son líderes de un proceso tan delicado como la formación y son muchos de ellos chapuceros, terroristas escénicos que viven de los muchachos a los que a veces se les hacen daños irreversibles. Es difícil no hacer otras cosas, muchos terminan haciendo tele, otros menos afortunados tienen que buscarse la vida en otros tipos de empleos. Yo he tenido que hacer otras cosas en algunos momentos para poder subsistir, pero básicamente casi siempre he seguido haciendo el teatro en el que creo, que es lo más importante para mí.
-¿Qué pasa con el montaje de Chat?
-Chat me causó mucha curiosidad la primera vez que la leí. Ya el titulo en si me llamó mucho la atención. Me pareció un texto con una estructura compleja pero muy bien elaborada. Una obra profundamente contemporánea en el fondo y en las formas. Una sinfonía escénica muy difícil de llevar a las tablas. Entonces comencé a imaginarme como la montaría y me fue atrapando hasta el punto que he caído en sus redes. Chat de Gustavo Ott es una mirada, una visión y como tal, solo es concebible como una paradoja que se sustenta en la herrumbre social y humana de una sociedad nueva, tolerante, humanista, moderna y virtual. Dylan, Pilar, Erika, Andrea, Boris, junto a otros personajes, nos muestran como una bofetada, una realidad que nos abruma, que está allí, en la mesa de tu casa, a la mano de un simple clic. Historias de la vida real concebidas virtualmente por el monstruo de mil cabezas. La red es un abismo, produce una especie de vértigo y fascinación introducirse en las entrañas de la bestia disfrazada de engaño, de bulo macabro. La red es una puerta abierta al mundo y al conocimiento, pero también nos ofrece acceso directo a los rincones más oscuros del ser humano sin salir siquiera de nuestra casa. Con un simple movimiento del ratón tenemos todo a nuestro alcance y con otro podemos perderlo todo. Internet es el reflejo de una sociedad invadida hasta la intimidad más oscura y secreta soledad. Es un tema muy actual y de mucho interés social. Nosotros hemos decidido introducirnos en las entrañas de la bestia y desde allí contar la vida real o virtual de historias que fueron inspiradas en hechos que en algunos casos sucedieron en real. El personaje de Dylan por ponerte solo un ejemplo. Eric y Dylan fueron dos jóvenes que cometieron la macabra matanza que jamás se haya perpetrado en un colegio de Estados Unidos. La matanza del Colegio Columbine, ha sido y sigue siendo motivo de estudio sociológico. Y que ahora, Gustavo lo trae a la literatura dramática de forma magistral, pero claro hay que estar a la altura de las circunstancias, hacerlo teatro con todas las herramientas que el hecho escénico nos proporciona, intentar hacerlo verosímil con la misma fuerza, sensualidad y crudeza del texto escrito. Darle sentido al discurso. Ahora estamos en el proceso de montaje y el 23 de febrero será el estreno absoluto en Europa de este maravilloso texto de Gustavo Ott. Estoy muy contento porque estamos elaborando una puesta trepidante que dará que hablar.
-¿Qué otros planes tiene?
-Bueno, por ahora estrenar con cuatro funciones en el Festival dentro de poco, hacer funciones fuera de Madrid y esperar la temporada pautada para el mes de junio. Si todo marcha como lo estamos planeando, iremos nuevamente a El Cairo por cuarta vez, a Argentina, Perú y por supuesto a Venezuela en nuestra tercera gira a mi país después de tanto tiempo sin mostrar mi trabajo en mi verdadera casa. Estamos desde ya pensando en una versión del Fausto para el futuro. Un Fausto que habla sobre los poderes fácticos, las corporaciones que mueven el mundo y sus tentáculos, la gran mentira mediática.
-¿Le ha servido esta emigración?
-Claro, de hecho sigo haciendo lo que me propuse y fiel a las razones que me empujaron a emigrar y las que me mantienen aquí. Sin embargo sigo conservando mis nexos con mi país, he estado en estos últimos años en varias ocasiones, dando talleres de dirección e interpretación a los jóvenes de mi región, he estado trabajando en la selva. Ya me gustaría algún día poder dirigir en Venezuela. Espero ese momento ¿y porque no? Estar una buena temporada trabajando allí, en este nuevo e interesante proceso que se le está abriendo al teatro caraqueño.
-¿Y con su vida personal que ha pasado?
-¿Mi vida personal? Pues……je je je…me he casado, me he divorciado, he vivido, me han vivido, he bebido, me han bebido. Ahora llevo una vida más tranquila al lado de la gente que quiero, debe ser la edad, pues pase ya los 40 Quizá esté en el tan esperado ciclo de madurez, por fin.
Luis Garbán, o Wicho, dentro del medio teatral, dice que lleva dos décadas en España, pero antes estuvo dos años en Italia o sea que lleva 22 fuera de Venezuela. “La verdad es que se me han pasado rápido. Cuando salí, recuerdo que Alexander Millic, Pepe Tejera y Carlos que en paz descansen, me dijeron en la fiesta de despedida: carajito no te regreses, aprovecha esa gran oportunidad que te brinda el teatro y aunque pases vainas y trabajos, quédate, así sea debajo de un puente, pero no regreses muchacho. Esas palabras siempre aparecían en los momentos más difíciles de mi estadía en Italia. Una noche, con 300 dólares en el bolsillo, me fui; partí en un tren rumbo a España. Sin papeles para entrar legalmente, ese viaje fue una odisea, me robaron, me bajaron en Francia porque no tenía visado y llore, grite, rogué y me dejaron seguir; en la frontera para entrar a España, ninguna de las dos autoridades quería hacerse cargo de mi, me sentía como un hombre sin lugar, en tierra de nadie, atrapado en el limbo, entre los 10 metros que separaban a las policías francesa y española. Pero volví a rogar, explicar, llorar, gritar y defender mi derecho a ser, estar, hasta que conseguí que el hispano me dejara pasar y aquí estoy desde entonces”.
-¿Qué lo llevo a emigrar?
-Hay muchos tipos de emigración, son muchos los motivos que empujan a las personas a dejarlo todo y partir. Hay emigrantes de primera, de segunda, de tercera y así, hasta el escalón más bajo de esta raza; esos, ellos son los que verdaderamente la pasan mal, pasan días recorriendo países, atravesando desiertos, dejándose la vida en el mar, es una verdadera tragedia diaria. Aquellos que emigran en esas circunstancias tan inhumanas y logran pasar al sueño dorado, al Primer Mundo, se dan cuenta con el tiempo que ese sueño se va transformando en una pesadilla. Durante estos años la emigración, el desarraigo ha sido un tema recurrente en mis montajes; es un tema que me toca muy de cerca y me persigue. En mi caso a pesar de muchas pesadillas he conseguido de Madrid, hacerla mi ciudad y de este hermoso país, mi país. Yo partí porque sentía que ya no tenía mucho que hacer en Caracas, porque en aquella época a lo más alto que podía llegar un actor era estar en Rajatabla y allí llegué a los 18 añitos, tres años después de haber partido de mi pueblo. Llegó un momento en que los jóvenes del elenco estable de Rajatabla nos disgregamos en aquellos tiempos, del 1988 y1989. Nos comenzamos a independizar de lo que era la gran familia Rajatabla. Primero se fueron unos, luego otros, y yo posteriormente decidí irme más lejos, emigrar a Europa. Las razones de aquella estampida forman parte de muchas leyendas no contadas, se quedan en nosotros, en los que estuvimos allí durante ocho años y que aún seguimos vivos. Me gané el premio del Festival Goldoni y con ello la beca a Italia.
“Pero en verdad, yo soy un emigrante desde los 15 años, cuando descubrí el teatro. De El Tigre a Margarita, de allí a Caracas y luego a Europa. Toda la vida he emigrado por mi afán de crecer, de conocer y desprenderme de la propia imagen que tenía de mí y por consiguiente la que algunos tenían de esa imagen y que después de 22 años aun siguen cultivando allá, no se porque extraña razón, pero es una cosa que me tiene sin cuidado. Quería edificar mi espacio donde pudiera desarrollar mi trabajo, ponerme a prueba y hacer el teatro en el que creo, el que me inculcaron. Gracias a lo ya aprendido en Venezuela, he conseguido abrirme mi espacio aquí, mi compañía, desde donde cultivo mi lenguaje propio. Creo que uno emigra para dejar atrás aquello que ya no te gusta, para comenzar una nueva vida, es como una escapatoria hacia delante, en ese camino vas construyendo tu nuevo espacio vital y a la vez tú desarraigo. Los emigrantes somos unos desarraigados porque en el fondo no somos ni de aquí, ni de allí”.
-¿Satisfecho por lo hecho?
-Bueno, satisfecho nunca, orgulloso sí; muy orgulloso, gracias a mi perseverancia y empeño he podido hacer lo que muchos colegas venezolanos han querido hacer aquí en España; humildemente, creo que soy el único venezolano que tiene una compañía activa en el panorama teatral de este país y uno de los pocos en Europa, este es el principal motivo de orgullo. A trancas y barrancas el Globo Teatro ha conseguido abrirse un espacio en esta jungla teatral, formar parte del movimiento alternativo, de la vanguardia teatral española y no lo digo yo, lo avala la crítica especializada. Somos uno de los referentes del teatro social y político, del teatro comprometido. El Globo Teatro ha conseguido estrenar todos sus montajes en el marco de festivales internacionales de Madrid, tanto Escena Contemporánea, como la Alternativa y el Festival de Otoño, ha actuado representando a España por diversos países, Europa, Oriente Medio, Latinoamérica y el Caribe. Somos de los pocos que conservamos tres premios Toth de la Academia de las Artes Egipto, uno de la comunidad de críticos (Mejor creación teatral) y dos del Festival de El Cairo (mejor actor y mejor director). Compartimos cartel con Rodrigo García, La Cuarta Pared, Meridional, Micomicon etcétera. Pero lo más importante es que seguimos trabajando con gente que cree en esto, evolucionando y asumiendo nuevos retos. Lo hecho se apoya también en lo que me inculcaron en Venezuela, gracias a Dios formé parte de una familia de grandes creadores y de hombres comprometidos con el teatro.
“Muchos hablan de la escuela Rajatabla, parece que Carlos Giménez fue el maestro de todo el mundo, y a veces me entra la risa, sinceramente. Pocos conocieron las entrañas del edificio Rajatabla, muy pocos privilegiados vivieron el día a día con sus horas y minutos de la gran época creadora y evolutiva del genio de Giménez. Allí está la diferencia, somos diferentes en la forma de entender esta profesión y de asumirla, ni mejores, ni peores, mamamos del maná del Rajatabla autentico. Bolívar, La muerte de García Lorca, La Charite de Vallejo, Agua linda, La honesta persona de Sechuan, La vida es sueño, Historia de un caballo, La mascara frente al espejo, Tu país está feliz, Macbeth, Pasajero del último vagón, El embrujado, La Celestina y pare de contar. Inevitablemente El Globo Teatro, mi grupo bebe de esas experiencias”.
“Así que satisfecho no, pero sí que me da gusto hablar de esto, no te lo voy a negar, si, es motivo de orgullo y gracias por darme la oportunidad de recordar a Carlos, el fue uno de los principales motivadores que me ayudo a que yo hiciera mi camino. Para el teatro venezolano fue una tragedia la desaparición de Giménez a tan corta edad, en aquel 28 de marzo de 1993. A veces oigo hablar de la espera de un sustituto de Carlos en la escena venezolana, pero Carlos es insustituible, era imprescindible, no tiene reemplazo”.
-¿No fue nada fácil su instalación en España?
-En mi vida, como en la de todo artista, no habido nada fácil, el camino de las gentes del teatro es duro, lleno de sacrificios, sobre todo cuando tienes que ejercer esta profesión en una metrópoli como Madrid. Muchos se quedan en el camino. Creo que lo más difícil que me ha tocado bregar ha sido con una deportación. En 1991 fui deportado por “ilegal”, me sacaron esposado, esta es una historia que saben pocos. En esa época me disponía a dirigir mi primer montaje en Madrid, como director invitado de la Cuarta pared. Y fue una experiencia horrible, a los tres días le llegué a Carlos Giménez a la oficina y le conté lo sucedido. Carlos me miró conmovido por mi angustiosa situación y me dijo: “no te preocupes negro que yo te voy a ayudar, nadie va a interrumpir tu sueño y tu lucha”. Me dio su tarjeta de crédito y su cedula, y me dijo: “ya he llamado a Viasa, que está cruzando la avenida, ve y compra el billete para Portugal, que Williams López te va a sacar un visado en la embajada ahora mismo. Ya me lo devolverás”, me dijo con cara de cómplice. Me fui a Portugal y volví a Madrid, ya previamente había recurrido mi caso en instancias españolas por expulsión improcedente y la gané. Así conseguí mi legalidad en España. Esto es solo una anécdota de lo difícil que ha sido todo. Elio Palencia en una de sus obras plasma esta historia más detalladamente.
-¿Qué pasó con tu teatro?
-En este país es muy difícil hacer teatro, por un lado, para acceder a subvenciones la política cultural te obliga a funcionar como empresa, cuando realmente lo que eres es un artista y recibir ayuda para los que van llegando a la profesionalidad les resulta imposible porque delante hay muchos proyectos ya avalados por una trayectoria. Por otro lado hay pocas salas para la cantidad de compañías que quieren estrenar, especialmente en Madrid, estrenar aquí y hacer temporada en un teatro técnicamente decente es casi imposible. El grado de exigencia es muy alto, entonces las compañías que quieren comenzar lo tienen muy crudo, raro algunas excepciones. El teatro se ha convertido en un lujo y no en un bien público, por tanto existen las compañías, pero no los elencos estables y eso no es bueno para la evolución del teatro contemporáneo, ni para el teatro en general. Los grupos independientes, los que llamamos del teatro arriesgado, los que a sabiendas intentan mantenerse al margen del teatro de la risa tonta, lo tenemos más jodido todavía, porque apareció hace ya unos años la figura de las productoras, que se llevan parte de tus beneficios y si no estás en ese circulo te toca bregar contra un monstruo y contar con un buen trabajo que ofrecer por cuenta propia. Nosotros hemos elegido el camino de la independencia, no regir los montajes porque una productora te va vender o no. Pero es agotador porque tienes que asumir también la faceta de empresario impuesta por el sistema, a veces se pasan momentos muy difíciles. Paradas innecesarias, obligadas por un mercado que te engulle. Gestionar con este panorama es verdaderamente difícil.
“Por eso creo que el proceso que se está levantando en Venezuela, es un buen momento porque está dando oportunidades a nuevos creadores, está abriendo nuevas fuentes de aprendizaje y espacios para confrontar el trabajo de esos nuevos talentos. Se que hay muchos colegas que le lanzan tierra a esa iniciativa gubernamental, pero yo creo que es un buen comienzo, indudablemente falta mucho para saber si de esas iniciativas saldrá el verdadero teatro alternativo y renovador que necesita urgentemente el país.
-¿Pero cómo lo recibió el medio hispano?
-Aquí nadie regala nada, aquí tienes que demostrar que eres capaz de comunicar, de llegar al espectador, el espectador exige calidad; afortunadamente el teatro alternativo es una verdadera alternativa a otras formas de teatro, nuestro público es exigente. Eso es bueno porque te obliga a estar constantemente revisándote como creador, proponiendo temáticas más arriesgadas y novedosas, como el montaje de Chat que estamos preparando para estrenar. Cuando se creo el Globo Teatro, hicimos un montaje con recursos propios, ya que aun no contábamos con subvenciones, entendimos que primero había que demostrar, apostar por un montaje ingenioso con pocos recursos y que llegara a este público, con la suerte de que asistieron dos críticos muy reconocidos, de unos medios muy importantes, hicieron unas notas sobre el montaje realmente buenas y entonces comenzamos a tener público y llenos, así nos ganamos el respeto del público y de la profesión y lo más importante, nuestra primera subvención. Posteriormente vinieron otros montajes que han tenido la suerte de ser bien recibidos por el público y la crítica y que nos han permitido viajar a festivales y algún que otro premio internacional. Respecto al medio del teatro, tienes que ganarte el respeto, es un medio hostil, salvo a algunas excepciones, pero esto es así en todos los sitios.
- Entonces, resumiendo, ¿qué has hecho desde entonces?
-¿Desde que salí de Venezuela? Puff…no he parado, salvo algunos años, he estado muy activo con el teatro, creo que he aprendido mucho del teatro y de la vida, salí gracias a una beca del Instituto Italiano de Cultura para estudiar en la Bodegga Teatral de Vittorio Gassman en Florencia y en el Piccolo de Milán, dí clases, allí viví una muy importante etapa de mi búsqueda personal. Esencialmente, todo mi trabajo aquí en España ha estado dedicado a mi grupo, los montajes más importantes de mi carrera como director los he hecho en El Globo Teatro. He dirigido algunos montajes fuera, en la Cuarta Pared, para producciones Triangulo, el Teatro Nacional de Vanguardia de El Cairo. He estado en China trabajando; pero también tres meses en Canaima en un proyecto de cooperación con la comunidad indígena Pemón. He confrontado mi trabajo en España, Francia, Egipto, Líbano, Jordania, Siria, Túnez, Brasil, Cuba, Venezuela etc. No me puedo quejar.
-¿Se vive, pues, de la profesión?
-Esta es una profesión de muchos altibajos. Depende como asumas este trabajo. No se quien vive de esta profesión exclusivamente. Como diría Woyzeck, si yo fuera un hombre honrado de esos que llevan sombreros y chaquet, si que sería un hombre virtuoso, pero yo soy un hombre pobre. Por supuesto que hay mucha gente que vive del teatro, pero esos suelen ser los que se acomodan en las faldas del teatro y aparentan ser virtuosos, los vampiros, aquellos que priorizan el titulo de un texto o caras televisivas ante la verdadera necesidad de crear en libertad, salvo honradas excepciones, al igual que aquellos que usan la plataforma del teatro para hacer política reaccionaria. O aquellos que reciben 30 mil euros de subvención, se meten al bolsillo 25 mil y producen con cinco.
“En el teatro hay mucho oportunista que por comodidad o por cansancio se convierten en estafadores escénicos y viven del teatro sin aportarle a la profesión un camino arriesgado de futuro y para las nuevas generaciones. Al igual que muchas escuelas de teatro cuyos maestros son líderes de un proceso tan delicado como la formación y son muchos de ellos chapuceros, terroristas escénicos que viven de los muchachos a los que a veces se les hacen daños irreversibles. Es difícil no hacer otras cosas, muchos terminan haciendo tele, otros menos afortunados tienen que buscarse la vida en otros tipos de empleos. Yo he tenido que hacer otras cosas en algunos momentos para poder subsistir, pero básicamente casi siempre he seguido haciendo el teatro en el que creo, que es lo más importante para mí.
-¿Qué pasa con el montaje de Chat?
-Chat me causó mucha curiosidad la primera vez que la leí. Ya el titulo en si me llamó mucho la atención. Me pareció un texto con una estructura compleja pero muy bien elaborada. Una obra profundamente contemporánea en el fondo y en las formas. Una sinfonía escénica muy difícil de llevar a las tablas. Entonces comencé a imaginarme como la montaría y me fue atrapando hasta el punto que he caído en sus redes. Chat de Gustavo Ott es una mirada, una visión y como tal, solo es concebible como una paradoja que se sustenta en la herrumbre social y humana de una sociedad nueva, tolerante, humanista, moderna y virtual. Dylan, Pilar, Erika, Andrea, Boris, junto a otros personajes, nos muestran como una bofetada, una realidad que nos abruma, que está allí, en la mesa de tu casa, a la mano de un simple clic. Historias de la vida real concebidas virtualmente por el monstruo de mil cabezas. La red es un abismo, produce una especie de vértigo y fascinación introducirse en las entrañas de la bestia disfrazada de engaño, de bulo macabro. La red es una puerta abierta al mundo y al conocimiento, pero también nos ofrece acceso directo a los rincones más oscuros del ser humano sin salir siquiera de nuestra casa. Con un simple movimiento del ratón tenemos todo a nuestro alcance y con otro podemos perderlo todo. Internet es el reflejo de una sociedad invadida hasta la intimidad más oscura y secreta soledad. Es un tema muy actual y de mucho interés social. Nosotros hemos decidido introducirnos en las entrañas de la bestia y desde allí contar la vida real o virtual de historias que fueron inspiradas en hechos que en algunos casos sucedieron en real. El personaje de Dylan por ponerte solo un ejemplo. Eric y Dylan fueron dos jóvenes que cometieron la macabra matanza que jamás se haya perpetrado en un colegio de Estados Unidos. La matanza del Colegio Columbine, ha sido y sigue siendo motivo de estudio sociológico. Y que ahora, Gustavo lo trae a la literatura dramática de forma magistral, pero claro hay que estar a la altura de las circunstancias, hacerlo teatro con todas las herramientas que el hecho escénico nos proporciona, intentar hacerlo verosímil con la misma fuerza, sensualidad y crudeza del texto escrito. Darle sentido al discurso. Ahora estamos en el proceso de montaje y el 23 de febrero será el estreno absoluto en Europa de este maravilloso texto de Gustavo Ott. Estoy muy contento porque estamos elaborando una puesta trepidante que dará que hablar.
-¿Qué otros planes tiene?
-Bueno, por ahora estrenar con cuatro funciones en el Festival dentro de poco, hacer funciones fuera de Madrid y esperar la temporada pautada para el mes de junio. Si todo marcha como lo estamos planeando, iremos nuevamente a El Cairo por cuarta vez, a Argentina, Perú y por supuesto a Venezuela en nuestra tercera gira a mi país después de tanto tiempo sin mostrar mi trabajo en mi verdadera casa. Estamos desde ya pensando en una versión del Fausto para el futuro. Un Fausto que habla sobre los poderes fácticos, las corporaciones que mueven el mundo y sus tentáculos, la gran mentira mediática.
-¿Le ha servido esta emigración?
-Claro, de hecho sigo haciendo lo que me propuse y fiel a las razones que me empujaron a emigrar y las que me mantienen aquí. Sin embargo sigo conservando mis nexos con mi país, he estado en estos últimos años en varias ocasiones, dando talleres de dirección e interpretación a los jóvenes de mi región, he estado trabajando en la selva. Ya me gustaría algún día poder dirigir en Venezuela. Espero ese momento ¿y porque no? Estar una buena temporada trabajando allí, en este nuevo e interesante proceso que se le está abriendo al teatro caraqueño.
-¿Y con su vida personal que ha pasado?
-¿Mi vida personal? Pues……je je je…me he casado, me he divorciado, he vivido, me han vivido, he bebido, me han bebido. Ahora llevo una vida más tranquila al lado de la gente que quiero, debe ser la edad, pues pase ya los 40 Quizá esté en el tan esperado ciclo de madurez, por fin.
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