¿Qué es ser profesional de artes escénicas en Venezuela? ¿Únicamente es profesional quien vive de su trabajo como actor, autor, director escenógrafo o vestuarista o quien exhiba titulo universitario que lo acredite en alguna de las especialidades?
Esas preguntas y sus respuestas no preocupan ni desvelan al director Luis Alfredo Ramírez (Caracas, 20 de mayo de 1985), quien precisamente espera recibir su titulo como actor en Unearte. Para él, esos temas son “ambiguos” y además “antiguos”, porque anda entregado en dar vida a los textos que atrapan sus manos y hacer así felices a las actrices o los actores que aceptan sus propuestas. Es por eso que montó y exhibió Quisiera quererte querido (2007) de Roca, Negra sombra (2008) de Williams, Desterrados (2009) de Müller, Eurípides, Séneca, Wolf y Roca, y, actualmente, hace temporada con Mujeres en oferta. Ahí participan las sensuales intérpretes Jenifer Urriola, Vanessa La Morr, Eucaris Boquillon, Tiziana Carascon, Daniela Vielman, Daniela Corredor, Carmen Ascanio, Emilshen Acevedo y María Hernández. ¡Bonita generación que deja huella!
Estremecedora parábola o cruel elipse sobre lo que significa ser mujer en América Latina, para no citar otros continentes, donde las féminas son cosas sin derechos... pero sí con muchos deberes, es Mujeres en oferta. Sin pretender rivalizar con la dramaturgia feminista de Federico García Lorca, su autor Federico Roca (Uruguay, 1974) reitera la violencia “doméstica”, la explotación inmisericorde de las cachifas o las sirvientas, la prostitución para ganarse el pan y algo más, los amores sanos y sin frenos, la competencia con el mundo masculino y todo cierra, para volver a comenzar, con esa insania que arruina la paz de una familia ante la violación y asesinato de su bella quinceañera. En síntesis, son nueve entes teatrales que luchan desesperadamente para alcanzar y disfrutar un mínimo de felicidad, pero tampoco la alcanzan sino cuanto se retocan el maquillaje que la sociedad heterosexista quiere y además impone. ¡Bravo!
El director Ramírez ,quien suma en lúdico y hasta sensual coro a sus nueve comediantas y las hace desfilar en trágicas pasarelas individuales, apuntala el pulcro trabajo de filigrana que logra con cada una de sus actrices, quienes llevan a escena todo lo que sus fuerzas uterinas se los permiten. Ellas no están actuando, sino mostrando lo que es ser mujer y hacer actos que no se quieren o no se deben. En síntesis, las caracterizaciones van más allá de lo que pudo haber concebido el autor y el único freno es el que impone su director y amigo para que no se sobreactúen, aunque hay que recordar que la mujer es comedianta por naturaleza y es su gran arma para la sobrevivencia. ¡Nadie las iguala jamás!
Esta impactante producción de la agrupación Teatro de la Baraja, donde la música es otra actriz catársica, se exhibe hasta hoy en el Laboratorio Teatral Anna Julia Rojas, el cual gerencia Carmen Jiménez.
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