El 17 de julio festejan 74 años del natalicio del caraqueño José Ignacio Cabrujas Lofiego y el 21 octubre conmemoran 192 meses de su ausencia. Dejó suficientes amigos y contundentes piezas teatrales que nunca permiten olvidarlo. Y es precisamente para acentuar la actualidad de su revolucionario pensamiento venezolanista que el Grupo Actoral 80 hará temporada con Acto cultural en el Espacio Plural del Trasnocho Cultural, desde el sábado 22 de enero, dirigido por Héctor Manrique y con las actuaciones de los jóvenes Juvel Vielma, Melissa Wolf, Angélica Arteaga, Samantha Castillo, Juan Vicente Pérez y Daniel Rodríguez.
Para este montaje del 2011 donde hay un absoluto respeto al texto, recordamos que el autor insistió en un tema central el cual aparece en sus obras: a través de la Historia, o de sagas del pasado, podemos entender mejor el presente. Cabrujas utiliza vidas de nuestros antepasados o de mundos pretéritos —algunos aún existen— para que nos reflejen como espejos mágicos, coincidencias con nuestra vida actual, como ha escrito Isaac Chocrón.
Acto cultural teatraliza la vida en San Rafael de Ejido. Sus personajes están angustiados por seguir viviendo, obedeciendo normas y comportamientos que no les merecen su total credibilidad. Saben que ni su pueblo ni su moralidad funcionan, pero no tienen la valentía para cambiarlos o para escapar. La audiencia del 2011 disfrutará de los tres niveles simultáneos en los cuales se muestra: el espectáculo es el acto cultural del título, con el público que asistente a dicha manifestación; por consiguiente, tiempo real y tiempo escénico son idénticos. En los 90 minutos que puede durar la obra, la junta directiva de la Sociedad Luis Pasteur escenifica Colón, Cristóbal, el genovés alucinado, escrita por su presidente, Amadeo Mier, que, presenta al Descubridor como un ser aferrado a una visión cuya dimensión o características ignora. Colón y los otros personajes de su historia son recreados en su cotidianidad, sin tonos épicos, cumpliendo rutinas no tan diferentes a las que rigen las vidas de los aficionados que esa noche los están interpretando. Todos desean explorar sin poseer la valentía necesaria para tal empresa.
Cabrujas usa la Historia como espejo donde los que la reverencian puedan verse y además escribe el libreto de una ópera, si se quiere bufagrotesca, con la pequeña obra compuesta por arias, duetos, tríos, y un tono operático que hábilmente sirve para guiar al espectador por los confines oscuros y conmovedores del tercer nivel en que funciona Acto cultural: la vida íntima e inexorablemente compartida de los seis miembros de la junta directiva. Sus confidencias que son más bien reiteraciones de secretos públicos, los ahogan y no permiten que las sonrisas del público sean risas sino muecas agrias.
¿Qué dirá el público de la Caracas del 2011 de este Acto cultural? Es un grato interrogante, porque la capital venezolana era otra, en lo social, lo económico y lo político, cuando se le estrenó, en aquella noche del 5 de agosto de 1976, en la sala Juana Sujo, de la ahora extinta institución El Nuevo Grupo. Lo dirigió Cabrujas y la producción la asumió Eva Yvanyi y la protagonizaron los comediantes María Cristina Lozada, Perla Vonasek, Tania Sarabia, Rafael Briceño, Fausto Verdial y Walter Berutti. Ahora hay otro director, seis actores de una nueva generación, antiguos y nuevos espectadores y un escenario diferente, pero el mismo texto que entregó su autor.
Un texto donde, como ha escrito Leonardo Azpárren Jiménez, sus seis personajes quedan arropados por su soledad, creyendo oír voces y aferrados a sus creencias. Esperan en el vacío. “En Acto cultural sienten en la piel la misma soledad y el mismo vacío. Amado Mier cierra la obra con un grito: ¡Proponemos un minuto de silencio!”.
Para este montaje del 2011 donde hay un absoluto respeto al texto, recordamos que el autor insistió en un tema central el cual aparece en sus obras: a través de la Historia, o de sagas del pasado, podemos entender mejor el presente. Cabrujas utiliza vidas de nuestros antepasados o de mundos pretéritos —algunos aún existen— para que nos reflejen como espejos mágicos, coincidencias con nuestra vida actual, como ha escrito Isaac Chocrón.
Acto cultural teatraliza la vida en San Rafael de Ejido. Sus personajes están angustiados por seguir viviendo, obedeciendo normas y comportamientos que no les merecen su total credibilidad. Saben que ni su pueblo ni su moralidad funcionan, pero no tienen la valentía para cambiarlos o para escapar. La audiencia del 2011 disfrutará de los tres niveles simultáneos en los cuales se muestra: el espectáculo es el acto cultural del título, con el público que asistente a dicha manifestación; por consiguiente, tiempo real y tiempo escénico son idénticos. En los 90 minutos que puede durar la obra, la junta directiva de la Sociedad Luis Pasteur escenifica Colón, Cristóbal, el genovés alucinado, escrita por su presidente, Amadeo Mier, que, presenta al Descubridor como un ser aferrado a una visión cuya dimensión o características ignora. Colón y los otros personajes de su historia son recreados en su cotidianidad, sin tonos épicos, cumpliendo rutinas no tan diferentes a las que rigen las vidas de los aficionados que esa noche los están interpretando. Todos desean explorar sin poseer la valentía necesaria para tal empresa.
Cabrujas usa la Historia como espejo donde los que la reverencian puedan verse y además escribe el libreto de una ópera, si se quiere bufagrotesca, con la pequeña obra compuesta por arias, duetos, tríos, y un tono operático que hábilmente sirve para guiar al espectador por los confines oscuros y conmovedores del tercer nivel en que funciona Acto cultural: la vida íntima e inexorablemente compartida de los seis miembros de la junta directiva. Sus confidencias que son más bien reiteraciones de secretos públicos, los ahogan y no permiten que las sonrisas del público sean risas sino muecas agrias.
¿Qué dirá el público de la Caracas del 2011 de este Acto cultural? Es un grato interrogante, porque la capital venezolana era otra, en lo social, lo económico y lo político, cuando se le estrenó, en aquella noche del 5 de agosto de 1976, en la sala Juana Sujo, de la ahora extinta institución El Nuevo Grupo. Lo dirigió Cabrujas y la producción la asumió Eva Yvanyi y la protagonizaron los comediantes María Cristina Lozada, Perla Vonasek, Tania Sarabia, Rafael Briceño, Fausto Verdial y Walter Berutti. Ahora hay otro director, seis actores de una nueva generación, antiguos y nuevos espectadores y un escenario diferente, pero el mismo texto que entregó su autor.
Un texto donde, como ha escrito Leonardo Azpárren Jiménez, sus seis personajes quedan arropados por su soledad, creyendo oír voces y aferrados a sus creencias. Esperan en el vacío. “En Acto cultural sienten en la piel la misma soledad y el mismo vacío. Amado Mier cierra la obra con un grito: ¡Proponemos un minuto de silencio!”.
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