No hay vademécum para descifrar el teatro de José Ignacio Cabrujas Lofiego. Algunos críticos se devanaron los sesos para explicar tal frase o una situación escénica en sus piezas. Y el más sorprendido por tanta sapiencia ajena era él, quien elaboró una serie de sagas con énfasis en la humanidad de sus personajes y en el contexto donde estos vivían, como recomienda Peter Brook. Las pergeñó con estructuras cómodas -grotesco criollo argentino es lo que más utiliza, con toques venezolanos- para que fuesen degustadas por el público basto o el intelectual.
Su teatro esta preñado de metáforas sociológicas y hasta filosóficas, porque primero fue un pensador comprometido, formado con un tanto de marxismo y otro poco de existencialismo, y después devino en dramaturgo. Pero la característica más importante es que exuda venezolanidad por todos sus lados, condición que lo hace comprensible para los auditorios del mundo, como lo pedía Antón Chejov. Él dirigió casi todas sus piezas y las glosó en complicidad con sus actores, porque escribía para sus talentos, lo cual hizo que sus montajes fuesen antológicos, pero eso no es obstáculo para ulteriores representaciones con otros intérpretes.
Cabrujas (Caracas, 1937 /Porlamar, 1995) respetó al público y por eso la sencillez y el sano humor que demuestra en Acto Cultural, la cual, después de 35 años, volvió a escena, en el Teatro Trasnocho, dirigida magistralmente por Héctor Manrique y con la enternecedora entrega de otra valiosa generación actoral, como son: Samantha Castillo, Melissa Wolf, Angélica Arteaga, Juvel Vielma, Daniel Rodríguez y Juan Vicente Pérez. Con producción, música, utilería, iluminación, vestuario y asesoría artística de Carolina Rincón, Aquiles Báez, Oscar Salomón, José Jiménez y Eva Ivanyi, respectivamente.
Acto cultural es un agridulce acto cultural que montan tres hombres y tres mujeres de diversas edades, quienes viven en el pueblo de San Rafael de Ejido, para festejar los 50 años de su sociedad que se dedica a fomentar las artes, las ciencias y las industrias. Han ensayado y exhiben el drama histórico Colón Cristóbal, el genovés alucinado, pero durante la representación se desdoblan y afloran todas sus contradicciones, frustraciones y las perennes derrotas en que han vivido. El cuento histórico sobre el descubridor de un mundo no es más que un pretexto para intentar trascender como artistas antes esa comunidad que los contempla, pero la realidad es que están solos, que siempre estuvieron íngrimos en sus luchas.
¿Cabrujas alude a la soledad del artista en medio de una sociedad que lo ignora? ¿Cabrujas cuestiona al país que vive únicamente para efemérides y no afronta los problemas que lastran su desarrollo?
“El buen teatro se explica solo y desde la escena” o “Nadie debe temer a lo obvio o lo simple”, podrían haber sido algunos de sus lemas, pero Cabrujas escribió teatro como quiso y ahora espera a la audiencia de esta centuria para que disfrute y saque sus propias conclusiones. Estamos seguros que Venezuela rescatara en esta segunda década de la centuria XXI al dramaturgo que comprendió y amo a su país de tal manera que lo poetizo como nunca antes nadie lo había logrado. Su teatro merece ser ahora el pan de cada día, un sueño que no es irrealizable.
Sapiencia ajena
La Universidad Simón Bolívar, por intermedio de la editorial Equinoccio y con el respaldo intelectual del critico Leonardo Azpárren Jiménez, ha compilado, en cuatro tomos, la obras completas de Cabrujas, de los cuales ya se imprimieron los dos primeros.
En el prólogo del tomo I, afirma Azpárren Jiménez que Acto cultural es la mejor metáfora de la Gran Venezuela que el país creyó ser a partir de 1974 por la bonaza del petrolero. ”Lo habitantes de San Rafael de Ejido tienen o quieren tener una visión grandiosa de si, haciendo caso omiso de lo que son en realidad… Queda claro el plan de José Ignacio Cabrujas: revisar y desmitificar la historia oficial de un héroe, ser fiel con los fracasados que tanto le interesan, hablar de lo que a él la pasa y deslastrarse de mucho más”.
Recomendamos a los lectores revisar los textos de Cabrujas y la opinión del investigador sobre las obras que ahí aparecen, para que puedan degustar mucho más los espectáculos que se monten con esos textos.
Su teatro esta preñado de metáforas sociológicas y hasta filosóficas, porque primero fue un pensador comprometido, formado con un tanto de marxismo y otro poco de existencialismo, y después devino en dramaturgo. Pero la característica más importante es que exuda venezolanidad por todos sus lados, condición que lo hace comprensible para los auditorios del mundo, como lo pedía Antón Chejov. Él dirigió casi todas sus piezas y las glosó en complicidad con sus actores, porque escribía para sus talentos, lo cual hizo que sus montajes fuesen antológicos, pero eso no es obstáculo para ulteriores representaciones con otros intérpretes.
Cabrujas (Caracas, 1937 /Porlamar, 1995) respetó al público y por eso la sencillez y el sano humor que demuestra en Acto Cultural, la cual, después de 35 años, volvió a escena, en el Teatro Trasnocho, dirigida magistralmente por Héctor Manrique y con la enternecedora entrega de otra valiosa generación actoral, como son: Samantha Castillo, Melissa Wolf, Angélica Arteaga, Juvel Vielma, Daniel Rodríguez y Juan Vicente Pérez. Con producción, música, utilería, iluminación, vestuario y asesoría artística de Carolina Rincón, Aquiles Báez, Oscar Salomón, José Jiménez y Eva Ivanyi, respectivamente.
Acto cultural es un agridulce acto cultural que montan tres hombres y tres mujeres de diversas edades, quienes viven en el pueblo de San Rafael de Ejido, para festejar los 50 años de su sociedad que se dedica a fomentar las artes, las ciencias y las industrias. Han ensayado y exhiben el drama histórico Colón Cristóbal, el genovés alucinado, pero durante la representación se desdoblan y afloran todas sus contradicciones, frustraciones y las perennes derrotas en que han vivido. El cuento histórico sobre el descubridor de un mundo no es más que un pretexto para intentar trascender como artistas antes esa comunidad que los contempla, pero la realidad es que están solos, que siempre estuvieron íngrimos en sus luchas.
¿Cabrujas alude a la soledad del artista en medio de una sociedad que lo ignora? ¿Cabrujas cuestiona al país que vive únicamente para efemérides y no afronta los problemas que lastran su desarrollo?
“El buen teatro se explica solo y desde la escena” o “Nadie debe temer a lo obvio o lo simple”, podrían haber sido algunos de sus lemas, pero Cabrujas escribió teatro como quiso y ahora espera a la audiencia de esta centuria para que disfrute y saque sus propias conclusiones. Estamos seguros que Venezuela rescatara en esta segunda década de la centuria XXI al dramaturgo que comprendió y amo a su país de tal manera que lo poetizo como nunca antes nadie lo había logrado. Su teatro merece ser ahora el pan de cada día, un sueño que no es irrealizable.
Sapiencia ajena
La Universidad Simón Bolívar, por intermedio de la editorial Equinoccio y con el respaldo intelectual del critico Leonardo Azpárren Jiménez, ha compilado, en cuatro tomos, la obras completas de Cabrujas, de los cuales ya se imprimieron los dos primeros.
En el prólogo del tomo I, afirma Azpárren Jiménez que Acto cultural es la mejor metáfora de la Gran Venezuela que el país creyó ser a partir de 1974 por la bonaza del petrolero. ”Lo habitantes de San Rafael de Ejido tienen o quieren tener una visión grandiosa de si, haciendo caso omiso de lo que son en realidad… Queda claro el plan de José Ignacio Cabrujas: revisar y desmitificar la historia oficial de un héroe, ser fiel con los fracasados que tanto le interesan, hablar de lo que a él la pasa y deslastrarse de mucho más”.
Recomendamos a los lectores revisar los textos de Cabrujas y la opinión del investigador sobre las obras que ahí aparecen, para que puedan degustar mucho más los espectáculos que se monten con esos textos.
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