El perfomancista Bouley comentó que con su unipersonal Let's Pretend We're Having Coffee Together Thrirty Years Later (su titulo vertido al inglés) se presentará del 2 al 7 de mayo, para un total de ocho funciones en una sala de Dublin.
-¿Cuántas veces Venezuela ha participado en una competencia así?
-Creo que nunca. Por lo menos en este Festival, nunca.
-¿Su espectáculo, estrenado durante la temporada de 2010 en las instalaciones de Unearte, sufrirá alguna modificación para ese Festival?
-Sí. Hay varias. La primera y más importante es que la haré en inglés. ¡Pequeña modificación que me tiene verde como el clavel gay! Un reto muy importante porque es un monólogo de más de una hora. Ahora acabo de terminar de memorizar y estoy en pleno trabajo con la pronunciación y el fraseo. Trabajo duro. Tampoco me acompañará el pianista Fernando Roa, quien estaba en la versión caraqueña. El acompañamiento musical lo haré yo mismo con un bajo eléctrico, en el que intento aprender algunos sonidos ahora. Habrá también menos canto y cortaré aproximadamente un 10% del texto. Una gran diferencia: ya no estará conmigo José Luis Pérez, quien co-escribió la obra y quien me dibujaba los tatuajes y hacía los peinados y la asistencia de escena. Murió el día de mi cumpleaños, el 13 de noviembre del año pasado. Todas las funciones son en su honor. Me estará acompañando Ricardo Mendoza, quien es el asistente de dirección y quien es co-fundador de Círculo Vertical,la agrupación que produce mi espectáculo.
-¿Por que se hace ese evento de teatro de temática gay en Irlanda?¿Cuales son sus propuestas conceptuales?
-El Festival Internacional de Teatro Gay de Dublín se celebra anualmente en Irlanda desde 2004 con la idea de celebrar la contribución de personas homosexuales al teatro en el pasado y en el presente. No es casual que su primera edición se llevara a cabo ese año en esa ciudad, pues justamente marcó el 150 aniversario del nacimiento en Dublín de Oscar Wilde, uno de los mayores escritores gays que ha dado el mundo. Su figura está incluida en el logo del festival junto a un clavel verde, que era el símbolo secreto del amor gay en París a finales del siglo XIX. Wilde incluso usó este símbolo en varios de sus estrenos repartiendo claveles verdes, artificiales por supuesto, a algunos de sus amigos.
- La idea del Festival es crear nuevas oportunidades de visibilidad y afirmación para el teatro gay, explorar el concepto de "teatro gay" a través de seminarios y lecturas, estimular la creación de textos teatrales sobre la temática, desarrollar contactos internacionales con teatros, dramaturgos, actores y festivales. Hoy en día este Festival es el más importante en el género en el mundo. Tanto que uno de sus principales patrocinantes y apoyos es, nada más y nada menos, que Terrence McNally, uno de los autores contemporáneos estadounidenses más importantes, ganador de varios premios Tony, y autor de varias obras de teatro de temática gay, incluida la súper polémica Corpus Christi, que no es otra cosa que la pasión de un Cristo gay. Su condición de homosexual lo hace un profundo conocedor del tema y, por supuesto, es representado en este Festival con regularidad. Casualmente en 1999 monté Sex and Love con el Teatro del Contrajuego, basada en cinco piezas cortas de este autor.
-Este Festival no es competitivo en el sentido estricto de la palabra, sin embargo, otorga premios simbólicos de mejor texto, actor, actriz, contribución intercultural y mejor obra irlandesa de temática gay. Pero eso creo que más bien es una excusa para tener una celebración general al final del festival.
-¿Cree importante organizar y ejecutar un evento sobre la temática gay?
-Creo que es fundamental para el desarrollo de las "minorías" (y que se vean bien e interpreten esas comillas) organizar festivales temáticos para dar visibilidad, explorar, intercambiar y conocer diferentes puntos de vista. Si hablamos específicamente de teatro y comunidad gay, pues evidentemente me parece importantísimo que se realicen. Sobre todo en Venezuela, donde nos quedamos tan atrasados en el tema de la homosexualidad. En pleno siglo XXI Venezuela ni siquiera tiene leyes para la protección de esta comunidad. No existe matrimonio, ni uniones civiles, ni protección social para las parejas de hecho. Nada de nada. Parece que estuviéramos a finales del siglo XIX en el París de los claveles verdes. ¿Será que nos da pena? ¿Y todo en el contexto de una Revolución? Y no es que no tengamos gente maravillosa y bien preparada que trabaje en pro de esos procesos de transformación social. Sólo basta nombrar a Tamara Adrián para sentirse orgulloso. Lo que pasa es que hay una especie de "no veo, no oigo, no hablo" de las autoridades y la gente que tiene la posibilidad y el poder de hacer algo. Es como si los homosexuales, lesbianas, transexuales, bisexuales, etcétera, ¡¡¡no fueran pueblo, pues!!!
-Entonces, el teatro y un Festival con esta temática creo que son herramientas maravillosas para tocar estos asuntos. No es que yo crea que el teatro puede cambiar sociedades. No. Yo estoy clarito. El teatro puede cambiar unas muy pequeñitas cosas de muy pocas individualidades. Primero que ya su público es realmente ínfimo comparado con la TV, o la radio, o internet. Yo no hago teatro para llegar a las masas ni para cambiar sociedades. Yo hago teatro con el único objetivo de lograr que por lo menos una persona después de toda una temporada haya pensado gracias a la obra: "ayer traté mal a mi pareja, a mi mamá, a mi abuela, etc. Hoy voy a llegar a darle un beso" O se conmueva porque se ve reflejado en alguna experiencia. -Con esta obra me ha pasado mucho. Creo que más que con ninguna otra. Creo que porque es evidente que lo narrado es real y por su construcción de testimonio, es un mensaje directo y diáfano de humanidad. A lo mejor suena cursi o ridículo, pero ese gesto de pequeñísima transformación me parece más honesto que creerse uno tan arrecho como para cambiar sociedades. No, no, no. No somos nada. Somos unos pequeños seres invisibles que nos emocionamos todavía con músicas, o con poemas, o con colores en un lienzo, o con tener veinte personas en platea, en medio de estas sociedades apabullantes de facebook, twitter, rascacielos y cemento. Dura pues.
-¿Qué se puede ganar o qué se puede perder con acudir a un Festival de esa índole?
-Ganar todo lo que se puede ganar con una experiencia teatral internacional. Intercambiar puntos de vista artísticos, societales, etcétera. Perder, creo que nunca se pierde nada con ninguna experiencia. Yo estoy tan convencido hasta el tuétano de que todo pasa porque tiene que pasar. O mejor, que no hay mal que por bien no venga, que realmente no veo qué es lo que se puede perder participando en este tipo de Festival. Bueno, por lo menos yo no tengo nada que esconder. Pero sí mucho que mostrar. Recuerda que la obra es un desnudo permanente.
-¿Cuándo se le volverá a mostrar aquí en Caracas?
-Por ahí pudiera haber algún evento en el que se pudiera mostrar. Esperemos que se dé a finales de este año o a comienzos del próximo. En todo caso, creo que será siempre con la nueva versión para Dublín. Pero en español, por supuesto. Ese 10 por ciento menos de texto ayudó. Y menos canto también. ¡Yo no soy cantante, y quedó claro en enero 2010! Todavía estamos pensando en una versión cinematográfica también.
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