El Síndrome de la Inmunodeficiencia
Adquirida prosigue enfermando y matando. Y es por eso que en Venezuela hasta mediados de abril de 2013 había
ya 167 mil infectados de SIDA, según declaraciones de Edgar Carrasco, vocero de
Onusida, para la agencia Efe. El SIDA está ahí,
agazapado, esperando víctimas, tratando
de impedir que los seres humanos se amen.
Y ante tales
noticias, el teatro venezolano, otra vez más, ha salido al frente con el
espectáculo Habitante del fin de los
tiempos, el cual hace temporada en el teatro Escena 8, gracias a la entrega
del dramaturgo y director Johnny Gavloski
aliado con el productor y actor José Manuel Ascensao, apoyados además por los
comediantes Xavier Muñoz y Marilyn Ascensao. ¡Otra vez regresan a la batalla por la vida y el amor!
Hay que recordar, que los creadores de las artes escénicas del mundo,
desde 1982, cuando se dio el reventón del SIDA en Estados Unidos y se regó en los cinco continentes, se
pusieron de acuerdo para utilizarlo en sus metáforas artísticas y mostrar así obras o espectáculos para
difundir sagas sobre infectados y
diversas formas o métodos para afrontar
el síndrome. Emergió así un teatro, un cine y una televisión con fuerte carga
didáctica y consejos filosóficos. También los poetas y los escritores, además
de los medios de comunicación, aportaron lo suyo: dando instrucciones para prevenir
las infecciones y reiterando recomendaciones para tener más cuidado en las
relaciones sexuales. Al tiempo que la medicina enfiló todas sus herramientas
para controlar al retrovirus causante de tanta mortandad, pero todavía no
existe una terapia capaz de erradicar al SIDA de la faz de la Tierra y por eso
las cifras rojas de las estadísticas alarman a todas las sociedades.
18 AÑOS DESPUES
Habitante del fin de los tiempos, texto que
evoca el humano miedo a la muerte como una encrucijada de una tragedia, avivada
con inteligente humor, el mismo que conquistó el Premio Municipal de Teatro 1997
entre otros galardones, vuelve en este crucial 2013 con su historia sobre tres
venezolanos -David, Erasmo y Janice-para demostrar, una vez más, que el amor y la amistad pueden ser cómplices
y darle un verdadero significado a la vida.
Sin importar las
preferencias o conductas sexuales- David, heterosexual, y Erasmo, gay- aprenderán
y enseñarán a sobrevivir entre sus diferencias
ideológicas, culturales, espirituales y emocionales, gracias a una
inquebrantable amistad, soportando los avances de una enfermedad que los hace
valorar la vida; mientras Janice se mantiene latente en esa saga hasta aparecer en un dramático final.
El público de este
siglo XXI entra fácilmente en un torbellino de las emociones de los personajes,
enfrentados sus propias dudas y expectantes ante una sociedad homófoba y
falsamente religiosa, quienes deben luchar contra sí mismas para lograr salir
adelante, esperando encontrar la cura antes de la muerte imprevista.
No es una pieza
grata para nadie, sino todo lo contrario. Es una tragedia contemporánea que
atrapa al espectador por ese hibrido del amor y la amistad, el cual no tiene
parangón con ninguna otra experiencia y solo los que hemos vivido las
peripecias de nuestros amigos enfermos y aferrados la vida, podemos
comprenderlo y sentir como se nos arrugan nuevamente los intestinos o como se
nos desbordan las lágrimas al recordar sus agonías.
El texto como tal
ha envejecido y requiere de una poda precisa para bajar el tiempo de
representación y permitir incluso que el público digiera las básicas líneas de
información, poéticas algunas, y deguste
más las transiciones de los personajes y las peculiaridades de la trama.
Las actuaciones
son un reto de verdades, como la de Ascensao, quien lleva el peso de la obra, y
el positivo debut de Muñoz. Sin sus entregas no habría espectáculo.
EL MAL DEL SIGLO
Los venezolanos Elio
Palencia, Marco Purroy, Johnny Gavlovski, y David Osorio Lovera, durante la última
década del siglo XX, coincidieron al llevar al teatro como elementos dramáticos
de sus piezas a personajes afectados por “El mal del siglo” o sea infectados
por ese virus extraño que vino de lejos, el tristemente famoso Síndrome de la
Inmunodeficiencia Adquirida. En síntesis, estos autores, preocupados ante el
peligro que se cierne sobre la libertad de los seres humanos para amar en toda
intensidad posible, se fijaron en el tema del SIDA, lo amaron y optaron por
escribir sus textos: Habitación independiente para un hombre solo, Anatomía de un viaje, Habitante del fin de los tiempos y El
último brunch de la década. Añadieron a la larga de personajes del
prototipo venezolano, a seres nunca antes vistos en la escena, homosexuales,
bisexuales o heterosexuales infectados por el SIDA, el cual pone en peligro a
la humanidad entera, sin distingos de costumbres amatorias, y/o sexuales. Y es
precisamente una novedad en el teatro de Venezuela, para no citar al de otros
países, el que sus dramaturgos escriban sobre el temible SIDA. Esas piezas teatrales,
junto a las del precursor Amado Naspe, fueron las primeras que se mostraron en Venezuela. Esa
respetable lista prosiguió aumentando: Palencia estrenó en 1997 a Arráncame
la vida, a la cual versionó y le
cambió el titulo para así publicar y montar ¡Mátame
mamá!, en 2011, pero antes, en 2010, se agregó el trabajo de Julio Bouley y
José Luis Pérez: Vamos a imaginar que nos estamos tomando un café
treinta años después/ Testimonio teatral en 7 tiempos”.
EPIDEMIA
La epidemia
de Sida en Venezuela sigue concentrada en hombres homosexuales y transgéneros, dijo a Efe vocero de
Onusida, Edgar Carrasco, quien aclaró que esto no indica que la infección no
afecte a otras personas. “Estas
estimaciones se realizan con base al comportamiento de la epidemia en cada país.
Para Venezuela, se hace este cálculo con base a que 20 por ciento de las
personas con VIH necesita terapia antirretroviral". Carrasco echó
mano del último informe venezolano relativo a los avances en la lucha contra el
SIDA, que él exaltó como de “gran credibilidad”, donde se señala que la edad de
los hombres infectados se ubica entre 30 a 39 años, y en las mujeres entre 25 a
34 años. Según estas referencias, el 5 por ciento de la población de “hombres que tienen sexo con hombres”
podrían estar infectados en la actualidad, aunque también agregó que “un
tercio de los casos notificados pertenece a mujeres”. Según Carrasco, la
epidemia se hallaría concentrada en ese grupo debido a la falta de campañas
“desprejuiciadas” dirigidas especialmente a los homosexuales hombres
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