En una ciudad sitiada, los
adultos Antonio y Esperanza coinciden en
el mismo refugio: lo que queda de un museo saqueado y tapiado a medias por los
escombros. No se conocen, desconfían el uno del otro, pero no les queda más remedio
que resignarse a la difícil convivencia que por momentos los acerca o los
enfrenta. Pronto se percatan de la imposibilidad de escapar, porque los bombardeos,
las ráfagas de ametralladoras y gritos les acercan la guerra. Atrapados,
alternan intentos de humor, conversaciones absurdas, expresiones afectuosas y
agresiones tratando de evitar un conflicto final que, eventualmente,
¡¡¡conducirá al desenlace…!!!
Así se resume el argumento de
El sitio, obra teatral de José
Antonio Barrios, de obvio contenido social, la cual lleva a reflexionar sobre la
falta de solidaridad, el desencuentro y la intolerancia, y la cual además advierte sobre lo que ocurre o puede ocurrir
durante una conflagración o un conflicto.
Barrios revela que El sitio es la quinta pieza que ha
escrito. Fue premiada con el tercer lugar en un concurso en el Reino Unido; además,
ganó una mención honorifica en el Premio Municipal de Literatura 2008 y una
mención especial en el Premio de Dramaturgia Marita King 2008.
-¿Cómo
nació El sitio?
-Es el resultado del Taller de Creación Literaria del CELARG
2007-2008 en el género de dramaturgia, un lugar de creación y aprendizaje donde nos
nutrimos del talento y conocimiento que generosamente José Gabriel Núñez nos ofreció y, por supuesto, del talento, entusiasmo y creatividad de los
demás integrantes del taller.
-¿Cómo fue el proceso de escritura?
-El proceso se
desarrolló intercambiando experiencias con los integrantes del taller
anteriormente citado, pero también con entrevistas y encuentros con personas
que han estado en situaciones límites por la intolerancia ante las diferencias
sean de género, raza, clase social o ideología política.
-¿De dónde parte o en qué se inspiró?
-Para esta obra me
inspiré en lo que pasa actualmente en muchos países del mundo y en el nuestro
en particular; es una invitación a reflexionar sobre la crispación de una
comunidad que puede culminar de manera sangrienta si se ve al que piensa
diferente como enemigo ya que cuando esto pasa se polariza cada vez más el
concepto del otro como amenaza. El sitio
nos muestra parte de lo que somos, las consecuencias de la incomunicación e
intransigencia de los individuos que conformamos este país y hasta donde somos
capaces de llegar si no acudimos a valores firmes y vemos puntos de encuentro.
-¿Qué pasará ahora?
-A partir del viernes
17 de mayo tendremos temporada en el Teatro San Martín de Caracas con el
montaje de Repico, bajo la acertada dirección y lectura para la puesta en
escena de María Grazia. En este montaje actúo interpretando al personaje de
Antonio, un visitador médico, al lado de Roberta Zanchi, como Esperanza
-¿Por qué aceptó actuar en su obra?
-Es la primera vez que
actúo en una obra escrita por mí. Hasta ahora prefería ser espectador de mis
obras para poder ver desde el público las reacciones del espectador con el
texto, pero acepte la invitación del Repico y, particularmente, de María Grazia,
para tener la experiencia de prestar mi cuerpo para materializar a uno de mis
personajes más querido.
-¿Su
obra es abiertamente un alegato por la paz y un rechazo a las guerras?
-Siempre he creído en
la paz y creo que los dramaturgos tenemos que crear obras que ayuden a reflexionar
sobre el sinsentido de los conflictos bélicos.
-¿Se dice que se sabe cómo comienzan las guerras pero se ignora
cómo terminan?
-Ninguna guerra
termina bien ni deja resultados favorables para nadie.
-¿Qué ha pasado con su teatro?
Hasta ahora he tenido
la dicha de ver representada casi la totalidad de mi producción dramatúrgica.
Me siento muy contento porque tras cada montaje, tras cada representación en el
escenario, las críticas favorables del
ojo especializado, que para mí es el público, no han cesado de sucederse.
Algunas de mis obras han ganado premios que siempre son un buen estimulo para
seguir escribiendo. Otras esperan por su publicación y puesta en escena, aspiro
no se queden en el papel.
-¿Qué pasa con el teatro venezolano
que muy poco se le representa en su territorio?
-Lamentablemente son
pocos los grupos de teatro en Venezuela
que montan autores nacionales. Quizá de la misma manera como se han
abierto nuevos espacios teatrales y se han creado festivales tan exitosos como los
organizados por Fundarte, hacen falta políticas y eventos que estimulen la creación
de espacios para la puesta en escena de la dramaturgia nacional.
-¿Es una problema de la dramaturgia o del sistema de producción
teatral existente en Venezuela?
-Existen excelentes dramaturgos, especialmente
nuevos, a quienes se le niega ver representadas sus obras y no por problemas de
calidad de los textos sino debido en gran parte al errado sistema de producción
teatral.
Un texto de éxito
-La primera puesta en
escena de El sitio fue en el 2008
-recién escrita-, durante el último año de existencia del Iudet -ahora
Unearte-. La dirección y actuación
estuvo a cargo de Wilfrido Sierra. Posteriormente, fui invitado en junio
de 2009 al Festival de Autor / FESTEA. En ese evento la pieza fue montada por
dos grupos y, por supuesto, cada uno de
ellos realizó una interpretación y una
lectura diferentes, con lo cual, el resultado en las tablas fue
enriquecedor. ¡Eso sí!, respetando la esencia de la pieza. En esa oportunidad
la dirección estuvo por parte de Wilfrido Sierra, de nuevo, con una puesta
distinta a la mostrada anteriormente en el Iudet, que mereció buenos
comentarios y el otro montaje de la obra dentro del FESTEA fue bajo la
dirección de Jennifer Morales, un trabajo bien particular y creativo. En ese
mismo mes Junio de 2009 se presentó en el Festival de Teatro Interclubes por
parte del Club Santa Paula bajo la dirección de Manuel Valero y las actuaciones
de Jonathan Collet y Trina Zavarce, nieta del recordado actor y cantante Néstor
Zavarce. Más recientemente El Pequeño Teatro de Los
Robles, en la isla de Margarita, culminó la temporada teatral 2012 con la
puesta en escena bajo la Dirección de José Salas Verde. Mi obra acaba de
terminar temporada en la Sala Horacio Peterson de Unearte el pasado domingo 28
de abril en un montaje del grupo Repico.
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