Gracias al crítico Oscar Acosta, colaborador del semanario cultural Todosadentro,republicamos aqui este articulo sobre el vital rol que ejerció Andrés Bello para el incipiente teatro venezolano del siglo XIX.
Oscar Acosta
En
1808, España había sido invadida por el ejército francés al mando de Napoleón
Bonaparte y el rey Fernando VII forzado a abdicar, tras lo cual fue impuesto
como rey José Bonaparte, hermano de Napoleón,
lo que desató en la península ibérica un furor patriótico generalizado
que se reflejó intensamente en el mundo de las letras y las artes,
extendiéndose a las colonias americanas. De la defensa de la corona española a
la emancipación y creación de las naciones nuestramericanas hubo apenas un
lapso de dos años. Las canciones patrióticas españolas devinieron, en muy corto
tiempo, en el Gloria al bravo pueblo. El estudio del clima de agitación y
turbulencia intelectual propio de esos días, es crucial para la comprensión de los factores que fueron la
génesis de nuestra independencia y la consecuente creación de la República y en
la cual el teatro jugó un papel estelar como palestra de las contradicciones
políticas.
El
teatro, más que la prensa escrita, constituía el medio de comunicación masivo
más eficaz para un público en el que predominaba el analfabetismo, sirviendo de
tribuna por excelencia para reflejar la convulsa situación que vivía el
imperio. Ello dio pie a la escritura de una gran cantidad de piezas dramáticas
en las que se denostaba a los invasores franceses, exaltando a la vez, la
fortaleza patriótica del pueblo español y las virtudes de la corona. El 25 y 26 de diciembre de 1808 se efectuaba
en el teatro Coliseo de Caracas (situado en la hoy esquina del Conde) la
representación de España Restaurada, drama
alegórico, de texto desconocido, referido a las vicisitudes políticas que
enfrentaba el imperio español.
Del hecho,
tenemos noticia gracias a una nota publicada en la Gazeta de Caracas el día 30 de diciembre: “ El 25 de los corrientes se ha abierto de nuevo
el Teatro Público de esta ciudad (...) y se dió principio a la función
con el drama alegórico, La España restaurada muy propio de las
actuales circunstancias de la nación, y terminado con una Canción patriótica,
A lá vista de los personajes que representaban las Provincias de
España con los trages correspondientes y sobre todo á la del Retrato
de nuestro amado Soberano Fernando VII... ” La nota fue escrita por
Andrés Bello, quien fungía como redactor de la publicación, órgano
de prensa de las autoridades coloniales, en su carácter de Oficial Segundo de
la Capitanía General de Venezuela. Corresponde a este humanista entonces, ser el precursor de la crítica teatral en el
país , como también en Chile, pues desde 1830 en el periódico El Araucano, fue el primero en publicar
numerosos artículos relativos al arte de la representación.
Desde
que el historiador y filólogo Pedro Grases en uno de sus artículos en la década
del 40 del siglo pasado, afirmó que la autoría del drama España restaurada, correspondía
al mismo Bello, en casi todos los libros y estudios sobre el teatro y la
literatura venezolana que se refieren a la época colonial, así como en innumerables
publicaciones que tratan su extensa producción, se repite tal atribución.
También quien redacta estas líneas reiteró la información en escrito reciente
para Todosadentro. El dato es
erróneo. A través de una investigación internética en los archivos digitales de
diversas universidades y bibliotecas españolas podemos obtener la obra España
restaurada, alegoría dramática de Gaspar Zavala y Zamora
(Valencia, Imprenta de Burguete. 1808.), así como su manuscrito con nota y
fecha de aprobación del censor del 13 de agosto de 1808, lo cual indica que, probablemente, se
representó ese mismo mes. Hay
referencias a otra edición, realizada en Madrid del mismo año, en la imprenta
de D. Eusebio Alvarez. Se conserva
también la partitura original de la “canción patriotica” a la que alude Bello
en la Gazeta de Caracas y que “muchos
de los espectadores acompañaron (...) el ritornelo o coro con que terminaba
cada una de las coplas”. La composición es de Blas Laserna, muy popular en ese
entonces y considerado el “Mozart de la tonadilla”, y quien compuso asiduamente
melodías para las representaciones teatrales de la época en los escenarios
españoles. Cuatro meses después, el espectáculo fue representado, con actores y
músicos criollos, en el recinto teatral
caraqueño. No hay lugar a dudas, se trata de la misma obra: los datos que aporta Bello en la crónica,
corresponden al texto de Zavala y Zamora.
Nuevamente
se hace alusión a la pieza en un documento del ayuntamiento caraqueño, publicado
en la Gazeta del 3 de febrero de
1809 y en el que se da cuenta de los eventos
realizados ese mes, con motivo de la Instalación de la Suprema Junta
Central Gubernativa de España é las Indias. Según la relación, el día 16 de
enero “... se representaron en nuestro coliseo Restauración de España,
Batalla de Baylén, é Impersonal de Murat, en que cada
uno de los actores se excedió asi mismo para representar su carácter...” No es fácil identificar los dos últimos
dramas dada la profusión de los que fueron
escritos con nombres parecidos a propósito de lo que sucedía en Europa y
la imprecisión de los títulos con que se asentaban en los registros, pero Batalla de Baylén
bien pudiera referirse a El
mejor triunfo de España, la victoria de Bailén o la rendición del general
Dupond, así como Impersonal
de Murat a La Muerte de Murat: escena trágica, ó
bien sea, semi-unipersonal joco-seria, ambos de
contenido antifrancés, autor anónimo y publicados en España (1808).
Según la Gazeta de Caracas, otras
obras representadas en el Coliseo en 1811, y de las que hasta ahora se omitieron
los nombres de los autores en las publicaciones existentes sobre el tema, fueron
Morir
por la patria es gloria: Atenas restaurada de Manuel Fermín de
Laviano y La mayor constancia de Luzio Scebola de Francisco de Leiba y
Ramírez. En 1812, además de varias operetas, a partir del 12 de enero se
escenificó sucesivamente durante varios domingos, la pieza El bruto de Babilonia,
escrita en colaboración por Juan de Matos Fragoso, Agustín de Moreto y
Jerónimo de Cáncer y Velasco, en la que, el “pintor y
tramoyista” portugués, José Seixas hizo los decorados. También, de estas tres
obras se pueden obtener copias digitales a través de internet.
Aunque El bruto de
Babilonia está basado en un tema
bíblico, es indudable su analogía con la situación reinante en la recién creada
República venezolana, sumergida en una cruenta guerra contra las fuerzas
realistas. El argumento está basado en la opresión del pueblo de Israel por
parte del rey Nabucodonosor, quien es castigado por contrariar la voluntad de
Dios. Al final, a este le es concedido el perdón divino, apareciendo un ángel
que sentencia:
“ÁNGEL.- (...) es su
voluntad
que dejéis ir a su patria,
libre, al pueblo de Israel.
(…) Pues queda en paz, Babilonia;
y tú, Rey, que a Dios aplacas,
vive humilde, sin que irrites”.
Quizá fue este drama el primero que tuvo una temporada exitosa
en el país y, probablemente, el último en representarse en el teatro Coliseo, primer
coso teatral de la capital, antes de que fuera destruido por el terremoto del
26 de marzo de 1812.
En la investigación
reciente sobre el tema (aún en curso) y mientras elaboraba este escrito, me
topé con la noticia de un artículo titulado De desvaríos y atribuciones históricas: La España restaurada, ¿una obra
de Andrés Bello?, de la historiadora y musicóloga Montserrat Capelán
Fernández, publicado en la revista venezolana El desafío de la historia (2012). Corresponde a ella
entonces, la primicia de haber develado la autoría de España restaurada.
.Además
de corresponderle el mérito de haber publicado la primera crítica teatral, a Andrés Bello se le atribuye Venezuela Consolada, loa representada en 1804 en el teatro Coliseo de Caracas y
alusiva a la introducción en el país de la vacuna contra la viruela. La loa era
una breve composición dramática en verso en las que generalmente se alababa a
alguna personalidad de singular importancia o alguna deidad católica y que se
escenificaba antes de las obras más extensas y de varios actos.
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