Ocho actores en busca de un escenario |
La venezolana no solo crea hijos para la Patria. También enjuaga
angustias y reafirma valores y amores que la mantienen viva al acudir al
teatro. Ahí lo demuestra mayoritariamente en todas las representaciones.
Reiteramos nuestra existencial apreciación tras aplaudir y ponderar el
espectáculo Limbos a partir de
Obituarios y Mínimas, creativo y
bien actuado montaje que exalta la
dramaturgia de Xiomara Moreno (Caracas, 1959) y el cual clausuró la caraqueña temporada
2013 en la sala Espacios Cálidos de Unearte, con nutrida presencia femenina.
Limbos a partir de
Obituarios y Mínimas, producción de la Compañía
Universitaria de las Artes-Teatro, es un artístico trabajo de los directores Miguel
Issa, Costa Palamides, Diana Peñalver y Juan José Martins, quienes realizaron un
espectáculo abierto, en espacio no convencional y con la característica de ser
peripatético, para ocho actores recién graduados.
Xiomara entregó a los puestistas, a partir de su libro Obras completas, tres monólogos, dos comedias, dos obras
psicológicas y una pieza en tres partes sobre cuentos de aparecidos. Y de ahí
salieron los libretos para crear cada
una de las variopintas puestas, con sus ocho espacios escénicos, hasta lograr
el montaje global: Obituario, La manzana de la discordia, Vida de pajaritos, La I griega, Todo nuevo, De una mujer, Todas las salidas son ciegas y Memorias de un viaje.
Gracias a ese montaje colectivo lograron crear impactantes situaciones
de risa, melancolía, tristeza, locura, realidades concretas y propuestas
estéticas, al mismo tiempo que les permitió confrontar sus propios trabajos
escénicos, teniendo como hilo conductor la dramaturgia de Xiomara, todos
adecuados a la dirección de arte de Efrén Rojas en los Espacios Cálidos.
Los segundos artífices o creadores son Argenis Ciriaco, Jiniva Irazabal, Joseph
Rivero y César Augusto Roa, seguidos de Karlyn Alquinzones, Catherine Tadger, Karla
Martínez y Noelia Rojas. Estos intérpretes se reparten, con ritmos sostenidos y
sin desfallecer, entre sus múltiples personajes que van desde la farsa a la
comedia de salón, usando el patetismo y un tanto de humor. Pocas veces se logra
ponderar tal abanico de expresiones actorales
en un conjunto de jóvenes, trabajado minuciosamente por cuatro
directores, duplicados en técnicas y estilos;
hay que resultar las cimas alcanzadas, en este orden, por Martín,
Palamides, Issa y Peñalver (excelente su colofón escénico con el viaje en el Metro,
en Memorias de un viaje).
Ocho comediantes ingresan, pues, al complejo mundo profesional,
pero muy especialmente: Rivero, Roa, Ciriaco y Tadger, favorecidos notablemente
por sus obras, aunque los otros cuatro nos desmerecen nada con sus
composiciones. El tiempo y los diversos espacios donde se muestren terminarán
consagrándolos porque talento y conocimientos
tienen. Les aconsejamos a los ocho que funden ya una agrupación y
se vayan a recorrer salas con ese espectáculo para así ganarse al público, ávido
de nuevas experiencias e historias sobre la vida de l@s venezolan@s, porque eso muestra Xiomara Moreno en sus piezas.
Con respecto al título del espectáculo, la autora puntualiza que
cuando algo queda a mitad de camino,
cuando no se logra concluir o alcanzar una solución definitiva, estamos en el limbo. ¿Qué opina el público?
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