La historia venezolana inspiró al dramaturgo para su pieza más política. |
El director Héctor
Manrique y el GA-80 hacen temporada en el teatro Trasnocho con El americano ilustrado, agridulce espectáculo
de José Ignacio Cabrujas (Caracas,
17 de julio, 1937 / Porlamar, Isla de Margarita, 21 de octubre, 1995)
sobre las vicisitudes del gobernante que pretendió afrancesar a Venezuela y
terminó canjeando parte del territorio por la deuda que dejó la Independencia.
Cabrujas podría afirmar, parafraseando a Michel
Foucault (Francia, 15 de octubre,
1926 /25 de junio, 1984), para esclarecer aspectos de El americano ilustrado, que
lo hecho “es la historia de la manera en que las cosas se problematizan; es
decir, la manera en que las cosas se vuelven problemas". Y eso dejó en esa
comedia: una ficción inspirada en hechos históricos para el
enjuiciamiento de la realidad, donde la frustración de tres hermanos y la denuncia de sus
convencionalismos, son elementos que proponen una reflexión sobre la frustración individual y colectiva de
Venezuela, resultado de tantas generaciones ilusionadas pero igualmente
desencantadas, cuando se confrontan con una realidad heredada y que no
podrán transformar o cambiar.
El americano
ilustrado (1986) recuerda a
los venezolanos de este sorprendente siglo XXI como se perdió la Guayana. Y
subraya las irresponsabilidades y ligerezas gubernamentales del general Antonio
Guzmán Blanco (Caracas, 28 de febrero, 1829/ París,
20 de julio 1899) en medio de naturales problemas domésticos de
sus funcionarios.
Es una recreación
mordaz y patética de nuestra idiosincrasia, que además invita a reflexionar
sobre las imposturas del venezolano a partir de la anécdota del cornudo y
mediocre canciller que se traiciona a sí
mismo y al pais al firmar un protocolo
donde cede el territorio para
pagar las deudas contraídas con el Reino Unido, al tiempo que el país copia
costumbres europeas, impone un afrancesamiento en un derroche impresionante de
dinero y se abre a la inversión extranjera. Al despuntar el siglo XX llegan las
petroleras y las tiranías de Castro, Gómez, López… y una revolución que
desemboca en la dictadura de Pérez…pero la historia prosigue.
Cabrujas, pues,
revela cual es la semilla y los frutos de todo lo que pasó en buena parte de las
centurias XIX y XX y advierte que la
historia puede repetirse por las fallas humanas no solo de sus gobernantes. No
usa textos barrocos ni posturas grandilocuentes
de sus personajes. Todo desde la intimidad del poder político y las debilidades humanas, como las traiciones
y los robos de la riqueza de la nación,
o sea la pestilente corrupción.
Ahora Martha
Estrada, Daniel Rodriguez, Juan Vicente Pérez, Juvel Vielma, Wadih Hadaya, Angélica
Arteaga, Vicente Peña, Marxlenin Cipriani, Omar Pérez y Luis Abreu son los
conmovedores cómicos que hacen posible ese espectáculo, sobrio en sus
movimientos y ácido con todo lo que dicen y hacen en medio de una cotidianidad
criolla muy contemporánea.
Manrique escenificó
El americano ilustrado porque, tal nos lo declaró, retrata como somos los venezolanos, pueblo que no termina de nacer o de
hacerse, pueblo guerrero y siempre luchador. Nadie, venezolano por
supuesto, que vea una pieza de Cabrujas podrá negar que ahí también está él.
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