"La última noche de Fedora" cerró el evento en el Celarg |
Con la escenificación del espectáculo
hiperrealista La última noche de Fedora culminó
el I Festival de Teatro Rosa de Caracas 2014, realizado entre el 4 de junio y
el 6 de julio, organizado y producido para el Centro de Estudios
Latinoamericanos Rómulo Galllegos
(Celarg) por el crítico Bruno Mateo, directivo de Avencrit, y el productor Elvis
Romero.
El
Festival de Teatro Rosa, dice Mateo, es una iniciativa que nació en Bogotá, impulsada por la Corporación
Barraca Teatro, con la intención de sensibilizar, visibilizar y educar sobre temas polémicos, como son todos los
relacionados con la diversidad sexual, teniendo a las artes escénicas como
vehículo. Ahora este Festival de teatro Rosa Caracas es una
réplica del que se viene realizando desde hace cuatro años en Colombia y
pretende unificar esfuerzos en la lucha por la diversidad en Latinoamérica.
El
nombre de Festival Rosa tiene que ver directamente con las teorías queer que toman los elementos negativos
y homofóbicos para luego resignificarlos de una manera positiva hacia el objeto
despreciado. “Precisamente el color Rosa siempre se ha asociado a la
homosexualidad de una forma peyorativa y aquí se resignifica de una manera”,
subraya Mateo.
Bajo
el eslogan “Estamos aquí”, en el Festival de Teatro de Caracas 2014 se
abordaron temas referentes a la diversidad sexual por intermedio de 23 montajes
teatrales, lo cuales fueron el detonante de debates a través de conferencias
y/o charlas. El evento contó además con conferencias,
lecturas dramatizadas y exposiciones de temática sexodiversa como una manera de
reivindicación de los derechos de la comunidad LGBTI de Venezuela.
Hoy en día, cuando las diferencias entre los seres humanos se han
comenzado a suavizar haciendo de nuestro mundo un lugar más amable,
todavía en ciertas naciones persisten las condenas hacia las personas con
sexualidades distintas a las normadas por la cultura heterosexista dando origen
a una aborrecible fobia hacia la diversidad, la tristemente célebre homofobia, por lo que el Festival de
Teatro Rosa Caracas busca concientizar los derechos de la sexogénero diversidad
para reclamar el espacio ciudadano al que se le ha sido negado históricamente,
el cual ahora está garantizada por la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
Historia
inconclusa
Las
agrupaciones y sus 23 espectáculos que
se mostraron en la Sala Experimental del
Celarg, los cuales fueron vistos por no menos de tres mil espectadores, eran: Una
historia inconclusa (Teatro
Tracodra), A la valenciana (Ceniza
Teatro), Como dios manda (Kebebasan Producciones), Un
hombre cuatro estaciones (Luis
Carlos Boffill Bordón producciones), Cuando el día viene mudo (Grupo J.A.Var), Mal-Matrimonio (Tinta y plus producciones), Pater
Noster (Theatrum), Hermanos (Jennifer Gásperi), Decidida
(Luis Carlos Boffill Bordón
producciones), Hasta que la muerte nos separe (Bicenteatro),
¿Cómo
decirle a mi novio que no soy ella sino él? (Teatro Luz Columba), Tomate
una pepa de lexotanil (Irelou
Producciones) y La última noche de Fedora (Mango producciones). El público se quejó
ante los organizadores porque los espectáculos no fueron programados sino para
dos funciones, por razones de la misma programación teatral del Celarg, pero se
espera que en otros festivales los montajes tengan más representaciones.
Lesbianas
El tema del lesbianismo no es tratado con frecuencia, pero Luis
Carlos Boffill Bordón insistió y pudo
mostrar en el Festival de Teatro Rosa de Caracas su obra Decidida
con Marcela Girón, Saúl Marín y Mercedes
Salaya. Ahí se plasma de la historia de Yudith
y Sergio, quienes llevan muchos años en
matrimonio. Pero ella ha descubierto que siente interés físico y sexual por
otras mujeres, lo cual la convierte en lesbiana y se acepta como tal, solo le
falta asumirla. Sin embargo no es fácil romper con un matrimonio de tanto
tiempo. Incluso, romper con su propio patrón de vida cotidiana camino a otras
vivencias que sabe le tocaran pasar en consecuencia a la decisión que tome.
Gloria es su amiga incondicional desde la infancia. Y es a la única a quien, por ahora, le quiere
confesar su situación. No está confundida, aun con temores, pero Yudith está decidida a materializar su deseo. Vimos una
función y quedamos maravillados de la sobriedad de la anécdota y de la limpieza
del montaje, logrado en ritmo de comedia por esos tres histriones que se
desafiaron a sí mismos y dieron sus aportes a los personajes propuestos por el autor,
que además es un consumado directo de actores. Ojala que este espectáculo pueda
mostrarse más adelante.
El show prosigue
Dirigida por Anthony Gómez y creada por Alexander Rivera y Jennifer Flores para
Mango Producciones, La última noche de Fedora , de Ibrahim Guerra, cuenta con un diestro
y especial elenco integrado con Yackson Vásquez,
Ramón Casanova, Jackson Martínez, Hans Cristopher y Andy Pérez. Todos ellos se
unen para darle vida a los
personajes que desencadenan esta ocurrente historia, la cual se desarrolla en un night club, cuando se estrena una
revista musical travesti. Esto dará pie para que se vayan suscitando un sinfín
de situaciones cómicas, absurdas e incluso patéticas, hasta mostrar e
introducir al espectador en una especie de inframundo lleno de intrigas,
lentejuelas y muchas plumas. Como
parte de la representación teatral, un transexual vampirizado, llega esta
noche, donde el grupo de travestis prepara un show fonomímico dirigido por un
director teatral, importante en épocas pasadas, pero que en la actualidad y
gracias a sus adicciones, se encuentra en el momento más decadente de su
carrera. Esta es la noche del estreno, pero antes de la función, a la que ya el
público ha estado llegando desde tempranas horas de la noche, se realiza un último
ensayo para sustituir a uno de los actores, quien en la noche anterior sufriera
un aparatoso accidente, el cual creen que es ocasionado por uno de sus
compañeros. A partir de la premisa de que “el show debe continuar”, Esteban, el
director, termina por intentar hacer el mismo la representación, ya que los
actores lo han abandonado. El estreno de
esta pieza lo vimos en los años 80, aquí
en Caracas, y ahora, gracias al Festival de Teatro Rosa, la hemos disfrutado de nuevo. Merece un
comentario más amplio y en otra oportunidad, porque hay un increíble talento
histriónico ahí reunido para dar vida a un texto que tiene mucho que decir sobre
el inframundo del travesti teatral, donde hay un especial aporte del actor Andy
Pérez.
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