Benito Irady, gran luchador de la cultura popular venezolana |
El Carnaval de El Callao será declarado Patrimonio Cultural Inmaterial
de la Humanidad por la Organización de
las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), con
sede en París, y para ello Venezuela
presenta el respectivo expediente, el cual será firmado, oficialmente en las instalaciones
del Centro de la Diversidad Cultural, en
Caracas, el próximo 23 de marzo.
La información fue suministrada por el presidente del Centro de la
Diversidad Cultural, Benito Irady, quien subrayó que entre las diversas tradiciones carnestolendas
venezolanas, “una de las que más destaca por su vistosidad y originalidad es precisamente
la relacionada con los Carnavales Tradicionales de El Callao, al sur del estado
Bolívar”.
Recordó que la Unesco ha reconocido,
durante tres años consecutivos, manifestaciones culturales venezolanas que ahora
son consideradas patrimonio de la Humanidad, como los Diablos Danzantes de
Corpus Christi y la parranda de San Pedro. “Ya tuvimos una exitosa experiencia
con el reconocimiento de la Unesco a la tradición oral del pueblo mapoyo (que
ocupa parte del extremo noroccidental del estado Bolívar). Venezuela no puede
caminar con la vista en alto si no nos reconocemos en nuestra potencialidad y
en nuestra memoria. Es importante no dejar perder estas tradiciones, que nos
hablan de lo que somos nosotros mismos”, manifestó.
Expediente Mapoyo. Puntualizo que desde el Centro de la Diversidad Cultural se trabaja
intensamente porque “tenemos varias
manifestaciones culturales que están en peligro y ellas requieren una
salvaguarda urgente. Y por eso propusimos
a la comunidad indígena de menor número de habitantes. El pueblo mapoyo
ubicado en el municipio Cedeño, del estado Bolívar, con menos de 400 habitantes, quienes viven en una
extensión territorial de aproximadamente
250 mil hectáreas, atravesadas por dos ríos y a las orillas del Orinoco, con unas 12 lagunas. Un territorio donde hay minas
de oro, diamantes, bauxita y el codiciado
oro azul o coltán, además del estratégico uranio. Pero para los mapoyos la mayor riqueza es el agua, porque la contaminacion
de los ríos les impediría seguir viviendo. Esa comunidad, que es modelo de desarrollo sustentable, produce el 80 por ciento de los productos alimenticios
que necesitan. Son autóctonos y hasta ahora producen
los que necesitan para vivir. Este expediente causo mucho interés en la Unesco
y demuestra que nuestro nuestro patrimonio
inmaterial ya no es tan oculto como en otras épocas. Esto requiere un respaldo decidido,
que ya lo tenemos, del gobierno y de los
30 millones de compatriotas, porque todos los venezolanos debemos sentirnos hijos
del pueblo mapoyo, a pesar de que son una
comunidad de unos 380 habitantes.
Fantástica contabilidad. La Unesco, que ha reconocido en Venezuela algunas manifestaciones
culturales como patrimonios de la humanidad, tiene una lista de más de 300 hechos culturales venezolanos, pero
Benito Irady asegura que el fenómeno de las diversas manifestaciones culturales
no se ha estudiado del todo, “porque yo recorro al país, a lo largo y a lo
ancho, constantemente, y en esto llevo algo así como 40 años, y siempre me
asombro de saber que hay cada vez más manifestaciones culturales y hay algunas que no hemos llegado a
contactar. No me atrevería a asegurar un número, aunque si hay una primera cifra
que está en el Censo del Patrimonio Cultural, que elaboró el Instituto de Patrimonio.
No me equivoco si digo que hay cientos de expresiones culturales vivas en todo el territorio nacional. El patrimonio cultural
tiene varios ámbitos, por ejemplo: la lengua y
es el caso de las 34 lenguas indígenas, pero hay unas que están en proceso
de recuperación como es la lengua cumanagoto y la guaiqueri, entre otras. Pero
también lo son las prácticas artesanales,
como los tipos y las características de los chinchorros o hamacas, según las
regiones donde realicen. Y si hablamos de gastronomía también hay diversas expresiones,
porque nosotros comemos arepa o casabe, y hay variadas técnicas para
elaborarlas.
DIVERSIDAD CULTURAL
Venezuela es una sociedad multiétnica y pluricultural, que entiende como favorable el hecho de
respetar y propiciar la vitalidad de sus muy diversas formas lingüísticas,
creencias, costumbres y hasta sentimientos. Para alcanzar este anhelo de
país diverso, se han atravesado desde la época colonial por procesos complejos
y en muchos casos dolorosos, donde la espada, la cruz, la ley o la
inconsciencia cotidiana han sido recursos para ocultar muchos de los aportes de
los pueblos indígenas, afrodescendientes, comunidades campesinas y de otras
minorías. A pesar de los obstáculos, propició mecanismos de resistencia en los que
la tradición y la creatividad han permitido la salvaguardia de muchos saberes y
prácticas. En este contexto y con el fin de ampliar y profundizar la democracia
social, durante el año 2006 el presidente Hugo Chávez Frías creó el Centro de la Diversidad Cultural que inició
acciones para incentivar el desarrollo de redes sociales a partir de la
organización de colectivos de las tradiciones populares, además de promover
espacios de intercambio cultural, investigaciones y estudios a favor de la
pluralidad, sumados al fomento de la
integración latinoamericana y caribeña. Esta fundación, adscrita al Ministerio
del Poder Popular para la Cultura, posee la más importante colección
audiovisual, etnográfica y de documentos referidos al saber popular de
Venezuela, y lo difunde desde sus
sedes en Caracas y desde las Casas de la Diversidad Cultural distribuidas
en todas las regiones del país.
CASI TRES SIGLOS
El pasado mes de marzo del año 2014, la comunidad de El Callao recibió
la certificación de los Carnavales Tradicionales como Patrimonio Cultural de
Venezuela, en reconocimiento a esta manifestación cuyos orígenes se remontan a
más de 110 años. Cada mes de febrero, las madamas, los negros medio-pinto y los
diablos recorren las calles principales de El Callao, al compás del calipso,
ritmo surgido de la mezcla cultural entre venezolanos y afrodescendientes de
origen antillano y anglosajón, que llegaron a la zona fronteriza con Brasil,
entre el siglo XIX y mediados del siglo XX. Dentro del conglomerado de
personajes que conforman los carnavales, destacan las madamas, que representan a las
matronas y jóvenes en edad de casamiento, que conformaron la sociedad de esta
población minera en pleno apogeo de la explotación del oro a mediados del siglo
XIX. Las madamas eran damas afrodescendientes (aunque también hubo de
origen indio y trinitario) provenientes de las colonias británicas y francesas
de las Antillas que, junto a sus esposos, se radicaron en El Callao, donde
muchas compañías explotaban las inmensas reservas de oro presentes en su
subsuelo La mezcla de costumbres entre criollos y foráneos, así como la
combinación del inglés, francés y castellano, generaron nuevas formas
de manifestación cultural, destacando especialmente el ritmo musical denominado
calipso callaoense, que hoy en día conforma la base de los carnavales de El
Callao y que se interpreta con instrumentos de percusión, como el bum-bac y
tambores de distintos tamaños
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