"El pez que fuma" relanzó a la CNT |
Para el sábado 28 de mayo, a
las 5PM en el teatro Principal, está fijado el estreno del espectàculo ¿Dónde está enterrado Colón, escrito y
dirigido por César Rojas (58 años), contando con las actuaciones de Trino
Rojas, Nitaly La Cruz, Kala Fuenmayor, Ana de Sousa y Kelvin Zapata. Se trata de una producción
de la Compañía Nacional de Teatro, que preside el sociólogo Alfredo Caldera.
Revela Rojas que ¿Dónde está enterrado Colón?
es la historia de “un par de hermanitos que han quedado huérfanos y
deambulan en las playas de El Tirano, en Porlamar, quienes venden frutas del
mar para sobrevivir, mientras siguen juntos. Entonces conocen a una pareja
caraqueña, Teresa y Miguel, que llegaron a la isla para solucionar sus asuntos
maritales, y quienes se dan cuenta que pudieran ser la solución para el hambre
y la ausencia de sus padres a la pareja de muchachos, pero los caraqueños
descubren la tumba donde está enterrado Cristóbal Colón, y el pueblo decide que
hay que matarlos para que nadie se entere de ese secreto. Los encierran en la
casa del Tirano Aguirre para aniquilarlos con fuego, pero la niña los ayuda a
huir y se escapa con la pareja en pos de una vida mejor; de una oportunidad… y
el varón se queda, se convierte en activista de hotelería y sale adelante mientras
espera el reencuentro con su hermanita. Y diez años después, van a encontrarse
como se prometieron cuando se separaron, pero antes de que ella aparezca, el joven
tiene que contar la historia ocurrida”.
Apunta
Rojas que durante el año 2004, Fundarte
hizo un concurso de teatro sobre la temática adolescente y “yo tuve la
oportunidad de presentar dos piezas de teatro: Los pantalones al revés y ¿Dónde
está enterrado Colón? Con la primera
me gané el primer premio del concurso y la segunda conquistó la mención de
honor. Estos textos ya fueron publicados por Fundarte y ahora la CNT me invita
a dirigir”.
LA PRESENCIA DE LA CNT
El año pasado,
Alfredo Caldera, mientras iniciaba la presentación pública de la Compañía
Nacional de Teatro y se comenzaron los ensayos del montaje de El pez que fuma, convocó a un grupo de directores para realizar
varios proyectos que le dieran la oportunidad, al grupo de actores emergentes
de la renaciente CNT, de fortalecer su desempeño actoral y cumpliera casi
con la responsabilidad social de la CNT de llegar a todos los sectores de la
sociedad, con discursos novedosos y contemporáneos que les brindara un abanico
de posibilidades y que los preparaba para los grandes retos que se avecinan al
ser una nueva generación en formación. “Nos reunimos y me habló del proyecto
que involucraba seis directores más. Inmediatamente entendí la enorme
responsabilidad de la propuesta y que debía aprovechar la energía de los
jóvenes de la CNT para poner en escena esta pieza de teatro cuyos interlocutores
serían los adolescentes y sus familias, para darle continuidad a la labor
formadora y estratégica de la gran Compañía Nacional de Teatro”.
¿Después de cuantos años regresa a la CNT?
Yo llegué a la
Compañía Nacional de Teatro en 1987, hace 30 años, de la mano de Anita
Aguerrevere, con Daniel Álvarez y Carlos Mayorga. Nosotros atormentaban al equipo
de producción para que nos dieran una oportunidad en el programa de formación
de ese año y ya que Isaac Chocrón era mi profesor en la escuela de Artes de la
UCV, pues el asunto fluyo de un modo bastante eficaz. Yo estaba demasiado
enamorado del montaje de La Tempestad
dirigido por Carlos Giménez y era fanático de la Compañía. Me decía que merecía
estar en un sitio como ese y lo logré. Pero –aunque me gustaba la cosa de salir
a escena y me aplaudieran- yo no quería ser actor. Yo quería estar detrás de
las grandes ideas y argumentos que giran alrededor de un espectáculo. Tratar de
entender cómo se hilaba una estética a lo largo y ancho de una pieza de teatro;
en lo que suponía que debía pensar un director, en lo que sugería un dramaturgo
con su letra y como en Venezuela no había escuela de directores, pues yo cambié
la dinámica de los chicos de Programa de Formación CNT – que en general todos
querían ser actores- para convertirme en el stage manager con las
lecciones de Anita, mirando a Costa y acercándome a directores como José Simón Escalona,
Armando Gota, José Ignacio Cabrujas, Hugo Márquez, Gilberto Pinto, Arquímedes
Rivero, Miguel Narros (venido de España para dirigir El Don Juan Tenorio y con quien hice una gran amistad).
La sombra de Giménez
César Rojas
conoció a Carlos Gimenez, artista de poderosa y retadora energía y su
agrupación Rajatabla (fue el regidor de Fuenteovejuna)
y ya no pudo hacer otra cosa que seguirlo como la abeja sigue la fuente de miel.
“Después de Fuenteovejuna, me llevó
a Rajatabla para ser su asistente de dirección, pero yo ya quería tomar el toro
por los cuernos, sabía que estaba listo para ser dueño de mi destino artístico y
después de una larga conversación con Giménez y ante su imposibilidad de montar
Hamlet con Francis Rueda como
protagonista, me envió al Centro de Directores para el Nuevo Teatro. Una fundación
para aprendices de directores, creada por Carlos con la intención de darle a
sus seguidores la oportunidad de equivocarse y aprender de sus errores y
aciertos, en el proceso de montar piezas de teatro que dejaran en alto el
nombre de la institución y del país. Y nuevamente lo respeté. Fue el único de
su generación que pensó en darle paso a la nueva generación, aunque luego una junta
directiva de Rajatabla intentara acabar con los sueños del maestro e intentó
troncar el fortalecimiento de una generación si ellos no eran los protagonistas”.
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