Espectáculo memorable logro Rafael Barazarte.
Gracias
al Centro de Artes Integradas, y a la gestión de Gerardo Blanco, participé durante
cinco horas, del pasado sábado 19 de mayo, en una charla-conversatorio con una
docena de entusiastas señoras y señores,
interesados en el teatro venezolano; para lo cual, previamente, presenciaron y
evaluaron los espectáculos La foto, de Gustavo Ott, dirigido por
Hector Manrique, y Los ángeles terribles,
de Román Chalbaud, puesto en escena según los criterios del joven Rafael
Barazarte; montajes recientemente presentados en los espacios del Trasnocho
Cultural, más conocido como el Ateneo del siglo XXI, que coordina Solveig
Hoogesteijn, desde hace más de 10 años.
Acepté complacido ese conversatorio, o
intercambio de opiniones, realizado en La
Caja Teatral del Centro de Artes Integradas, con aquel puñado de espectadores porque me
sedujo la idea de conocer aquellos rostros y escuchar además sus opiniones sobre
dichos montajes, precisamente porque los interlocutores no son críticos profesionales
sino simplemente un conglomerado importante de espectadores con diversos
bagajes culturales y artísticos, una muestra significativa de ese maravilloso conglomerado
humano para quien se produce el teatro, ese sector social que los estetas
isabelinos calificaron como “el crítico de las mil cabezas”. Al cabo de 300
minutos que corrieron velozmente, debo admitir que si hay sensibles y cultos degustadores
del arte teatral, valiosos venezolanos comprometidos seriamente con la realidad
cultural y política de su país, pero el tema no era político ni electoral, sino
simplemente teatral, aunque de eso también se habló, con mesura.
OPINIONES AJENAS
De aquel dialogo e intercambio de ideas u
opiniones sobre los espectaculos vistos, quedan, por escrito, los juicios de
varios de ellos, los cuales he usado para este tejido de apreciaciones
estéticas, digno de ser conocido por los lectores. Más de uno de esos críticos
pueden ser incluso hasta profesionales, pero eso ya es otro tema.
Es
por eso que Valia Mujica escribió que La
foto pone en relieve los dilemas existenciales de quién soy, cómo me veo y
cómo quiero ser visto a través de los espacios virtuales, pero también
desarrolla el tema ineludible de cómo enfrentar el inevitable paso de los años.
”De hecho, creo que esta es una obra muy moderna en parte porque Ott pone de
relieve el significado de la tecnología en nuestra vidas”.
Según
Verónica Lima Espiño La foto
transcurre en un tiempo presente y su tema central son los riesgos que los
medios sociales y la interconexión digital acarrean, unido a una trama en la
que los preceptos morales de los personajes son expuestos y juzgados.
Para
Patricia Abrahamz, La foto es una
tragicomedia, ya que si bien tiene su parte cómica, lo que sucede en el fondo
es una tragedia con el rompimiento de un matrimonio, el menoscabo de la imagen
de Laura y la idea distorsionada de una sociedad siempre feliz que además se
niega a desaparecer. “Esta obra toca el
tema de la importancia que han tomado las redes sociales en nuestro día a día,
de cómo nuestra sociedad se comunica actualmente. Se muestra la manera, en que
en diversos casos, la intimidad se ha perdido desde el momento en que la
cotidianidad se exhibe en las redes, e incluso se ha llegado al punto de tener
romances virtuales como el de Laura y Denis. Con esta obra intentan, a mi parecer,
hacer un llamado de atención a fin de que las personas disfruten de la cercanía
que ofrecen estos medios, de lo bello de compartir momentos felices con la
gente que se quiere, de la bondad de hacer nuevas amistades o de promover
información… se pone en evidencia que un mal uso de las mismas puede causar
daños irreparables a una persona, a una familia o a una relación”:
Para
Totti García, La foto se expone como
la tecnología que nos abraza hoy en día ha modificado las relaciones entre los
individuos; el alcance que tiene un teléfono celular en nuestro día a día; el
riesgo de ser mal utilizado que tiene toda la información en Internet, asimismo
se expone el derecho que tiene toda persona sobre sí mismo y como la sociedad
lo vulnera con estrictos cánones de conducta a que acuden a fuertes críticas y señalamientos.
El individuo está expuesto a los juicio y nunca tendrá el control de esos juicios”.
Según
el criterio de Irma Renzulhi, La Foto
“es una tragicomedia ambientada en un tema netamente contextualizado a la
actualidad social no sólo en Venezuela sino mundial, en pleno siglo XXI, con problemas netamente
del momento de hoy en día, pues el contexto tecnológico es el eje del drama
directamente vinculado al fenómeno social que se desarrolla hoy por hoy y su
impacto sobre esta sociedad 2.0, donde a través de los equipos electrónicos y
sus aplicaciones de intercambio de información, todo termina afectando
finalmente las relaciones humanas convencionales y sus valores sociales”.
Según Patricia Abrahamz, en Los ángeles terribles se pone de
manifiesto la triste realidad de un estrato social donde las bases familiares
se han visto severamente afectadas por el elevado nivel de pobreza en el cual viven”.
Considera Belkis C. Rosales que en Los ángeles terribles se muestra la
relación de dependencia-complicidad-sometimiento de un proxeneta (Zacarías) con
sus protegidos-cómplices-victimas (Sagrario, Angel y Gabriel). “Se inicia con
un diálogo y es a través de estos que los personajes intentan narrar sus
historias. Conectar con el espectador intentando justificar su drama, su triste
y básico drama ya que a medida que se desarrolla la obra se conocen algunos
sentimientos y deseos de los personajes, inclusive la intención de huir de esa
paupérrima vida, pero que al final esta tan arraigada en ellos que terminan por
aceptarla”.
Para
Luis Alarcón, Los ángeles terribles,
después de 50 años está vigente y devela aspectos soterrados de cómo se mueven
los roles sociales, el manejo del poder en las relaciones humanas, entre las
personas que integran una familia”
Puntualiza Irma Renzulhi que “Los ángeles terribles es una historia
compleja, entre aparentes sentimientos de amor y atracciones sexuales, tratos
retorcidos y altibajos de sentimientos alegres a violentos, así va la relación
entre sus personajes, que se desarrollan en un espacio que emula un hogar
humilde de bajos recursos, con una cama central que absorbe a los personajes
entre sus sabanas”.
AULA O ESCUELA
Creo que el Centro de Artes Integradas podría
intentar crear una especie de aula o escuela permanente de espectadores, donde
se analicen o estudien aquellos montajes verdaderamente importantes que se
muestren en Caracas, para así aquilatar los juicios estéticos del público, para lo cual se podría
invitar a los directores, autores y actores de algunos de los espectaculos, Sería
un acercamiento inédito con los artistas y un sector de su audiencia, todo lo
cual redundará en beneficiosos para el
teatro en general. El saber hace patria.
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