Aníbal Grunn,versionista y director de Baño de damas. |
Desde este viernes 6 hasta el domingo 29 de julio en el teatro Nacional
de Caracas se estará exhibiendo la comedia dramática Baño
de damas, de Rodolfo Santana, según la versión escénica de Aníbal Grunn y
con la producción general de la Compañía Nacional de Teatro (CNT), que dirige
Carlos Arroyo.
A 31 años del estreno de Baño de damas en la sala Anna
Julia Rojas del otrora Ateneo de Caracas, logrado con gran éxito de público por
el creativo y guerrero Ibrahim Guerra, el director Aníbal Grunn realizó una
ejemplar versión escénica del célebre texto de Rodolfo Santana con la cual abrió
su temporada la CNT, en el teatro Alberto de Paz y Mateos, como parte de la
programación 2018 de la Compañía Nacional de Teatro. Ahora estará durante
cuatro fines de semana, a las 4 de la tarde.
Para este montaje de Baño de damas, el tercero
que se logra después de que la presentara Gerardo Blanco en la otrora sala
ateneísta durante la temporada 2002, el vestuario y la escenografía
son creación de Hector Becerra y participa un sólido elenco de profesionales
integrado por Aura Rivas, Jean
Manuel Pérez, Citlaly Godoy, María Brito, Dora Farías, Livia Méndez, Marcela
Lunar, Marxlenin Cipriani, Francis Rueda, Kala Fuenmayor, Verónica Arellano,
Randimar Guevara y Gustavo Meléndez, todos iluminados por el sociólogo Alfredo
Caldera.
Para este montaje que se ambienta en el supuesto foyer del
lujoso baño de una discoteca caraqueña y cual ahora estará en el
coliseo de la esquina de Cipreses, el director Grunn desechó
el brutal hiperrealismo propuesto por Santana, ya que no quería ni
las pocetas ni los lavamanos de los baños tradicionales, y se entregó al
estudio y revisión, además de discretas podas, del texto original; porque
quería trabajar sobre las historias de las mujeres venezolanas ahí
representadas, con ese “mundo maravilloso, complejo y tan actual”.
Cuando descubrió el verdadero conflicto de la que sería su versión,
ambientado en un local de la Caracas contemporánea, se dio cuenta de lo que
pedía Santana, hacia donde apuntaba sus baterías. Se trataba de una obra coral, donde todas se unen para enfrentar su gran
conflicto: el machismo. Y todo el elenco aceptó que se trataba de hacer una
comedia no solo para que el público la pasara bien, sino que también
reflexionara a partir de las 14 historias personales que ahí se iban a plasmar.
De todo ese trabajo de mesa quedó una sinopsis relativamente simple: una
mujer, “de pueblo”, cuida los baños y tiene que atender a su nieta de 15, que
lleva tres meses de embarazo ,al tiempo que espera por un informe médico sobre
su esposo hospitalizado de emergencia; y todo esto se desarrolla, a lo largo de
70 minutos de tiempo real, donde doce mujeres y dos hombres desocupan sus
cuerpos y sus almas de todos los conflictos que les acosan: un marido celoso
que golpea a su pareja, una parejita de jovencitas consumidoras de drogas y
además lesbianas que son recriminadas por una alegre madre que quiere lo mejor
para su hija, una actriz de televisión que disfruta de su fama y de la solidez
de su cuerpo, un transexual que trabaja como mesonero en ese local y que sueña
someterse a una operación definitiva en Bogotá, un diputado de la
Asamblea Nacional que todo lo resuelve a puñetazos y amenaza a quienes se le opongan
con un pistolón, y una mujer que planifica abortar para evitarse mayores
problemas en su relación con la pareja que tiene. En fin, un mundo femenino, a
la venezolana, en su mayoría entregado a la diversión, pero sin olvidarse que
la vida continua después de ese noche de jolgorio.
En síntesis, Baño de damas no es una simple comedia
para reírse a costillas de los personajes ahí plasmados, pues ahí están los
ejemplos básicos de la violencia de género, las prácticas abortivas, los
embarazos no deseados ni planificados por no existir una cultura sexual
racional, además de otras “perlas”, como la homofobia y la transfobia. Una
temática global que hace 30 años era un asunto cotidiano y que ahora en segunda
década del siglo XXI no sufrido mayores alteraciones, salvo que la
transexualidad ahora es más aceptada y cuenta con mayores y mejores técnicas
para la temible RQS, pero las discriminaciones están a flor de piel, a pesar
que la CRBV 1990 impera…pero no se aplica totalmente.
MONTAJE 2018
Santana llegó a la elaboración de este texto porque escuchó una
grabación de conversación de unas mujeres en una discoteca
caraqueña y de ahí salió un texto ampuloso, que inicialmente duraba dos horas
en escena.
El montaje de Grunn es austero, nada de excesos, los personajes entran y
salen al foyer, van a los baños, y vuelven a la rumba, mientras que la
cuidadora del baño espera el desenlace fatal de su marido, con más de 30 años
de matrimonio, y recrimina la liberalidad sexual de su hija. Muestra una
cotidianidad casi kafkiana: unos trabajan y sufren mientras que otros se
divierten. La realidad siempre será superior a la fiction teatral, por
supuesto, otros dirían que vivimos el mito de Sísifo sin saberlo.
Para Grunn, Baño de damas no
es solo una obra de mujeres, definitivamente es una obra feminista, donde los
valores, debilidades, inseguridades, contradicciones y luchas están presentes
en el escenario. Cree que el universo profundo de ellas, las clases sociales,
sus miedos y sus aciertos están representadas en la obra y muchas de esas situaciones
no están resueltas. Ellas, las mujeres, y los transexuales y las lesbianas
viven y cuando entran al baño, se sienten seguras, unidas, acompañadas,
fuertes. El sector masculino está mal representado, es brutal y verosímil pero
Santana no tuvo tiempo de maquillarlo.
El público, que significa el éxito o
el fracaso del espectáculo mismo, disfruta de principio a fin y en la escena
final o el desenlace, cuando las mujeres y el transexual le caen a golpes al
diputado abusador, aplaude frenéticamente, cual si fuese una representación de
la obra Fuenteovejuna (1619) de Lope de Vega, cuando el
populacho castiga al tirano y clama por la presencia del rey, siempre de origen
divino.
A buena hora se muestra esta
pieza por su carácter moralizador y porque da oportunidad al lucimiento de una
nueva generación actoral que se está formando, al lado de intérpretes
destacados como Aura, Francis y Livia, entre otros.
Este montaje irá a las capitales de
seis regiones durante el venidero mes de agosto y es posible que regrese, para
cerrar el año, al teatro Nacional, de nuevo.
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