La mujer entregada a sus imponderables roles de la procreación y la crianza
de sus hijos, además de la vejez y la aparición de los inevitables problemas
psicofísicos de la ancianidad, es un super tema teatral, verdaderamente
monumental, muy delicado y poco frecuente de ser abordado por los autores
teatrales venezolanos. Pero he aquí que el crítico y teatrero Luis Alberto
Rosas lo ha hecho discretamente y es por eso que se presentó, con éxito de
público, en una primera temporada.
Se trata de ¡Madre: pero no Teresa ni nací en
Calcuta! , una comedia dramática, de
humor negro, donde es abordada, sin miedo y muy dentro de la experimentación literaria, la innegable
complejidad de las relaciones de madres e hijos, en esta relación universal que
le marca la vida a todo ser humano sobre la faz de la tierra, donde se dice,
entre otras cosas, "dime qué madre tienes y te diré quién eres".
Las relaciones con ese ser, con la madre, surgen desde la concepción y no
se acabas ni siquiera al fallecer. Con ellas se establece un vínculo inevitable
del que no podemos escapar y cómo manejamos este vínculo nos depara el éxito o
el fracaso en nuestras vidas, ha dicho Rosas, quien además ha decidido
escudriñar este tema, reflexionar sobre esta simbiosis madres-hijos y su eterna
dicotomía amor-odio; obediencia-rebeldía; fortaleza-debilidad.
“Madre sólo hay
una y todos tenemos una, aunque no queramos en eso todos somos iguales”. Rosas advierte que en esta comedia puso el acento dramatúrgico en estos
maravillosos y particulares seres que dan todo por sus "bebés" aunque
pase lo que pase.
El espectáculo, de muy grata factura histriónica, está dirigido
por Karolains Rodríguez, quien logra escenificar una plausible visión descarnada de la
maternidad. Pensamientos y sentimientos ocultos de los que generalmente no se
habla, presentando así la ambivalencia emocional que puede llegar a producir la
maternidad con todo y su crisis evolutiva, que después se desencadenada en el
entorno familiar y social. Múltiples escenas son desarrolladas por cinco
actrices que en una interpretación amorosa pueden llegar a producir ardor en
los espectadores, además de las reflexiones particulares, porque confronta al
teatro con la realidad vivida por cada uno de los espectadores. Fue grato
encontrarnos con una directora de esta talla.
¡Madre: pero no Teresa ni nací en Calcuta! hizo su primera
temporada del 10 de mayo al 02 de junio en la sala de Teatro Rajatabla. El
trabajo actoral, de excelente factura individual y logrado además por la férrea
direccion, estuvo a cargo de Ibis Piña,
Krupskaya Padilla, Yasmiri Oloyola, Oriana Rovaina e Miling Cabello, intérpretes
que juegan,deliciosamente,
con el tiempo escénico a su antojo en un mismo espacio, dándole vida a
diferentes madres: santas, neuróticas, amorosas y desquiciadas,
La producción estuvo a cargo de Mariela Vásquez y Cecilia
Parra, Luis Ortíz en la asistencia de operaciones, el diseño de Iluminación bajo la
responsabilidad de Darío Perdomo, en la musicalización esta
Fabiola Prieto, como operador de sonido Diego Perdomo, la realización escenográfica de Yasmiry
Oloyola, el diseño de vestuario y
estética a cargo del maestro León Padilla y el diseño gráfico publicitario a cargo de Alberto Mathison.
Fue,
púes, una grata sorpresa por la pieza como tal, su realización y el espectáculo
mismo. Toda una globalidad de plausible calidad artística, muy rara en estos
tiempos, cuando cunden las improvisaciones, de tantos partos teatrales
desatinados y buscando únicamente el pingue negocio, más nada.
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