viernes, junio 14, 2019

¿SÓLO UNA MADRE?


La mujer entregada a sus imponderables roles de la procreación y la crianza de sus hijos, además de la vejez y la aparición de los inevitables problemas psicofísicos de la ancianidad, es un super tema teatral, verdaderamente monumental, muy delicado y poco frecuente de ser abordado por los autores teatrales venezolanos. Pero he aquí que el crítico y teatrero Luis Alberto Rosas lo ha hecho discretamente y es por eso que se presentó, con éxito de público, en una primera temporada.
Se trata de ¡Madre: pero no Teresa ni nací en Calcuta! , una comedia dramática, de humor negro, donde es abordada, sin miedo y muy dentro de la experimentación literaria, la innegable complejidad de las relaciones de madres e hijos, en esta relación universal que le marca la vida a todo ser humano sobre la faz de la tierra, donde se dice, entre otras cosas, "dime qué madre tienes y te diré quién eres".
Las relaciones con ese ser, con la madre, surgen desde la concepción y no se acabas ni siquiera al fallecer. Con ellas se establece un vínculo inevitable del que no podemos escapar y cómo manejamos este vínculo nos depara el éxito o el fracaso en nuestras vidas, ha dicho Rosas, quien además ha decidido escudriñar este tema, reflexionar sobre esta simbiosis madres-hijos y su eterna dicotomía amor-odio; obediencia-rebeldía; fortaleza-debilidad. 
“Madre sólo hay una y todos tenemos una, aunque no queramos en eso todos somos iguales”. Rosas advierte que en esta comedia puso el acento dramatúrgico en estos maravillosos y particulares seres que dan todo por sus "bebés" aunque pase lo que pase. 
El espectáculo, de muy grata factura histriónica, está dirigido por Karolains Rodríguez, quien logra escenificar una plausible visión descarnada de la maternidad. Pensamientos y sentimientos ocultos de los que generalmente no se habla, presentando así la ambivalencia emocional que puede llegar a producir la maternidad con todo y su crisis evolutiva, que después se desencadenada en el entorno familiar y social. Múltiples escenas son desarrolladas por cinco actrices que en una interpretación amorosa pueden llegar a producir ardor en los espectadores, además de las reflexiones particulares, porque confronta al teatro con la realidad vivida por cada uno de los espectadores. Fue grato encontrarnos con una directora de esta talla.
¡Madre: pero no Teresa ni nací en Calcuta! hizo su primera temporada del 10 de mayo al 02 de junio en la sala de Teatro Rajatabla. El trabajo actoral, de excelente factura individual y logrado además por la férrea direccion, estuvo  a cargo de Ibis Piña, Krupskaya Padilla, Yasmiri Oloyola, Oriana Rovaina e Miling Cabello, intérpretes que juegan,deliciosamente, con el tiempo escénico a su antojo en un mismo espacio, dándole vida a diferentes madres: santas, neuróticas, amorosas y desquiciadas,
 La producción estuvo a cargo de Mariela Vásquez y Cecilia Parra, Luis Ortíz en la asistencia de operaciones,   el diseño de Iluminación bajo la responsabilidad de Darío Perdomo, en la musicalización esta Fabiola Prieto, como operador de sonido Diego Perdomo, la realización escenográfica de Yasmiry Oloyola, el diseño de vestuario y estética a cargo del maestro León Padilla y el diseño gráfico publicitario a cargo de Alberto Mathison.
Fue, púes, una grata sorpresa por la pieza como tal, su realización y el espectáculo mismo. Toda una globalidad de plausible calidad artística, muy rara en estos tiempos, cuando cunden las improvisaciones, de tantos partos teatrales desatinados y buscando únicamente el pingue negocio, más nada.

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