Hace varias décadas, al promediar la centuria pasada, un anciano fue detenido por la policía caraqueña porque hacia constantes “ballets rosados” u orgías en su rancho. Los vecinos de aquella barriada lo habían denunciado por los sucesivos escándalos y la obvia presencia de menores de edad en su humilde morada. Ahí, las autoridades encontraron además muñecos y muñecas de tamaño gigante, con los cuales él se “ayudaba” para sus reuniones con muchachos y muchachas, donde además corría el licor. De esa escueta y tendenciosa información periodística, publicada en el diario Ultimas Noticias, el dramaturgo Román Chalbaud (Mérida, 1932) tomó los elementos básicos para la creación de la que sería una de sus más exitosas piezas teatrales, Los ángeles terribles, la cual, por sus postulados críticos, precisamente ahora hace temporada en la Casa del Artista, hasta el próximo 29 de abril, producida por la Agrupación Teatro Drama.
Sobre las características del montaje, actuado por Abilio Torres, Maritza Simoes, Delvin Barrios y Luis Mancera, así como las razones que tuvieron para abordar ese texto, el director y productor, Daniel Alexander Muro, comenta que escogieron Los ángeles terribles porque “consideramos que actualmente de los escenarios de Caracas han desplazado drásticamente el teatro venezolano y han dado demasiado paso al teatro comercial. Esto hace que el público llegue a olvidar y a desconocer el buen trabajo de dramaturgia que se ha producido en nuestro país. No quiero con esto decir que actualmente no se lleve a escena buen teatro de autor, pero el teatro venezolano no tiene en estos momentos el reconocimiento escénico que debería tener y eso no debería ocurrir”.
Afirma que “Los ángeles terribles es considerada por la crítica (y por nosotros también, por supuesto) como una de las mejores piezas de Chalbaud cuyo texto nos atrapó desde la primera lectura. La dramaturgia es excelente y la presencia de elementos simbólicos a lo largo de toda la pieza nos presentó un reto que fue imposible no aceptar. Esto fue lo que hizo de Los ángeles terribles nuestro primer trabajo profesional en escena”.
Sobre las características del montaje —se podrá disfrutar en la Sala Fernando Gómez de la Casa del Artista, los días viernes a las 7:30 pm, los sábados y domingos a las 6:00 pm— éste fue abordado desde un concepto intimista, “tratando de que el público siempre se sienta envuelto en la pieza. Por esta razón, se diseñó sólo para salas pequeñas, a fin de tener a los espectadores inmersos en todas las situaciones que ahí se presentan. De esta manera logramos, además, nuestro segundo objetivo: mostrar de cerca al público otra cara de un sector marginado de la sociedad, sus emociones y sentimientos, sus vivencias y relaciones personales. Procuramos, además, en todo momento, mezclar el realismo que puede y debe estar presente, con todos los elementos simbólicos y mágicos que están en el texto, lo que lleva nuestro montaje a un plano un poco más allá de la realidad misma, es decir, a un realismo mágico”.
Con este montaje, puntualiza Muro, “pretendemos, como dije anteriormente, rescatar los valores del teatro venezolano. Por otra parte, buscamos darle cabida escénica a jóvenes actores que desean hacer buen teatro, ya que actualmente la pauta predominante es el teatro comercial, para el cual habitualmente se solicita la presencia de actores y actrices de gran renombre, principalmente televisivo, a fin de captar y cautivar al público, lo cual deja de lado a muchos actores con gran talento pero sin un nombre conocido. Nuestra idea es romper estos esquemas, montando piezas excelentes en cuanto a dramaturgia, con elencos de noveles actores que quieran mostrar en escena todas sus capacidades y así abrirse campo a través del medio teatral. Hacemos, modestamente, patria. Y subrayo que nuestro montaje está dirigido a cualquier sector de la sociedad, sin distinciones en particular. La única restricción que se ha establecido es que no se permite la entrada a niños menores de 12 años, y el público entre 12 y 15 años debe estar acompañado por un representante. Esto por los contenidos de la pieza, que si bien no tiene presentes escenas de sexo o violencia fuerte, usa un texto bastante complejo y requiere orientación en algunos casos”.
—¿Qué esperan ustedes, los del grupo Drama, del teatro?
—En realidad del teatro no esperamos, le damos todo lo que podemos. Para todo el equipo actoral que conforma este montaje, así como para el equipo directivo, el teatro no es una diversión de momento: es el área donde pretendemos desarrollar gran parte de nuestras vidas. Si bien cada uno de nosotros tiene una carrera universitaria en curso, estamos todos conscientes de la necesidad personal que nos representa un escenario. Es por eso que reitero que no esperamos nada del teatro, más allá de la satisfacción personal de hacer aquello que nos apasiona y poder entregar todo nuestro trabajo a un público ávido de ver buenos espectáculos.
Sobre las características del montaje, actuado por Abilio Torres, Maritza Simoes, Delvin Barrios y Luis Mancera, así como las razones que tuvieron para abordar ese texto, el director y productor, Daniel Alexander Muro, comenta que escogieron Los ángeles terribles porque “consideramos que actualmente de los escenarios de Caracas han desplazado drásticamente el teatro venezolano y han dado demasiado paso al teatro comercial. Esto hace que el público llegue a olvidar y a desconocer el buen trabajo de dramaturgia que se ha producido en nuestro país. No quiero con esto decir que actualmente no se lleve a escena buen teatro de autor, pero el teatro venezolano no tiene en estos momentos el reconocimiento escénico que debería tener y eso no debería ocurrir”.
Afirma que “Los ángeles terribles es considerada por la crítica (y por nosotros también, por supuesto) como una de las mejores piezas de Chalbaud cuyo texto nos atrapó desde la primera lectura. La dramaturgia es excelente y la presencia de elementos simbólicos a lo largo de toda la pieza nos presentó un reto que fue imposible no aceptar. Esto fue lo que hizo de Los ángeles terribles nuestro primer trabajo profesional en escena”.
Sobre las características del montaje —se podrá disfrutar en la Sala Fernando Gómez de la Casa del Artista, los días viernes a las 7:30 pm, los sábados y domingos a las 6:00 pm— éste fue abordado desde un concepto intimista, “tratando de que el público siempre se sienta envuelto en la pieza. Por esta razón, se diseñó sólo para salas pequeñas, a fin de tener a los espectadores inmersos en todas las situaciones que ahí se presentan. De esta manera logramos, además, nuestro segundo objetivo: mostrar de cerca al público otra cara de un sector marginado de la sociedad, sus emociones y sentimientos, sus vivencias y relaciones personales. Procuramos, además, en todo momento, mezclar el realismo que puede y debe estar presente, con todos los elementos simbólicos y mágicos que están en el texto, lo que lleva nuestro montaje a un plano un poco más allá de la realidad misma, es decir, a un realismo mágico”.
Con este montaje, puntualiza Muro, “pretendemos, como dije anteriormente, rescatar los valores del teatro venezolano. Por otra parte, buscamos darle cabida escénica a jóvenes actores que desean hacer buen teatro, ya que actualmente la pauta predominante es el teatro comercial, para el cual habitualmente se solicita la presencia de actores y actrices de gran renombre, principalmente televisivo, a fin de captar y cautivar al público, lo cual deja de lado a muchos actores con gran talento pero sin un nombre conocido. Nuestra idea es romper estos esquemas, montando piezas excelentes en cuanto a dramaturgia, con elencos de noveles actores que quieran mostrar en escena todas sus capacidades y así abrirse campo a través del medio teatral. Hacemos, modestamente, patria. Y subrayo que nuestro montaje está dirigido a cualquier sector de la sociedad, sin distinciones en particular. La única restricción que se ha establecido es que no se permite la entrada a niños menores de 12 años, y el público entre 12 y 15 años debe estar acompañado por un representante. Esto por los contenidos de la pieza, que si bien no tiene presentes escenas de sexo o violencia fuerte, usa un texto bastante complejo y requiere orientación en algunos casos”.
—¿Qué esperan ustedes, los del grupo Drama, del teatro?
—En realidad del teatro no esperamos, le damos todo lo que podemos. Para todo el equipo actoral que conforma este montaje, así como para el equipo directivo, el teatro no es una diversión de momento: es el área donde pretendemos desarrollar gran parte de nuestras vidas. Si bien cada uno de nosotros tiene una carrera universitaria en curso, estamos todos conscientes de la necesidad personal que nos representa un escenario. Es por eso que reitero que no esperamos nada del teatro, más allá de la satisfacción personal de hacer aquello que nos apasiona y poder entregar todo nuestro trabajo a un público ávido de ver buenos espectáculos.
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